LAOS 7 - 8: Luang Prabang II

20 y 21 de diciembre de 2019 En este post os explicaremos nuestros dos últimos días en Luang Prabang (y en Laos). La primera jornada exploramos los alrededores de la ciudad mediante un tour, en concreto visitamos las cuevas de Pak Ou y las bellísimas cascadas de Kuang Si. El último día solo disponíamos de la mañana para acabar de dar una vuelta por el centro, cruzando sus típicos puentes de bambú para explorar uno de sus barrios mas alejados. A primera hora de la tarde cogimos un vuelo de Luang Prabang a la capital de Vietnam, Hanoi, donde llegamos por la noche, solo con tiempo para cenar y acostarnos pronto. Si no hubiera suficiente con fantásticas casas coloniales y fascinantes templos, Luang Prabang tiene en los alrededores un buen número de lugares para disfrutar de la naturaleza. Se puede alquilar una moto para llegar a muchos de ellos, pero como nosotros nunca hemos conducido una no nos quedó mas remedio que contratar un tour. En realidad fueron dos, uno que por la mañana nos llevaría en barco a las cuevas de Pak Ou y otro en minivan por la tarde hasta las cascadas de Kuang Si (115.000 kips por cabeza, contratados en la Salakphet Guesthouse el día anterior).
20 y 21 de diciembre de 2019
En este post os explicaremos nuestros dos últimos días en Luang Prabang (y en Laos). La primera jornada exploramos los alrededores de la ciudad mediante un tour, en concreto visitamos las cuevas de Pak Ou y las bellísimas cascadas de Kuang Si. El último día solo disponíamos de la mañana para acabar de dar una vuelta por el centro, cruzando sus típicos puentes de bambú para explorar uno de sus barrios mas alejados. A primera hora de la tarde cogimos un vuelo de Luang Prabang a la capital de Vietnam, Hanoi, donde llegamos por la noche, solo con tiempo para cenar y acostarnos pronto.
Si no hubiera suficiente con fantásticas casas coloniales y fascinantes templos, Luang Prabang tiene en los alrededores un buen número de lugares para disfrutar de la naturaleza. Se puede alquilar una moto para llegar a muchos de ellos, pero como nosotros nunca hemos conducido una no nos quedó mas remedio que contratar un tour. En realidad fueron dos, uno que por la mañana nos llevaría en barco a las cuevas de Pak Ou y otro en minivan por la tarde hasta las cascadas de Kuang Si (115.000 kips por cabeza, contratados en la Salakphet Guesthouse el día anterior). Así pues aquel día madrugamos un poco, ya que el primer tour empezaba a las 8 h. Al principio nuestro grupo era solo de cuatro personas, pero nos unimos a un grupo un poco mas grande en el muelle donde estaba el barco que nos llevaría a las cuevas. El barco inició el largo viaje por el río Mekong y desde él pudimos disfrutar de sus paisajes. Uno de los grandes atractivos a priori de este tour era precisamente hacer un crucero por el Mekong. Pero el viaje se nos hizo un poco largo y tedioso, y los paisajes no eran especialmente espectaculares, salvo algunas zonas donde las montañas le daban algo de variedad. Pensábamos que encontraríamos pueblos ribereños, gente pescando, barcas con gente local para arriba y para abajo… pero nada, tanto las orillas como el mismo río estaban solitarios, por eso se nos hizo largo. Tras una hora y media de viaje, el barco hizo una parada en la Whisky Village, una aldea llena de tiendas donde se vende un licor local y todo tipo productos textiles (a tenor de su bajo precio, dudamos que sean artesanales).
Crucero por el Mekong
Montañas a orillas del Mekong
Rumbo a las cuevas
Haciendo una parada en la Whisky Village
Reemprendimos el viaje y necesitamos media hora mas para llegar a las cuevas de Pak Ou (entrada 20.000 kips). Lo mas espectacular es sin duda su emplazamiento, dentro de una hendidura de un escarpado acantilado. En realidad son un conjunto de cuevas, en las que los peregrinos han ido dejando figuras de Buda de todos los tamaños. Nos dieron 40 minutos para visitar las cuevas a nuestro aire, un tiempo suficiente para verlas bien pero sin pausa, ya que hay que subir muchos escalones para llegar a ellas. No hay que esperarse mucho de las cuevas en si mismo, aunque nos resultó un lugar interesante por la religiosidad que se respiraba. El viaje de vuelta se hizo mucho mas rápido, y solo tardamos una hora en regresar a Luang Prabang.
Cuevas de Pak Ou
Interior de la cueva superior
Budas en la cueva inferior
Teníamos tres cuartos de hora hasta que empezara el siguiente tour, el de las cataratas de Kuang Si, que saldría de la guesthouse a las 13:30. Aprovechamos el tiempo para comer un delicioso panini (en el café Saffron, 48.000 kips) y para pasar un momento por nuestro alojamiento que nos venía de paso. Esta vez nos metieron en una minivan a rebosar de gente. Tardamos alrededor de una hora en llegar, y nos dieron algo mas de dos horas para estar allí. Las cataratas de Kuang Si (entrada 20.000 kips) son uno de los lugares mas populares de Luang Prabang, ya que aparte de disfrutar de la belleza de sus cascadas, hay unas piscinas naturales en las que te puedes bañar, así que es una excursión para todos los públicos. Antes de acceder a las cascadas se puede visitar Tat Kuang Si Bear Rescue Centre, un lugar que se encarga de proteger algunos ejemplares de oso tibetano con el objetivo de su reintroducción en la naturaleza; este es un oso antiguamente muy extendido por el sudeste asiático pero hoy en día está extinto en muchas zonas. Pensábamos que el sitio sería solo una atracción turística para enseñar osos en cautividad, pero la organización parecía que hacía un trabajo serio y tenían a los osos en unas condiciones aceptables.
Oso tibetano del Bear Rescue Center
Después llegamos a la zona de las cascadas, y nos quedamos simplemente maravillados con lo que vimos. Eran una serie de piscinas naturales con un agua turquesa preciosa, en un ambiente selvático que no hacía mas que realzar su belleza. Tenemos que reconocer que no teníamos muchas referencias del lugar, pensábamos que habría una catarata y poco más. De hecho, al principio pensábamos que con dos horas nos iba a sobrar el tiempo, pero en realidad es un conjunto de saltos de agua y piscinas naturales, coronada al final por la gran catarata de Kuang Si. Estaba hasta los topes de gente, pero era uno de esos lugares tan bonito que las multitudes no pueden estropear. Había relativamente poca gente bañándose, ya que el agua estaba congelada y las piscinas a veces eran muy profundas.
Piscinas naturales y cascadas en Kuang Si
Disfrutando de Kuang Si
Kuang Si
Las piscinas naturales están distribuidas en tres niveles, y hay unos cortos senderos sin casi desnivel que los comunican. En algunos lugares hay pasarelas o miradores para disfrutar de los hermosos paisajes. En otros basta con hacerse un rincón en la orilla de alguna de las piscinas. ¡No podíamos parar de hacer fotos! Y como colofón final, la catarata de Kuang Si, que no es muy alta, pero tiene una belleza sublime al estar rodeada por piscinas turquesas y una frondosa selva. En principio hay un sendero para subir a lo alto de la cascada, pero decidimos no hacerlo ya que parecía que sería muy inclinado. Preferimos deshacer todo el camino de las piscinas de vuelta, aprovechando que se habían ido todos los grupos de chinos y que todo se había quedado prácticamente desierto.
Catarata de Kuang Si
Disfrutando de las cascadas
La minivan nos recogió a la hora prevista y nos dejó en Luang Prabang sobre las 17:30 h. Los dos tours nos gustaron, pero el de las cascadas fue espectacular. Las cuevas de Pak Ou nos parecieron interesantes, pero prescindibles si se tiene poco tiempo. En cambio las cascadas de Kuang Si son absolutamente imprescindibles por la belleza de sus paisajes.
Nos fuimos a nuestro alojamiento a descansar un poco y a ducharnos. Para cenar decidimos no repetir en el mercado nocturno como las dos noches anteriores y buscar un restaurante a las orillas del Mekong. Al final acabamos en el restaurant Bougnasouk, que tenía una terraza sobre el Mekong y en el que éramos prácticamente los únicos clientes. Pedimos fideos fritos con cerdo y laab, un plato típico laosiano que teníamos muchas ganas de probar, que es una especie de ensalada de trozos de carne muy pequeños aderezada con algunas verduras y lima. El plato que nos pareció mas bueno fue el de fideos, porque el laab era bastante aburrido, era básicamente carne troceada. Junto con una cerveza y un refresco, la cena nos salió por 75.000 kips (unos 7 €).
Nuestra última cena en Laos
El día siguiente iba a ser el último de nuestra mini ruta por Laos. Solo teníamos la mañana para acabar de ver Luang Prabang, pero como habíamos visto todo lo básico, nos despertamos sin prisa y fuimos a desayunar con la calma. Una de las cosas que queríamos hacer era atravesar uno de los puentes de bambú, así que después de dejar nuestro equipaje en la recepción del alojamiento nos acercamos al que hay en la zona este del centro. Estos puentes temporales los construyen durante la temporada seca para atravesar el río Nam Khan, y para atravesarlos hay que pagar un peaje (en este caso, 7.000 kips). Nos pareció muy curioso cruzar un puente construido sobre bambú, y sus cañas crujían bajo nuestros pies al andar. Al otro lado del río parecía que estuviéramos en un pueblo, con casas dispersas y campos de cultivo. Fuimos caminando hacia al norte para volver a Luang Prabang por el otro puente de bambú que hay, que queda al norte del centro. Salvo algún templo que otro, en aquella zona no había prácticamente nada que ver, y el calor sofocante hizo que el paseo no fuera muy placentero. Lo mas interesante que vimos fue una tienda en la que hacen papel saa, un tipo de papel propio de Laos y norte de Tailandia. Se hace a partir de la corteza que se descama de un árbol de la familia de las moreras, y el papel se usa como lienzo para pinturas o se le añade elementos decorativos vegetales como hojas o flores.
Atravesando el puente de bambú
Tienda (arriba) y lienzos con papel saa secándose (abajo)
Volvimos pues al centro por el otro puente de bambú (10.000 kips, ida y vuelta) y fuimos a almorzar algo para escapar un poco del calor. Acabamos en un sitio un poco pijo, el Silk Road Restaurant. Nos hacía gracia probar un plato que consistía en diversos “canapés laosianos”: mieng kham (un tipo de snack enrollado en una hoja, en este caso a base de gamba con diferentes aderezos), jeo mak lin (una salsa lao a base de tomate especiado), sin daet deo (tiras secas de cerdo con miel y sésamo) y bai mon (hojas de morera en tempura). Hubo canapés que nos gustaron mas y otros menos, pero nos pareció una forma muy buena de probar diferentes platos laosianos. Junto con una cerveza y un zumo de grosella, el almuerzo nos salió por 74.000 kips.
Cruzando el otro puente de bambú
Canapés laosianos
Después volvimos a nuestro alojamiento a por nuestro equipaje y buscamos un transporte que nos llevara al aeropuerto. En la calle principal encontramos un tuktukero con el que regateamos una tarifa de 40.000 kips. Llegamos bastante rápido al aeropuerto de Luang Prabang, que nos pareció muy pequeño. Nuestro vuelo de Lao Airlines con destino Hanoi (Vietnam) salía en teoría a las 17:10 h, en un avión que parecía de juguete (de esos de hélices y con solo dos filas de dos asientos dentro). Como todo el mundo estaba ya a bordo, el avión despegó media hora antes de lo previsto. Le decíamos adiós a Laos, un país que nos había encantado aunque solo habíamos estado 8 días, y al que algún día volveremos. Y le decíamos hola a un nuevo país, Vietnam, pero eso ya os lo explicaremos en el siguiente post.

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