BULGARIA 4: Veliko Tarnovo y alrededores

17 de abril de 2019 Dedicamos medio día a explorar la magnífica Veliko Tarnovo, descubriendo su historia en la fortaleza de Tsarevets y paseando por las calles de la ciudad con bonitas casas del siglo XIX. Después cogimos el coche y fuimos hasta el pintoresco pueblo de Arbanasi, donde admiramos los increíbles frescos de la iglesia de la Natividad y visitamos la interesante casa Konstantsaliev. Y acabamos el día haciendo una visita rápida en el monasterio de la Transfiguración. Aquel día no nos molestamos en madrugar mucho, ya que nos esperaba un día mas relajado, sin hacer muchos kilómetros. El principal objetivo era visitar Veliko Tarnovo, una de las ciudades mas fascinantes de Bulgaria.
17 de abril de 2019
Dedicamos medio día a explorar la magnífica Veliko Tarnovo, descubriendo su historia en la fortaleza de Tsarevets y paseando por las calles de la ciudad con bonitas casas del siglo XIX. Después cogimos el coche y fuimos hasta el pintoresco pueblo de Arbanasi, donde admiramos los increíbles frescos de la iglesia de la Natividad y visitamos la interesante casa Konstantsaliev. Y acabamos el día haciendo una visita rápida en el Monasterio de la Transfiguración.
Aquel día no nos molestamos en madrugar mucho, ya que nos esperaba un día mas relajado, sin hacer muchos kilómetros. El principal objetivo era visitar Veliko Tarnovo, una de las ciudades mas fascinantes de Bulgaria. Es uno de los asentamientos mas antiguos del país, y durante la Edad Media tal era su importancia, que se llegó a plantear que fuera una “tercera Roma” en substitución de Constantinopla, para albergar la sede de la iglesia de oriente tras el debilitamiento del Imperio Bizantino. Con la independencia del país en el siglo XIX fue declarada su capital, y también en esta ciudad se firmó la primera constitución búlgara. Así que se puede decir que gran parte de los acontecimientos históricos de Bulgaria tuvieron lugar en Veliko Tarnovo, resultando una ciudad llena de historia.
Después de desayunar en nuestro hotel de Veliko Tarnovo, nos dirigimos a uno de sus lugares mas importantes y populares, la fortaleza de Tsarevets (entrada 6 leva, 3 €). Ésta ocupa una colina homónima donde en su día se levantaba la ciudad antigua de Veliko Tarnovo y la gran fortaleza donde estaban las dependencias del patriarcado ortodoxo y de la familia real. La fortaleza fue en su día admirada en todo el mundo, casi inexpugnable, ya que además de sus altos muros, Tsarevets quedaba protegida por un gran meandro del río Yantra. Sus días de esplendor acabarían en el siglo XIV, con la conquista otomana, que redujo la ciudad antigua y la fortaleza a cenizas. Afortunadamente, durante el siglo pasado se reconstruyeron varios de sus elementos para que nos podamos hacer una idea de cómo era.
Fortaleza de Tsarevets
Entramos a la fortaleza de Tsaravets por su puerta principal, que mira al oeste, emplazada en una estrecha cornisa que conecta la colina con la parte actual de Veliko Tarnovo. Desde allí pudimos ver como los altos muros de la fortaleza se extendían hacia norte y sur abrazando la colina, de la que sobresale la Catedral Patriarcal de la Santa Ascensión, el edificio mas reconstruido del complejo. Resiguiendo las murallas nos dirigimos al norte, donde encontramos otra de las puertas de la fortaleza, que comunicaba con la ciudad extramuros que se extendía colina abajo. Hacia el oeste se intuía la fortaleza de Trapezistsa, situada al otro del lado del río y mucho menos reconstruida, que albergaba dependencias de nobles y clérigos. El interior de Tsarverets parecía un cascarón vacío, solo se habían reconstruido los cimentos de algunos edificios, pero estaba bien para hacerte una idea de cómo era. También había ruinas de muchas iglesias, que se reconocían claramente por su planta con ábside.
Entrando en la fortaleza
Fortaleza de Tsarevets
En el centro de la fortaleza se yergue el Palacio Real, que está siendo reconstruido actualmente. Parecía una fortaleza en si mismo, y se piensa que además estaba rodeado con su propia muralla. Pero el elemento mas reconocible de la fortaleza está en la cima, y es la Catedral Patriarcal de la Santa Ascensión. Fue reconstruida totalmente en los años 80 tomando como referencia dibujos del siglo XIV. Su interior está decorado con unos frescos tan modernos que no parece una iglesia. Después bajamos hacia el extremo sur de Tsarevets, donde hay otra de las torres principales de la muralla y se supone que había la tercera puerta que comunicaba con la ciudad extramuros. Con esto dimos por concluida nuestra visita de la fortaleza de Tsarevets, que en conjunto nos gustó mucho. Hay que tener en cuenta que hay muy poco reconstruido, pero como en otros lugares lo importante es la historia que hay detrás.
Catedral de Tsarevets
Vistas desde el extremo sur de la fortaleza
Salimos de la fortaleza para dar un paseo por el casco histórico. En un principio nos pareció un poco anodino, con muchos edificios mas o menos modernos, sin mucha personalidad. Uno de los lugares que nos gustó mas es Samovodska Charshia, un pequeño barrio donde se han reconstruido una gran cantidad de casas del siglo XIX, con sus bonitos balcones de madera. Allí se encontraba antiguamente la plaza del mercado, donde los agricultores de la zona vendían sus productos, hoy en día convertido en un enorme parking donde todavía es posible ver algunas casas interesantes. Seguramente es la zona mas turística de Veliko Tarnovo junto a la fortaleza. Pero hay otra zona tan o mas bonita que esta, sin apenas visitantes, la calle General Gurko. Esta estrecha calle limita al sur el casco antiguo, y está llena de bonitas casas del siglo XIX. Además, el entorno es bucólico, sin apenas gente ni tiendas de souvenirs, a menudo con el río a un lado y las casas al otro. Nos pareció un lugar muy auténtico y súper recomendable. Con esto dimos por concluida nuestra visita de Veliko Tarnovo, en la que empleamos 4 horas. Para nosotros, es uno de los lugares indispensables en todo viaje a Bulgaria.
Diversos lugares de Samovodska Charshia
Calle General Gurko
Calle General Gurko
Volvimos al hotel para coger el coche e ir a visitar algunos sitios interesantes de los alrededores de Veliko Tarnovo. El principal iba a ser Arbanasi, un pueblo situado a pocos kilómetros que fue una de las sorpresas agradables de aquel viaje. Alberga una gran cantidad de casas del siglo XIX, pero su apariencia es muy diferente a la de otros lugares. La razón es que Arbanasi fue la residencia de ricos comerciantes, pero al no estar bajo la protección de ninguna fortaleza como la de Tsarevets, decidieron fortificar sus casas. Estaban rodeadas por un alto muro, y albergaban pozos y pequeñas granjas para que sus ocupantes tuvieran que salir al exterior lo menos posible. Para verlo mejor decidimos ir a visitar una de ellas, la Casa Konstantsaliev (entrada 6 leva), una de las mejor conservadas. Fuera de sus altos muros no se podía ver nada del interior, donde encontramos un gran jardín y un pozo. La casa tenía exteriormente pinta de austera, pero por dentro estaba muy decorada y era acogedora, aunque no tenía nada que ver con otras casas de la época que habíamos visitado en Plovdiv. La de Arbanasi no tenía lujos ni estaba recargada, y nos dio la sensación que tenía influencias turcas. Nos pareció muy interesante visitarla para hacernos una idea de cómo son por dentro.
Casas fortificadas de Arbanasi
Casa Konstantsaliev
Una de las maravillas de Arbanasi (y nos atreveríamos a decir de todo Bulgaria) es la iglesia de la Natividad (entrada 6 leva). Si pasas junto a ella es fácil que te pase por desapercibida, ya que está protegida por una muralla y su edificio es de planta cuadrada baja, sin ningún campanario ni crucifijo, al menos externamente. Esto es común en la Bulgaria ocupada por los otomanos, ya que esta iglesia fue construida en el siglo XVI. Las autoridades otomanas permitían la construcción de templos cristianos, pero éstos no tenían que ser muy aparentes, y en este caso consiguieron su objetivo. Pero los tesoros de la iglesia de la Natividad están en su interior, completamente decorado con frescos de la misma época. Eran impresionantes, estaban en un estado de conservación extraordinario, y adornaban cada centímetro del interior, incluso los había en las vigas de madera horizontales. Es una lástima que no se pudiera hacer fotos (al menos hicimos una para ilustrar este texto…). Nos quedamos verdaderamente impresionados ante aquella maravilla, para nosotros es la Capilla Sixtina búlgara.
Frescos de la iglesia de la Natividad
En una horita dimos una vuelta por Arbanasi y entramos en la casa y la iglesia. Es un pueblo que nos encantó por su originalidad y por los frescos de la iglesia. Como íbamos bien de tiempo decidimos comer sentados en el Sevastokrator, un restaurante con un comedor para grandes grupos en el que solo estábamos nosotros. Pedimos una pizza para compartir con pollo, bacon, pimiento y maíz. Nos sorprendió lo buena que estaba, y además no habían escatimado en ingredientes, como a nosotros nos gusta. Junto con una cerveza Shumensko y un zumo, el almuerzo nos salió por 19 leva (unos 9 €).
Nuestra pizza
Cogimos nuevamente el coche y nos dirigimos a la última visita de aquel día, el Monasterio de la Transfiguración o Preobrazhenski. Construido en el siglo XI, fue uno de los monasterios mas importantes de la región durante la Edad Media. Pero fue completamente destruido por los otomanos, para ser reconstruido finalmente en el siglo XIX. Prácticamente éramos los únicos visitantes del monasterio, que se hallaba medio derruido por un reciente corrimiento de tierras. Lo mas importante es su iglesia, cuyo interior estaba adornado con bonitos frescos del siglo XIX, obras de Zograf, un famoso pintor religioso que adornó los templos mas importantes del país (Rila, Bachkovo, Troyan, Plovdiv…).
Monasterio de la Transfiguración
Con la visita del monasterio dimos por acabada la fascinante jornada turística del día. Regresamos a nuestro hotel de Veliko Tarnovo a descansar y ducharnos. Para cenar nos decidimos por la Mehana Gurko; una mehana es un restaurante tradicional búlgaro, donde se suele servir cocina casera y tocan música búlgara. Para empezar pedimos una especie de bolas de patata rellenas de queso, que no estaban mal. De plato principal decidimos compartir una barbacoa, ya que los búlgaros son unos grandes maestros de la carne a la parrilla. Pero la nuestra fue bastante decepcionante, toda la carne era de baja calidad y en poca cantidad (las raciones búlgaras suelen ser generosas). A pesar de que el restaurante tenía muy buenas críticas en internet, para nosotros fue uno de los peores restaurantes en los que cenamos en el viaje. Junto con una cerveza Kamenitza y una copa de vino, la cena nos salió por 31,50 leva (unos 16 €).
La mediocre barbacoa de la cena

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