19 de diciembre de 2017
Aquel día aprovechamos la mañana para dar una vuelta por el agradable centro de Kampot, entre sus bonitas casas coloniales y sus tiendas de productos locales. A primera hora de la tarde cogimos un trasporte de vuelta a Phnom Penh, donde llegamos tras 4 h de viaje. En la capital solo nos dio tiempo de dar un paseo por la zona de Kandal Market y de cenar por allí.
Nuestro viaje a Camboya se iba acabando, y aquella iba a ser nuestra última noche en el país. Habíamos planificado un día tranquilo: daríamos una vuelta por Kampot y por la tarde cogeríamos una minivan de vuelta a Phnom Penh. Así que bajamos sin prisa a desayunar a la recepción de la guesthouse, donde dimos cuenta de una buena tortilla de tomate, jamón y queso. Luego hicimos el check-out, dejamos nuestras mochilas allí y nos lanzamos a pasear por Kampot. El día anterior apenas habíamos tenido la oportunidad de ver nada de aquella ciudad, ya que lo pasamos casi por entero haciendo un tour. Empezamos caminando por las orillas del río, donde se alza el antiguo puente francés. Habíamos leído que había sido cerrado por razones de seguridad, pero por allí seguía pasando mucha gente, con moto y todo. Después nos internamos por el centro histórico, lleno de bonitas casas de estilo colonial. La verdad es que el centro es agradable para pasear, ya que no hay excesivamente tráfico por sus calles.
Antiguo puente francés |
Centro de Kampot |
Casas coloniales |
El centro de Kampot es bonito, pero se ve enseguida. Hicimos tiempo curioseando entre las tiendas para turistas donde compramos la famosa pimienta de Kampot (había un pack de tres tipos diferentes bastante económico). Como nos dimos cuenta que nos iba a sobrar mucho tiempo, decidimos ir a intentar a cambiar los billetes del bus a Phnom Penh para avanzar el viaje (en principio salía a las 15:30). No nos pusieron problemas y pudimos adelantar el viaje un par de horas. Con el trabajo hecho, fuimos a comer algo al Captain Chim’s, donde habíamos cenado la primera noche. Nos pedimos una hamburguesa para compartir que estaba bastante rica. Junto con las bebidas, el almuerzo nos salió por 4,50 USD.
Nuestra hamburguesa |
Llegó la hora y fuimos cargados con nuestras mochilas a la oficina de Champa Tours, donde salía nuestro transporte a Phnom Penh. Ninguno de los transportes públicos que habíamos cogido en nuestro viaje había salido a la hora, y aquel no fue una excepción. La minivan en la que íbamos a viajar estaba allí, pero por alguna razón no salíamos. Al final la minivan salió con media hora de retraso. La carretera hacia la capital era mas o menos buena y avanzamos rápido. A medio camino hicimos una breve parada, en la que aprovechamos para comer un par de helados. La parada no duró mas de 10 minutos y continuamos enseguida nuestro viaje. Conforme nos acercábamos a la capital vimos por primera vez complejos industriales (seguramente textiles), una rareza en un país eminentemente agrícola. Al llegar a los primeros suburbios de Phnom Penh encontramos un tráfico horrible, avanzando a duras penas entre el atasco generalizado.
La minivan de Champa Tours, ¡bastante cómoda! |
Finalmente llegamos a Phnom Penh tras 4 horas de viaje, cuando el trayecto normalmente se hace en dos horas y media o tres. Nos dejaron en la oficina de Champa Tours en la capital, que estaba cerca del Wat Phnom. Enseguida vinieron a ofrecer sus servicios los tuktukeros, y hablamos con una pareja extranjera de compartirlo para ahorrar. Cuando estábamos compartiendo la información de nuestros respectivos alojamientos, los tuktukeros, oliéndose el percal, nos dijeron que no podíamos compartir tuktuk. La pareja optó por ir andando, ya que les quedaba mas o menos cerca. Nosotros sí que cogimos un tuktuk (2 USD) para que nos llevara a nuestro último alojamiento en Camboya, el Vacation Hotel Boutique. Ya habíamos dormido allí las dos primeras noches, en las que estuvimos encantados, así que decidimos repetir. Como en la primera vez, nos ofrecieron una bebida de bienvenida y unas toallitas para refrescarnos. La verdad es que cuando volviéramos a casa íbamos a echar de menos la amabilidad camboyana. Nos dieron una habitación superior por el mismo precio, y era tan bonita y agradable como la del primer día, sin duda uno de los mejores alojamientos que tuvimos. Con un desayuno exquisito incluido, pagamos 36 USD por la habitación (unos 31 €), lo cual hace una relación calidad-precio imbatible.
La habitación de nuestra última noche en Camboya |
Después de descansar un rato en la habitación y de darnos una buena ducha, salimos a cenar. Fuimos paseando hasta el mercado de Kandal, una zona muy animada donde ya estaban empezando a recoger. En sus aledaños había varios puestos de comida callejera con buena pinta, pero pensamos que para la última noche era mejor ir a un restaurante. Así que nos acercamos al David’s Noodles, un local famoso por hacer sus propios fideos. Pedimos unos dumplings rellenos de carne de cerdo y unos fideos con pato, y la verdad es que disfrutamos con ambos platos. Como los dumplings estaban especialmente buenos, pedimos otra ronda esta vez de pollo. Junto con las bebidas, la cena nos salió por 12 USD (unos 10 €).
Nuestra cena |
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