14 y 15 de diciembre de 2019
Después de hacer escala en Doha y Bangkok, llegamos a Vientián (Laos) sobre las 7 de la tarde. Así que nuestro primer día dio para muy poco, nos instalamos en el hotel y nos metimos directamente a la cama. El día siguiente lo empleamos por entero a explorar la capital laosiana, Vientián. Visitamos principalmente los templos de Si Saket, Si Muang y Pha That Luang, y el monumento de Patuxai. Como veis, en este post explicaremos dos días: el primero de ellos fue prácticamente entero de viaje y el segundo visitando Vientián. En el primero la jornada no empezó muy pronto, ya que nuestro vuelo con Qatar Airways salía a las 15:10 h de Barcelona, así que teníamos tiempo de sobra de hacer los últimos preparativos.
14 y 15 de diciembre de 2019
Después de hacer escala en Doha y Bangkok, llegamos a Vientián sobre las 7 de la tarde. Así que nuestro primer día dio para muy poco, nos instalamos en el hotel y nos metimos directamente a la cama. El día siguiente lo empleamos por entero a explorar la capital laosiana, Vientián. Visitamos principalmente los templos de Si Saket, Si Muang y Pha That Luang, y el monumento de Patuxai.
Como veis, en este post explicaremos dos días: el primero de ellos fue prácticamente entero de viaje y el segundo visitando Vientián. En el primero la jornada no empezó muy pronto, ya que nuestro
vuelo con
Qatar Airways salía a las 15:10 h de Barcelona, así que teníamos tiempo de sobra de hacer los últimos preparativos. El vuelo salió puntual rumbo a
Doha, la capital de Qatar. Era la segunda vez que volábamos con esta compañía (desde aquel primer viaje al sudeste asiático a
Tailandia), y la verdad es que la calidad del servicio se nota mucho (la comida, el entretenimiento a bordo, los asientos…). Llegamos a Doha antes de la hora prevista (las 23:10 h), pero el avión parecía que nos había dejado en un extremo del aeropuerto, por lo que nos metieron en un bus en el que nos estuvimos casi media hora de excursión por sus instalaciones. Aun así, tuvimos que esperar unas tres horas hasta la salida del siguiente vuelo, en este caso hacia
Bangkok. Éste salió puntualmente (a las 2:45 h de la mañana), y estábamos tan cansados que lo pasamos casi todo durmiendo. Llegamos al aeropuerto de Bangkok una hora antes de la cuenta (sobre las 12 del mediodía), con lo que esta escala iba a ser de mas de 4 horas. Estábamos hechos polvo de haber dormido mal, así que buscamos algún sitio para echar una cabezada. Pero en aquel aeropuerto apenas había asientos, la mayoría estaban en una especie de salas de espera una vez pasabas el primer control de billetes. Finalmente dimos con un par de asientos medio escondidos donde tratamos de sobrellevar la espera. Nuestro último vuelo iba a ser con la compañía
Bangkok Airways, que saldría destino a
Vientián a las 17:35 h. Afortunadamente salió puntual poniendo fin a aquella pesada escala.
Ese último vuelo era muy corto, de algo más de una hora, así que aterrizamos en
Vientián antes de las 7 de la tarde. Pasar los trámites de entrada a Laos fue un poco lento, ya que había mucha gente y pocos empleados. Para entrar en
Laos solo es necesario obtener una
visa on arrival, es decir, un visado que se puede tramitar al llegar al país. Son necesarias dos fotos de tamaño carnet (te la pueden ellos por unos dólares) y el pago de la tasa, que varía según los países. A los españoles nos cobraron 40 USD por visado, las otras nacionalidades pagaban entre 35-50 USD. Lo que es importante es que esta tasa se paga en efectivo, en dólares americanos, en bahts tailandeses o kips laosianos. Hay cajeros automáticos para sacar dinero, pero nosotros pensamos que era mejor ir sobre seguro y ya llevamos desde casa algunos dólares para pagar el visado.
No recordamos cuanto tiempo empleamos en los trámites de visado, pero debió ser bastante, ya que cuando fuimos a las cintas de equipaje nuestras mochilas estaban en el suelo. El siguiente paso era
cambiar dinero para tener algunos kips (la moneda oficial de Laos). En las casas de cambio del aeropuerto daban 9.869 kips por cada euro, un muy buen cambio ya que se acercaba mucho al oficial. El último paso era
ir del aeropuerto de Vientián al centro. Había muchos taxis que ofrecían sus servicios (por unos 7-8 USD), pero nosotros preferimos usar el
shuttle bus que se había puesto en marcha tan solo hacía un año (solo 15.000 kips el billete, sobre 1,50 €). La parada estaba muy bien indicada, y en ella había el horario. Habíamos tenido suerte y habíamos llegado diez minutos antes de la salida del último bus del día, en principio a las 19:40 h. Pero el tiempo fue pasando y el bus no aparecía. Había dos parejas francesas esperando, y hablamos de la posibilidad de compartir un taxi (aunque éramos seis personas en total). Cuando buscábamos opciones se nos acercó un tipo que conducía una furgoneta para ofrecernos sus servicios (era un taxista ilegal). Al principio nos ofreció llevarnos al centro por 50.000 kips por persona, un robo teniendo en cuenta que nos saldría mas a cuenta coger un taxi oficial. Al final bajamos el precio hasta los 20.000 kips (unos 2 €), un buen precio teniendo en cuenta que no era mucho mas caro que el coste del billete de bus.
El aeropuerto de Vientián está relativamente cerca del centro, pero entre unas cosas y otras eran sobre las 9 de la noche cuando llegamos a nuestro hotel, el
Charming Riverside Hotel. Es un pequeño hotel situado en pleno centro, cerca de la ribera del Mekong, así que está cerca de la gran mayoría de lugares turísticos. La habitación estaba muy bien, se veía muy nueva y limpia. El desayuno estaba incluido y estaba muy bueno, consistía en un pequeño buffet con una gran variedad de platos calientes. El precio fue de 21 € la noche, un gran precio para un alojamiento al que volveríamos sin dudarlo.
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Nuestro alojamiento en Vientián |
Estábamos tan cansados que nos metimos directamente a la cama a dormir. El día siguiente nos levantamos y fuimos a desayunar sin prisa al buffet del hotel. Lo íbamos a dedicar por entero a visitar tranquilamente Vientián, la capital de Laos. Al salir del hotel y a la luz del día, Vientián no nos pareció una gran ciudad, ni mucho menos la capital de un país. Sus edificios no eran muy altos y sus calles eran bastante tranquilas, sin mucha gente ni vehículos. Fuimos caminando hasta uno de sus templos mas importantes, el Wat Si Saket (entrada 10.000 kips, 1 €). Aunque no es muy antiguo (fue construido en el siglo XIX), es una de las construcciones originales mas antiguas de la ciudad. Hay otros templos mucho mas antiguos, pero que han sido destruidos y reconstruidos muchas veces. Hay que tener en cuenta que los reinos que formaban Laos históricamente han sido invadidos y/o saqueados por muchas potencias regionales (birmanos, tailandeses, vietnamitas, franceses…). El santuario está rodeado completamente por un claustro lleno de estatuas de buda, unas grandes y otras pequeñitas depositadas en pequeños nichos en la pared. El santuario nos pareció imponente, y destacaba sobre todo su frontón de madera labrada. Su interior era aún mejor, pero no se podían hacer fotos: había varias estatuas grandes de buda acompañadas de decenas de pequeñas figuras del dios dentro de nichos en las paredes, las cuales estaban adornadas con fascinantes frescos.
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Calles del centro de Vientián |
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Entrada del Wat Si Saket |
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El claustro y sus budas |
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Santuario de Si Saket |
Muy cerca de este templo se encuentra el Wat Phra Kaew, al que no entramos pero que tiene un gran significado histórico. Fue construido en el siglo XVI para albergar el buda esmeralda, una de las figuras mas veneradas dentro del budismo. Desgraciadamente, en el siglo XIX los tailandeses destruyeron el templo y se llevaron el buda esmeralda, que hoy se guarda en Bangkok. En los años 40 los franceses reconstruyeron el templo en un estilo algo controvertido. Sí que entramos en el siguiente templo, el Wat Si Muang (entrada gratis). Es de la misma época que el Wat Phra Kaew, y corrió su misma suerte tras la última invasión tailandesa, quedando totalmente destruido. A diferencia del Si Saket que parecía mas un museo que otra cosa, este templo sí que tenía un carácter religioso. Allí se congregaban muchos fieles, con sus barras de incienso y ofrendas. Aunque todos los edificios nos parecieron bastante nuevos, el solemne ambiente religioso que se respiraba lo compensaba con creces. Sí que hay un elemento muy antiguo, que es muy venerado por la gente local, el lak muang o pilar de la ciudad, instalado en ese lugar en el siglo XVI cuando Vientián se convirtió en capital de Laos.
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Wat Si Muang |
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Interior del templo, con alguna ceremonia religiosa (izq.) que no acabamos de entender... |
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Fieles venerando al lak muang |
A continuación fuimos a ver un par de los mercados mas populares de la ciudad. Primero fuimos al Talat Khua Din, donde los locales compran alimentos y que estaba algo aletargado por lo tarde que era. Después fuimos al cercano Talat Sao, un antiguo mercado de ropa que ahora han transformado en un gran centro comercial. Es interesante la zona textil, con tiendas donde se venden vestidos tradicionales lao. Continuamos nuestro paseo por Vientián, y al estar en las horas centrales del día hacía un calor sofocante. Por suerte encontramos un supermercado donde comprar un par de helados y un refresco (21.500 kips).
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Mercados de Talat Khua Din (izq.) y Talat Sao (dcha.) |
La siguiente visita fue el monumento Patuxai, uno de los lugares mas populares de la ciudad. Es una especie de arco del triunfo construido en los años 60 para honrar a los lucharon por la independencia contra Francia. Curiosamente fue financiado con fondos donados por los americanos para construir un nuevo aeropuerto… Los laosianos debieron pensar que necesitaban mas este monumento. Hay que admitir que el edificio es precioso, constituye un compendio de arquitectura tradicional laosiana, y tiene unos jardines magníficos. Decidimos subir al mirador que hay en lo alto de la estructura (3.000 kips), pero las vistas no valían mucho la pena.
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Monumento de Patuxai |
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Detalles del techo (izq.) y de la azotea (dcha.) del Patuxai |
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Vista desde el mirador del Patuxai |
Otro de los sitios importantes de Vientián es el Pha That Luang (entrada 10.000 kips), una gran estupa que es todo un símbolo nacional. Estaba relativamente cerca de Patuxai, a unos 2,5 km, pero con el calor que hacía desechamos la idea de ir andando y buscamos un transporte. Un tuktukero nos pidió 50.000 kips por llevarnos (unos 5 €), y cuando le dijimos que era demasiado nos enseñó un papel impreso para “demostrar” que era un precio fijo. Nosotros ya nos sabíamos esa estrategia, y seguimos regateando; al final conseguimos que nos llevara por 30.000 kips, y que por otros 30.000 nos devolviera al centro. Lo primero que destaca del templo es la gran estatua del rey Setthathirat que hay en su entrada, el cual fue uno de los mas importantes de la historia de Laos. Él fue quien mandó construir el Pha That Luang cuando trasladó la capital del reino a Vientián. En su día su gran estupa estaba cubierta de centenares de kilos de oro auténtico (hoy solo contiene oro su pináculo, el resto es pintura dorada). Como el resto de la ciudad, fue destruido en las sucesivas invasiones que sufrió el reino, y su aspecto actual se debe a la última reconstrucción después de la 2ª Guerra Mundial. La estupa está rodeada por un gran claustro cuadrado sin mucho interés, excepto de algunas fotos antiguas donde se muestra el deplorable estado en el que estaba antes de la reconstrucción. La estupa tiene un gran simbolismo, pero aparte de dar vueltas a su alrededor no hay mucho mas que ver allí.
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Estatua del rey Setthathirat con el Pha That Luang al fondo |
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Estupa del Pha That Luang |
Volvimos con nuestro tuktukero que nos dejó en el mercado de Talat Sao. Decidimos ir volviendo caminando a nuestro hotel, pero antes decidimos dar un vistazo a un último lugar, el That Dam o estupa negra. Fue construida en la misma época que la anterior, y al igual que ella estaba cubierta de placas de oro. Cuando los tailandeses invadieron el país en el siglo XIX se las llevaron y dejaron la estupa solo con sus ladrillos, llenándose de maleza y ennegreciéndose con el tiempo, así que tenía un aspecto muy abandonado. Después nos acercamos a la ribera del río Mekong para ver las vistas de este gran río asiático, pero no había mucho que ver ya que en esa parte de la ciudad había un enorme banco de arena que mantenía sus aguas lejos de nuestra vista. Así que dimos por concluido nuestro paseo por Vientián, en el que empleamos unas 5 horas. Nos pareció que la ciudad no tiene demasiados puntos de interés, y estos tampoco son muy espectaculares. Si por ejemplo has estado en Tailandia los templos te defraudarán un poco. Pero la visita en general nos gustó como primera toma de contacto con el país; una visita tranquila y sin exigencias que también nos venía bien por el cansancio que acumulábamos de los vuelos del día anterior.
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La estupa negra del That Dam |
Volvimos al hotel a ducharnos y a descansar un poco. Para buscar un sitio para cenar nos acercamos al Mercado Nocturno, pero casi todo eran puestos de ropa y de baratijas. Parecía que los puestos de comida los habían trasladado fuera, junto a la ribera del Mekong, en un conjunto de casitas con diferentes restaurantes. Pensábamos que era un sitio orientado a turistas al estar todo tan bien colocado y limpio, pero la mayoría de comensales eran laosianos. La mayoría de restaurantes ofrecía el mismo tipo de cocina tradicional lao, así que escogimos uno cualquiera. Pedimos fideos fritos con verduras y costillas fritas, acompañadas de sendas Beerlao, la cerveza nacional del país. La comida estaba muy buena, aunque el precio nos pareció exagerado, 102.000 kips (unos 10 €).
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Nuestra primera cena en Laos |
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