22 de abril de 2019
Empezamos el día explorando las espectaculares formaciones rocosas de Belogradchik. Después condujimos durante unas 3 h hasta el aeropuerto de Sofía, donde devolvimos el coche de alquiler (en el camino hicimos una breve parada en el monasterio de Cherepish). Nos desplazamos en metro a Sofía y el resto de la tarde la dedicamos a pasear un poco por su centro, visitando por ejemplo la catedral de Alejandro Nevski.
Aquel día fuimos a desayunar lo mas pronto que nos permitía nuestro B&B, que era a las 8. Después recogimos todos nuestros bártulos y nos dirigimos en coche a la fortaleza de Belogradchik, aunque por lo cerca que estaba de nuestro alojamiento podríamos haber ido caminando y ahorrarnos los 2,40 leva del parking.
22 de abril de 2019
Empezamos el día explorando las espectaculares formaciones rocosas de Belogradchik. Después condujimos durante unas 3 h hasta el aeropuerto de Sofía, donde devolvimos el coche de alquiler (en el camino hicimos una breve parada en el monasterio de Cherepish). Nos desplazamos en metro a Sofía y el resto de la tarde la dedicamos a pasear un poco por su centro, visitando por ejemplo la catedral de Alejandro Nevski.
Aquel día fuimos a desayunar lo mas pronto que nos permitía nuestro B&B, que era a las 8. Después recogimos todos nuestros bártulos y nos dirigimos en coche a la fortaleza de Belogradchik, aunque por lo cerca que estaba de nuestro alojamiento podríamos haber ido caminando y ahorrarnos los 2,40 leva del parking. La presencia de una fortaleza en la montaña que domina Belogradchik se remonta a los romanos, y sus sucesivos ocupantes se dedicaron a ampliarla. Actualmente solo se pueden ver los muros de la fortaleza, muy reconstruidos, los cuales aprovechan la roca existente para mejorar su protección. Del extremo este de la fortaleza sale un sendero hacia las Rocas de Belogradchik, sin duda uno de los lugares mas espectaculares de la región. Nosotros no nos entretuvimos demasiado en la fortaleza y fuimos directamente a las rocas. Se podía subir por ellas por escaleras de metal y pasarelas, que llevaban hacia algunos miradores. Sus grandes rocas de arenisca nos parecieron fantásticas, parecían emerger mágicamente de un mar de bosques. Aquel espectáculo de la naturaleza fue un soplo de aire fresco en aquel viaje, que había sido muy cultural.
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Rocas de Belogradchik |
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Diferentes lugares de Belogradchik, incluyendo la fortaleza (arriba izq.) |
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Disfrutando de las vistas |
Desde aquel el mirador no se podía continuar caminando mucho más, ya que estábamos en una especie de meseta elevada. Pero las fantásticas rocas de Belogradchik nos habían dejado ganas de mas, así que consultamos nuestro mapa de maps.me y vimos que había un mirador en la carretera 102, saliendo del pueblo. Al llegar dejamos el coche en la cuneta de una curva (nos esperábamos que fuera un sitio popular, con mas espacio para aparcar). Después de caminar menos de 5 minutos llegamos al mirador, y la verdad es que nos gustó mucho, ya que teníamos una visión completamente diferente de las rocas. Aquí no formaban unas figuras tan sugerentes como en el mirador de la fortaleza, pero veías las formaciones rocosas mucho mas de cerca, y el mosaico que formaban con las rocas nos pareció muy bonito.
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Vistas del segundo mirador |
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Admirando mas vistas |
Cuando estuvimos planificando el viaje dudamos en venir a esta parte del país, ya que está un poco aislada de la ruta que queríamos hacer. Pero una vez hecho pensamos que vale la pena, ya que tanto las rocas de Belogradchik como la cueva de Magura nos aportaron cosas que no habíamos visto durante aquel viaje. Abandonamos la región con buen sabor de boca y nos encaminamos hacia Sofía. Como teníamos un largo viaje de 3 h decidimos hacer una parada intermedia en el monasterio de Cherepish. Quizás lo mejor de él es su ubicación, en un estrecho y profundo congosto de un río. Había varios edificios con habitaciones para los monjes, y una iglesia con algunos frescos del siglo XVI, pero en bastante mal estado. La verdad es que no es uno de los monasterios mas interesantes que visitamos, pero nos fue bien para estirar las piernas.
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Monasterio de Cherepish |
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Monasterio de Cherepish |
Retomamos nuestra ruta hacia el
aeropuerto de Sofía en el que devolvimos el coche de alquiler. Teníamos aquella tarde y la mañana siguiente para visitar Sofía, la capital de Bulgaria, y pensamos que sería mejor hacerlo sin tenernos que preocupar por el coche. Y creemos que fue un acierto, ya que el
metro de Sofía funciona muy bien y es muy barato. Es la mejor forma de ir del aeropuerto de Sofía al centro, ya que el trayecto dura una media hora y el billete solo cuesta 1,60 leva (no llega a 1 €). Nosotros nos bajamos en la parada de Serdika y fuimos caminando hasta nuestro alojamiento,
L’Opera House. Es un pequeño hotel situado al este del casco antiguo de Sofía, a 5 minutos caminando de la catedral de Alejandro Nevski. Nuestra habitación era mas que correcta, muy amplia. El desayuno estaba incluido pero era un poco simplón, consistía en unas pocas tostadas de pan de molde, huevo duro, queso y embutido (todo te lo daban contado). La ubicación nos parecía muy buena, aun estando en un extremo del casco antiguo, hay que tener en cuenta que este es muy pequeño, y no tuvimos dificultad en hacer las visitas a pie. El precio de la habitación fue de 85 leva (unos 44 €), un buen precio para lo que obtuvimos a cambio. Lo peor era que la recepción solo funcionaba hasta las 18 h, y si llegabas mas tarde te aplicaban un recargo.
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Nuestra habitación en Sofía |
Empezamos la visita a Sofía precisamente por el templo cristiano que le da nombre, la iglesia de Santa Sofía. Se trata de la iglesia mas antigua de la ciudad, y de hecho es la quinta que se construyó en su misma ubicación, substituyendo a antiguos templos paleocristianos de la época romana. Su aspecto actual nos pareció muy poco espectacular, ya que data de una reconstrucción del siglo XX; hay que tener en cuenta que Santa Sofía había sido transformada en mezquita durante el periodo otomano, destruida durante un terremoto y finalmente abandonada. En cambio la iglesia tiene un museo subterráneo francamente interesante, que visitaríamos al día siguiente, ya que al ser lunes estaba cerrado.
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Iglesia de Santa Sofía |
A continuación fuimos a uno de los puntos mas populares de la capital búlgara, la
catedral de Alejandro Nevski. Este inmenso templo cristiano es inconfundible por sus cúpulas (las superiores, con oro auténtico) y por sus colores pastel. Está situada en una gran plaza sin ningún edificio cerca, cosa que acrecienta su magnificencia. Se trata de una catedral relativamente moderna, construida entre finales del siglo XIX y comienzos del XX. Se financió básicamente a través de donaciones de ciudadanos, que querían homenajear a los soldados rusos y revolucionarios búlgaros que les habían liberado del yugo otomano durante la guerra ruso-turca. Por cierto, el tal
Alejandro Nevski no tiene nada que ver directamente con Bulgaria, fue un príncipe ruso del siglo XIII que defendió la Iglesia ortodoxa frente a los católicos que les querían convertir por la fuerza. Si el exterior de la catedral es magnífico, su interior no le va a la zaga. Es inmenso y muy oscuro, pero entre la penumbra distinguimos una gran cantidad de hermosos frescos. Como en el resto de iglesias ortodoxas, el altar está tapado con un iconostasio muy decorado, y en este caso hay una especie de baldaquino que estaba reservado para el antiguo rey de Bulgaria. La visita a la catedral de Alejandro Nevski nos encantó, nos pareció un lugar imprescindible de todo viaje por Bulgaria. Por cierto, la entrada a la catedral es gratuita, pero para hacer fotos hay que pagar 10 leva (5 €), y empleados malcarados se encargan de que nadie haga fotos sin haber pagado.
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Catedral de Alejandro Nevski |
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Interior de la catedral |
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Parte trasera de la catedral |
Junto con la iglesia y la catedral, redondeaba el centro religioso de la ciudad el Santo Sínodo de la Iglesia Ortodoxa Búlgara. Su edificio no tiene nada de especial, pero es curioso saber que es la sede de la Iglesia ortodoxa búlgara, la cual es independiente de cualquier otra confesión cristiana. En el parque que hay enfrente se monta un interesante mercadillo de iconos religiosos. Y a tenor de la gran cantidad de puestos y de clientes, es algo muy solicitado entre los búlgaros. Muy cerca encontramos la última iglesia de la zona, la llamada Iglesia Rusa, ya que se construyó para uso de la comunidad rusa de la ciudad. Nos llamaba la atención su forma estilizada, y mas cuando la vimos por dentro, ¡era realmente minúscula! En ese momento estaban haciendo misa y no se podían hacer fotos.
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Mercadillo de iconos religiosos |
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Iglesia Rusa |
Nos llegamos hasta el extremo este del centro, donde se encuentra el
monumento a Vasil Levski, uno de los artífices de la independencia de Bulgaria y figura venerada por todo el país. Su monumento era un simple monolito, pero habían recubierto todo un edificio contiguo con una enorme lona con su imagen y unas palabras suyas. Volvimos al centro y pasamos por delante de la
Galería de Arte Nacional, a la que no entramos, pero que nos llamó la atención ya que está emplazada en el antiguo
Palacio Real. Y es que cuando se independizó del imperio otomano, las potencias extranjeras decidieron que Bulgaria debía ser una monarquía, así que les endosaron al príncipe Alexander de Battemberg como rey, para el que tuvieron que construir unas dependencias reales (aunque la monarquía no llegó a durar allí ni un siglo). Justo delante del palacio hay un parque fantástico, mas por la cantidad de gente y de vida que hay que por lo que es.
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Monumento a Vasil Levski |
Un poco mas al oeste dimos con un edificio que alberga la residencia del Presidente de Bulgaria, cuya entrada está custodiada por dos guardias con uniforme de gala. A las horas en punto se realiza el cambio de guardia, pero no lo llegamos a ver, y mirado videos en internet tampoco nos perdimos nada (en teoría hacen una ceremonia mas elaborada el primer miércoles de cada mes a las 12 h). Muy cerca de la residencia presidencial se alza un imponente edificio de estilo neoclásico, que debía ser algo importante… y nos asombramos al comprobar que era la antigua sede del Partido Comunista Búlgaro. A diferencia de otros países de la Europa del Este, el comunismo llegó a Bulgaria de forma democrática, ganando las primeras elecciones tras la 2ª Guerra Mundial. Hoy en día, el edificio sirve como lugar de reuniones de la Asamblea Búlgara y como sala de conciertos.
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Entrada de la residencia del Presidente de Bulgaria |
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Antigua sede del Partido Comunista |
En apenas una hora y media nos habíamos pulido la mitad del centro histórico de Sofia, que es muy pequeño y con poca chicha, pero interesante. Como teníamos todavía la mañana del día siguiente para acabar con la visita, volvimos al hotel para ducharnos y descansar un rato. Nuestra última cena iba a ser algo diferente, no íbamos a comer nada de la rica gastronomía búlgara que nos había acompañado todo el viaje. Mirando restaurantes en
Tripadvisor nos dimos cuenta que cerca de nuestro hotel estaba el nº1 de toda la ciudad. Y cuando vimos que era una hamburguesería no pudimos resistir la tentación. Era
Skaptobara, un bar con una gran carta de cervezas de todo tipo que ofrecía un gran abanico de hamburguesas (que según la carta, no se habían congelado nunca). Nuestras hamburguesas nos parecieron muy sabrosas, y estaban acompañadas por unas patatas fritas que eran aún mejores. Nos pareció un sitio muy recomendable, con muy buen ambiente. Junto con un par de cervezas, la cena nos salió por 45 leva (unos 22 €).
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Nuestra cema |
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