COSTA OESTE DE EEUU 24: Los Ángeles II

26 y 27 de octubre de 2018 Por la mañana nos remontamos a los orígenes de la ciudad visitando El Pueblo. Después paseamos por algunos otros puntos del Downtown, como Union Station, el Bradbury Building o el Walt Disney Concert Hall; pero lo que mas nos gustó fue subir a lo alto del Ayuntamiento para disfrutar de las vistas. A primera hora de la tarde fuimos hacia el Aeropuerto de Los Ángeles, donde devolvimos el coche de alquiler y cogimos el vuelo de vuelta. Aquel viaje ya se estaba acabando, y en nuestra mente se agolpaban los recuerdos de todas las maravillas que habíamos visto. Solo teníamos la mañana para hacer una última visita a Los Ángeles, así que decidimos centrarnos en el Downtown. Nos levantamos pronto para aprovechar bien el día y, después de hacer el check-out, nos dirigimos hacia allí.
26 y 27 de octubre de 2018
Por la mañana nos remontamos a los orígenes de la ciudad visitando El Pueblo. Después paseamos por algunos otros puntos del Downtown, como Union Station, el Bradbury Building o el Walt Disney Concert Hall; pero lo que mas nos gustó fue subir a lo alto del Ayuntamiento para disfrutar de las vistas. A primera hora de la tarde fuimos hacia el Aeropuerto de Los Ángeles, donde devolvimos el coche de alquiler y cogimos el vuelo de vuelta.
Aquel viaje ya se estaba acabando, y en nuestra mente se agolpaban los recuerdos de todas las maravillas que habíamos visto. Solo teníamos la mañana para hacer una última visita a Los Ángeles, así que decidimos centrarnos en el Downtown. Nos levantamos pronto para aprovechar bien el día y, después de hacer el check-out, nos dirigimos hacia allí. Decidimos dejar el coche en el parking de El Pueblo (2,25 $ cada 20 minutos, hasta un máximo de 17 $), el primer sitio que íbamos a visitar. El Pueblo constituye la zona mas antigua de Los Ángeles, ya que es donde un grupo de colonos españoles fundaron la ciudad a finales del siglo XVIII. Actualmente queda poco de estos orígenes, pero pueden verse algunos edificios del siglo XIX en la calle Olvera, una corta callejuela que constituye el epicentro de El Pueblo. Al comienzo de esa calle encontramos la reproducción de una cruz de madera que celebraba el hito de la fundación de la ciudad. Como era por la mañana, Olvera justo salía de su letargo, y los puestos de artesanías mexicanas empezaban su actividad. A lo largo de la calle vimos algunas casas antiguas muy bien conservadas que nos transportaron a los inicios de la ciudad. La verdad es que no pensábamos a encontrar un lugar histórico tan auténtico en Los Ángeles, por lo que la calle Olvera nos encantó.
Calle Olvera, en El Pueblo
Calle Olvera
Avila Adobe es una de las casas históricas que se pueden visitar de forma gratuita en la calle Olvera. Fue la casa de un ranchero a principios del siglo XIX y ha sido cuidadosamente restaurada para mostrar la vida en esa época. La casa era bastante sencilla, con un patio central abierto al exterior, encerrado por una serie de edificios bajos. En uno de ellos se recreaban las dependencias del ranchero, con algunos objetos de época. Había plafones informativos en cada estancia con interesantes explicaciones. Nos pareció un lugar sencillamente fascinante.
Delante de Avila Adobe
Interior de la casa
Al sur de la calle Olvera se alza La Placita, que en su día fue la plaza principal de El Pueblo. Era todo un remanso de paz en medio de la gran ciudad, rodeada de grandes árboles que le daban sombra en días tan calurosos como aquel. Entorno a ella hay algunos edificios históricos que han sobrevivido a nuestros días, como la Pico House (sede del gobernador de California durante la época mexicana) o la iglesia de Nuestra Señora Reina de Los Ángeles (el primer templo cristiano que tuvo la ciudad). Aunque sin duda el lugar mas interesante es LA Plaza (entrada gratuita), un pequeño museo que analiza la huella de la comunidad mexicana en la ciudad a través de la historia.
La Placita, con la iglesia de N.S. Reina de Los Ángeles (arriba dcha.) y la Pico House (abajo)
Cerca de El Pueblo se encuentra Union Station, la principal estación ferroviaria de Los Ángeles. Se construyó en los años 30 en un estilo neocolonial español que concuerda mucho con la arquitectura del cercano Pueblo. El interior era simplemente majestuoso, no parecía que fuera una estación sino algún museo. Además, la poca gente que había acrecentaba esa sensación. Nos pareció un lugar la mar de curioso.
Union Station
A continuación dejamos la zona de El Pueblo y nos adentramos paseando por el Downtown de Los Ángeles. Lo primero que hicimos fue acercarnos al Ayuntamiento de Los Ángeles, ya que habíamos leído que desde lo alto de su rascacielos había un mirador con vistas a la ciudad. No sabíamos si todavía se podía subir, ya que la información la habíamos sacado de una guía antigua. Nada mas entrar al vestíbulo, un policía que había en un mostrador nos indicó como llegar hasta el mirador, suponemos que al ver nuestras pintas de turista. Era un poco complicado, porque había que coger dos ascensores diferentes y subir un tramo de escaleras. El mirador estaba en el piso 27, y permitía tener una vista fantástica de 360º de la ciudad. Hacia el oeste se apreciaban los altos rascacielos del Centro Financiero, donde estaba el inconfundible edificio futurista del Wald Disney Concert Hall, al que iríamos mas tarde. Hacia al norte se apreciaba La Placita y Union Square (siempre nos hace gracia reconocer en este tipo de vista los lugares por los que hemos pasado).
Vistas desde el Ayuntamiento, hacia el Distrito Financiero
Vista hacia El Pueblo y Union Station
Seguimos paseando por el Downtown y dimos con uno de sus edificios singulares, el Bradbury Building. Fue un antiguo edificio de oficinas de finales del siglo XIX, y lo que lo hace famoso es su interior: está bellamente decorado con barandillas de hierro forjado y con relieves. De hecho, este interior ha sido usado en muchas películas, la mas famosa de ellas fue Blade Runner. Después fuimos a dar un vistazo al Grand Central Market, uno de los principales mercados de la ciudad. A aquellas horas estaba hasta los topes de gente, ya que hay una gran cantidad de puestos de comida y se acercaba la hora del almuerzo. Nos pareció un buen sitio para comer algo rápido y bueno, aunque no lo hicimos porque era demasiado pronto para almorzar para nosotros y no teníamos hambre.
Bradbury Building
Grand Central Market
A continuación nos acercamos al Distrito Financiero, fácil de localizar por sus altos rascacielos. Está situado en una pequeña colina, y para salvar ese desnivel subimos al funicular Angel’s Flight, cuyos orígenes se remontan a principios del siglo XX. El calor apretaba a esas horas y el corto trayecto solo vale 1 $. Una vez arriba nos dirigimos al Walt Disney Concert Hall, cuya fachada de metal ondulante delata al arquitecto Frank Gehry como su creador. Dentro solo pudimos dar un vistazo al vestíbulo, que nos dio una idea de lo grandiosa que debía ser su sala de conciertos.
Distrito Financiero y Angel's Flight (izq.) y Walt Disney Concert Hall (izq.)
Con esto dimos por concluida nuestra visita al Downtown de Los Ángeles, que nos gustó mucho al ser muy diferente de lo que habíamos visto el día anterior, y sobre todo, por haber aprendido algo de la historia que encierra El Pueblo. Aunque todavía faltaban muchas horas para que saliera nuestro vuelo, decidimos ir tirando al aeropuerto. El día anterior habíamos quedado atrapados en un atasco monumental y no queríamos que nos volviera a pasar.
Afortunadamente, apenas pillamos tráfico y en una hora ya estábamos en el aeropuerto. Nos costó un poco encontrar las oficinas de Alamo para devolver nuestro coche de alquiler, ya que entorno del aeropuerto se concentran todas las compañías de rent-a-car habidas y por haber. Finalmente entregamos el coche sin problemas y mediante un mini-bus gratuito de la misma compañía fuimos a la terminal que nos correspondía (hay varias, pero el conductor conocía cual te tocaba dependiendo de tu aerolínea). Lo primero que hicimos fue facturar nuestro equipaje para quedar liberados de la carga. Una vez pasados los controles de seguridad fuimos a comer algo, en la zona de restauración había mucha oferta para todos los gustos. Nosotros nos decantamos por algo de pollo frito de KFC (14 $), que resultó ser bastante malo, poco crujiente.
Finalmente nuestro vuelo de Air France salió a la hora, a las 18:35 h. Poco después de despegar nos sirvieron una cena bastante aceptable. Después bajaron la intensidad de las luces e intentamos dormir un poco, aunque no lo conseguimos demasiado. Cuando faltaba poco para aterrizar en París, sirvieron un desayuno que consiguió activarnos un poco. En París teníamos una escala que nos estresaba un poco, ya que solo teníamos una hora para hacerla. Y quien haya estado en el aeropuerto Charles de Gaulle ya sabe lo grandioso que es, tanto que hay que coger un metro para desplazarse entre terminales. En unas pantallas te indican cuanto tiempo tienes hasta tu terminal, y en nuestro caso eran 35 minutos. Como lo veíamos un poco justo fuimos corriendo por todo el aeropuerto, y al final llegamos a nuestro vuelo hacia Barcelona justo cuando estaban embarcando. Por cierto, ese vuelo lo íbamos a hacer con Joon, una filial low-cost de Air France que actualmente ha desaparecido. Nuestro vuelo aterrizó en Barcelona puntualmente a las 17 h, dando por concluido aquel fantástico viaje.

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