COSTA OESTE DE EEUU 23: Los Ángeles I

25 de octubre de 2018 Empezamos el día visitando la zona de Hollywood, caminando por el Paseo de la Fama y subiendo en coche a contemplar mas de cerca su mítico letrero. También nos acercamos al Observatorio Griffith, pero no pudimos disfrutar de sus vistas ya que la ciudad estaba sumida en una densa niebla. Después nos encaminamos a Beverly Hills, donde dimos un corto paseo por la zona de tiendas de lujo de Rodeo Drive. Luego nos fuimos a la playa, a Santa Mónica, donde paseamos por su popular muelle, y a Venice Beach, donde deambulamos por su concurrido paseo marítimo. El final de nuestro viaje por la costa oeste se acercaba y aquel iba a ser nuestro último día completo. Lo íbamos a dedicar a ver lo máximo posible de Los Ángeles, una ciudad que nunca fue un objetivo prioritario en nuestro planning, ya que en aquel viaje nos habíamos centrado en los parques nacionales del interior.
25 de octubre de 2018
Empezamos el día visitando la zona de Hollywood, caminando por el Paseo de la Fama y subiendo en coche a contemplar mas de cerca su mítico letrero. También nos acercamos al Observatorio Griffith, pero no pudimos disfrutar de sus vistas ya que la ciudad estaba sumida en una densa niebla. Después nos encaminamos a Beverly Hills, donde dimos un corto paseo por la zona de tiendas de lujo de Rodeo Drive. Luego nos fuimos a la playa, a Santa Mónica, donde paseamos por su popular muelle, y a Venice, donde deambulamos por su concurrido paseo marítimo.
El final de nuestro viaje por la costa oeste se acercaba y aquel iba a ser nuestro último día completo. Lo íbamos a dedicar a ver lo máximo posible de Los Ángeles, una ciudad que nunca fue un objetivo prioritario en nuestro planning, ya que en aquel viaje nos habíamos centrado en los parques nacionales del interior. Desayunamos algo en la habitación antes de salir a pasear por la zona de Hollywood. Nuestro motel estaba justo al lado del Paseo de la Fama, que rinde homenaje a las mayores estrellas del cine y la música del país. Fuimos paseando sin rumbo por la calle donde estaban las estrellas en la acera, sin mas objetivo que dar con alguna estrella famosa. Al cabo de un tiempo llegamos al gran Dolby Theatre, donde se entregan cada año los premios Oscar. Había un gran ajetreo de gente, y vimos que la entrada estaba engalanada con una gran alfombra roja. Y es que aquella noche entregaban los Latin American Music Awards y estaban haciendo las últimas pruebas. Pudimos entrar al vestíbulo del Dolby Theater y darle un vistazo, en cuyas columnas lucen los títulos de las películas ganadoras de cada año.
Paseo de la Fama
Dolby Theatre
Siguiendo hacia el oeste por el Paseo de la Fama dimos con su lugar mas popular, el Grauman’s Chinese Theatre. Y es que en su patio delantero han dejado sus huellas y sus firmas los actores mas laureados de Hollywood: Clark Gable, Meryl Streep, Clint Eastwood, Marilyn Monroe, Julie Andrews, Sophia Loren… Nos sorprendió encontrar también huellas de unos actores diferentes, como el pato Donald o C3PO. El Paseo de la Fama nos gustó mucho, sobre todo encontrar las huellas de actores tan legendarios. Para nosotros, es una de las esencias de la ciudad.
Grauman's Chinese Theatre
Huellas de algunos actores famosos
Regresamos al motel y cogimos el coche para ir a otro de los símbolos de Hollywood, su icónico letrero. No estaba muy lejos del centro de Hollywood, pero para llegar hay que recorrer una serpenteante y estrecha carretera que trepa montaña arriba entre infinidad de viviendas unifamiliares. Al mismo letrero es imposible de llegar, pero hay un buen mirador desde el que contemplarlo en Mulholland Highway (el lugar exacto está en el mapa al inicio del post). Lo bueno es que al final de esta calle se puede aparcar de forma gratuita. Solo tuvimos que caminar unos cuantos metros para disfrutar de una fabulosa vista del cartel de Hollywood. Por cierto, en el aparcamiento vimos un policía que se dedicaba a multar los coches que habían aparcado en el lado de la acera correspondiente al sentido contrario... ¡los estadounidenses son muy estrictos en el cumplimiento de las reglas!
El letrero de Hollywood, una de las estampas mas típicas de la ciudad
Nuestro siguiente objetivo estaba en aquellas mismas montañas, era el Observatorio Griffith. Aunque es uno de los planetarios mas avanzados del mundo y un famoso escenario de muchas películas, nosotros queríamos disfrutar sobre todo de sus vistas de la ciudad. El observatorio está a poca distancia en línea recta desde donde estábamos, pero por carretera era un poco mas complicado llegar ya que no había ninguna ruta directa. Así que tuvimos que bajar al centro de Hollywood y volver a subir colina arriba para llegar hasta él. Nos sabemos porque pero los accesos al Observatorio Griffith estaban cerrados, con lo que no se podía aparcar en su gran parking. La única alternativa para aparcar era en el arcén de la carretera de acceso (Western Canyon Road), donde se tenía que pagar zona azul. Pero ese no fue el principal problema, ya que en los aledaños del observatorio ya vimos que la vista no iba a ser de las mejores, ya que Los Ángeles estaba sumida en una densa neblina. David se acercó al observatorio para comprobar que aquel día no habría buenas vistas, así que no llegamos a aparcar y nos fuimos de allí.
Luego volvimos al centro de la ciudad y nos desplazamos hasta Beverly Hills, un barrio que es sinónimo de lujo y distinción. Uno de sus lugares mas conocidos es Rodeo Drive, una corta calle donde se concentran una gran cantidad de marcas de moda de lujo. Tuvimos suerte y pudimos aparcar en la misma calle, donde hay unas pocas plazas de zona azul. Estuvimos paseando un poco para ver un poco su ambiente. Las tiendas ocupaban pequeños edificios decorados con mucha distinción, en una calle ajardinada con mimo. La verdad es que el contraste con la zona de Hollywood no podía ser mas brutal. No se veía mucha gente comprando, es mas, nos atreveríamos a decir que la mayoría de los que estábamos por allí éramos turistas. Pero nos pareció un lugar digno de ver por constituir una especie de microcosmos.
Tiendas de lujo de Rodeo Drive
Rodeo Drive
Después volvimos al coche y condujimos hasta otro de los lugares emblemáticos de Los Ángeles, la playa de Santa Mónica. Aunque era un jueves, la zona estaba llena de gente. Para aparcar no nos complicamos la vida y fuimos al parking que hay justo al norte del Muelle de Santa Mónica. Seguramente es el mas caro de la zona (14 $ por todo el día), pero también el mas céntrico, y no queríamos perder tiempo buscando sitio. La ventaja es que apenas tuvimos que caminar para llegar al Muelle de Santa Mónica, su lugar mas popular, que alberga antiguas atracciones de feria y una gran vista de la playa. Lo que no sabíamos es que el muelle constituye el punto final de la ruta 66, y varios carteles se encargan de recordar este hito. El muelle en si es pequeño, pero muy agradable para pasear un rato y empaparse un poco del ambiente playero.
Playa de Santa Mónica
Parque de atracciones del muelle
Muelle de Santa Mónica, en el final de la ruta 66
Como empezaba a apretar el hambre, buscamos un sitio para comer. No nos podíamos ir de California sin probar uno de sus platos icónicos, el clam chowder, una sopa espesa con almejas. Ya habíamos visto la noche anterior que había un restaurante del muelle que la ofrecía, The Albright. Es un restaurante rústico, donde el pedido se hace en un mostrador y luego puedes comer en unas largas mesas compartidas. Pedimos un clam chowder (que aquí lo sirven dentro de un pan) y una ensalada, acompañada de una limonada de fresa. Los platos nos parecieron buenos, y todo nos salió por 28 $.
Clam chowder servida dentro de un pan
A continuación abandonamos el muelle y fuimos a pasear por la 3rd Street Promenade, una calle peatonal que hay cerca. Es una zona agradable para dar un paseo, con jardines y muchas tiendas. La verdad es que no es fácil encontrar calles peatonales en Los Ángeles, y se agradece poder escapar un poco del tráfico de la ciudad.
3rd Street Promenade
Nuestra intención era ir seguidamente a Venice, otra popular localidad playera que hay un poco mas al sur de Santa Mónica. Como el precio del parking de Santa Mónica era para todo el día, decidimos no mover el coche y desplazarnos hasta allí en transporte público. El día anterior habíamos consultado los buses y las paradas, y el mas práctico y rápido era el bus 733 (1,75 $ por persona, que había que pagar en efectivo con el importe exacto). Tardamos unos 20 minutos en llegar a Venice, y al bajar nos fuimos directamente hacia su paseo marítimo. Es una larga avenida flanqueada por tiendas y palmeras por la que es muy agradable pasear. Aquí el ambiente es mucho mas playero y festivo, con skaters, artistas pintando cuadros, surferos que van y vienen de la playa, puestos callejeros con baratijas… Como nos gustó mucho su ambiente decidimos ir paseando de vuelta a Santa Mónica, que estaba situada a unos 3 km.
Venice
Venice
Paseo marítimo de Venice
La caminata fue larga pero valió la pena. Llegamos nuevamente al Muelle de Santa Mónica cuando empezaba a atardecer. Decidimos ir volviendo hacia nuestro motel en Hollywood, aunque en ese momento no sabíamos lo que nos costaría llegar. Al salir de Santa Mónica enseguida nos encontramos con un gran atasco de tráfico. Pasaban los minutos y apenas avanzábamos, así que a la que pudimos abandonamos la interestatal 10 para ir por dentro de la ciudad. Allí el atasco era mas horrible, y llegar hasta el siguiente semáforo de la intersección era toda una proeza. En ese momento echamos de menos tener una conexión a internet para ver el tráfico. Finalmente tardamos dos horas en llegar al motel, en un trayecto que se hace en media hora si no hay tráfico. Definitivamente, el horrible tráfico de Los Ángeles no es ninguna leyenda sino una realidad.
Atardece en el Muelle de Santa Mónica
Dejamos el coche en el parking del motel y subimos a la habitación a darnos una merecida ducha. Para nuestra última cena en EEUU nos decantamos por la cocina mexicana, que para nosotros fue un gran descubrimiento en aquel viaje al proporcionarnos un poco de descanso de tantas hamburguesas y steaks. Fuimos al Calle Tacos, una pequeña taquería situada cerca de nuestro motel. Pedimos un burrito California (con carne asada) y unos tacos dorados (una versión crujiente de los tacos), acompañados de una limonada y una Coronita. Los dos platos estaban muy buenos, y la cena nos salió por 29 $, un buen precio para un sitio muy recomendable.
Nuestra cena mexicana

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