COSTA OESTE DE EEUU 12: Zion II (Angel’s Landing)

14 de octubre de 2018 Aquella jornada madrugamos para hacer la excursión mas popular y espectacular del parque nacional de Zion, la que sube hasta Angel’s Landing. La excursión fue menos complicada de lo que nos pensábamos, y no nos defraudaron sus increíbles paisajes. Por la tarde hicimos la corta excursión del Overlook Trail y recorrimos la ruta panorámica de la carretera 9 con bonitos paisajes. Finalmente llegamos a nuestro alojamiento cerca del Bryce Canyon por la noche. Aquel día estaba especialmente marcado en nuestro planning, íbamos a hacer una de las excursiones mas espectaculares de aquel viaje. Sin duda es el mejor trekking de Zion, es conocido en todo el país, y tiene el poético nombre de Angel’s Landing. El sendero no es muy largo, se puede hacer en 4-6 h, superando un desnivel positivo de unos 500 m. Pero está considerada una de las excursiones difíciles del parque, ya que parte de su recorrido se hace por abruptos despeñaderos rocosos que hay que superar cuidadosamente agarrándote a cadenas de hierro
14 de octubre de 2018
Aquella jornada madrugamos para hacer la excursión mas popular y espectacular del parque nacional de Zion, la que sube hasta Angel’s Landing. La excursión fue menos complicada de lo que nos pensábamos, y no nos defraudaron sus increíbles paisajes. Por la tarde hicimos la corta excursión del Overlook Trail y recorrimos la ruta panorámica de la carretera 9 con bonitos paisajes. Finalmente llegamos a nuestro alojamiento cerca del Bryce Canyon por la noche.
Aquel día estaba especialmente marcado en nuestro planning, íbamos a hacer una de las excursiones mas espectaculares de aquel viaje. Sin duda es el mejor trekking de Zion, es conocido en todo el país, y tiene el poético nombre de Angel’s Landing. El sendero no es muy largo, se puede hacer en 4-6 h, superando un desnivel positivo de unos 500 m. Pero está considerada una de las excursiones difíciles del parque, ya que parte de su recorrido se hace por abruptos despeñaderos rocosos que hay que superar cuidadosamente agarrándote a cadenas de hierro. No está indicado a gente con vértigo o a niños, y hay que ir con buen calzado, nada de zapatillas deportivas. Las advertencias de las autoridades del parque son muy serias en cuanto a la seguridad, ya que ha habido casos de accidentes mortales de excursionistas. Hay mucha gente que duda si hacer o no la excursión, y sería una pena no hacer este espectacular trekking sin tener toda la información. Pero después de haberlo hecho podemos decir que no es tan complicado como lo pintan si vas con cuidado y bien equipado.
Vistas desde Angel's Landing
Aquel día madrugamos de lo lindo, no tanto porque la excursión fuera a ser larga (podría considerarse de medio día) si no por encontrar aparcamiento en el visitor center de Zion. Antes de las 7 ya estábamos desayunando en nuestro hotel de La Verkin, cargando bien las pilas. Teníamos una media hora de coche hasta las puertas del parque nacional de Zion, al que llegamos cuando estaba amaneciendo. Pese a ello ya había una gran cola de coches para pasar el control de entrada al parque (hay que tener en cuenta que era domingo). El parking del visitor center se empezaba a llenar de coches, pero no tuvimos problemas en aparcar. Nos equipamos bien, llevando comida, agua y algo de abrigo ya que hacía frío, aunque parecía que el día iba a ser muy soleado. Fuimos a coger el bus gratuito que recorre el Zion Canyon en el que no había casi cola, reinando un ambiente muy excursionista, con gente bien pertrechada para iniciar sus excursiones. En el bus íbamos pensando en la excursión: desde que empezamos a planificar el viaje y vimos las fotos de Angel’s Landing tuvimos clarísimo que queríamos hacer esa excursión. Pero también habíamos leído las advertencias de su dificultad, y no sabíamos si seríamos capaces de completarla. Además, al principio de planificar el viaje vimos en la web oficial del parque que el sendero estaba cerrado por un desprendimiento, pero afortunadamente lo lograron arreglar solo un par de semanas antes de viajar a EEUU (por eso es muy importante consultar su web). Por todas estas consideraciones, en aquel bus se agolpaban en nosotros una gran variedad de sentimientos.
Como casi todo el mundo, nos bajamos en la parada de The Grotto. Que tanta gente iniciara la excursión era una buena señal, quizás no sería tan difícil… Serían sobre las 9:30 cuando empezamos la excursión de Angel’s Landing, y la luz del amanecer empezaba a lamer las partes altas de los acantilados. Al principio, el sendero no ascendía demasiado, lo cual se agradece para ir calentando las piernas. Enseguida alcanzamos a ver lo que sería nuestro objetivo final, Angel’s Landing, un escarpado altiplano rocoso tan abrupto que parecía imposible de alcanzar. De hecho, parecía que nos dirigíamos a un lugar delimitado por acantilados verticales por todos los lados. Nos preguntamos por donde subía el camino, y al mirar detenidamente en una de las paredes del acantilado lo vimos serpenteando hacia arriba, con unos puntitos (personas) que iban avanzando lentamente. El sendero estaba muy bien acondicionado, estaba pavimentado o enlosado, así que era imposible perderse. Iba subiendo progresivamente por una ladera arbolada hasta la base del acantilado. Allí empezó a subir en serio, y empezaron a sobrarnos nuestras prendas de abrigo. En ocasiones el sendero estaba medio excavado en la roca, pero no era nada peligroso. Conforme íbamos subiendo en altitud íbamos empezando a disfrutar de bonitas vistas del Zion Canyon, aunque la luz todavía no bañaba el fondo del valle.
Amanece en el cañón, bañando la cumbre de Angel's Landing
Primer tramo de subida
Mientras subíamos empezábamos a tener buenas vistas
Tras unos 40 minutos llegamos a una gran grieta que separa la cresta de Angel’s Landing del resto del cañón. El ambiente era mágico, estábamos casi a la penumbra, ya que al ser tan estrecha aquella grieta no entraba ni el resplandor del amanecer. Allí pudimos descansar las piernas un rato, aunque no mucho. Enseguida nos enfrentamos a otra gran subida, la mayor parte del tiempo sobre un sendero que habían construido desde cero para subir hacia la cresta de Angel’s Landing. Tras 20 minutos, llegamos al Scout Lookout, con una vista majestuosa del Zion Canyon. El sol empezaba a iluminar todo el valle y la vista era muy hermosa. Allí había un pequeño altiplano de piedra (con unos lavabos y todo) en el que la gente descansaba un poco antes del esfuerzo final.
Entrando en la grieta y subiendo hacia la cresta
Vistas desde Scout Lookout
A partir de Scout Lookout el sendero bueno y pavimentado desaparece y empiezan los problemas. El primer obstáculo serio es una pendiente rocosa muy inclinada, y para subir con seguridad había que agarrarse a las cadenas de hierro. Aun así no resultaba demasiado peligroso, ya que las cadenas solo evitaban que te resbalaras. Pasar ese primer obstáculo tiene premio, ya que llegas a una plataforma rocosa con unas vistas increíbles de 360º. Teníamos vistas espectaculares hacia el oeste, donde se abría el cañón de Zion, y hacia el este y sureste, donde caía la grieta que habíamos subido antes y se abría la mayor parte del cañón. Pero las mas insuperables eran hacia el suroeste, donde se alzaba la afilada mole de Angel’s Landing. Esta montaña parecía que estaba unida al resto por una estrechísima cresta, ¡y por allí iba el sendero! Aquellas vistas son de las mejores de la excursión, y para quien vaya con algo de miedo, le animamos a que supere el primer obstáculo y si quiere se quede allí disfrutando de aquel magnífico panorama.
Primer obstáculo serio
Hermosas vistas desde la plataforma
Vista hacia Angel's Landing
Aunque no lo parezca, éste es el gran obstáculo
Esto lo decimos porque la parte mas difícil del sendero iba a ser la siguiente. De la plataforma rocosa baja un sendero entre las rocas hasta un punto en el que desaparece, y tienes que bajar usando la fuerza de los brazos y agarrándote de las cadenas de hierro o de donde puedas. Este gran obstáculo es el que echa a mas gente para atrás… y pudo con la pobre Neus. Ella padece miedo a las alturas, y había pasado bien el primer obstáculo, pero aquel le pareció demasiado. A mucha gente le pasaba lo mismo, lo dejaban en aquel punto ya que tenían dudas de cómo sería el resto del sendero si ya de buenas a primeras se encontraban con tal marrón. Como David se sentía con fuerzas y motivación, decidimos separarnos en aquella plataforma rocosa. Neus se quedó allí, mientras que David continuó para ver si podía alcanzar la cima.
Hay que decir que vista en perspectiva toda la excursión, David piensa que aquel “gran obstáculo” es el peor que hay en todo el recorrido. Así que si lo pasáis, llegar a la cima es prácticamente pan comido. David lo pasó como pudo, y a partir de allí todo fue a mejor. El camino iba realmente por la cresta, pero no era tan estrecha como parecía desde lejos. Había una cadena de hierro que la recorría, pero servía mas para marcar el camino que otra cosa, y solo era necesario agarrarte si te cruzabas con otras personas. Aunque esto pasaba a menudo, ya que a media mañana el camino de ascenso a Angel’s Landing estaba a tope de gente. Eso sí, todo el mundo era muy cívico, y la gente se intentaba ayudar sin dar prisas a los que les costaba avanzar, la verdad es que reinaba un gran ambiente de camaradería.
Camino que va sobre la cresta (izq. y arriba dcha.), desde la que se disfrutan de bonitos paisajes (abajo dcha.)
Cresta que une Angel's Landing con el resto del cañón
Mas adelante el sendero abandona la cresta y se interna por el flanco noroccidental de Angel’s Landing. Aquí David encontró algunos obstáculos algo difíciles, pero al abandonar la cresta ya no había ningún barranco que infundiera respeto. Para superarlos solo había que tener cuidado y paciencia, y dejarse ayudar por otra gente de vez en cuando. Siempre había una mano amiga que te ayudaba a subir por un paso difícil. La última parte del ascenso vuelve a la cresta, y la máxima dificultad estriba en caminar por una superficie rocosa e inclinada. De ahí la importancia de llevar buen calzado. Las cadenas ayudan, pero sin un buen calzado esta parte es peligrosa. Desde aquí hay una pequeña plataforma rocosa orientada hacia al norte donde David tuvo unas vistas fantásticas de todo el camino que había hecho. Fijándose bien pudo ver los lavabos del Scout Lookout; por allí, en algún punto, estaba Neus esperando.
Diversos pasos difíciles durante la ascensión
Mirando atrás, este es el recorrido que había hecho
Último tramo de la ascensión
Una hora después de haber de separarnos, David llegó a Angel’s Landing. Era una especie de altiplano muy abrupto, cubierto de una roca blanquecina que contrastaba mucho con la roca rojiza del resto del cañón. El mirador mas popular estaba en su extremo suroeste y sus vistas le dejaron sin aliento. Allí había un amplio panorama de casi 360º de todo el cañón, sencillamente maravilloso: hacia al sur se podía ver el Zion Canyon en todo su esplendor, con el verde valle contrastando vivamente con los rojizos acantilados. Hacia el noroeste había una vista curiosa, ya que Angel’s Landing se prolongaba en esa dirección mediante una pequeña cresta, que el río Virgil tenía que esquivar formando un hermoso meandro. Y hacia el norte, continuaba el cañón, estrechándose cada vez mas hasta los inicios de The Narrows, que habíamos visto el día anterior. Fue un gran regalo que recompensó con creces el esfuerzo empleado en subir hasta allí. La verdad es que la excursión había valido mucho la pena, y colmó sobradamente las altísimas expectativas que David traía. No fue muy dura físicamente y los obstáculos no fueron tan difíciles como pensaba.
Encima de Angel's Landing
Panorámica desde Angel's Landing hacia el sur, hacia el Zion Canyon
Vista hacia el norte, con The Narrows al Fondo
Vistas del meandro del río Virgil
Vista hacia el Zion Canyon
David no se quedó mucho tiempo en Angel’s Landing, ya que le sabía mal que Neus estuviera esperando tanto tiempo. El descenso no fue difícil, y superar algunos de los obstáculos fue mas fácil que a la subida. David tenía muchas ganas de explicarle a Neus las maravillas que había visto y que la subida no era tan difícil como parecía. Y justo cuando lo pensaba… se la encontró subiendo. Y es que esperando conoció a una chica mejicana llamada Lina, que también estaba temerosa de subir, y juntas se animaron para hacerlo. Nos habíamos encontrado en la cresta y estaban muy orgullosas de haber llegado hasta allí, salvando el “gran obstáculo”. La verdad es que era menos de lo que parecía… Yo les expliqué que había un par de pasos algo complicados mas arriba, así que decidimos entre los tres bajar. Llegamos sin problemas a Scout Lookout, donde nos separamos de Lina. Por cierto, para que veáis lo famoso que es Zion en EEUU, Lina había salido de madrugada de San Diego para llegar por la mañana allí y hacer la excursión (¡hizo unas 8 horas de coche del tirón!). En el mirador aprovechamos para descansar y comer tranquilamente.
David encontró a Neus mientras bajaba... e hicimos juntos la bajada
Después iniciamos la bajada por el camino pavimentado. Como ya era pleno día apreciamos muchos mas detalles del paisaje que en la subida. Sobre todo disfrutamos mas de las vistas del cañón de la primera subida del acantilado, que habíamos hecho antes cuando casi todo estaba oscuro. Finalmente acabamos el trekking en unas 5 h, incluyendo el tiempo que estuvimos comiendo. Como habéis leído, la excursión tiene su dificultad, y hay que ir con mucho cuidado en algunos puntos, pero no es ni mucho menos una dificultad insalvable. Nosotros no somos grandes excursionistas ni gente acostumbrada a hacer excursiones dificultosas, por eso consideramos que Angel’s Landing lo puede subir prácticamente cualquiera. Por sus espectaculares vistas, es sin duda una de las mejores excursiones que hicimos en el viaje y debería ser un imprescindible en todo viaje por la costa oeste de EEUU.
Bajando por la grieta
Último tramo de bajada
Atrás dejamos Angel's Landing, que se veía muy diferente que al inicio de la excursión
Serían sobre las 15 h cuando volvimos al coche que habíamos aparcado en el visitor center. Nuestro siguiente objetivo sería Canyon Overlook, una excursión corta que lleva a un gran mirador sobre el cañón. Para llegar al inicio del sendero cogimos la carretera estatal 9 hacia el este, la cual tiene algunos miradores interesantes. Allí encontramos un par de parkings muy pequeños y abarrotados de coches; al ser una excursión para todos los públicos es una buena opción para contemplar los paisajes del cañón sin hacer horas de trekking. El sendero no reviste ninguna dificultad y es casi plano. Las vistas son fantásticas, aunque no ves el Zion Canyon sino un cañón lateral que no es tan espectacular. Para quien no tenga tiempo de visitar el Zion Canyon seguro que le gustaran las vistas, pero para quien ya lo haya visto le sabrá a poco. Para nosotros, lo mejor del mirador de Canyon Overlook no fueron sus vistas si no el enclave en el que estaba situado: era muy bonito, formado por un paisaje agreste que iba combinando las rocas rojizas y blanquecinas y el verde de los pinos que pugnaban por abrirse paso en ese ambiente tan desolador. Incluso podemos decir que estuvimos mas tiempo admirando ese paisaje que no las propias vistas del mirador.
Vista desde Canyon Overlook
Paisajes entorno del mirador
Paisaje cercano a Canyon Overlook
De hecho, estos espectaculares paisajes abundan en la carretera estatal 9, sobre todo en el tramo entre el inicio de aquella excursión y la Checkerboard Mesa. Cuando volvimos a estar en ruta pudimos recorrer ese tramo de camino al Bryce Canyon. El contraste entre los colores de la roca y de la vegetación es mágico, y nos fuimos parando en la cuneta cada dos por tres para disfrutarlo. En algunas partes hay estratos de rocas casi blancas que forman un paisaje cuasi lunar. Sin duda, estos paisajes están entre los mejores del parque. De hecho, la gente que combina el Zion con el Bryce Canyon (algo que desaconsejamos) circunscribe su visita al Zion únicamente a pasar por aquella carretera, pasando por alto las maravillas del Zion Canyon.
Paisajes que se disfrutan desde la carretera estatal 9
Las rocas formaban estructuras y colores mágicos
Nos quedaban un par de horas de conducción hasta Tropic, que sería nuestra base para visitar el Bryce Canyon el día siguiente. Por el camino atravesamos los bonitos paisajes del Red Canyon, un bonito cañón rojizo con algunos miradores en los que no paramos. Llegamos a Tropic cuando empezaba a ser de noche, y fuimos directamente a nuestro alojamiento, el Red Ledges Inn. Era un gran hotel con varios edificios llenos de habitaciones, situado al inicio del pueblo. Hacía muchísimo frío y viento, y las temperaturas se estaban acercando a 0ºC. Nuestra habitación era amplia y espaciosa, con todo lo necesario. El desayuno estaba incluido, y consistía en un buffet algo sencillo, pero suficiente para llenar el estómago de buena mañana. Además, el hotel tenía servicio de lavandería, mediante unas lavadoras que funcionaban con monedas, las cuales usaríamos mas tarde. La habitación nos salió por unos 73 € la noche, una gran relación calidad-precio. Hay que decir que para visitar el Bryce mucha gente se aloja en la Bryce Canyon Village, mas cercana al cañón pero con alojamientos mas caros. En ese sentido encontramos muy práctico alojarnos en Tropic, que está a solo 10-15 minutos en coche de ese pueblo.
Nuestro alojamiento en Tropic
Después de una buena ducha bien caliente fuimos a cenar. Tropic es un pueblo pequeño y tiene pocos restaurantes. Cuando hicimos el check-in en el hotel nos dieron un vale del 5% de descuento en el aledaño restaurante Rustler’s, así que fuimos allí a cenar. Pedimos trucha de río con maíz y puré de patatas y steak con patatas fritas y ensalada. Los platos eran buenos, pero no eran ninguna maravilla. De postre pedimos un pastel de zanahoria para compartir, que resultó ser hiper-contundente. Junto a una copa de vino y una cerveza, la cena nos salió por 63 $. Como curiosidad, fue la primera vez que nos aplicaron la propina en el precio final, un 18 % nada menos ¡El asunto de la propina en EEUU es sagrado!
Nuestra cena
Como no era muy tarde aprovechamos para ir a la lavandería. Era una sala con varias lavadoras y secadoras que funcionaba como autoservicio. También había máquinas expendedoras de detergente y de suavizante. Todo funcionaba con monedas de 25 centavos, que te cambiaban en la recepción. Por solo 3 $ tuvimos nuestra ropa lavada y seca (0,75 $ el detergente, 1,25 $ el lavado y 1 $ el secado).
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