COSTA OESTE DE EEUU 7: Yosemite III (Tioga Road)

9 de octubre de 2018 Dedicamos casi todo aquel día a recorrer la carretera de montaña de Tioga. Empezamos haciendo una pequeña excursión en Tuolumne Grove, para ver algunas secuoyas gigantes. Mas adelante paramos en Olmsted Point, un lugar con unos paisajes únicos. Luego paramos en un par de puntos del Tenaya Lake, uno de los lagos mas bonitos de esta ruta de montaña. Después hicimos una corta excursión por las praderas de Tuolumne Meadows, justo antes de atravesar el Tioga Pass, un puerto de montaña situado a 3000 m de altitud. La carretera de Tioga es la única que comunica el valle de Yosemite con las tierras interiores del este. Atraviesa algunas de las zonas mas elevadas del parque, y tiene+ su punto culminante en el Tioga Pass, a mas de 3000 m de altitud. Esta gran altitud hace que la carretera se cierre en invierno debido a la nieve, aproximadamente desde principios de noviembre hasta mayo.
9 de octubre de 2018
Dedicamos casi todo aquel día a recorrer la carretera de montaña de Tioga. Empezamos haciendo una pequeña excursión en Tuolumne Grove, para ver algunas secuoyas gigantes. Mas adelante paramos en Olmsted Point, un lugar con unos paisajes únicos. Luego paramos en un par de puntos del Tenaya Lake, uno de los lagos mas bonitos de esta ruta de montaña. Después hicimos una corta excursión por las praderas de Tuolumne Meadows, justo antes de atravesar el Tioga Pass, un puerto de montaña situado a 3000 m de altitud.
La carretera de Tioga es la única que comunica el valle de Yosemite con las tierras interiores del este. Atraviesa algunas de las zonas mas elevadas del parque, y tiene+ su punto culminante en el Tioga Pass, a mas de 3000 m de altitud. Esta gran altitud hace que la carretera se cierre en invierno debido a la nieve, aproximadamente desde principios de noviembre hasta mayo. En la web de Yosemite se pueden ver las fechas de apertura y cierre de los años pasados, lo cual ayuda a planificar mejor el viaje si se va en primavera u otoño. La misma web oficial avisa del cierre o apertura de la Tioga Road. Si la carretera está cerrada, hay que dar un gran rodeo para continuar hacia el Death Valley y Las Vegas. La ventaja de esta última ruta es que se puede hacer una parada en el Secuoya National Park, que solo se puede visitar entrando por el este.
Aquel día nos levantamos pronto en Wawona, teníamos un largo día por delante. Nos llevamos la grata sorpresa que en el Big Trees Lodge ofrecían café y té gratis, así que lo decidimos aprovechar para desayunar un poco con las galletas que teníamos (también lo podías hacer en el restaurante, pero era caro). Para coger la Tioga Road teníamos que desandar gran parte de la carretera que habíamos hecho el día anterior, pasando por el Valle de Yosemite. Una vez en ella paramos para hacer un corto trekking en el Tuolumne Grove, un pequeño bosque de secuoyas. El sendero es fácil, de unos 4 km y unos 100 m de desnivel, y te va llevando por alguno de los árboles mas grandes. El bosque está situado en el fondo de un pequeño valle, así que el inicio de la excursión fue de bajada. Enseguida empezamos a ver las primeras secuoyas gigantes aunque, como en el día anterior en Mariposa Grove, eran ejemplares aislados. Como ya habíamos visto algunas impresionantes secuoyas el día anterior, no nos parecieron tan sorprendentes, y en general, no había secuoyas tan grandes como en Mariposa Grove. Aunque fue un paseo agradable, la excursión nos pareció prescindible para quien ya haya visto secuoyas.
Algunas secuoyas caídas en el Tuolumne Grove
Algunas secuoyas gigantes del Tuolumne Grove
El siguiente punto en el que paramos fue el Olmsted Point, el mirador mas famoso de la Tioga Road. Desde él se tienen unas buenas vistas de la cara norte del Half Dome, aunque se ve a lo lejos. Lo mejor de este mirador es su emplazamiento: está situado en un macizo rocoso donde el granito aflora a su superficie creando un paisaje lunar. De entre el suelo rocoso afloran árboles retorcidos por lo agreste del terreno y por los fuertes vientos que soplan, pugnando por sobrevivir. El paisaje del granito y los árboles es único, no habíamos visto ningún lugar así en Yosemite, acostumbrados a una exuberante vegetación. Realmente, es un filón para los amantes de la fotografía. Estuvimos un buen rato deambulando por el Olmsted Point, el cual se convirtió en uno de nuestros lugares preferidos de Yosemite.
Paisaje agreste de Olmsted Point
Olmsted Point, mirando hacia el Half Dome (al fondo)
Diferentes lugares cerca del mirador
Las rocas y el viento crean bellas formas en la naturaleza
Cerca del Olmsted Point está otro lugar recomendable, el Tenaya Lake. Es un hermoso lago de aguas cristalinas rodeado de montañas graníticas. Aparcamos el coche en un parking que había en su parte sur y nos acercamos andando a verlo mejor. Aparte de lo bucólico que era, no había prácticamente nadie. Estuvimos andando un poco por la zona sur y oeste del lago (donde pasa la carretera y hay un par de miradores, aunque no tan bonitos). Hay un sendero que rodea todo el lago, pero nosotros nos conformamos en coger el coche y parar nuevamente en la parte norte del Tenaya Lake, donde se extiende una gran playa de arena, que seguro que está muy concurrida cuando hace calor.
Vista del Tenaya Lake (al fondo)
Disfrutando del Tenaya Lake
Tenaya Lake
Continuamos subiendo por Tioga Road hasta los Tuolumne Meadows, uno de sus lugares mas emblemáticos. Se trata de una de las mayores extensiones de praderas subalpinas de Yosemite, con multitud de senderos para los excursionistas. Para descubrir las praderas decidimos hacer una pequeña excursión de 1 h. La pradera no tenía un aspecto demasiado bonito ya que se veía muy seca, pero hay que tener en cuenta que está a mas de 2800 m de altitud y por la época que era (octubre) allí debía helar cada noche. Aun así el paisaje nos pareció bonito, ya que era algo diferente a lo que habíamos visto en el resto del parque. Hacia al norte de las praderas encontramos una cabaña de madera que resultó ser un lugar histórico, unos plafones explicaban que allí se alojaron los primeros colonos que vinieron al lugar para aprovechar las praderas como pasto. Aunque el lugar también era conocido por sus surgencias de aguas carbonatadas, marcadas como “soda springs”, muy apreciadas el siglo pasado. De hecho, pudimos ver alguna de estas surgencias, de las que salía un agua trasparente llena de burbujas. La excursión fue corta, pero nos pareció muy recomendable, lástima no haber tenido tiempo para hacer alguna mas larga.
Tuolumne Meadows
Recorriendo las praderas de Tuolumne
Río que atraviesa las Tuolumne Meadows
Seguimos nuestra ruta por la carretera y enseguida llegamos a su punto mas elevado, el Tioga Pass (3031 m). Mas que un collado parecía una amplia llanura de origen glacial que separaba dos valles. En el punto mas elevado estaban las garitas de peaje de la entrada este de Yosemite. No había mucho mas que ver por allí, excepto el Tioga Lake, un lago en el que hicimos una breve parada. Después la Tioga Road inició su rápido descenso hacia la vertiente oriental del parque. Nos sorprendió lo poco que tardamos en descender, aunque hay que tener en cuenta que hacia el este se extiende un enorme altiplano situado a mas de 2000 m de altitud. Cerca de Lee Vining fuimos a un mirador para contemplarlo mejor. El cambio de paisaje que habíamos experimentado en relativamente pocos kilómetros fue brutal, de las montañas nevadas de Yosemite al enorme altiplano que se extiende en el interior de California. Desde allí podíamos ver el gran Mono Lake, un gran lago hipersalino endorreico que alberga una importante colonia de aves.
Mirador cerca de Lee Vining, con el Mono Lake al fondo
Nuestro alojamiento no estaba muy lejos de allí, en el pequeño pueblo de Bridgeport, y era la Bridgeport Inn, una pensión que tenía un popular restaurante. Nuestra habitación nos pareció genial, después de haber pasado ciertas estrecheces en nuestros alojamientos de Yosemite. El desayuno no estaba incluido, pero te daban un vale de descuento de 4 $ para gastarlos allí, y tenían una gran variedad de platos dulces y salados. La habitación nos salió por 89 $ (unos 78 €), un precio correcto teniendo en cuenta lo que recibimos a cambio.
Nuestra habitación
Aunque empezaba a atardecer, decidimos ir a dar una vuelta por Bridgeport, para estirar un poco las piernas. El pueblo era pequeño, solo unas filas de casas alrededor de la carretera principal. Pero nos gustó mucho, ya que se veía muy auténtico, con tiendas con letreros que nos recordaban al salvaje oeste y pequeñas casas de madera. En el supermercado del pueblo aprovechamos para comprar comida para los siguientes días: de allí en adelante nuestros almuerzos iban a ser a base de pan de molde con atún en conserva o con una especie de patés de carne. Puede parecer un poco de postguerra, pero a la noche siempre nos desquitamos cenando en algún restaurante.
Diferentes lugares de Bridgeport
Como el pueblo no tenía mucha vida fuimos a cenar en el mismo restaurante del Bridgeport Inn. El restaurante estaba casi lleno, parecía que era muy apreciado por los locales, sin duda una buena señal. Pedimos pastel de carne y baby back ribs, con los acompañamientos de ensalada y sopa, que estaban incluidos en el precio y que te traían antes a modo de entrante. Los dos platos los encontramos muy buenos y eran muy abundantes. Junto con una cerveza, la cena nos salió por 54 $ (unos 47 €).
Nuestra cena

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