CAMBOYA 15, 16 y 17: isla de Koh Rong Sanloem

15, 16 y 17 de diciembre de 2017 Los tres siguientes días iban a tener poca historia, ya que los pasaríamos en la paradisíaca isla de Koh Rong Sanloem. El primer día llegamos por la mañana e hicimos un poco de reconocimiento de la isla, paseando por Saracen Bay y bañándonos en la Lazy Beach. El segundo, hicimos un tour que incluía snorkeling y una cena en el pueblo de pescadores de M’Pai Bay. Y en el tercero, no dio tiempo de mucho, ya que al mediodía cogimos el ferry de vuelta a Sihanoukville, porque después teníamos ir a Kampot. El día que habíamos pasado ayer en las playas de Sihanoukville no eran mas que un preludio de lo que nos esperaba en los tres siguientes días. Y es que si de verdad quieres disfrutar de la playa y el relax, tienes que ir alguna de las islas que salpican el litoral de Camboya.
15, 16 y 17 de diciembre de 2017
Los tres siguientes días iban a tener poca historia, ya que los pasaríamos en la paradisíaca isla de Koh Rong Sanloem. El primer día llegamos por la mañana e hicimos un poco de reconocimiento de la isla, paseando por Saracen Bay y bañándonos en la Lazy Beach. El segundo, hicimos un tour que incluía snorkeling y una cena en el pueblo de pescadores de M’Pai Bay. Y en el tercero, no dio tiempo de mucho, ya que al mediodía cogimos el ferry de vuelta a Sihanoukville, porque después teníamos ir a Kampot.
El día que habíamos pasado ayer en las playas de Sihanoukville no eran mas que un preludio de lo que nos esperaba en los tres siguientes días. Y es que si de verdad quieres disfrutar de la playa y el relax, tienes que ir alguna de las islas que salpican el litoral de Camboya. Nosotros decidimos escoger Koh Rong Sanloem por dos motivos: por una parte logísticamente era práctica, ya que se podía llegar en menos de 1 h en fast boat desde Sihanoukville. Y por otra, habíamos leído que era mas tranquila que su “hermana grande”, Koh Rong (mas adecuada para quien busca un ambiente mas animado).
Así que uno de los puntos fuertes de Koh Rong Sanloem es el buen transporte que le une con el continente. Hay varias empresas que operan la ruta entre la isla y Sihanoukville en rápidos ferrys, varias veces al día. Estas empresas tienen una vida efímera, con lo que van cerrando y van siendo substituidas por otras. En la web oficial de Koh Rong Sanloem se pueden consultar los horarios de todas ellas. Los billetes es mejor comprarlos de forma anticipada, y suelen incluir el traslado desde el hotel de Sihanoukville. Éstos son caros, pero no hay otra forma de llegar a las islas (a nosotros nos costaron 22 USD por persona). Al menos cuando fuimos nosotros, las empresas de los ferrys no se hacían la competencia unas a otras y todas ofrecían las mismas tarifas. Una cosa buena es que los billetes son abiertos, los compras para un día determinado, pero puedes elegir la hora hasta una hora antes de partir.
Ferry a Koh Rong Sanloem
En Koh Rong Sanloem casi todo el mundo se aloja en una enorme bahía con una playa infinita llamada Saracen Bay. Allí todo son hoteles y restaurantes, no hay ningún pueblo, con sus ventajas e inconvenientes. Por una parte, el ambiente es mas tranquilo, las playas están mas limpias y no te incordian vendedores pesados. Por otra, los alojamientos son mucho mas caros y no se puede descubrir nada de la vida local de los pescadores. Si se busca esto último, en el norte de la isla hay un pueblo de pescadores llamado M’Pai Bay, aunque tras nuestra fugaz visita nos dio la sensación que allí cada vez mas locales se dedican al turismo.
La playa de Saracen Bay y sus resorts
Por último, un buen consejo: hay dos muelles en Saracen Bay, uno en cada extremo de la bahía, y cada compañía atraca en uno determinado. Así que, una vez reservado el alojamiento, es importante conocerlo y optar por la compañía que te deje mas cerca de él. Si no, puede que tengas que patearte toda la playa con tu equipaje a cuestas. De todas formas, algunos hoteles (los mas alejados) fletan barcas para ir a buscar sus huéspedes.

Primer día
El primer día nos despertamos pronto en nuestro hotel de Sihanoukville. Después de pagar nuestra estancia, enseguida nos vino a recoger una minivan de Island Speedboat Cambodia, la compañía con la que íbamos a viajar. En unos diez minutos llegamos al muelle de la ciudad, donde había un gran ajetreo de gente, ya que las diferentes compañías salen a horas parecidas. Había un espacio de espera relativamente pequeño donde se congregaba todo el mundo, y de vez en cuando venía el empleado de una compañía determinada y se llevaba a sus pasajeros al barco. El fast boat de Island era relativamente nuevo e iba casi lleno. El trayecto se nos hizo muy corto, de una media hora, ya que la primera parada era la nuestra: Saracen Bay.
Como nos habíamos informado bien del muelle donde desembarcaba esta compañía, solo tuvimos que caminar unos pocos metros para llegar a nuestro alojamiento, el Cita Resort. Es un conjunto de unas pocas pintorescas cabañas, situado a pocos metros de la playa. Tiene un bar donde sirven ricos desayunos y que mas tarde se convierte en un buen restaurante italiano (el cocinero era italiano y eso se notaba). Las cabañas tienen un primer piso con una zona de hamacas y una ducha (sin agua caliente) y un segundo con la habitación (sin aire acondicionado). Hay que decir que nos dejamos engañar por las fotos, porque la verdad es que la cabaña era bastante cutre, estaba hecha de una especie de mimbre llena de agujeros y los tablones del suelo dejaban huecos entre ellos, así que la probabilidad de tener fauna invitada era bastante alta. Y se notaba mucho la falta de aislamiento y de aire acondicionado, ya que al final del día la cabaña era una especie de horno. Ni que decir tiene que no había wifi, ni siquiera en el restaurante. La cabaña nos salió por 65 USD la noche con desayuno (unos 55 €). El precio es caro para ser Camboya (es mas o menos el triple de lo que se paga por una habitación en una guesthouse decente en el continente), pero barato en Saracen Bay, y os será difícil encontrar algo mas barato y mas bonito. Así que es un buen alojamiento para presupuestos contenidos (para los mas bajos hay un par de hostels), pero si te gusta la experiencia de los buenos resorts, busca un sitio mejor.
Nuestra cabaña en el Cita Resort
Aprovechamos para descansar un poco en la cabaña y comer algo. La verdad es que los del alojamiento se portaron muy bien con nosotros y nos dieron la cabaña antes de la hora del check-in. Después nos lanzamos a descubrir nuestra isla. Empezamos dando un paseo por la playa de Saracen Bay, una gran extensión de fina arena blanca bañada por aguas turquesas y protegida por altas casuarinas. Toda ella estaba salpicada por hoteles y chiringuitos, pero en una proporción correcta, sin que fueran un impacto negativo para el paisaje. Se veía muy poca gente en la playa, ya que algunos hoteles tenían piscina propia. Eso hacía que se respirara un ambiente super-tranquilo, así que encontramos justo lo que buscábamos. Y a lo referente a la playa en si, nos pareció mucho mas bonita que las que habíamos visto en Sihanoukville.
Disfrutando de la playa de Saracen Bay
Saracen Bay
Descansando en la playa
Una de las cosas que mas nos sorprendió fue la arena de la playa. Aparte de que era relucientemente blanca y estaba muy limpia, tenía una textura finísima. Así que caminar por ella con los pies descalzos era un verdadero placer. Y caminando por aquella fantástica playa llegamos hasta su extremo norte, donde ésta acaba y empieza un promontorio boscoso. Estábamos maravillados por haber encontrado un sitio así de bonito, ya que cuando alguien piensa en Camboya, las playas no es lo primero que le viene a la cabeza. Decidimos descansar un poco tomando unos refrescos en uno de los chiringuitos (2.5 USD), en el que solo había una pareja de clientes mas. Neus aprovechó para hacer el primer baño en sus aguas cristalinas.
Saracen Bay
"Sweet Time" era el chiringuito donde mas veces íbamos a tomar algo
Después continuamos con la exploración de la isla y tomamos el camino que se adentra en la selva para ir a la Lazy Beach, una calita situada en la parte oeste. El paseo por allí fue agradable, rodeados de exuberante vegetación y, en teoría, de monos (varios carteles avisaban de no alimentarlos). Parte del sendero era de la misma arena sedosa de la playa, pero hacia la mitad era rocoso, y convenía ir calzado. En unos 20 minutos llegamos a la cala, y nos pareció una réplica a pequeña escala de Saracen Bay, pero casi sin construcciones humanas (solo había un pequeño hotelito). El ambiente era igual de tranquilo que en la anterior, pero mucho mas bucólico. Dejamos nuestras cosas en la arena (nos sentimos muy seguros de dejar los objetos de valor) y nos fuimos a bañar. El agua era muy caliente y cristalina. Después, descansamos al sol para secarnos. Aquello era vida.
Lazy Beach (arriba izq. el camino de acceso)
Bañándonos en la Lazy Beach
Eran sobre las 4 cuando decidimos ir volviendo hacia nuestra cabaña. Precisamente a esa hora es cuando Lazy Beach empezaba a estar mas concurrida, ya que al estar orientada al oeste es un sitio popular para ver la puesta de sol. En el camino estuvimos mirando algunas opciones para hacer algún tour de snorkeling para el día siguiente. Había un par de tour operadores, y junto con la mayoría de los hoteles, ofrecían los mismos tours y precios. Nosotros nos decantamos por un tour de snorkeling de medio día para ir a los mejores arrecifes de la isla (15 USD por persona). Aunque después veremos que la cosa no acabaría saliendo como nosotros esperábamos.
Llegamos a la cabaña y nos dimos una merecida ducha (fría, como hemos dicho no había agua caliente). Hacia las 7 fuimos a comer al restaurante italiano de nuestro alojamiento. Pedimos pasta “di mare” con gambas y calamares y pasta “alla norcina” con salsa de tomate y salchichas. Los platos no estaban mal para estar tan lejos de Italia. El precio sí, se notaba que allí todo es mas caro, ya que junto a las bebidas nos salió por 19 USD.
Nuestra cena

Segundo día
El segundo día se levantó soleado pero con mucho viento y gran oleaje. Fuimos a desayunar tranquilamente al restaurante, ya que hasta las 10 h no empezaba nuestro tour. Pero conforme avanzaba el tiempo nadie nos venía a buscar, con lo que pedimos a la recepción que llamaran a la compañía, Caribean Tours. Les dijeron que el tour se retrasaba hasta las 13 h debido al gran oleaje, ya que un barco nos tenía que venir a buscar a Saracen Bay. Así que fuimos a explorar la zona sur de la bahía, que no habíamos visto el día anterior, donde nos bañamos un rato. Después para hacer tiempo fuimos a la oficina del ferry Island para reservar el trayecto a Sihanoukville para el día siguiente. Nos ofrecieron billetes de bus para ir a Kampot, nuestro siguiente destino, y como eran baratos (6 USD por persona) decidimos comprarlos.
Hacia las 12 volvimos al alojamiento y les pedimos que llamasen otra vez a Caribean Tours para confirmar que se iba a hacer a las 13 h, ya que nos parecía que el tiempo seguía mal y no había amainado el viento. Les confirmaron que nos pasarían a buscar a esa hora, pero a la hora convenida llamaron al alojamiento que el tour se volvía a retrasar a las 15-15:30 h. Como no sabíamos qué hacer en ese tiempo, nos quedamos en el restaurante y nos partimos una pizza cuatro quesos muy buena y después fuimos a hacer la siesta a la habitación.
Descansando mientra esperábamos que empezara nuestro tour
Hacia las 15:30 fuimos nuevamente a la recepción del alojamiento para ver si esta vez era la vencida. Nos dijeron que les habían avisado que el barco había salido ya del muelle (después supimos que partía de M’Pai Bay, en el norte de la isla) y que venía hacia Saracen Bay, así que era mejor que esperásemos en el muelle. Allí nos encontramos con varias personas que también hacían el tour, un par de nórdicos y un grupito de indios. Hasta las 16:30 no llegó el dichoso barco para poder comenzar el tour. Lo llevaba un chico brasileño, que se disculpó achacando los múltiples retrasos al mal tiempo. En eso tenía razón, pero se podía haber preocupado de avisar a la gente (sabía los alojamientos donde dormíamos). El brasileño nos explicó el plan del tour y nos dimos cuenta que no era el que habíamos contratado. Era uno mas largo que incluía solo una parada de snorkeling (en el nuestro eran dos), la vista del atardecer (que al final no hicimos ya que se nos hizo tarde), la visita al pueblo de M’Pai Bay y posterior cena allí mismo y nadar de noche entre el plancton bioluminiscente. Como en el tour que habíamos contratado nosotros solo había snorkeling no traíamos nada, ni dinero ni calzado para andar por un pueblo. Quizás éramos los únicos que habíamos contratado ese tour y nos habían metido en el otro para no fletar un barco solo para nosotros. Pero aunque salíamos ganando (ya que este tour era mas caro que el que habíamos contratado nosotros), nos hubiera gustado que nos hubieran avisado. Así que la ausencia de fotos de ese tour se debe a eso, no llevábamos nada por miedo a que se nos mojara, en previsión de que fuera un tour corto.
Tours en Saracen Bay (a la dcha., el que qeríamos
a la izq. el que acabamos haciendo)
Decidimos sacarle el lado positivo de la situación y disfrutar del tour. Primero hicimos la parada de snorkeling, en unas rocas situadas al norte de Saracen Bay. El guía brasileño nos explicó que al ser un área propiedad de los militares (montaña arriba estaba situada su base), el coral se había mantenido muy bien conservado. Y era cierto, vimos un montón de coral bien vivo y una gran variedad de peces de colores. Aunque también había unos grandes erizos de mar que eran venenosos y mejor mantener las distancias con ellos. La verdad es que nos lo pasamos muy bien. Los indios nos hacían mucha gracia, estaban muy torpes y se notaba que era su primera experiencia con el snorkeling.
No recordamos cuanto tiempo estuvimos con el buceo, pero fue el suficiente para disfrutar del coral. Nos montamos nuevamente en la barca, desde la que vimos que ya no contemplaríamos el atardecer ya que estaba anocheciendo. Lo complicado vino cuando abandonamos las aguas mas o menos calmadas de la bahía. En mar abierto el oleaje continuaba con mucha fuerza y zarandeó con violencia el barco. El brasileño nos aconsejó sentarnos en el suelo de la embarcación para mayor seguridad. La verdad es que la barca dio algunos botes tan grandes que temimos zozobrar en cualquier momento.
Tras unos minutos interminables, llegamos al muelle del pueblo de M’Pai Bay. Se suponía que nos tenían que hacer una visita por él, pero ya era de noche y apenas había iluminación pública, así que no se veía nada. El brasileño entonces se dio cuenta de nuestra guisa, sin calzado ni nada, y le explicamos nuestra historia. Él se sorprendió y nos dio a entender que en parte era culpa nuestra, ya que se sobreentendía que nos había cambiado de tour al cambiarnos de hora. Decidimos no discutir nada, ya que lo único que podía pasar era que nos reclamara la diferencia de precio del tour, y no íbamos a pasar por el aro (este tour valía 30 USD y nosotros habíamos pagado la mitad). Al menos, el chico se ofreció a prestarle sus chanclas a Neus para que no fuera descalza (aunque buena parte de los caminos del pueblo eran de arena). A falta de una visita por el pueblo, nos hizo una explicación muy interesante de la vida allí. Después nos llevó al sitio donde íbamos a cenar, que estaba dirigida por una asociación del pueblo que después aprovechaba los alimentos no consumidos. La verdad es que la cena era espléndida, un buffet lleno de sabrosos manjares: ensaladas, arroces, brochetas de carne asadas al momento, dulces postres… Echamos de menos no tener ninguna cámara para poder retratar toda aquella buena comida. La cena incluía una bebida, pero podías pagar mas (no fue nuestro caso, que no llevábamos ni cinco). ¡Menos mal!
Después de cenar nos fuimos al barco para volver a Saracen Bay. Y volvimos a sufrir el violento temporal de oleaje. Hubo un par de indios que se marearon mucho y lo pasaron muy mal los pobres. Cuando llegamos cerca de la Saracen Bay, el brasileño paró motores. Nos mostró que si metía la mano en el agua y la movía se veían una infinidad de pequeños destellos. ¡La verdad es que era muy curioso! Los destellos eran provocados por unas algas unicelulares bioluminiscentes. Nos dijo que si queríamos podíamos nadar, y se apuntó uno de los nórdicos y Neus. Y la verdad es que el efecto se notaba mucho mas: al mover las extremidades para flotar en el agua parecía brillar por la bioluminiscencia. En ese momento también echamos muy de menos nuestra cámara de fotos.
Eran las 21 h cuando desembarcamos sanos y salvos en el muelle de Saracen Bay. Pese a los retrasos y al cambio del tour, nos lo habíamos pasado bien. Para descansar un poco del ajetreo del barco fuimos a tomar algo al bar de un hotel cercano, donde nos conectamos al wifi con el móvil.

Tercer día
El tercer día iba a ser tan accidentado como el anterior o mas. Teníamos que coger el ferry de vuelta a Sihanoukville a las 13 h, y nuestra intención era dar una última vuelta por la isla hasta esa hora. Pero cuando salimos a desayunar ya vimos que el temporal de viento no solo no había amainado, sino que era incluso mayor. Mientras desayunábamos nos dijeron que cuando había mal tiempo el ferry salía del muelle Freedom, justo al otro de la bahía en su extremo norte. Para confirmarlo después de desayunar nos fuimos a preguntar a la oficina de los ferrys en el muelle que estaba al lado de nuestro alojamiento, pero allí no había absolutamente nadie, así que debía ser correcto lo que nos habían dicho. En el alojamiento nos dijeron que se tardaba mas o menos una hora en ir caminando hacia el otro muelle y se ofrecieron a contratar una barca para llevarnos, pero decidimos ir caminando tranquilamente. Nos cargamos las mochilas a la espalda y fuimos recorriendo la Saracen Bay en dirección norte.
El temporal barrió Saracen Bay
El temporal no hacía mas que acrecentar la belleza de la playa, con fotogénicas olas y palmeras batallando contra el viento. Aunque tenía su aspecto negativo, ya que el fuerte oleaje había hecho desaparecer casi toda la arena de la playa haciendo impracticable el camino. A veces teníamos que poner los pies en el agua hasta los tobillos para poder continuar. No queremos ni pensar lo que hubiera sido aquello con una maleta a cuestas… A medio camino decidimos descansar un poco en el exterior del hotel donde habíamos ido la noche anterior a tomar algo. Como nos habíamos conectado a su wifi, lo estuvimos aprovechando un poco mientras descansábamos (en nuestro alojamiento no había).
Efectos del viento en la playa
Reemprendimos nuestro camino y tras algunos vadeos complicados llegamos al Freedom Pier sobre las 12:15. Era un absoluto caos de gente y de equipajes, ya que al parecer no había salido ninguno de los ferrys de la mañana. Los pasajeros estaban desesperados, ya que no recibían ninguna información de sus compañías, y no ayudaba ver a sus responsables jugando a los naipes pasando de todo. Por suerte, el responsable de nuestra compañía, Island, no estaba en la partida de cartas, y nos dijo que el ferry no saldría hasta las 13:30 (ese retraso nos empezaba a sonar demasiado al del día anterior). Y llegó la hora y allí no llegó ningún barco. Estuvimos esperando y esperando hasta que vimos uno en el horizonte que venía hacia Saracen Bay. Suponemos que la misma duda le debió asaltar a todo el mundo: ¿será el ferry de mi compañía? Al acercarse mas vimos con alivio que llevaba pintado el logo de Island, nuestra compañía. Nos extrañó de que era un barco mucho mas grande que el que nos trajo, y después lo comprendimos: iban a embarcar a todo el mundo, fueran de la compañía que fueran. La gente enseguida temió quedarse fuera barco y se armó un tremendo caos para embarcar. Pero afortunadamente el ferry no dejó a nadie en tierra, y acabó saliendo con unas dos horas de retraso.
El trayecto hacia Sihanoukville fue similar al del tour en barco del día anterior, lleno de saltos y balanceos, haciendo que mucha gente se mareara. Una hora mas tarde desembarcamos en la ciudad costera, y enseguida nos enfrentamos a otro problema. Habíamos comprado dos billetes para ir a Kampot a través de Island, pero a aquella hora nuestro bus hacía rato que debía haber salido. En el Freedom Pier el empleado de Island nos dijo que llamáramos a la compañía de bus (Champa Tours) desde el Jasmine Café en el muelle de Sihanoukville y eso hicimos. Nos dijeron que fuéramos enseguida a su oficina en tuktuk (1.5 USD). Tardamos poquísimo en llegar y vimos que había un montón de gente esperando. Parecía ser que el bus a Kampot de las 13:30 no había llegado todavía y la gente estaba enfadadísima. Sobre las 16:30 llegó el transporte que resultó ser una minivan en la que cupimos todos los que estábamos esperando.
La minivan que nos llevó a Kampot
Partimos enseguida hacia Kampot, que iba a ser nuestro último destino en Camboya antes de pasar la última noche en Phnom Penh. Tras una hora el conductor hizo la consabida parada, aunque lo hizo en medio de un pueblo de mala muerte. Desapareció de la vista sin decir nada a nadie, si la parada iba a ser de cinco minutos o de media hora. Finalmente resultó ser la segunda opción, y tras reemprender el viaje llegamos a Kampot ya de noche, sobre las 18:30. Afortunadamente, la oficina de Champa Tours estaba muy cerca de nuestro alojamiento, así que fuimos a pie. Para aquella noche nos íbamos a alojar en Good Morning Kampot, una guesthouse muy popular entre los extranjeros. Nuestra habitación era enorme, pero carecía casi por completo de cualquier mobiliario, aparte de la cama solo había una pequeña mesita. El desayuno no estaba incluido, pero lo podías pagar a parte eligiendo de una carta bastante amplia. Y la ubicación era inmejorable, en pleno centro de Kampot y a orillas del río. No podíamos pedir mucho mas por 18 USD por noche (unos 15 €), así que nos pareció recomendable.
Nuestra habitación en Kampot
Después nos fuimos a cenar por la zona, que tenía una oferta muy amplia de restaurantes. Al final escogimos Captain Chim’s, un pequeño restaurante muy concurrido con una carta amplia a precios muy populares. Pedimos un pollo amok y marisco a la pimienta verde (esta especia es el producto estrella de la zona). El pollo no estaba mal, pero el marisco en realidad solo eran unas pocas gambas. Aun así la cena nos pareció correcta, y junto con las bebidas nos salió por 12 USD.
Nuestra cena en Kampot

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