SRI LANKA 13: Kandy II (Jardín Botánico de Peradeniya)

1 de enero de 2017 Aquella fue una jornada entera para explorar la ciudad de Kandy. Habiendo ido el día anterior al Templo del Diente de Buda, la visita fuerte sería la del Jardín Botánico de Peradeniya, todo un festival de frondosos jardines diseñados con una belleza exquisita. Después regresamos al centro de Kandy para pasear tranquilamente por sus calles y sus mercados, y sobre todo por su bonito lago. La noche anterior habíamos celebrado el fin de año en Kandy, y aunque no nos habíamos acostado muy tarde nos costó levantarnos. La propietaria de la guesthouse encendió con nosotros unas velas en honor al nuevo año, parece ser que era una tradición.
1 de enero de 2017
Aquella fue una jornada entera para explorar la ciudad de Kandy. Habiendo ido el día anterior al Templo del Diente de Buda, la visita fuerte sería la del Jardín Botánico de Peradeniya, todo un festival de frondosos jardines diseñados con una belleza exquisita. Después regresamos al centro de Kandy para pasear tranquilamente por sus calles y sus mercados, y sobre todo por su bonito lago.
La noche anterior habíamos celebrado el fin de año en Kandy, y aunque no nos habíamos acostado muy tarde nos costó levantarnos. La propietaria de la guesthouse encendió con nosotros unas velas en honor al nuevo año, parece ser que era una tradición. El desayuno también era especial, y estaba compuesto por arroz con leche, unas pastas hindús, tortillas, tostadas… No hay nada como un buen desayuno para empezar bien el día. Al decirle que íbamos al Jardín Botánico la señora también nos explicó la forma de llegar en bus, el medio de transporte mas económico en Sri Lanka. Teníamos que coger dos buses, uno al centro de Kandy y otro a Peradeniya.
Ceremonia de año nuevo y nuestro desayuno espacial
El primer bus fue el mas fácil de coger, solo teníamos que bajar hasta la carretera principal (Katugasthota Road) y parar cualquiera que fuera dirección a Kandy. No tuvimos que esperar mucho para que nos parara uno. Como suele ser habitual en el país, el bus iba hasta arriba de gente y no nos pudimos sentar. Pero no se puede pedir mucho mas por un trayecto que vale 12 rupias (no llega a 10 céntimos de euro). Pese a la corta distancia que nos separaba del centro de Kandy, tardamos lo nuestro en llegar, ya que a aquellas horas de la mañana el tráfico era infernal, avanzando a paso de tortuga. Lo peor es que no sabíamos exactamente donde nos teníamos que bajar para poder enlazar con el otro bus. Controlando el trayecto con el GPS del móvil bajamos en un lugar que parecía céntrico, cerca de una gran estación de buses. Y enseguida encontramos la parada de los buses que iban a Peradeniya, pero un tuktukero nos dijo que pasaban muy poco a menudo. Obviamente no dimos ninguna credibilidad a aquello, pero como nos ofreció llevarnos por solo 300 rupias (menos de 2 €), fuimos con él.
El Jardín Botánico de Peradeniya es un inmenso espacio verde a las afueras de Kandy, a unos 6 km de la ciudad. Alberga miles de especies de plantas, especialmente orquídeas y palmas. Antaño era el jardín privado de los reyes de Kandy, pero hoy en día el acceso es público. Los locales no tienen que pagar entrada, pero los extranjeros sí, y no precisamente barata, 1500 rupias por persona (casi 10 €). A primera vista Peradeniya nos pareció grandioso, cubierto de anchas avenidas arboladas y jardines cuidados con esmero, llenos de las mas variopintas flores de colores. Nos pareció que aquel lugar era mas un parque que un jardín botánico, ya que primaba mas el interés estético que el científico. Eso hace que sea un lugar ideal para todos los públicos. Seguramente por eso estaba lleno de gente, aunque también ayudaba el hecho de estar en año nuevo y de que las entradas eran gratuitas para la gente local. Como botánicos echamos un poco de menos el aspecto científico. Pero igualmente el lugar es de una belleza espectacular.
Uno de los primeros jardines que vimos en Peradeniya
Sendero bien florido dentro del Jardín
Una de las primeras cosas que hicimos fue visitar el invernadero donde hay las orquídeas. Tenían una buena colección, con flores de todos los colores y formas, incluyendo algunas especies ceilandesas muy raras. Otro de los grandes reclamos de Peradeniya son sus avenidas rodeadas por altísimas palmeras reales, perfectamente alineadas. Caminando por ellas te sentías muy pequeño. Entre bosques y jardines también hay grandes superficies cubiertas de césped, donde la gente descansaba (a la sombra, ya que hacía mucho calor) mientras que los mas pequeños correteaban a sus anchas. Tampoco faltaban bucólicos lagos rodeados por bonitos bosques de bambú. Estuvimos cerca de dos horas explorando casi todos los confines del jardín, y la verdad es que nos gustó mucho. Dentro de un país a menudo tan caótico como Sri Lanka, en aquel lugar todo era orden y tranquilidad.
Algunos lugares en Peradeniya
Frente a uno de las grandes extensiones de césped
Otros lugares del Jardín, incluyendo algunas orquídeas
Avenidas con palmeras reales
Bucólico lago
Al salir del jardín botánico cogimos casi al vuelo un bus que volvía hacia el centro de Kandy (billete, 34 rupias). Volvimos a estar atrapados en un gran caos de tráfico, parecía que aquel era el estado normal de las carreteras de la ciudad. Nos apeamos casi sin querer cerca del Mercado Central, así que aprovechamos la oportunidad de darle un vistazo. Dar una vuelta por los mercados siempre es buena idea, es una buena ocasión para observar la vida local. En aquel había un mínimo orden en forma de puestos alineados, pero de vez en cuando algún campesino estiraba una manta en cualquier sitio y exponía sus verduras o frutas. Como suele ser habitual, tanto la carne como el pescado se tenía a la intemperie sin refrigeración alguna, para gran alegría de las moscas. Después continuamos dando una vuelta por el centro de Kandy, que tiene algunos bonitos edificios coloniales pintados de blanco puro. Para descansar un poco del calor y meter algo en el estómago fuimos al White House Restaurant. En la planta baja tenían una parte para snacks y bebidas, mientras que la planta de arriba era propiamente el restaurante. Nos conformamos con pedir un par de pepsis bien frías y una pasta salada (200 rupias, algo más de 1 €, seguramente no nos cobraron la pasta) ¡Nos sentaron de lujo!
Edificios coloniales en Kandy
Mercado Central de Kandy
Luego decidimos ir a dar una vuelta por el lago de Kandy. Llamado Kiri Muhuda en cingalés, es un lago artificial construido a comienzos del siglo XIX por los reyes de Kandy. Está justo al lado del centro de la ciudad, pero está rodeado de una exuberante vegetación y sus orillas apenas están urbanizadas, así que se puede considerar un espacio verde de Kandy. Además, un paseo peatonal con bancos rodea el lago por completo. Para hacerlo todavía mas agradable, el tiempo se nubló un poco y el calor nos dio un respiro, con lo que disfrutamos mucho mas del paseo. En la orilla sur del lago hay muchos de los hoteles mas caros de la ciudad, y algún templo al que no llegamos a entrar. En la norte, a parte del Templo del Diente de Buda, hay algunos teatros donde se hacen representaciones de danzas locales. En esa zona del lago nos asaltaron un par de veces vendedores de entradas para estos espectáculos. Parecía que todos empezaban a la misma hora (17 h) y las entradas valían lo mismo (1000 rupias, 6 €). Algún viajero ya nos había hablado de ellos, y no precisamente bien, nos contaron que los artistas bailaban con desidia y no había sido buena experiencia, así que al final decidimos no ir. Acabamos de recorrer el lago en cerca de una hora, la verdad es que el paseo nos gustó mucho.
Lago de Kandy
Después, descansamos un poco en los jardines del Templo del Diente de Buda. Parecía que al ser año nuevo estaba especialmente concurrido. Pero nosotros ya habíamos visitado el templo el día anterior. Luego, al pasar enfrente de un supermercado entramos para comprar algunas cosas. Siempre que regresamos de algún país exótico nos gusta intentar hacer en casa algún plato típico que hayamos probado. Y en aquel lugar había ingredientes que podían ser difíciles de encontrar a la vuelta. En concreto compramos unos paquetes de mezcla de especias para hacer pollo al curry y arroz biryani. Esperamos que los platos nos salgan bien…
Como estábamos cansados decidimos ir a cenar pronto y volver rápido a la guesthouse. Para cambiar un poco de la aburrida gastronomía cingalesa, miramos los restaurantes de comida rápida que había en el centro. Había varias franquicias donde elegir, pero al final nos decantamos por el Domino’s Pizza. Lo bueno de los restaurantes de comida rápida en Sri Lanka es que siempre incorporan sabores típicos de la gastronomía local en su cocina. Eso lo notamos en una de las pizzas que pedimos, que era de carne, y tenía un sabor muy especiado y picante. Las pizzas estaban muy buenas, pero nos costó acabárnoslas aún siendo medianas. Todo nos salió por 2135 rupias (unos 13 €), bastante caro para Sri Lanka, pero aquí la comida rápida es un lujo y se paga en consonancia.
Nuestras pizzas
Al salir del restaurante, como era relativamente pronto, decidimos volver en transporte público a nuestra guesthouse. Al estar alejada del centro, no era trivial hacerlo, pero la propietaria de la guesthouse nos lo había explicado. No nos costó encontrar el bus correcto, era el que iba hacia Katugasthota Road. Pero una vez en él (billete, 24 rupias), lo problemático era donde bajarnos. Fuimos controlándolo con el GPS del móvil, pero al solicitar la parada al conductor, éste pasó de nosotros y no paró hasta un trecho mas adelante. De forma que tuvimos que desandar parte del camino por la carretera principal. No tardamos mucho en llegar al desvío de la calle donde estaba la guesthouse. Como sabíamos que había un buen trozo de subida hasta ella, decidimos parar un tuktuk de la carretera principal para que nos llevara. El primero que paramos se negó a llevarnos, no sabemos si fue porque era un trayecto corto o porque sabía que había una gran subida. Al menos convenció a otro tuktukero para que nos llevara (70 rupias). Pero como su tuktuk era antiguo, no tuvo la potencia suficiente para hacer una de las subidas y nos dejó a mitad de camino (con lo que le pagamos la mitad, 40 rupias). Hicimos el trozo que nos quedaba a pie. Al llegar a la guesthouse la propietaria se interesó de cómo nos había ido el día y le contamos un poco. Después nos acostamos enseguida, el día siguiente empezaba una etapa diferente del viaje.

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2 comentarios:

  1. Que entrada más buena!! Os felicitamos!

    Os dejo el link de nuestro blog

    https://bloguerasviajeras.blogspot.com.es/

    Nos leemos:)

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