CHINA 7: Pingyao

13 de septiembre de 2015 Aquella mañana llegamos a Pingyao con el tren nocturno desde Datong. Dedicamos todo el día a visitar esta interesante ciudad medieval, inscrita en el Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. A la noche quedamos para cenar con otros blogueros de viajes que teníamos muchas ganas de conocer. Llegamos a Pingyao poco después de las 6 de la mañana, tras un trayecto nocturno de 7 horas desde Datong. Al salir de la estación nos estaba esperando un conductor de nuestro alojamiento, Guanxianyuan Hostel, ya que ofrecía transfer gratuito desde aquella estación.

13 de septiembre de 2015

Aquella mañana llegamos a Pingyao con el tren nocturno desde Datong. Dedicamos todo el día a visitar esta interesante ciudad medieval, inscrita en el Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. A la noche quedamos para cenar con otros blogueros de viajes que teníamos muchas ganas de conocer.

Llegamos a Pingyao poco después de las 6 de la mañana, tras un trayecto nocturno de 7 horas desde Datong. Al salir de la estación nos estaba esperando un conductor de nuestro alojamiento, Guanxianyuan Hostel, ya que ofrecía transfer gratuito desde aquella estación. Este hostel es un establecimiento situado al norte de la ciudad amurallada, ambientado en una antigua casa medieval con patio y con mucho encanto. Siendo tan pronto no nos pudieron dar todavía nuestra habitación, pero nos condujeron a una que parecía que había sido ocupada la noche anterior y que todavía no habían limpiado. Desayunamos un poco en ella y dimos una cabezada hasta las 10, hora a la que ya tenían lista nuestra habitación. Ésta tenía una cama enorme, que consistía en una colchoneta sobre una plataforma de piedra (parece ser que son las típicas de la región). Aparte de eso, no había apenas mobiliario, aunque tampoco hubiera cabido. La habitación nos salió por 99 yuans (unos 13 €), un buen precio teniendo en cuenta lo que recibimos a cambio.

Patio interior del hostel

Nuestra habitación

Pingyao es una de las ciudades medievales amuralladas mejor conservadas de China. Se fundó en el siglo XIV, pero no fue hasta unos siglos después durante la dinastía Qing que experimentó su gran esplendor. Y es que en esta pequeña ciudad se inventaron los tongs, los primeros bancos en China. Su éxito fue tal que toda la ciudad se llenó de ricas mansiones señoriales, no solo con bancos sino con todo tipo de corporaciones relacionadas con ellos, desde transportistas hasta compañías de seguridad. El casco histórico medieval de Pingyao sobrevivió milagrosamente a las salvajes remodelaciones urbanísticas que se llevaron a cabo durante la Revolución Cultural de Mao. Y hoy en día es una interesante combinación de espectaculares murallas, calles tradicionales, mansiones antiguas y templos donde buscar reposo.

Centro histórico medieval de Pingyao

Como nuestro hostel estaba en la parte norte de la ciudad, empezamos por Bei Dajie, la principal arteria de esa parte de Pingyao. Aunque la ciudad es muy turística y atrae a centenares de visitantes cada día, aquella calle se podría decir que es la mas auténtica. No había tiendas de souvenirs ni restaurantes, solo puestos ambulantes donde los lugareños hacían sus compras. Un poco mas adelante la calle se hace peatonal, con lo que el paseo fue mas agradable. Cuando hacía meses decidimos ir a China, nos imaginábamos estar en un lugar como aquel: una calle donde la gente iba su ritmo, rodeada por casas tradicionales con comercios adornados con farolillos rojos y carteles de madera con intrigantes caracteres chinos.

Bei Dajie

Puesto de jiaozis

Parte menos turística de Bei Dajie

Al final de la calle había una taquilla para comprar las entradas. Pasear por la ciudad es gratis, pero para entrar en las magníficas mansiones, templos o acceder a la murallas había que pagar una entrada (130 yuans, aunque en el billete ponía que valía 150...). Continuamos el paseo por Xi Dajie, maravillados por la estampa tradicional que contemplábamos a cada paso. En aquella calle encontramos una de mas mansiones medievales mas importantes de Pingyao, la que albergó el Ri Sheng Chang, uno de los primeros bancos de la ciudad (siglo XIX). Su interior se conservaba muy bien, y había carteles en inglés donde se explicaba para que se usaba cada dependencia: una para la contabilidad del banco, otra para atender los clientes importantes, en otra vivían los empleados... Nos gustó mucho recorrer todos sus recovecos, era la primera vez en China que veíamos un lugar como aquel.

Xi Dajie

Comercios en Xi Dajie

Confluencia de Xi Dajie y Nan Dajie

Xi Dajie

Interior del Ri Sheng Chang

Patio interior del Ri Sheng Chang

Ri Sheng Chang

A continuación llegamos a Nan Dajie, la calle mas bonita (y mas turística) de Pingyao. Aunque estaba rodeada de tiendas dirigidas al turista, estas no rompían con la estética medieval de la ciudad. Hacia la mitad de la calle había la Torre de la Ciudad, un bonito edificio que formaba estampas de postal. Aquí y allá había puestos de comida callejera, son una de las cosas que mas nos gustan de Asia. En uno pedimos una brocheta de carne, en otra un pastel de verduras picante, en otra unos dumplings... Una forma barata, variada y sencilla de comer.

Nan Dajie

Torre de la Ciudad en Nan Dajie

Por esta calle y las anteriores había muchas pequeñas mansiones medievales que se podían visitar con la entrada. Había otros bancos, como el Bai Chuan, que tenía unos interiores muy bien reconstruidos, con muchos muebles y decoración. Nos pareció curiosa la historia de la mansión Hui Wu Lin, que albergaba una congregación de artes marciales fundada para proteger a los banqueros. Otras casas estaban reconvertidas en museos, como el Newspaper Museum, donde se explicaba la historia de los periódicos de la ciudad. Nos parecieron fascinantes, aunque había tantas que al final todas eran mas o menos similares.

Mansión Hui Wu Lin

Museo del Periódico, con una edición protagonizada por Mao

Interior de la mansión Bai Chuan

Habitación donde se recibían los clientes en Bai Chuan

Nos alejamos de las principales calles del casco histórico para ver un par de templos. El primero fue el Templo Confuciano, todo un remanso de paz y tranquilidad dedicado al gran filósofo chino. El segundo fue el Templo Qing Xu Guan, mucho mas pequeño pero que nos pareció mas auténtico. Ninguno de los dos estaría entre lo mejor de la ciudad, nos quedó claro que Pingyao valía la pena sobre todo por sus calles y sus mansiones. Volvimos al centro por Dong Dajie, otra de esas calles donde se puede ver como era la vida tradicional de los lugareños antes de la llegada del turismo.

Templo Confuciano

Templo Confuciano

Templo Qing Xu Guan

Dong Dajie

Otro de los grandes atractivos de Pingyao es su muralla, que ha podido conservarse pese al crecimiento de la ciudad. Se puede subir a ella desde las puertas de la ciudad que están en cada punto cardinal, excepto en la del este (precisamente por la primera que intentamos subir). Iniciamos el paseo por la muralla desde la puerta norte y fuimos caminando hacia el oeste. Tanto la muralla como los bastiones se estaban reconstruyendo en ese momento, y se veían algunos tramos sin reconstruir. La vista desde ella fue un poco decepcionante, a la que te alejabas de las principales calles, solo veías barrios residenciales y fábricas con muy poco encanto. Nuestra intención era recorrer la muralla hasta la puerta sur, pero cuando pasamos junto a la puerta oeste decidimos que ya teníamos suficiente y bajamos abajo. Hay que tener en cuenta que solo se puede subir una vez a la muralla; mas tarde intentamos volver a subir por la puerta sur y no nos dejaron.

Murallas de Pingyao

Bastión de la Puerta Oeste

Paseamos un rato mas por Xi Dajie hasta llegar hasta otra de las residencias importantes de la ciudad, la que albergaba el banco Xie Tong Qing. Se trata de una de las mas grandes y mejor conservadas de Pingyao, llena de estancias decoradas, patios interiores, etc. Junto con la residencia del banco de Ri Sheng Chang, nos pareció de lo mejorcito de este tipo de edificios. Con esto dimos por acabada la visita a Pingyao, de la que solo podemos decir que nos encantó. Sus calles, edificios, murallas, residencias... todo ello evoca perfectamente la época medieval, sin que el turismo haya afectado demasiado a su conservación.

Xie Tong Qing

Xie Tong Qing

Era media tarde y nos fuimos al hostel a descansar un rato, ya que a la noche habíamos quedado para cenar con Iciar y Raúl de Diarios de viaje. Cuando nos enteramos que ambos íbamos a China estuvimos intentando conseguir encontrarnos en algún punto de nuestras respectivas rutas, aunque ellos empezaban el viaje desde Shanghai. Estuvimos “a punto” de no encontrarnos ya que les habíamos dicho de quedar en la “Puerta Principal” de Pingyao cuando queríamos decir la “Torre Central”, y allí había cuatro puertas iguales. Cuando nos dimos cuenta de nuestro error decidimos dividirnos, e ir uno a la torre norte y otro a la torre sur, rezando con que no se les ocurriese ir a otra de las dos. Finalmente logramos encontrarlos y conocerlos, algo que hacía mucho tiempo que queríamos hacer. Para cenar fuimos a Tian Yuan Kui, el restaurante del hostal del mismo nombre que nos habían recomendado una de las parejas que conocimos en Pekín. Para pedir había que usar una tablet donde ibas seleccionando los platos que querías, aunque nos teníamos que guiar por las fotos ya que todo estaba en chino. Decidimos pedir cuatro platos para compartirlos entre todos, como se hace en China: un plato de carne con patatas, ñame frito (uno de los que tuvo mas éxito), carne con una especie de gnocchi de arroz y los noodles típicos de la región (con forma de cilindro). Como no podía ser de otra forma, nos pasamos la cena hablando de viajes, y contándonos lo mucho que nos estaba gustando nuestros respectivos viajes a China. La cena también nos gustó a ambos y nos salió por 148 yuans en total (unos 10 € por persona).

Noodles de Pingyao

"Gnocchi" de arroz

Con Iciar y Raúl de Diarios de viaje

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