CHINA 5: Pekín IV, Templo del Cielo

11 de septiembre de 2015 En el último día en Pekín hicimos otra de las visitas importantes, la del Templo del Cielo. Después de comer algo en el Mercado de las Perlas, nos dirigimos al parque Beihai y a la Colina del Carbón, donde vimos el atardecer sobre la Ciudad Prohibida. A la noche cogimos el tren nocturno que nos llevaría a Datong, nuestra primera experiencia en ese medio de transporte tan popular en China. Aquel día nos costó mucho levantarnos, estábamos muy cansados de la caminata de la jornada anterior por la Gran Muralla pero contentos de cómo fue. Desayunamos algo en la habitación, hicimos el check-out y dejamos las mochilas en el hostel.
11 de septiembre de 2015
En el último día en Pekín hicimos otra de las visitas importantes, la del Templo del Cielo. Después de comer algo en el Mercado de las Perlas, nos dirigimos al parque Beihai y a la Colina del Carbón, donde vimos el atardecer sobre la Ciudad Prohibida. A la noche cogimos el tren nocturno que nos llevaría a Datong, nuestra primera experiencia en ese medio de transporte tan popular en China.
Aquel día nos costó mucho levantarnos, estábamos muy cansados de la caminata de la jornada anterior por la Gran Muralla pero contentos de cómo fue. Desayunamos algo en la habitación, hicimos el check-out y dejamos las mochilas en el hostel. Después de un corto trayecto en metro, nos plantamos delante de las taquillas del parque del Templo del Cielo a las 10 h, donde pagamos 35 yuans cada uno (mas 10 yuans por un mapa que no habíamos pedido... ¡pero cualquiera discute con un chino malcarado!). El Templo del Cielo es uno de los mas importantes de Pekín, y los emperadores lo usaban para las ceremonias religiosas. Está situado en medio de un inmenso parque, y la gran mayoría de gente que vimos venía a alejarse del ruido de la ciudad y a disfrutar de sus aficiones: coser, bailar, tocar instrumentos, jugar a las cartas, cantar...
Mujeres practicando danza del vientre
Uno de los lugares mas populares es el Changlang, un corredor cubierto similar al que vimos en el Palacio de Verano, pero menos auténtico. En sus asientos se podía ver la vida de la gente sencilla, sus conversaciones, sus juegos, sus reposos... Cerca encontramos un curioso corrillo de gente cantando: tenían un hombre que les dirigía y músicos tocando en directo, pero no parecían formar parte de ningún grupo organizado, ya que había gente que pasaba por allí y se quedaba un tiempo cantando con ellos. En un aparte se podían comprar las partituras que cantaban para unirse a ellos. La intensidad con la que cantaban nos hizo quedarnos un rato escuchándoles. Os sugerimos que le deis al “play” al vídeo que hay mas abajo y sigáis leyendo el resto del post con la música de fondo ;)
Changlang, con decenas de personas tomando el sol
Changlang, con el Templo del Cielo al fondo
Un rato después llegamos al primer templo, la Sala de Rogativas de las Buenas Cosechas, su nombre lo dice todo. Es el templo mas famoso del complejo y estaba hasta los topes de turistas. Nos sorprendió su curiosa planta circular, algo muy raro en la arquitectura china. El interior solo se podía ver a través de unas puertas, y era muy amplio pese a lo pequeño que parecía el edificio. En los alrededores de éste vimos muchos novios que acudían para hacerse las fotos de boda, con el espléndido templo como telón de fondo. Su atuendo era bastante occidental, pero nos sorprendió que casi todas las novias vistieran de rojo pasión.
Sala de Rogativas de Buenas Cosechas
Mas cerca del templo
Interior del templo
Una de las novias que se hacían las fotos de boda en el Templo del Cielo
Mas al sur de este templo fuimos hasta el curioso Muro del Eco, un muro casi circular construido para que un sonido emitido cerca de él se pudiera oír desde cualquier otra parte del muro. No pudimos hacer la comprobación, ya que aquel sitio estaba lleno de gente haciendo esto precisamente, y a los chinos en potencia vocal no los gana nadie... En el centro del muro está la Bóveda Imperial del Cielo, una versión en pequeño del primer templo que vimos.
Entrada al Muro del Eco
Bóveda Imperial del Cielo, rodeado por el Muro del Eco
Y mas al sur encontramos el Altar Circular, una gran estructura ceremonial de tres niveles hecha de mármol blanco. Su diseño hacía que desde su centro el sonido fuera aumentado y llegara a todas las partes del altar. Por eso todos los turistas se agolpaban en el centro, luchando por hacerse la foto de rigor. Después de un corto paseo por el parque, dimos por finiquitado el Templo del Cielo. Nos habíamos estado tres horas, y aunque nos gustó, quizás no lo consideraríamos entre las principales atracciones de Pekín, en nuestra opinión estaría un peldaño por debajo de la Ciudad Prohibida o la Gran Muralla.
Altar Circular
Salimos por la Puerta Este, la misma que habíamos usado para entrar, y nos dirigimos al Mercado de las Perlas, muy cerca de ésta. Ocupa un gran edificio de varias plantas, y conforme ibas subiendo de una planta a otra, las perlas que se vendían eran cada vez mas caras. Como no nos interesaban mucho, fuimos al sótano donde habíamos visto que se anunciaba un “food court” para comer algo. Era un lugar en que había muchos pequeños restaurantes que cocinaban gran variedad de platos, y para comprarlos tenías que pagar con una tarjeta recargable (100 yuans), y lo que no gastabas te lo devolvían. Pedimos un clásico chino que teníamos ganas de probar, el jiaozi, un dumpling cocido o hervido al vapor, relleno de carne y verduras. Además, compramos una cosa que anunciaban como hamburguesa pero que era más una especie de hojaldre relleno de carne picada. Nuestros primeros jiaozis de China nos gustaron mucho, y el sucedáneo de hamburguesa tampoco estaba mal. Junto a una coca-cola, la comida nos salió por 32 yuans (unos 4 €).
Aspecto del "food court" del Mercado de las Perlas
"Hamburguesa" de hojaldre
Jiaozis con su salsa
Luego cogimos el metro y fuimos hasta el parque Beihai (entrada 20 yuans). Este es uno de los parques mas bonitos de Pekín, con un bucólico lago en el centro rodeado de agradables jardines por los que pasear. También tiene algunos monumentos históricos interesantes, como un Muro de los Nueve Dragones muy similar al que vimos en la Ciudad Prohibida. Dimos un paseo por la orilla oriental del lago, por donde se accede al Islote de Jade, con un bonito corredor de madera circular. El islote está coronado por una colina por la que ascendimos, y en su cima encontramos la Dagoba Blanca, una estupa sin mucho interés. Bajamos por el lado sur, que da a un pequeño y encantador templo, el Yong’an Si, con muchos devotos rezando.
Parque Beihai
Muro de los Nueve Dragones
Yong'an Si. Esos talismanes rojos nos encantaron, compramos uno como recuerdo
Precisamente la parte que queda al sur del islote es sin duda la mas bonita de lo que vimos de parque. Allí crecen bellos lotos en el agua, creando estampas de postal. El lago se extiende mas al sur, pero nosotros decidimos salir por aquella zona ya que cerca se halla la Colina del Carbón, el próximo lugar que queríamos visitar.
Parque Beihai
Parque Beihai, con el islote de Jade al fondo
El Parque Jingshan o Colina del Carbón (entrada 2 yuans) es un parque que se encuentra al norte de la Ciudad Prohibida, justo al lado de ésta. Precisamente por esa razón es uno de los miradores mas populares de la ciudad, sobre todo para contemplar el atardecer. En la cima de la colina hay una pequeña pagoda que hace de mirador, que estaba invadida totalmente de fotógrafos con sus trípodes. A duras penas logramos asomarnos por un hueco de gente. A nuestros pies pudimos ver la inmensa Ciudad Prohibida. La vista sobre el complejo imperial era espectacular, cuando lo habíamos visitado días atrás no pensamos que fuera tan grande, nuestra vista apenas abarcaba algo que no fuera la Ciudad Prohibida.
Entrada del parque, con el mirador arriba
Vista norte, con la Torre del Tambor al fondo
Vista sur, hacia la Ciudad Prohibida
Atardece sobre la Ciudad Prohibida
De camino nuevamente al metro el cielo se empezó a tapar amenazadoramente, mientras en el horizonte resplandecían relámpagos que vaticinaban una gran tormenta. Los autóctonos empezaron a correr como locos mientras caían las primeras gotas, sabedores de lo que estaba por llegar. Llegamos al metro antes de que empezara a diluviar, pero decidimos cambiar los planes para lo que nos quedaba de tarde: en vez de ir a la Zona Olímpica, fuimos hacia el hostel, para ir a cenar con tranquilidad. Menos mal que al salir otra vez del metro ya había pasado el aguacero, dejando todas las calles empapadas. Repetimos en el mismo restaurante del día anterior cuyo nombre en alfabeto latino desconocemos, 金手勺 (nº 274 de Dongsi Bei Dajie). Esta vez pedimos alitas de pollo y cordero frito. Bajo estos nombres, en principio inocentes, se ocultaban unas alitas amaradas de salsa de soja (¿Cómo se comen unas alitas con palillos chinos?) y una carne super-picante (tuvimos que pedir un par de boles de arroz para contrarrestar el picante). Aun así, encontramos ambos platos bastante buenos, y la cena nos salió por 108 yuans (15 €).
Alitas de pollo en salsa
Cordero frito, la primera vez que vimos lo picante que podía ser la cocina china
Regresamos al hostel para hacer tiempo, ya que el tren que teníamos que coger no salía hasta la medianoche. Allí conocimos a dos parejas de españoles, a los que explicamos nuestra experiencia de visitar la Gran Muralla China; ellos querían verla el día siguiente, y no sabían si ir en transporte público o ir en el tour del hostel (280 yuans). Las dos parejas estaban en la etapa final de su viaje, así que nos dieron varios consejos muy útiles. Hablando hablando se nos hicieron las 11 de la noche, así que recogimos rápidamente nuestras mochilas y nos fuimos. En el metro nos dimos cuenta que éste cerraba a las 11:30. El primer metro lo cogimos bien, pero cuando fuimos a hacer transbordo en Puhuangyu nos dijeron que ya había cerrado. Nos empezaron a recorrer sudores fríos... había sido un fallo de aficionados no pensar que a esa hora de la noche el metro podía estar cerrado. Salimos a la superficie para coger un taxi, aunque solo nos había faltado una parada mas para llegar a la Estación de Tren de Pekín. ¡En Pekín la distancia entre las paradas de metro es bastante grande! El taxi nos cobró 15 yuans y en un plis nos plantamos delante de la estación.
A aquellas horas, en la estación no había tanta gente como el día que fuimos a recoger los billetes de tren. Por eso logramos atravesar los controles policiales de equipaje bastante rápidos. Los plafones luminosos estaban en chino, pero nos las arreglamos bastante bien sabiendo el número de nuestro tren a Datong (2603) y a la hora a la que salía (00:18 h). Para el trayecto nocturno de 6 h teníamos un par de literas “soft sleeper”, las mas cómodas en este tipo de viajes, que consta de un camarote con dos filas de dos literas. A primera vista nos parecieron muy cómodas y espaciosas, dentro de lo que cabe por estar dentro de un tren. Nuestros compañeros de camarote eran un par de hermanos que hablaban inglés (mejor que nosotros, lo cual no es difícil). Enseguida nos metimos en la cama, teníamos que descansar bien para estar al 100 % para el día siguiente. Aunque uno de los dos hermanos no nos lo puso fácil, ¡roncaba como un descosido!
Nuestro camarote de literas soft sleeper

4 comentarios:

  1. En china el rojo de ls novias simboliza amor, felicidad y prosperidad en la pareja. Así que de ahí que sus bodas sean tan llamativas jeje

    Preciosas vistas a la ciudad prohibida. Me han encantado.

    En cuanto a los ronquidos...bufff yo siempre duuermo con tapones, Imaginad el sueño tan ligero k tengo...

    Otra magnifica entrada.
    Un saludo

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    1. David al final también se puso tapones en los oídos... ¡pero incluso así oía los ronquidos! Que forma de roncar, diosssss!
      Saludos

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  2. Qué curioso lo de las novia de rojo! China tiene que ser espectacular pero, de momento, tendré que conformarme con leer vuestros posts.

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    1. El rojo para las novias nos sorprendió pero por lo que dice Vero en el comentario anterior parece muy habitual en China.
      Nosotros volvimos encantados de este país, esperamos que puedas ir en un futuro. Nosotros seguro que repetimos, nos hemos dejado mucho por ver!
      Saludos

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