10 de septiembre de 2015 Aquel día hicimos la mejor excursión de un día que se puede hacer desde Pekín: visitar la Gran Muralla China. De entre los diferentes tramos, elegimos el de Mutianyu, al que llegamos en transporte público. El famoso monumento no nos defraudó, y nos regaló uno de los mejores momentos de todo nuestro viaje a China.
La Gran Muralla China se empezó a construir hace mas de 2.000 años, durante la dinastía Qin, la primera que logró unificar toda China. La muralla protegió durante mucho tiempo a los chinos de las tribus mongoles del norte, y en caso de ataques, permitía una rápida comunicación a lo largo de todo su recorrido gracias a un sistema de señales visuales. Sin embargo, no logró detener a Gengis Kan, que consiguió superarla y conquistar gran parte de China.
10 de septiembre de 2015
Aquel día hicimos la mejor excursión de un día que se puede hacer desde Pekín: visitar la Gran Muralla China. De entre los diferentes tramos, elegimos el de Mutianyu, al que llegamos en transporte público. El famoso monumento no nos defraudó, y nos regaló uno de los mejores momentos de todo nuestro viaje a China.
La Gran Muralla China se empezó a construir hace mas de 2.000 años, durante la dinastía Qin, la primera que logró unificar toda China. La muralla protegió durante mucho tiempo a los chinos de las tribus mongoles del norte, y en caso de ataques, permitía una rápida comunicación a lo largo de todo su recorrido gracias a un sistema de señales visuales. Sin embargo, no logró detener a Gengis Kan, que consiguió superarla y conquistar gran parte de China. Mas adelante, durante la dinastía Ming (siglo XV), la muralla se reforzó y adquirió un aspecto mas parecido al actual, con almenas y poderosos baluartes. Pero éstos tampoco evitaron la invasión de los manchúes en el siglo XVII, los cuales instauraron en China la dinastía Qing, los últimos emperadores que gobernaron el país. Sin amenazas desde el norte, la Gran Muralla fue perdiendo importancia y sus muros se fueron desmoronando. Cayó en el olvido hasta bien entrado el siglo XX, momento en el que se volvió a comprender su inmenso valor histórico y se empezaron a reconstruir algunos tramos, que son mayoritariamente los que se pueden visitar hoy en día.
Desde Pekín se pueden visitar los tramos mas populares de la Gran Muralla China, pero hay diferentes opciones. Decidir cuál fue una decisión difícil, ya que la muralla era una de las prioridades del viaje y no queríamos volver defraudados. El mas cercano a Pekín es el de Badaling, y también es el mas masificado por los chinos, razón por lo que lo descartamos de inicio. Nos atraía mucho la idea de hacer la excursión entre dos de los tramos, Simatai y Jinshanling, con zonas sin reconstruir, pero habíamos leído que a veces los cerraban sin previo aviso y además había que ir en tour. Al final nos decidimos por el de Mutianyu, a una distancia aceptable de la capital, accesible en transporte público y sin muchas aglomeraciones. Una alternativa también en transporte público es empezar la caminata en Jiankou y acabar en Mutianyu, que tiene como ventaja recorrer tramos sin reconstruir pero por el contrario hay que estar en muy buena forma física. De todas formas, si alguien está pensando ir a la Gran Muralla y no logra decidirse por alguno, le podemos decir que elija el que elija, seguro que alucinará.
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El tramo de Mutianyu de la Gran Muralla China |
Ir de
Pekín a
Mutianyu en
transporte público es sencillo y barato. Hay que ir a la estación de metro de Dongzhimen, desde donde se accede al
Dongzhimen Public Transport Hub (en el link explica cómo hacerlo). Allí se coge el
bus 916 exprés hacia
Huairou y se baja al final (1 hora de trayecto), donde hay
taxistas que, por pocos yuans, te llevaran a la entrada de la Gran Muralla. En teoría existe otro bus, el
867, que lleva directamente a Mutianyu pero, como explicaremos a continuación, parecía que ya no existía (consultando en foros hemos visto que es un bus que van poniendo y quitando a temporadas).
Aquel día nos levantamos temprano y por primera vez logramos ponernos en marcha antes de las 8. Fuimos a la estación de metro de Dongzhimen con la intención era coger el bus 867 que en teoría salía a las 8:30. Encontramos su parada en un parking al aire libre (coordenadas GPS 39°56'39.1"N 116°25'57.6"E), pero en ella solo había una empleada que nos enseñó un mensaje escrito en su móvil en el que decía en inglés que el 867 no circulaba, mostrando como coger el 916 como alternativa. Como hemos explicado antes, la parada del 916 está en el Dongzhimen Public Transport Hub (GPS 39°56'31.8"N 116°25'54.2"E), muy cerca de la parada de metro y del lugar donde debía salir el 867. En teoría se puede acceder a ella desde un pasaje desde la misma estación de metro de Dongzhimen, pero nosotros fuimos desde la calle, por la misma salida que usaban los autobuses para salir del edificio. No parecía una entrada muy ortodoxa, y además no estaba señalizada de ninguna forma (ni en chino), pero como vimos que la gente entraba por allí nosotros hicimos lo mismo. Una vez dentro, dimos fácilmente con la parada del 916 siguiendo el río de gente. Hay dos tipos de buses, los normales (que tardan una eternidad) y los exprés (rotulados como 916 快). No tuvimos que esperar mucho a que llegara el siguiente bus, afortunadamente uno exprés, que enseguida se llenó y salió. El trayecto hasta Huairou es de una hora y cuesta 12 yuans, pero con la tarjeta IC sale por solo 5,5 yuans (menos de 1 €).
En Huairou el bus fue haciendo varias paradas, y en una de ellas subió a él un taxista que nos intentó convencer para llevarnos a la Gran Muralla. Nosotros ya habíamos leído que eso pasaba, así que lo rechazamos con la intención de llegar a la última parada, donde los transportes hacia allí nos saldrían mas baratos. En la siguiente parada volvió a subir otro taxista, pero esta vez llevaba consigo a un occidental: era un chico israelí al que el taxista había medio convencido, pero que esperaba a que se enrolara mas gente para que le saliera mas barato. Nos dijo que había estado un tiempo negociando con el taxista (eso que nos ahorramos) y había acordado un precio del viaje por 60 yuans. De forma que nosotros pagamos 40 yuans (unos 5,50 €), que nos pareció un buen precio.
Llegamos a las taquillas de Mutianyu pasadas las 10 de la mañana. El día estaba lluvioso, pero la lluvia era muy fina, bien soportable sin paraguas. La muralla está encaramada sobre las crestas de las montañas, por lo que hay que subir en altitud para llegar hasta ella. A los chinos no les gusta caminar si no es estrictamente necesario, así que en todos los lugares turísticos tienen sistemas para evitarlo. En Mutianyu hay un teleférico que te sube mas o menos a la mitad del tramo de la muralla y en su extremo sur hay un sistema de telesillas y toboganes, todo por un precio nada módico. Decidimos que subiríamos con el teleférico y bajaríamos caminando, y en total pagamos 140 yuans (unos 19 €), 80 por el teleférico solo de ida, 15 por el bus para ir desde las taquillas a la estación del teleférico y 45 por la entrada. El israelí que iba con nosotros en el taxi nos había explicado que iba a subir a pie, pero eso solo lo recomendaríamos para gente en muy buena forma; hay que tener en cuenta que una vez en la Gran Muralla también hay que subir escaleras y va bien estar descansado.
Después de atravesar la taquilla, hay una corta calle llena de puestos de souvenirs hasta la parada de buses, los cuales rápidamente se iban llenando y saliendo. El trayecto es corto, solo un par de kilómetros, y había gente que lo hacía a pie, pero para lo barato que es (15 yuans) no vale la pena caminar. Tras un corto viaje en teleférico llegamos a lo alto de la montaña. La primera imagen de la Gran Muralla China nos dejó sin palabras: ante nosotros se extendía la famosa muralla serpenteando por las crestas de las montañas, entorno de un paisaje boscoso casi idílico. Ya sabíamos que la Gran Muralla no era llana ni recta, pero no nos esperábamos ver los grandes desniveles que describía ni sus curvas imposibles. Aquella primera visión nos impresionó tanto que pensamos que sería difícil encontrar un lugar en el resto de nuestro viaje por China que pudiera rivalizar con él.
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Primera visión de la muralla, bajo la lluvia |
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Curvas y subidas de la muralla |
Como dijimos antes, el teleférico te deja aproximadamente a la mitad del tramo visitable de Mutianyu. Nos dirigimos hacia al norte, dejando la zona de mas al sur para después, ya que en ella había varios caminos de bajada por los que podríamos regresar. El tiempo seguía siendo lluvioso, pero la fina lluvia se podía soportar bien. Al empezar a caminar por Gran Muralla vimos que estaba muy restaurada, pero eso no le restaba ni un ápice de su encanto. El camino de la muralla no es muy ancho (unos 3 m), aunque no había demasiada gente para resultar un problema. A intervalos mas o menos regulares habían torres, que en su día albergaban las tropas que guardaban la muralla. En algunas se podía subir y divisar el enorme espectáculo que constituía aquella maravilla.
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Gran Muralla China |
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Aquí se aprecia la anchura de la muralla y sus almenas |
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Al fondo, una de las torres a las que se podía subir |
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Los árboles ocultan tanto la muralla que ésta parece muy baja |
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Al fondo, la gran curva que describe la muralla y la última subida |
Tras un tramo de bajada suave pero constante, la pendiente de la muralla se estabilizó, con un recorrido muy bonito. Aunque el tramo mas espectacular es el último: en la torre 20, la muralla hace un ángulo completamente recto, de forma que hay una gran vista de todo el tramo que habíamos hecho. Hasta la torre 23 hay que subir un empinado tramo de escaleras que nos dejó sin aliento. ¡En ese momento agradecimos no haber subido a la muralla a pie! Las vistas desde esa torre son increíbles, de lo mejor de Mutianyu. Pudimos ver todo el desnivel que habíamos superado, y cómo la muralla iba serpenteando entre las montañas, dibujando un recorrido que a veces parecía caprichoso. Será difícil olvidar aquella estampa.
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Últimos tramos de la muralla |
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Empezando a subir a la torre 23 |
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¡Vaya subida nos esperaba! |
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Culminando la subida |
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Vista desde la torre 23, con una gran vista de todo el recorrido que habíamos hecho |
Mas al norte de la torre 23 la muralla continúa, pero deja de ser un tramo restaurado y un cartel indicaba que si continuabas, lo hacías por tu propio riesgo (es el tramo que lleva a Jiankou). Si hubiera sido llano nos hubiéramos asomado, pero la muralla continuaba subiendo y estábamos todavía cansados de la primera subida. De forma que volvimos sobre nuestros pasos, teniendo una perspectiva diferente de la muralla. Al poco vimos que una densa nube se empezaba a cernir sobre ella, ascendiendo desde el valle. Al llegar a la parte más baja nos metimos de lleno en una espesa niebla que lo cubría todo. No se veía casi nada, y desde una torre era imposible ver la siguiente. Nos compadecimos de la gente que subía en aquellos momentos a la Gran Muralla, los pobres no iban a poder ver nada. Desde el punto de vista positivo, la niebla dio un aire misterioso y tétrico al lugar que tampoco estaba mal. Aprovechamos para descansar un poco dentro de una de las torres mientras recuperábamos fuerzas comiendo frutos secos y esperábamos que la niebla se disipara.
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Bajando de la torre 23; al fondo, la niebla empieza a subir por la muralla |
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Cubiertos por la niebla |
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Aquí empezábamos a escampar la niebla |
Tuvimos suerte y mas al sur la niebla desapareció por completo. Volvimos a disfrutar de la Gran Muralla como locos, parándonos y haciendo fotos a cada momento. En el tramo que está al sur del punto donde te deja el teleférico (torre 14) estábamos casi solos. Mucha gente solo hace el tramo norte, ya sea porque no quieren cansarse o porque son tours organizados que no tienen mas tiempo. Eso hizo que lo disfrutáramos mas si cabe. En esta parte nos dimos cuenta de lo alta que era la muralla; como está rodeada de bosques a menudo no nos dábamos cuenta de ello. Mas adelante llegamos a una de las zonas mas bajas, una especie de collado llamado “Upright Pass” que constituía una zona de paso importante, razón por la cual estaba guardado por un bastión mucho mas grande que el resto. Desde allí salía una empinadísima escalera que subía montaña arriba. Llegamos a duras penas hasta la torre 4, por lo que decidimos no seguir subiendo. Estábamos reventados, pero contentos por las vistas que nos deparó aquel lugar.
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Detalle de la altura de la muralla |
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Tramo al sur del teleférico |
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Al lado de un pequeño bastión |
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Finalmente, la niebla desapareció por completo |
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Último tramo que visitamos, con el bastión del Upright Pass abajo |
Hasta aquel momento habíamos estado caminando durante 3 horas y media (contando el momento de descanso). No pensábamos que nos fuéramos a cansar tanto, teniendo en cuenta que recorrimos tan solo 3 km muralla. Puede parecer poca distancia, pero el desnivel entre el punto mas alto y el mas bajo es de 150 m, a lo que habría que sumar las subidas y bajadas, con lo que el desnivel acumulado es mayor. Por eso es buena idea subir en el teleférico aunque sea caro, eso permite reservar las fuerzas para la muralla.
Volvimos brevemente sobre nuestros pasos, hasta la torre 6, donde parte uno de los caminos de bajada. Ésta se hizo un poco pesada, ya que todo eran escalones de piedra, que cargaron nuestras ya maltrechas piernas. En una media hora larga volvíamos a estar en la parada del bus para regresar nuevamente a las taquillas. Estábamos cansados por la gran caminata, pero felices de la gran experiencia que habíamos vivido en la Gran Muralla China. Fue un gran acierto dedicarle todo un día y llegar en transporte público, así pudimos disfrutar de aquel lugar tan especial a nuestro rollo y sin prisas.
Eran las 15 h cuando volvimos a las taquillas, donde preguntamos en información que posibilidades había de volver a Pekín en transporte público, evitando el primer viaje en taxi hasta Huairou. Nos explicaron que había que coger dos buses para llegar al pueblo, y como nos pareció complicado buscamos a un taxista que nos llevara a Huairou. En los alrededores de las taquillas es fácil encontrar algunos buscando clientes, y empezamos a regatear con uno; inicialmente nos pidió 80 yuans, pero logramos bajar a 50 (por la mañana el viaje había salido por 60, compartiendo gastos con el israelí). Pensábamos que nos llevaría a la estación de autobuses del pueblo, pero nos llevó a una parada, donde enseguida pasó el bus 916 con el que regresamos a Pekín.
Llegamos a la capital china sobre las 17 h, y en vez de regresar al hostel nos fuimos a la cercana
estación de tren de Pekín. Al día siguiente empezaría nuestra ruta en tren por China y queríamos recoger los billetes de tren que habíamos comprado semanas antes por internet (con la compañía
China DIY Travel). A aquella hora la estación era un hervidero de gente en todas direcciones, con largas colas por doquier. Gracias a las instrucciones que nos facilitaron en la compañía, fuimos fácilmente al lugar donde se recogían los billetes comprados por internet. Para recogerlos pagamos 10 yuans por cada billete cuyo trayecto no saliera de aquella estación, en nuestro caso eran 5 cada uno. Tenerlos todos desde un principio nos parecía práctico, ya que no tendríamos que hacer cola cada vez que tuviéramos que coger el tren.
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Con nuestros billetes de tren en la estación |
Cogimos el metro y volvimos al hostel a asearnos y a descansar un rato. Para cenar decidimos buscar algún restaurante por nuestro barrio. Aunque éste no es nada turístico, encontramos una gran cantidad de restaurantes en la calle mas principal, Dongsi Bei Dajie. Entramos en uno que nos pareció sencillo, con un gran mural donde tenían fotos de todos sus platos, pensamos que así sería mas fácil pedir. No sabemos como se llamaba, en chino es 金手勺 (el Google Translator lo traduce como Jīn Shǒu Sháo), y se encontraba en el nº 274 de Dongsi Bei Dajie. Mientras nos miramos las fotos de los platos de la entrada, una diligente camarera nos trajo una pequeña carta manuscrita en inglés. Pedimos fideos fritos con verduras y pollo y una especie de costillas estofadas con patatas. Los platos eran buenos y abundantes. Como curiosidad, vimos que en todas las mesas había jarras de agua caliente gratis; al principio pensábamos que era para hacer infusiones pero después nos contaron que a los chinos les gusta beber agua caliente. Junto a una cerveza, la cena nos salió por 81,7 yuans (unos 11 €). Salimos satisfechos de aquel restaurante, nos pareció un buen sitio para comer barato sin complicaciones.
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Costillas estofadas con patatas |
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Fideos fritos con pollo |
Que chulas las fotos!!! ese rato con niebla me parece hasta místico ^_^ tiene su encanto,no? pero bueno, mejor que la snubes solo estuvieran un rato para poder disfrutar de las vistas de la muralla.
ResponderEliminarMe han encantado de verdad!
Y como siempre, muy buena info para futuros viajeros!
Fue un día increíble, no hemos podido evitar poner tantas fotos... :P La niebla tiene su que, pero si llegas en el teleférico y es lo primero que te encuentras te da un yuyu, menos mal que tuvimos suerte.
EliminarGracias por tu comentario ^_^
Que pasada de fotos!!! empezamos a estudiar vuestro diario para preparar nuestro próximo viaje :)
ResponderEliminarGracias, pero con un lugar tan espectacular es fácil hacer buenas fotos.
EliminarQue bien que vayáis a viajar a China! Si tenéis alguna duda, ya sabéis donde estamos ;)
Saludos
Me encanta su blog ! excelente información, muchísimas gracias ! más de un consejo me será útil y aplicaré en mi loca aventura por solitario en China... ya dentro de nada ! qu en 10 días me voy ! :D
ResponderEliminarMuchas gracias! Esperamos que disfrutes mucho del viaje!
EliminarSaludos