ARGENTINA 1: Escala en Miami (EEUU)

28 de diciembre de 2014 El primer día de viaje significó, como es natural, largas horas sentados en un avión. En medio teníamos una escala de 7 horas en Miami (EEUU), durante la cual nos acercamos a dar una vuelta por Miami Beach. Nuestro vuelo de American Airlines rumbo a Buenos Aires salía del aeropuerto de Barcelona por la mañana. Teníamos por delante unas 10 horas hasta Miami, donde haríamos una escala de mas de 7 horas y luego otro vuelo de 9 horas hasta llegar a nuestro destino final.

28 de diciembre de 2014

El primer día de viaje significó, como es natural, largas horas sentados en un avión. En medio teníamos una escala de 7 horas en Miami (EEUU), durante la cual nos acercamos a dar una vuelta por Miami Beach.

Nuestro vuelo de American Airlines rumbo a Buenos Aires salía del aeropuerto de Barcelona por la mañana. Teníamos por delante unas 10 horas hasta Miami, donde haríamos una escala de mas de 7 horas y luego otro vuelo de 9 horas hasta llegar a nuestro destino final. ¡No queríamos pensar en tantas horas! El primer vuelo, el que nos llevaría a Miami, salió con una hora de retraso. Nos sorprendió el tipo de avión que nos tocó, un modelo pequeño y viejo, con 7 asientos por fila que respiraban unos aires de los años ochenta. Obviamente no había las típicas pantallas multimedia que tanto ayudan a sobrellevar estos viajes tan largos. Solo unas teles grandes esparcidas aquí y allá donde emitieron un par de películas (una en castellano y otra en inglés) en todo el trayecto. Al menos, daban mucha comida durante el vuelo y era bastante buena.

Llegamos a Miami con menos retraso del previsto, sobre las 4 de la tarde hora local. Nos esperaban los largos trámites que hay que hacer al entrar en EEUU, algunos implementados hacía poco (como el de la ESTA, una especie de visado electrónico que hay que tener en regla antes de llegar a EEUU). Primero, pasamos los trámites de la aduana norteamericana, que hay que hacer obligatoriamente aunque solo estés en tránsito y no vayas a salir del aeropuerto. La cola era enorme, ya que en Miami es donde hacen escala todos los vuelos de las compañías norteamericanas que viajan hacia Latinoamérica. Suerte que había muchas casetas y que los empleados de las aduanas fueron muy rápidos. Después tuvimos que recoger el equipaje y pasar los controles con él, cosa que no pasa en ningún otro país que sepamos. Y por último, volver a facturar el equipaje. Esto fue fácil, por que después de pasar los controles había unos chicos de American Airlines que te lo recogían y te lo metían en unas cintas transportadoras. ¡Rápido y cómodo! No sabemos si las otras compañías tienen sistemas tan eficientes.

En menos de hora y media ya habíamos pasado todos los controles y trámites. Era un tema que nos preocupaba, ya que mucha gente decía que eran necesarias mas de tres para hacerlo todo. Suponemos que quizás es cuestión de suerte... Esto es importante para saber si hay tiempo para salir del aeropuerto e ir a dar una vuelta por Miami. Con las mas de 5 horas que nos quedaban pensamos que tendríamos tiempo de sobra, y al final fue un acierto. Siendo Miami una ciudad tan grande, teníamos que seleccionar muy bien que parte de la ciudad queríamos ver en las pocas horas que íbamos a estar. Y nos pareció ideal una de sus zonas mas icónicas, Miami Beach. Además, el aeropuerto cuenta con un bus que parece que esté diseñado para este fin, el Miami Beach Airport Flyer (2,65 $ por trayecto), enlazando ambos puntos cada media hora (tarda unos 30 minutos). Sale de la Central Station, a la que se llega desde el aeropuerto con el MIA Mover, un pequeño tren gratuito que tarda 5 minutos en hacer este corto trayecto. Para ir a otras partes de la ciudad, consultad esta web del aeropuerto MIA.

Antes de dejar el aeropuerto de Miami buscamos unas consignas donde dejar la pequeña mochila que llevábamos, pero solo encontramos una oficina guarda-equipajes abierta hasta las 21 h, y nuestro vuelo salía a las 23:55. No importaba, no pesaba mucho y la llevamos con nosotros. Para conseguir unos dólares en efectivo, cambiamos 60 € en una de las casas de cambio, donde nos dieron un cambio horrible (1,04 dólares por euro) y además nos cobraron una comisión de 8 $. Ahora sí cogimos el MIA Mover y nos dirigimos a la Central Station, donde compramos los billetes para el Miami Beach Airport Flyer, también llamado 150.

El bus iba haciendo paradas, menos mal que cogimos un folleto con un mapa que las mostraba. Nos bajamos lo mas cerca posible de Ocean Drive, el corazón de Miami Beach. Es la calle que hay justo enfrente de la conocida playa. Pero a las horas que llegamos ya era completamente de noche y no vimos el ambiente playero de la zona. Sin embargo, nos encontramos en una calle muy animada, con interesantes edificios de art déco iluminados por luces de neón. Éstos se construyeron a principios del siglo XX cuando la zona empezó a explotarse de cara al turismo. La verdad es que eran muy bonitos, eran edificios mas bien pequeños, de pocas plantas, con una estética inconfundible. Y la iluminación de las luces de neón les daba un mayor encanto. El blog de Fotografía y viajes tiene un interesante post sobre estos edificios.

Ocean Drive 

Edificios de art déco

Panorámica de Ocean Drive y sus edificios iluminados por neones

A parte de la encantadora atmósfera nocturna de las luces de neón también, nos gustó el auténtico ambiente americano que se respiraba. Aquella avenida parecía un escaparate donde los autóctonos salían a presumir de sus flamantes deportivos último modelo o de sus habilidades en el tuning. No faltaban los descapotables con música hip-hop a todo volumen. Estaba claro, estábamos en los USA! Aunque caminar por Ocean Drive también nos produjo una sensación extraña: estaba claro que estábamos en EEUU pero la gente hablaba sobre todo en castellano, todo parecía estar lleno de cubanos, dominicanos, portorriqueños... Era curioso oir algunos que hablaban en “espanglish”, una de mezcla entre el español y el inglés.

Abundan los coches ostentosos, como este deportivo y el otro tuneado con suspensión

Las palmeras son otro de los iconos de Miami Beach

Ocean Drive, con sus terrazas... y sus típicos cochazos

Los edificios de Ocean Drive albergan algunos hoteles, pero sobre todo hay restaurantes, bares y discotecas. Como teníamos hambre nos sentamos a comer algo en un sitio de comida rápida muy concurrido, Johnny Rockets. Allí pedimos un hot dog y una ración de patatas fritas con queso y bacon (¡viva el colesterol!), acompañados de limonada y una Budweiser. Estaba muy bueno, pero nos clavaron 25,40 $! Es lo que pasa al estar en pleno centro de Miami Beach!

Animada terraza de un restaurante

Terraza de un restaurante, con mucha clientela latina

¡Nuestra cena americana! Hot dog y patatas fritas con queso y bacon

Después de menos de 3 horas, fuimos a una parada a esperar el bus de vuelta al aeropuerto. Nos gustó la experiencia de hacer una pequeña degustación de lo que era Miami, aunque hubiera sido tan poco tiempo. Llegamos al aeropuerto media hora mas tarde sin problemas. Desgraciadamente, el avión a Buenos Aires se retrasó media hora. ¡Teníamos un sueño que no nos aguantábamos de pie! Nada más sentarnos en nuestros sitios nos pusimos a dormir hasta llegar a la capital argentina. ¡Teníamos que estar descansados para visitarla el día siguiente!

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