12 de agosto de 2014
Tras llegar de madrugada en bus nocturno desde Makassar, aquel día nos dedicamos a explorar la zona de Tana Toraja más cercana a Rantepao. Primero asistimos a un funeral toraja, una de las ceremonias mas importantes de su fascinante cultura. Después visitamos los pueblos de Nanggala, Marante, Buntu Pune y Kete’Kesu, donde pudimos contemplar sus curiosas casas tradicionales. Una buena primera toma de contacto con Tana Toraja!
A las 6 de la mañana llegamos a Rantepao con el bus nocturno de Kharisma desde Makassar, en un viaje un poco movido. Nos dejaron delante de la oficina de Kharisma en el centro, ya que no hay terminal de buses en Rantepao. Cogimos un becak (moto-taxi) por 10.000 rupias (menos de 1 €) hasta nuestro alojamiento, que no estaba muy lejos, el Hotel Pison. Al llegar la recepción estaba solitaria, quizás habíamos llegado demasiado temprano! Pronto apareció el propietario, que nos dijo que teníamos que esperar a tener la habitación. Hicimos tiempo desayunando allí mismo: unos pancakes de chocolate tan grandes que nos costó acabárnoslos. Allí coincidimos con un viejo conocido nuestro, Raffaele, el chico italiano lone-traveller que conocimos en el Bromo y que nos habíamos separado en Ubud. ¡Que casualidad! También estuvimos charlando con una pareja de catalanes que hacían una ruta por Tailandia e Indonesia durante 2 meses. Enseguida nos tuvieron lista nuestra habitación; menos mal, estábamos deseando cambiarnos de ropa. La habitación era muy sencilla, con un par de camas y mobiliario de post-guerra, además de un baño separado. Mas no se puede pedir por 440.000 rupias (unos 15 € la noche). El único problema que le encontramos es que está un poco alejado del centro de Rantepao y que el desayuno hay que pagarlo aparte.
Nuestra habitación en el Hotel Pison
Lo mejor con diferencia del Hotel Pison era su propietario: le dijimos que queríamos un coche con conductor para los siguientes tres días y con una simple llamada nos consiguió uno por 400.000 rupias por día (unos 27 €), incluyendo la gasolina. Nosotros teníamos claro los lugares que queríamos visitar, y él consensuó con nosotros el planning de los siguientes tres días dándonos consejos muy útiles. Aquel hombre era un 10, se desvivía por sus clientes: le conseguía una moto de alquiler a uno, le ayudaba con una ruta de trekking a otro, le aconsejaba sobre un guía al de mas allá... Nosotros dudamos si coger guía o no, pero al final decidimos no cogerlo (hubieran sido 300.000 rupias extra).
En poco tiempo teníamos en la puerta nuestro coche con conductor, un chico joven llamado Ance (se pronuncia “Anche”). El propietario del hotel nos dijo que hablaba un poco de inglés, pero a la práctica solo sabía decir “parking”. Enseguida nos llevó con el coche a la primera visita, una de las prioridades en todo viaje a Tana Toraja: asistir a un funeral toraja. Los toraja son los pobladores que dan nombre a esta región y tienen una cultura totalmente diferente al del resto de pueblos indonesios. A diferencia de sus paisanos, son mayoritariamente cristianos, aunque han conservado muchos ritos de su antigua religión animista. Y entre ellos, el mas importante es el funeral. Tuvimos que caminar diez minutos para llegar al sitio donde se celebraba, un gran claro de un bosque. Allí habían construido una serie de casetas de madera para albergar a los asistentes (no sabemos si para la ocasión o era una estructura fija). Todo el conjunto estaba presidido por una gran pancarta con la foto de la difunta, donde leímos que el funeral duraba 10 días!
Pancarta con la foto de la difunta
Lugar donde se celebró el funeral
Allí estábamos un poco perdidos, no sabíamos que teníamos que hacer ni cuando tendría lugar el sacrificio de los búfalos, el momento álgido del funeral. Había muchos turistas, la gran mayoría acompañados de sus guías. La ceremonia estaba dirigida por un “speaker” que, por fortuna, hablaba inglés; indicó a los turistas que ocupáramos unas determinadas casetas, donde nos sirvieron té y pastas. En las otras casas había familiares de la difunta, pero pocos en comparación a los turistas que había. Después de un rato, entró una especie de cortejo fúnebre, acompañando los animales que se sacrificarían en honor a la difunta: varios búfalos y cerdos. Nos sorprendió la forma en la que llevaban los cerdos, atados en cañas de bambú completamente inmovilizados.
Mujeres ofreciendo té y pastas a los asistentes
Te y pastas
Entran los búfalos que se sacrificaran
Entra el cortejo fúnebre (lleno de turistas!)
Al cabo de un rato llegó otro cortejo fúnebre con unas mujeres que hicieron unos cánticos dirigidos a los familiares de la difunta. Era chocante ver como los guías locales animaban a los turistas a acercarse (a veces demasiado) a los cortejos; tratándose de un funeral nos parecía que había que mostrarse mas respetuoso.
Mujeres cantando
Y entonces llegó el momento de los sacrificios en honor a la difunta. Una multitud se congregó entorno de la primera víctima, un gran búfalo. Unos cuantos hombres le dieron muerte salvajemente, propinándole varios machetazos en el cuello al animal. El pobre agonizó de una forma terrible. Cuando iban a traer la siguiente víctima, un cerdo, decidimos que ya teníamos suficiente de todo aquello y nos fuimos.
Hombre portando un búfalo para ser sacrificado
Búfalo sangrando tras recibir tres salvajes machetazos
Finalmente, el pobre búfalo muere
La frontera entre una tradición y una salvajada es a veces muy tenue. Seguramente mucha gente piensa que los sacrificios de animales forman parte de la cultura milenaria de los toraja, y aunque pueda parecer sangrienta y macabra, hay que protegerla y conservarla. A nosotros el funeral nos pareció un poco desagradable por la forma en que hicieron sufrir al animal, pero al mismo tiempo valoramos el hecho que se trate de una tradición religiosa tan arraigada en los toraja. Seguro que cada persona podría hacer una reflexión diferente.
Volvimos al coche donde nos esperaba Ance, que nos llevó a Nanggala (entrada: 20.000 rupias). Allí pudimos ver nuestras primeros tongkonan, las casas tradicionales torajas. Son edificaciones la mar de curiosas, sus tejados tienen la forma de los cuernos de un búfalo. La superficie de las casas están decoradas con relieves de madera geométricos o con formas de animales, pintados a mano. En Nanggala la mayoría de casas son graneros donde se almacena el arroz; de hecho, por toda la zona es frecuente ver los granos de arroz extendidos al sol para secarse. Aquellas casas nos parecieron fascinantes, nunca habíamos visto nada igual!
Casas tongkonan
Graneros tongkonan
Arroz secándose al sol
Tongkonan de Nanggala
Decoración de un tongkonan
A continuación fuimos a Marante, un pequeño pueblo con algunos tongkonan que servían de vivienda a varias familias. En un acantilado vimos unos tau-tau, unas curiosas efigies de madera típicas de los toraja que representan a los muertos que son enterrados en las cuevas. Aunque eran interesantes, otros días visitamos otros tau-tau mas chulos, de forma que Marante es un lugar que se puede omitir en una visita básica a Tana Toraja.
Tau-tau en Marante
Tongkonan en construcción en Marante
Tau-tau de Marante
Después al pasar nuevamente por Rantepao, Ance paró delante de un restaurante para que fuéramos a comer. Se notaba que no nos conocía! Nosotros al mediodía solemos pasar picando cualquier cosa. Pero tampoco estaba mal por una vez comportarnos como unos “turistas normales”. El restaurante era el café Aras, el mejor y mas reputado establecimiento de Rantepao. Pedimos un par de platos estofados de carne de cerdo y de búfalo. Esto último es lo que nos hacía mas gracia probar, pero resultó ser una carne muy dura e insípida. Los platos eran tan abundantes que nos costó acabárnoslos... no estábamos acostumbrados a comer tanto al mediodía! Aunque no nos parecieron que estuvieran a la altura de la reputación del restaurante. Junto con las bebidas nos costó 154.000 rupias (unos 10 €).
Estofado de cerdo
Estofado de búfalo
De nuevo en ruta, nos acercamos a Buntu Pune, un pueblo con bonitos tongkonan. Nos parecieron mas interesantes y antiguos que los de Nanggala. Muchas casas tenían su tejado colonizado con helechos, lo que les daba un aire muy auténtico. Los grabados de las casas también parecían muy antiguos, aunque los detalles eran similares a los del anterior pueblo. No nos dejábamos de maravillar por la forma que tenían los tongkonan, debían ser muy difíciles de construir. Y lo sorprendente es que hoy en día se continúan construyendo de la misma forma, con bastidas de bambú.
Graneros de arroz en Buntu Pune
Detalle de la decoración de un tongkonan
Buntu Pune, con graneros a la izq. y casas a la dcha.
Casa en Buntu Punte
Decoración de un tongkonan
La siguiente visita fue Ke’te Kesu, uno de los lugares mas interesantes de Tana Toraja. También destaca por sus tongkonan, en este caso son viviendas en su mayoría. Algunas tenían en su fachada muchos cuernos de búfalo, todo un símbolo de estatus social. Aquello funcionaba como un museo al aire libre, y a algunas casas se podía entrar (eran muy pequeñas por dentro). Aquel día Ke’te Kesu estaba mas concurrido de lo normal por que se celebraba un festival de música internacional bastante famoso en Sulawesi. Nos quedamos un rato para ver un par de grupos de música tradicional. Allí conocimos una pareja joven de torajas que les encantaba practicar inglés con los extranjeros; se pensaban que habíamos venido a su región al festival, por si la cultura toraja no fuera razón mas que suficiente!
Tongkonan de Kete'Kesu
Tongkonan, llena de cuernos de búfalo
Interior de un tongkonan
Kete'Kesu
Cerca de las casas de Ke’te Kesu hay unos acantilados con un gran conjunto de tumbas. Nos sorprendió encontrarnos ataúdes desgastados por el paso del tiempo colgados de las paredes del acantilado. Algunos de ellos eran tan antiguos que dejaban ver los huesos de sus moradores. También había algunos tau-tau, las figuras de madera que representan a los difuntos. Los antiguos tenían facciones esquemáticas, pero los mas recientes eran muy realistas, tenían tamaño real y estaban vestidos con prendas de verdad. Fue muy curiosa esta zona, sobre todo el hecho de encontrar huesos de muertos a la vista de todo el mundo.
Tumbas de Kete'Kesu
Tau-tau
Acantilado lleno de tumbas en Kete'Kesu
Bajo los acantilados de Ke’te Kesu había varias tiendas de souvenirs. Normalmente no hacemos mucho caso a estas tiendas, pero una en concreto nos llamó la atención: hacían a mano artesanías de madera con los motivos geométricos con que decoraban las casas toraja. Nos parecieron muy chulas y auténticas! La tienda tenía artesanías de todos los tamaños, así que elegimos 7 pequeñas y una mas grande por 130.000 rupias (unos 8 €). Las pequeñas fueron las que recibieron los ganadores de nuestro concurso.
Tienda de artesanías en Kete'Kesu
La última visita de aquel día fue Karassik, un grupo de megalitos que se usa como lugar de ceremonias. No nos pareció demasiado interesante, el día siguiente visitaríamos un sitio similar mucho mas chulo. Ance nos llevó al hotel y, como no era muy tarde (las 17 h), hicimos una pequeña siesta.
Karassik
Mas tarde fuimos a cenar, la idea era ir caminando hacia el centro para ver que encontrábamos. Nos tuvimos que alejar bastante del hotel para encontrar algún restaurante, y al final elegimos el Kinaya Pizza. Fue todo un acierto, ya que comimos muy bien. Pedimos una pizza de atún y un completísimo mie goreng (fideos fritos), que llevaba gambas, tofu, pollo y tortilla. Nos sorprendió lo buena que estaba la pizza, es una de las mejores que hemos comido fuera de Italia. Junto con un agua y una cerveza, la cena nos costó 136.000 rupias (9 €). Un sitio totalmente recomendable!
La fantástica pizza que cenamos
Mie Goreng
La verdad es que no creo que yo pudiera presenciar el funeral...lo de los bueyes me puede... :S
ResponderEliminarSi, a nosotros al principio tampoco nos hacia demasiada gracia, pero también quisimos verlo por nosotros mismos para poder opinar con propiedad. Aunque dudo que repitiéramos la experiencia...
EliminarIndonesia está en el primer puesto de mi top de sitios para visitar, así que hace tiempo que le tengo muchas ganas. Esta zona de tana toraja no es de las más visitadas en Indonesia por otros viajeros pero voy viendo que merece la pena por sus curiosas casas y lo sorprendente que es ver como en distintas culturas se celebra y vive la muerte de forma tan diferente. Tiene que ser un momento muy impresionante.
ResponderEliminarUn abrazo y mucha envidia (sana, por supuesto!) ;-)
Indonesia es un país super-recomendable de visitar: cada isla tiene su carácter propio, son muy diferentes entre ellas. Y la región de Tana Toraja es la que nos pareció mas singular respecto al resto. Aunque nos faltaron muchas islas y lugares que visitar, es un país en el que fácilmente se pueden hacer dos o tres viajes muy completos
EliminarSaludos