INDONESIA: primeras impresiones

Indonesia nos ha encantado por su variedad de culturas y paisajes. Y todavía con el viaje fresco vamos a daros unas cuantas pinceladas de lo que nos ha parecido el país y alguna de nuestras andanzas. Lo primero es constatar lo que ya sabíamos, Indonesia es un país enorme. En tres semanas solo hemos podido ver unas pocas de las decenas de islas que tiene. Es un país que fácilmente da para cuatro o cinco viajes. El nuestro se ha centrado en las islas de Java, Bali, Gili (Lombok) y Sulawesi. Cada una de ellas podría ser perfectamente un país distinto, ya que tiene su propia historia, cultura, religión y carácter. A continuación os explicamos que nos ha parecido cada una de ellas.

JAVA

No es la isla mas grande de Indonesia, pero sí la mas poblada (de hecho, es la isla con mas habitantes del mundo). Casi todos los javaneses son musulmanes, y en ese sentido llegamos allí en la peor época posible para un turista, el fin del ramadán (Eid al-Fitr). La semana posterior a esa fecha es festiva, y eso quiere decir que casi todo el país se paraliza y que miles de javaneses se lanzan a la carretera generando colapsos monumentales. A nosotros nos afectó un montón, ya que muchos servicios turísticos estaban cerrados, los trayectos por carretera se eternizaban y todo era mucho mas caro. Los transportes públicos y privados no funcionaban, y los pocos conductores que trabajaban pedían el doble o el triple de la tarifa normal. La moraleja es que no hay que viajar bajo ningún concepto a Java la semana después al Ramadán. Si se da el caso, mejor empezar el viaje en otra isla que no sea musulmana como Bali.

Nuestra estancia en Java fue toda una odisea, pero disfrutamos mucho de sus templos milenarios, el principal atractivo de Java central. Nos impresionaron mucho los templos hinduistas de Prambanan, era la primera vez que veíamos templos de ese estilo. Allí coincidimos con cientos de turistas javaneses, y nos hizo gracia que algunos de ellos nos pedían hacerse fotos con nosotros, seguramente debía ser la primera vez que veían a un occidental de carne y hueso. Igualmente espectacular nos pareció Borobudur, el monumento budista más grande del mundo. Sus finos relieves y sus estupas con budas dentro son simplemente increíbles. Pensamos que estos dos templos ya justifican todo un viaje a Indonesia.

Prambanan

Borobudur

Otra de las atracciones de Java son sus volcanes, muchos de ellos activos. Los más populares y accesibles, el Bromo y el Ijen, se encuentran en Java oriental. A la hora de visitarlos llegó uno de los momentos agridulces del viaje: llegar al Bromo fue todo una odisea, necesitamos 18 h en minibus para hacer un trayecto que se hace en la mitad del tiempo. Y los del tour que habíamos contratado nos trataban a todos como si fueramos ganado y nos alojaron en unos hoteles infectos. El Bromo nos dejó una sensación ambigua, su doble cráter volcánico era espectacular pero la ascensión al cráter activo y humeante nos dejó un poco indiferentes. El Ijen nos gustó más, aunque la subida fue físicamente más dura. En general, la experiencia de los volcanes estuvo bien, pero después de tantas peripecias nos asaltó la pregunta de si realmente vale la pena visitarlos.

Cráter del volcán Bromo

Volcán Ijen

Con la capital de Java y del país, Jakarta, solo tuvimos un día de contacto, el cual nos sirvió para confirmar lo que mucha gente cuenta de esa ciudad. Es un lugar caótico y polvoriento, con pocos lugares que valga la pena visitar. Pensábamos que en Kota, su centro histórico, encontraríamos antiguas casas coloniales holandesas, pero lo que hallamos principalmente fueron edificios abandonados y medio derruidos y canales hediondos. Lo que más nos gustó fue su Museo Nacional, donde pudimos conocer la cultura de otros lugares de Indonesia a los que no habíamos podido ir como Papúa o Borneo.

BALI

Cuando llegamos a Bali procedentes de Java tuvimos la sensación de estar en un país completamente diferente. Y no solo porque son budistas. Sus paisajes llenos de arrozales, su arquitectura, su gastronomía… no se parecían a lo que habíamos visto en Java. Incluso la gente nos pareció diferente, mucho mas pausada y a menudo ataviada con el típico sarong. Al ser la isla más turística de Indonesia pensábamos que la encontraríamos desbordada de visitantes. Pero la verdad es que no nos pareció que hubiera tantos guiris como podría pensarse. Aunque visitamos poco la costa que es donde está el turismo de masas.

Establecimos nuestra base en Ubud, en el centro de Bali, ya que queríamos centrarnos en la cultura y paisajes del interior. Para movernos decidimos alquilar un coche (sin conductor). En la mayoría de foros habíamos leído que era una locura conducir por Bali, que la circulación era muy caótica y peligrosa. A nosotros no nos pareció tan terrible la experiencia. Es cierto que hay una gran cantidad de motos que muchas veces circulan de una forma temeraria. Pero si estas acostumbrado a conducir por una gran ciudad como Barcelona no parece tanto. Lo peor de conducir son sus carreteras, muy estrechas y a veces en mal estado. En general, para los que no sepan conducir una moto (como nosotros) y quieran la libertad que no da un coche con conductor, alquilar y conducir un coche es una buena opción para moverse por Bali.

Una de las cosas que más recordaremos de Bali son sus templos budistas, nos encantaron! Y no solo por su valor histórico y cultural. Los templos balineses son todo un derroche estético, llenos de pequeños detalles de increíble belleza. Y por si no fuera poco, a menudo están situados en lugares que los hacen más bonitos: en un acantilado, en un lago, en una montaña… Todo un remanso de paz y de espiritualidad.

Templo de Taman Ayun

Otra cosa que nos gustó fueron sus espectaculares paisajes. Una de sus estampas mas conocidas son sus arrozales, grandes extensiones escalonadas tapizadas de verdes imposibles. Era la primera vez que veíamos este tipo de paisajes y la verdad es que nos quedamos embobados al contemplarlos. Otro de sus atractivos son, al igual que en Java, sus volcanes (aunque no están tan activos como sus vecinos javaneses). Aunque en este capítulo tuvimos una mala experiencia en uno de ellos, el monte Batur. Este lugar está dominado por una mafia de guías turísticos que sin los cuales no puedes ascender a “su” montaña. Y para evitar que asciendas sin ellos no dudan en valerse de la coacción y de la amenaza directa (ya contaremos más cuando llegue el post del día). La verdad es que el monte Batur es un sitio a evitar si no quieres pasar por el aro.

Arrozales de Jatiluwih

A parte de sus templos, la cultura balinesa es fascinante y tiene muchas facetas. Una de ellas es la danza balinesa, un arte milenario con muchas variantes. Una noche pudimos disfrutar de un espectáculo de danza, en concreto de legong y de danza ramayana. Al principio pensábamos que sería una cosa para turistas. Pero, aunque todos los asistentes éramos guiris, la danza nos gustó mucho y nos pareció muy auténtica.

Danza legong

Mucha gente visita Bali por sus playas, pero para nosotros no eran una prioridad, ya que nuestro siguiente destino, las islas Gili, ya tenían playa de sobra. Aun así, dedicamos un día para ver alguna de ellas. Las playas balinesas nos defraudaron bastante, no nos parecieron tan bonitas como esperábamos. En vez de cocoteros, todo estaba lleno de hoteles y restaurantes. Como cosa positiva, no estaba tan masificada como esperábamos viendo la cantidad de hoteles que había cerca de la costa.

Playa de Kuta

ISLAS GILI (LOMBOK)

Después de Bali saltamos a unas pequeñas islas que hay cerca de la de Lombok, las Gili. De las tres islas decidimos pasar todos los días en la misma, en Gili Air. En las Gili buscábamos dos cosas: playas paradisíacas y arrecifes donde hacer snorkeling. Y lo conseguimos a medias. Los tres días estuvimos haciendo snorkeling en mayor o menor medida. Lo bueno de las Gili en este sentido es que puedes hacer snorkeling cerca de costa, sin necesidad de que un barco te lleve al lugar donde bucear. Lo malo es que hay unas grandes extensiones de coral muerto y tienes que bucear mucho para encontrar las buenas. Pero la verdad es que flipamos con sus arrecifes de coral y sus peces de colores. El momento mas memorable fue cuando pasó junto a nosotros una tortuga de mar mientras buceábamos, fue una pasada!

Las playas de Gili nos parecieron muy poca cosa. Su extensión de arena era muy estrecha y había mucha roca. Quizás llevábamos una expectativa muy alta en este sentido, pensando que las playas serían como las que disfrutamos en el sur de Tailandia. Pero no hay color, las tailandesas las superan por mucho. Y pasear por el interior de la isla era mucho peor, todo estaba lleno de desperdicios y basuras, y estaba tan pelado de vegetación que tenían que traer en barca forraje para que los animales de la isla comieran. En definitiva, nuestro paso por las Gili tuvo claros y oscuros.

Playa de Gili Air

SULAWESI

Al hacer el planning del viaje estuvimos dudando si gastar nuestros últimos días en esta isla o proseguir nuestro ruta hacia Komodo. Pero ir a Sulawesi fue todo un acierto, nos gustó mucho. Sobre todo porque nos pareció totalmente diferente a las otras islas en las que habíamos estado. Sulawesi es una isla muy grande, y nosotros nos centramos en su zona mas singular, Tana Toraja. Los toraja son un pueblo muy antiguo, y aunque son teóricamente cristianos, han sabido conservar sus antiguos creencias y ritos. Así que la parte fundamental de nuestra estancia allí sería descubrir la cultura de este fascinante pueblo.

Lo primero que descubrimos de los toraja fueron sus curiosas construcciones. Sus casas y graneros, llamados tongkonans, tienen una extraña forma de casco de barco y están adornadas con finos relieves en madera. Lo que mas nos impresionó era que todavía continuaban construyendo sus casas de esta forma. Visitamos muchos pueblos con estas casas, y la verdad es que nunca nos dejaba de impresionar su curiosa forma.

Casas tradicionales torajas

Dentro de la cultura toraja la muerte tiene una gran importancia, hasta tal punto que parece que se preparan para ese momento durante toda la vida. Los funerales son la ceremonia mas importante de los toraja, y tuvimos la oportunidad de ir a uno de ellos. Son muy famosos por la gran cantidad de búfalos y cerdos que se sacrifican en cada uno de ellos. Y este aspecto es el que menos nos gustó ya que lo animales morían de una forma un poco cruel. Aunque nos pareció que la ceremonia era bastante auténtica, casi la mitad de los asistentes del funeral eran turistas, y eso le restaba un poco de encanto. Los funerales son parte fundamental de los toraja, pero nos pareció una tradición un poco sangrienta.

Búfalo que llevan a sacrificar en un funeral toraja

En una cultura donde la muerte es tan importante, las tumbas no podían serlo menos. Las personas mas adineradas se entierran en impresionantes tumbas excavadas en la roca. Y para poder recordarlas físicamente se tallan unas esculturas de madera llamadas tau-tau, con la fisionomía del difunto; las más antiguas eran toscas, pero las mas modernas son muy realistas. Otras tumbas que nos cautivaron fueron las de los bebés, que se excavan en los troncos de los árboles porque creen que así los pequeños pueden crecer con ellos. En resumen, toda la cultura toraja nos pareció muy interesante.

Tumbas y tau-tau

Tumbas de bebés

Por si no fuera poco su atractiva cultura, Tana Toraja está enclavada en una zona montañosa con unos paisajes alucinantes. Allí vimos los arrozales más espectaculares de todo nuestro viaje. A su lado, los de Bali nos parecieron demasiado perfectos, tan turísticos que a veces nos parecían que eran “de mentira”. En los de Toraja se veía la gente trabajando en ellos: inundando las terrazas, plantando el arroz, recogiéndolo, separando el grano de la paja, secándolo… cosa que no vimos en Bali.

Arrozal de Tana Toraja

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