PERÚ 6: Nazca

17 de junio de 2013 Nuevo día de ruta hacia el sur de la costa peruana, con una de las visitas más esperadas del viaje, el sobrevuelo de las líneas de Nazca. Por la tarde nos quedó tiempo para ver el cementerio de Chauchilla y los acueductos de Cantayoc, antes de coger el bus nocturno hacia Arequipa (dormimos en ruta). Aquel día teníamos que coger el bus hacia Nazca, así que nos levantamos a las 7 de la mañana para ir con tiempo. Al contrario de lo que pensábamos, no nos costó encontrar taxi a esas horas en Huacachina. Por 7 soles nos llevaron a la estación terrestre de Cruz de Sur en Ica.
17 de junio de 2013
Nuevo día de ruta hacia el sur de la costa peruana, con una de las visitas más esperadas del viaje, el sobrevuelo de las líneas de Nazca. Por la tarde nos quedó tiempo para ver el cementerio de Chauchilla y los acueductos de Cantayoc, antes de coger el bus nocturno hacia Arequipa (dormimos en ruta).

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Aquel día teníamos que coger el bus hacia Nazca, así que nos levantamos a las 7 de la mañana para ir con tiempo. Al contrario de lo que pensábamos, no nos costó encontrar taxi a esas horas en Huacachina. Por 7 soles nos llevaron a la estación terrestre de Cruz de Sur en Ica. Elegimos a priori esta compañía por que era de la que teníamos más información sobre sus horarios, aunque todas las demás también cubren el itinerario entre Ica y Nazca. El bus que queríamos coger era el de las 8:30, pero en el mostrador nos informaron que no “existía” ese bus, el siguiente era media hora más tarde. Nos dimos cuenta que justo al lado de Cruz del Sur estaba la estación de Perúbus, así que nos acercamos a preguntar. La jugada nos salió bien, ya que el siguiente en esa compañía salía a las 8:40. Además, los billetes nos salieron a 11 soles por persona, mucho más baratos que los de Cruz del Sur. Aunque Cruz del Sur tiene mejores asientos, el trayecto era de un par de horas, así que no valía la pena pagar más.
Debajo de la estación de Perúbus encontramos una solitaria cafetería donde aprovechamos para desayunar (13 soles). A la hora convenida fuimos al bus, donde subían sobre todo peruanos. Llegamos a Nazca (o Nasca, también está aceptado) con un poco de retraso, el bus hacía muchas paradas. Nada más bajar nos vinieron unos de una agencia a ofrecernos el sobrevuelo de las líneas de Nazca. Nosotros pensábamos ir al aeropuerto para negociar directamente con las aerolíneas (como hizo María de “callejeando por el mundo”), pero decidimos escucharlos para ver que nos ofrecían. Al principio el precio estaba lejos de nuestras expectativas (300 soles por persona), pero después lo fueron rebajando. Estaban incluidos en él los traslados al aeropuerto y la estancia en el hostal Nazca Inn hasta la noche, donde podíamos usar un ordenador comunitario con internet, descansar en unos sofás o darnos una ducha. Tras mucho tira y afloja, lo dejamos en 230 soles por persona. En su momento nos pareció caro, pero teníamos la gran ventaja de volar en una avioneta de 4 plazas. Hemos leído que en las de más capacidad los pasajeros no tienen garantizada una ventana, algo fatal para ver las líneas. También nos gustó poder usar tranquilamente un ordenador con internet, ya que debíamos atender unos mails de trabajo.
Después de llegar al acuerdo, nos llevaron al Nazca Inn para que pudiéramos dejar las mochilas. Al poco llegó un taxi que nos llevó al pequeño aeropuerto de Nazca. Una vez allí fuimos directamente hasta el mostrador de Aero Palcazu, una compañía de las más modestas del aeródromo. Allí nos pesaron (para distribuir los pesos en la avioneta) y nos llevaron a pagar la correspondiente tasa del aeropuerto de 25 soles por persona que no entraba en el tour. Después de pasar un control con detector de metales, pasamos a una sala de espera hasta que llegó nuestro turno. Como explicamos antes, íbamos a hacer el sobrevuelo en una avioneta de 4 pasajeros, y lo curioso fue que los otros dos también eran catalanes! Eran Jaume y Encarni, una pareja muy viajera que también nos iríamos encontrando a lo largo de nuestro viaje. Los cuatro nos quedamos a cuadros cuando vimos acercarse al piloto de la avioneta, un chaval lampiño recién salido del instituto. Por suerte, era el copiloto, el piloto era un hombre que tampoco daba mucho el pego: vestido informalmente y con gafas de sol de espejo. Al menos el copiloto vestía uniforme!
posando con Jaume y Encarni junto a nuestra avioneta
dentro de la avioneta
Las líneas de Nazca son un conjunto de líneas y figuras esculpidas principalmente por la cultura Nazca en el duro suelo del desierto. Aunque han sido muy estudiadas por muchos científicos, como la alemana Maria Reiche (quien da nombre al aeropuerto de Nazca), todavía hoy en día no se sabe el motivo de su construcción. Y lo que más choca es que las líneas y figuras solo se pueden apreciar desde el aire. Esto ha dado pie a interpretaciones algo surrealistas, como que se trataban de pistas de aterrizaje de ovnis o que los Nazca habían podido construir globos aerostáticos rudimentarios para verlas. Lo único cierto es que se trata de un gran centro ceremonial de esa cultura, cuyo significado es todavía un misterio.
Dos de las figuras más conocidas, el mono...
... y el colibrí
Enseguida despegamos y desde la avioneta empezamos a tener una gran perspectiva de la llanura con cultivos cerca de la ciudad y del desierto que se extendía en todas partes. El copiloto nos repartió unas tarjetas con el itinerario que haríamos y las figuras que iríamos viendo. La primera de ellas fue la ballena; al principio nos costó verla, no sabíamos bien qué es lo que teníamos que ver. Pero el piloto y el copiloto nos ayudaban a localizarlas: el piloto a veces dejaba los mandos de la avioneta y señalaba por la ventanilla de David, eso nos ponía un poco nerviosos! En el caso de la ballena había que mirar hacia las líneas que formaban un ángulo. Para ver las figuras, la avioneta bajaba un poco de altitud y hacia dos pasadas, una hacia cada lado, para que se pudieran ver desde los dos lados del avión.
contraste entre los cultivos y el desierto
el desierto donde están las líneas de Nazca
mapa de las figuras a lo largo de nuestro vuelo
la ballena
Una vez vista la primera figura, las otras nos parecieron más fáciles. La siguiente fue el astronauta, al que había que echarle un poco de imaginación. Era más fácil de ver al estar esculpido en la vertiente de una colina. Luego vino una de las más famosas, el mono, el más parecido al animal real que representa. Muy cerca estaba el perro, que nos costó mucho de ver, sus líneas eran muy tenues.
el astronauta
el mono
el perro
Después volamos unos minutos hasta la siguiente figura, seguramente la más bonita y más fácil de ver, el colibrí. Al lado de un gran rectángulo estaba la pequeña araña y el cóndor. Para ver las siguientes tuvimos que pasar al otro lado de la carretera Panamericana, donde estaba el alcatraz, uno de los más difíciles de ver, y el pelícano.
el colibrí
la araña
el cóndor
el alcatraz
el pelícano
A continuación sobrevolamos la Panamericana para ver dos nítidas figuras muy cercanas, el árbol y las manos. Estas dos figuras son las únicas que se pueden ver sin el sobrevuelo, ya que hay un mirador en lo alto de una torre, justo al lado de la carretera. La última figura que vimos fue la del papagayo, otra de las que hay que echarle imaginación. Tras unos pocos minutos más de vuelo, aterrizamos sin problemas nuevamente en el aeropuerto. El trayecto fue un poco movido, pero nada exagerado.
el árbol y las manos, bajo el mirador de la Panamericana
el papagayo
sobrevolando Nazca
sobrevolando los acueductos de Cantayoc
Tenemos división de opiniones en nuestra valoración del sobrevuelo a las líneas de Nazca: a Neus no le gustó, se mareó debido al calor que hacía dentro de la avioneta y le costó mucho ver las líneas. En cambio, a David le encantó, lo encontró interesante y altamente recomendable. Lo cierto es que la avioneta es prácticamente la única forma de ver las líneas de Nazca, y aunque es algo caro, es “una cosa que se hace solo una vez en la vida”, como dijo Encarni.
El taxi nos volvió a llevar al Nazca Inn, de donde salimos enseguida para ir a comprar los billetes para el bus nocturno a Arequipa que tomaríamos horas después. Como queríamos dormir bien, elegimos una de las mejores compañías, Cruz del Sur. Nuestra intención era coger el bus de las 22 h, pero nos dijeron que solo quedaba un asiento-cama. El bus de las 21:15 h tardaba media hora mas en llegar (9 horas y media), pero quedaban los últimos dos asientos-cama. Menos mal! Quizás deberíamos haber reservado antes los billetes o haberlos comprado por internet (como hacía mucha gente). Cogimos aquellos dos últimos asientos por 110 soles por persona (unos 30 €).
Al salir de la estación de Cruz del Sur empezamos a tener hambre, así que buscamos un sitio para comer. Justo enfrente de la estación había un restaurante que ofertaba menús a 7,99 soles (un par de euros). De primero elegimos papas rellenas (de carne) y aguadito (un caldo denso de pollo con verduras), y de segundo pollo a las tres cremas y espaguetis verdes con bistec. En el menú entraba toda la chicha morada que pudieras beber. Estaba todo muy bueno, aunque nos estresó un poco que trajeran todos los platos a la vez.
nuestros menús en Nazca
Como teníamos muchas horas antes de la salida del bus nocturno, decidimos visitar el cementerio de Chauchilla, otra de las atracciones turísticas de Nazca. Casualmente, nada más salir del restaurante un chico se ofreció a llevarnos con su taxi al cementerio. Nos dijo que además era guía, así que también nos acompañaría en la visita y nos haría una explicación. Pedía inicialmente 80 soles, pero cuando le pedimos una rebaja, no bajó más de 70, así que aceptamos. Justo antes de irnos a su taxi nos encontramos con Alba y Ruth, con quienes habíamos compartido el minibus a Huacachina; nos preguntaron por nuestra experiencia en el sobrevuelo (ellas no lo habían hecho y dudaban) y lo que nos iban a cobrar por ir a Chauchilla.
El cementerio de Chauchilla es una necrópolis que alberga momias antiguas en excelente estado de conservación. No se sabe de que periodo son ni a que civilización pertenecieron, por proximidad se podría pensar que son de la cultura nazca, pero también pueden corresponder a la cultura ica-chincha (anterior) o a la huari (posterior).
cementerio de Chauchilla
Tras media hora de trayecto llegamos al cementerio. Nuestro taxista-guía, Raúl, nos acompañó en la visita y nos hizo interesantes explicaciones. Nos contó que aquel lugar ya se conocía antes de ser “descubierto” por los arqueólogos, los saqueadores venían aquí en busca de antigüedades. De hecho, los saqueadores habían diseminado los huesos de muchas de las momias por todo el recinto, así que los arqueólogos lo primero que tuvieron que hacer fue recomponerlas. Esto se aprecia en la coloración clara de los huesos de algunas momias, que adquirieron al estarse muchos años expuestos al sol (originalmente estaban en unas tumbas subterráneas).
momias dentro de una tumba
La necrópolis consta de una decena de tumbas semi-subterráneas, en las cuales están las momias de lo que debieron ser sacerdotes o nobles importantes. Estaban dispuestas en posición fetal, ya que pensaban que volverían a nacer en una nueva vida. Lo que más nos sorprendió fueron sus largas cabelleras, el guía nos dijo que se las dejaban crecer toda la vida. La extrema sequedad del desierto fue determinante para su buena conservación. Las momias nos parecieron impresionantes! Chauchilla es un buen lugar para visitar si te sobra tiempo en Nazca.
momias junto con ofrendas
momias con largas cabelleras
La visita de Chauchilla la hicimos en menos de una hora, todavía nos sobraba mucho tiempo hasta la noche. Así que le dijimos al guía a ver si nos podía llevar a otro sitio. Nos hizo un par de propuestas, y elegimos ir a ver los acueductos de Cantayoc, cerca de Nazca, por 30 soles más. Este es un sistema de canales subterráneos que construyó la cultura Nazca para irrigar los cultivos de la llanura. Están tan bien hechos y conservados que los agricultores actuales todavía los usan para regar sus campos. Y eso lo pudimos comprobar cuando llegamos, por los canales circulaba bastante agua y toda la zona alrededor era un inmenso vergel. Cerca de los canales había una especie de respiraderos en espiral, donde la gente podía bajar a recoger agua. La visita fue interesante, aunque el lugar se ve en menos de media hora.
canal donde circulaba agua
acueductos de Cantayoc
respiradero donde se podía recoger agua
acueductos de Cantayoc
Como todavía nos quedaba tiempo, le dijimos a Raúl que nos dejara en la Plaza de Armas de Nazca, así volveríamos paseando hacia el hostal. La ciudad en si no tiene mucho de interés, aún así agradecimos pasear un rato. En el hostal nos conectamos a internet con el ordenador de sobremesa que había y estuvimos respondiendo unos mails de trabajo; nos fue bien ya que hacía tiempo que lo debíamos hacer y no encontrábamos la ocasión. Aprovechamos también para cancelar la última noche del hostal en Lima que teníamos reservada (los días que estuvimos allí no pudimos dormir!); decidimos rascarnos un poco el bolsillo y buscar un buen sitio para nuestra última noche en Perú.
A las 20:20 h nos fuimos a la terminal terrestre de Cruz del Sur a facturar el equipaje. Mientras esperamos nos volvimos a encontrar a Alba y Ruth, que al final habían visto las líneas de Nazca desde el mirador de la Panamericana y estaban satisfechas. Nuestro bus llegó con 15 minutos de retraso, venía de Lima (el bus que queríamos coger a las 22 h sale directamente de Nazca). Nos costó instalarnos en nuestros asientos-cama, ya que el interior del bus estaba totalmente a oscuras. Cuando apenas estábamos sentados nos dieron la cena, que estaba incluida: pastel de verduras, arroz, pollo y pastelito de mermelada. Luego nos pusimos a dormir o a intentarlo, nos esperaban 9 horas y medio de viaje y necesitábamos estar descansados para el día siguiente, nos esperaba una larga visita por Arequipa.
autobús de Cruz del Sur (fuente: Cruz del Sur)
asiento-cama (fuente: Cruz del Sur)

7 comentarios:

  1. Ese cementerio siempre me da grima cuando lo veo en los blogs xD
    Las lineas han de ser una pasada!

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    1. Si, la verdad es que las momias dan un poco de yuyu, sobre todo por ese pelo tan largo que tienen...
      Ya lo has leído, en cuanto sobrevuelo en avioneta tenemos división de opiniones. Pero en lo que estamos de acuerdo es en que las Lineas de Nazca son fascinantes, una visita imprescindible en todo viaje a Perú!

      Un saludo

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  2. Una experiencia sin igual lo de sobrevolar las líneas. Yo si que lo recomiendo, aunque entiendo la opinión de Neus... ya que muchas veces cuesta verlas, y que al fin y al cabo no dejas de verlas como en las fotografías (y ya no te cuento si encima te encuentras mareado...). Por eso yo quise acercarme a verlas más de cerca en el mirador... Nuestra parada en Nazca era exclusivamente para ver las lineas, asi que no me conformé solo con verlas desde el avion...

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    1. Pues a nosotros nos faltó eso de verlas desde el mirador! Nos hubiera gustado ver mas de cerca las lineas e incluso acercarnos a algun sitio para poder tocarlas, debe ser interesante.

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    2. Tocarlas no se podría porque están protegidas... pero verlas de cerca al menos sacia la curiosidad de como están hechas. Aunque cuando las ves tan de cerca, te parece mentira que hayan aguantado tanto tiempo...

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  3. Me sorprende que vieran mas que las lineas de Nazca, poca gente lo hace. Lo que si es cierto es que nazca esta lleno de geoglifos, petroglifos, acueductos, etc; yo he andado varias veces por allá y aun no termino de ver todo lo que hay.... y por cierto esta prohibido tocar las lineas e ingresar a las pampas, de todos modos bien por el recorrido que hicieron. Saludos.

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    1. La verdad es que todo lo referente a la civilización de los Nazca nos encantó. Es un pueblo muy antiguo y toda su historia está envuelta en un aura de misterio. Así que está bien dedicarle tiempo a la región y no conformarse solo con las lineas
      Saludos

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