1 de julio de 2013
Ese día no tuvimos mucho tiempo para disfrutar nuestros últimos momentos en la selva. Salimos pronto para el aeropuerto de Puerto Maldonado para coger el avión que nos llevaría a Lima, donde pasamos nuestra última noche en Perú.
Ver Perú 20: Puerto Maldonado - Lima en un mapa más grande
Aquella mañana nos pusimos en marcha con un desayuno a base de tortilla hecha con las sobras de la cena anterior, aunque no suena muy bien estaba deliciosa. La noche anterior ya nos habían explicado que lo tenían todo arreglado para llevarnos al aeropuerto a primera hora de la mañana con suficiente antelación para ir tranquilos. Así que embarcamos en una canoa junto con otros huéspedes, cada uno con su guía, e hicimos el trayecto hacia Puerto Maldonado. Después de más de una hora por el Tambopata, nos quedaba otra hora en furgoneta hasta el aeropuerto. Allí nos despedimos de Guillermo, nuestro guía durante nuestra estancia en Inotawa. El vuelo volvía a ser con la compañía Star Perú, y como curiosidad salió antes de la hora estipulada. No lo sabíamos, pero el avión realizó una escala en Cuzco antes de partir nuevamente hacia Lima, donde hacía tanto tiempo que había empezado nuestra aventura peruana.
trayecto en canoa rumbo al aeropuerto de Puerto Maldonado
Lima nos recibió con su característica niebla, ya casi nos habíamos olvidado de ella. Era primera hora de la tarde y como teníamos tiempo, sorteamos todos los que nos ofrecían taxis a la salida de la terminal de las llegadas y preguntamos donde paraban los buses para ir a Miraflores. Nos dijeron que salían en la avenida Faucett, más que una calle una gran autovía que iba paralela al aeropuerto. Allí preguntamos nuevamente y nos indicaron que teníamos que coger los autobuses con la letra S. En la parada nos ofrecieron un taxi a Miraflores por 25 soles, un muy buen precio (desde la terminal vale 45!) pero que rechazamos por que teníamos ganas de probar el bus. Después de un rato pasó un bus en cuyo lateral ponía “Miraflores”; al parar salió un tipo gritando un montón de nombres: Faucett, Venezuela, Arequipa, Benavides... Benavideeeeeees!!!!. Después supimos que todos estos nombres son las avenidas o calles principales por donde pasa y para el bus. Así que para moverse en bus por Lima es muy útil conocer la calle más importante que hay cerca de nuestro destino. En nuestro caso era la avenida Benavides, muy cerca de nuestro alojamiento. Ni que decir que el bus es mucho más económico que el taxi, nos costó 5 soles entre los dos (por 45 del taxi). Ahora bien, el tiempo del trayecto es mucho mayor, el rato que pasamos dentro de aquel bus se nos hizo larguísimo (casi dos horas).
Dimos al clavo con la parada en la que nos bajamos en la avenida Benavides, a pocos minutos encontramos nuestro alojamiento para aquella noche, el Miraflores Lodge. En un principio habíamos reservado en el mismo hostal donde estuvimos en nuestros primeros días en Lima, the House Project. Pero por la mala experiencia que tuvimos decidimos cancelarla y reservar un sitio un poco mas caro. Sus dependencias comunes eran fantásticas, las habitaciones daban a un gran patio que garantizaba la ausencia de ruido de la calle. La habitación, en cambio, era mucho más básica, no estaba a la altura de los exteriores. El precio fue caro para lo que estábamos acostumbrados, 78 USD, pero la zona era también cara... y total, era nuestra última noche!
nuestra habitación en el Miraflores Lodge
El resto de la tarde la teníamos comprometida. Íbamos a pasarla con Carmen, una peruana amiga de la madre de Neus y que vivía en Lima. Quedamos con ella a las 19 h. Para hacer tiempo decidimos dar una vuelta por aquella zona de Miraflores, mucho más residencial que en la que habíamos estado anteriormente. Después nos encontramos con Carmen y fuimos paseando hasta el Parque Kennedy. Allí nos propuso de ir a cenar a Lince, el barrio donde vivía, que está situado al norte de San Isidro. A nosotros nos pareció buena idea, ya que en ese barrio no habíamos estado. Así que cogimos uno de los numerosos buses que recorren la avenida Arequipa y en un cuarto de hora nos plantamos allí.
Aquella zona de Lince nos sorprendió mucho. Era muy animada, lleno de restaurantes, cines, casinos... todo con carteles de luces de colores. Para cenar Carmen nos propuso ir a un Norkys, una cadena de restaurantes especializada en pollo a la brasa. Al principio pensábamos que sería en plan fast food, pero cuando entramos nos recibieron unos camareros vestidos con traje. Todos pedimos un cuarto de pollo a la brasa, en el que iba incluido patatas fritas y ensalada. Durante la cena Carmen se interesó por nuestro viaje por Perú; ella es originaria de Piura, una ciudad norteña situada cerca de Ecuador, así que no conocía algunas zonas por las que habíamos estado. Estuvimos hablando también de la situación política de Perú y España, igualmente problemática en los dos casos. Después de cenar nos despedimos de Carmen y quedamos con ella un rato el día siguiente, nuestro último día en Perú.
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