PERÚ 2: Lima I (centro)

13 de junio de 2013 Nuestro primer día completo en Lima lo dedicamos a explorar la zona del centro, donde se hallan la mayoría de sus monumentos históricos, como la Catedral o los monasterios de San Francisco y Santo Domingo. Empezamos el día a las 8 de la mañana con un desayuno genial, a base de tostadas, huevos, avena, zumo natural, café, etc. Realmente el desayuno era una de las pocas cosas buenas de nuestro alojamiento. Para ir al centro decidimos no complicarnos la vida e ir en taxi.
13 de junio de 2013
Nuestro primer día completo en Lima lo dedicamos a explorar la zona del centro, donde se hallan la mayoría de sus monumentos históricos, como la Catedral o los monasterios de San Francisco y Santo Domingo.

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Empezamos el día a las 8 de la mañana con un desayuno genial, a base de tostadas, huevos, avena, zumo natural, café, etc. Realmente el desayuno era una de las pocas cosas buenas de nuestro alojamiento. Para ir al centro decidimos no complicarnos la vida e ir en taxi. Paramos uno que nos pidió 15 soles por el trayecto. Intentamos regatear pero el taxista se mostró inflexible... así que al final aceptamos. El tráfico era terrible y tardamos una eternidad en llegar a la Plaza de Armas, el corazón del centro de Lima. Mejor dicho, a los alrededores de la plaza, por que ésta estaba acordonada por un fuerte dispositivo policial y no se podía entrar en coche.
Plaza de Armas
Tuvimos que caminar una manzana (en peruano, cuadra) para llegar a la fantástica Plaza de Armas, un enorme rectángulo rodeado por edificios coloniales. En su centro pudimos ver su hermosa fuente de cobre del siglo XVII, su elemento más antiguo. No la pudimos disfrutar mucho, ya que en ese preciso momento vinieron hacia nosotros unos policías con todo el equipo antidisturbios encima, para decirnos que desalojáramos la plaza. Nos explicaron que iba a haber una manifestación en pocas horas.
Plaza de Armas
Plaza de Armas
Plaza de Armas, fuente del siglo XVII
Tuvimos que irnos del centro de la plaza, pero sí que pudimos pasear por las calles que la delimitan. Así nos acercamos al Palacio de Gobierno, residencia oficial del presidente del Perú. Está custodiado por unos hieráticos soldados que realizan un cambio de guardia a las 12 h, pero para eso aún faltaba mucho.
Palacio de Gobierno
En otro lado de la plaza se levantan los edificios religiosos. Aunque es pequeño y moderno, destaca mucho el Palacio Arzobispal, con sus fabulosos balcones tallados en madera. Al su lado se alza imponente la Catedral, que tiene un aspecto moderno, ya que ha sido reconstruida muchas veces debido a los terremotos que sufre la zona.
Palacio Arzobispal (izq.) y Catedral (dcha.)
Para entrar (en peruano, ingresar) pagamos 10 soles por persona. El interior es tan austero como la fachada. Lo que más nos interesó fue el coro de madera tallada del siglo XVII y algunas de las capillas, como en la que está enterrado Pizarro. En la sacristía también hay un museo de arte religioso bastante interesante; entre los cuadros que alberga nos llamó la atención uno en el que aparecían todos los incas que habían gobernado Perú hasta Atahualpa (el último, asesinado por Pizarro), a partir del cual aparecen los reyes de Castilla. La visita a la Catedral nos gustó mucho, y tardamos una buena hora en verla.
Catedral, Coro
Catedral, tumba de Pizarro
Catedral
Al salir comprobamos que nada había cambiado en la Plaza de Armas, seguía tomada por la policía. Caminamos el breve trayecto que separa la plaza de uno de los conjuntos coloniales mejor conservados del centro, el monasterio de San Francisco. Su iglesia, del siglo XVI, es uno de los pocos edificios que ha sobrevivido a los diferentes terremotos que han asolado la ciudad. Para entrar al monasterio tuvimos que pagar 7 soles cada uno y esperar que empezara la siguiente visita guiada en castellano. El convento es enorme y tardamos una hora en recorrerlo; lástima que no dejen hacer fotos. Visitamos la biblioteca, la sacristía, el refectorio, los claustros, etc. Algunas de las salas exhiben piezas de arte sacro. Pero lo que hace de este monasterio famoso son sus extensas catacumbas. Sirvieron de cementerio hasta el siglo XVII y posteriormente se ordenaron sus huesos en osarios. Las catacumbas son tan grandes que se dice que hay algunos pasadizos que conectan el monasterio con la Catedral. Todo el recorrido fue muy ameno y nos gustó mucho.
Monasterio de San Francisco
Al salir de San Francisco encontramos un señor con una enorme bandeja de unos churros rellenos. Le compramos uno por 1 sol y comprobamos que estaba relleno de dulce de leche o manjar blanco. Como nos gustó, un poco más adelante compramos otro en una panadería, esta vez por 1,5 soles y relleno de crema. Buenísimos! A la que nos alejamos un poco del centro las calles se empezaron a animar con un continuo trajín de gente y con todo tipo de comercios abiertos.
comiendo churros!
ajetreo en las calles limeñas
Nos alejamos del centro para ver el Mercado Central, con una actividad febril a aquella hora de la mañana. Estaba más o menos estructurado en zonas, con puestos de verdura, frutas, ropa, restaurantes caseros... Lo que más nos sorprendió fue la sección de carnicería y de pescadería, con las diferentes mercancías expuestas en mostradores sin la más mínima refrigeración. Estuvimos deambulando un buen rato por el mercado, viendo lo que se vendía y como los peruanos hacían sus compras diarias. En un puesto compramos por 1 sol una cachanga, una especie de torta frita típica del Perú. Era muy grande aunque algo insípida; entre eso y los churros ya estábamos comidos!
Mercado Central, carnicería
Mercado Central, hierbas medicinales
Mercado Central, pollería
Mercado Central, comiendo cachanga
Volvimos al centro por el jirón Ucayali, una calle en gran parte peatonal rodeada de fantásticas mansiones coloniales. La más bella sin duda es la Torre Tagle, un palacio del siglo XVIII con unos estupendos balcones de madera que actualmente alberga el Ministerio de Asuntos Exteriores. Ucayali es, sin duda, una de nuestras calles favoritas para pasear. Nos sorprendió ver en ella algunos limpiabotas trabajando, al ser un oficio que en Barcelona se ha perdido completamente.
jirón Ucayali
jirón Ucayali, limpiabotas en acción
jirón Ucayali, Torre Tagle
Después giramos por el jirón de la Unión, otra animada calle peatonal. Allí encontramos unos cambistas callejeros, así que aprovechamos para cambiar algunos euros más (nos dieron 3,45 soles por euro, más que el día anterior). Toda esta zona está salpicada de iglesias antiguas, como las de San Agustín y la de La Merced, ambas con intrincadas fachadas; lástima que estuvieran cerradas.
jirón de la Unión
Iglesia de San Agustín
Iglesia de la Merced
Eran cerca de las 14 h cuando llegamos a otro de los sitios importantes de Lima, el Monasterio de Santo Domingo. También conocido como Convento del Santísimo Rosario, fue uno de los primeros edificios en levantarse en la ciudad tras ser fundada por Pizarro en el siglo XVI, aunque los terremotos obligaron a alguna que otra remodelación posterior. Pagamos los 5 soles de la entrada y esperamos a que empezara la siguiente visita guiada en castellano. Nuestro guía, un chico de gran labia y mejor dialéctica, contribuyó decisivamente con sus amenas explicaciones a que la visita nos resultara muy interesante. Empezamos subiendo a la torre para divisar las buenas vistas que se veían desde lo alto: al norte el cerro de San Cristóbal y al este la Catedral.
ascendiendo por la torre del Monasterio de Santo Domingo
Monasterio de Santo Domingo, vista de la Catedral desde la torre
Monasterio de Santo Domingo, vista del Cerro de S. Cristóbal
Monasterio de Santo Domingo, vista del claustro
Monasterio de Santo Domingo, panorámica desde la torre (vista este)
Monasterio de Santo Domingo, panorámica desde la torre (vista norte)
Después bajamos para ver el fantástico claustro, decorado con los famosos azulejos sevillanos y con óleos sobre la vida de Santo Domingo. Seguidamente entramos en varias dependencias del convento, la más espectacular de ellas era la biblioteca, con sus antiguos tomos. Por último, dos salas que albergan reliquias de dos importantes santos: Santa Rosa de Lima (la primera santa del continente) y San Martín de Porres (el primer santo mestizo de América y segundo más antiguo del continente). La visita a Santo Domingo nos encantó, es sin duda una de las imprescindibles en Lima, por delante del Monasterio de San Francisco (más visitado).
Monasterio de Santo Domingo, claustro
Monasterio de Santo Domingo, claustro
Monasterio de Santo Domingo, biblioteca
Monasterio de Santo Domingo
Salimos del monasterio y paseamos un corto trozo del Parque Alameda Chabuca Granda, desde donde hay buenas vistas del Cerro de San Cristóbal. Desde esa montaña dicen que hay una gran panorámica de la ciudad y se organizan muchos tours para ir, pero nosotros pensamos que con la niebla de Lima no se vería gran cosa.
Parque Alameda Chabuca Granda
Cerca está la Casa Aliaga, una de las más importantes y antiguas casas coloniales de la ciudad. Por la misma calle llegamos a una plazuela rodeada por casas coloniales y con una gran bandera del país, no podía ser otra que la Plaza Perú. Estábamos muy cerca de la Plaza de Armas y vimos que seguía cercada por la policía. De hecho, mientras paseábamos por las calles cercanas habíamos visto que la policía había cerrado todas las calles que se dirigían a la plaza, dejando pasar a unas pocas personas. Pero no vimos ni rastro de la gran manifestación que se suponía que iba a celebrarse.
Plaza Perú
Abandonamos el centro en dirección sur hasta la plaza San Martín, dedicada a uno de los libertadores de Perú. En uno de sus rincones vimos una gran cantidad de gente agolpada; cuando nos acercamos había un hombrecillo en el centro bramando proclamas contra los políticos del país. La gente parecía muy interesada en lo que decía!
Plaza San Martín
Eran cerca de las 4 y estábamos un poco cansados, así que buscamos un bar para tomar algo y sentarnos. En la misma plaza encontramos el Estadio Futbol Club un bar decorado con todo tipo de elementos futboleros, incluyendo figuras a tamaño real de Messi, Pelé o Cristiano Ronaldo. No podíamos esperar más a pedir nuestros primeros pisco sour, el cóctel nacional, acompañado de un tamal verde (una pasta hecha de harina de maíz). Las bebidas eran fuertes pero buenas, y el tamal un poco soso. Las tres cosas nos costaron 29,70 soles.
nuestros primeros pisco sour!
Salimos del bar cuando ya anochecía y nos dirigimos más al sur hasta el Paseo de la Republica, una ancha avenida con edificios modernos y algunos museos. Allí se encuentra la Estación Central del Metropolitano, un servicio de autobuses similar al metro. Fuimos a la estación para averiguar como funcionaba, pues ninguna de nuestras dos guías (Lonely Planet y Trotamundos) lo explicaba. No logramos encontrar ningún plano con su recorrido ni ninguna oficina de información abierta. Ya de vuelta en casa hemos encontrado un buen mapa del Metropolitano y hemos visto que su ruta atraviesa la gran mayoría de barrios de norte a sur, incluido Miraflores; nos hubiera sido útil como alternativa al taxi.
Ya era de noche así que regresamos al centro para buscar un sitio para cenar. Al final acabamos en el Bar Restaurant Cordano, un establecimiento con mas de 100 años de historia. Pese a ser famoso por sus butifarras (una especie de bocadillos de jamón), nosotros preferimos comer de plato: lechón con arroz y maíz (choclo, en peruano) y pescado a la chorrillana (cocinado con vino blanco, tomate y cebolla), todo regado con una de las cervezas más famosas del país, la Cusqueña. Todo era muy bueno, aunque la salsa del pescado era muy fuerte de sabor. En total, 68,50 soles.
cenando en el Bar Cordano
Al salir ya estaban cerrando las puertas del restaurante y buscamos un taxi para regresar al hostal. El primero nos pidió 20 soles, más de lo que habíamos pagado a la ida. Como el taxista se negó a negociar paramos a otro, que nos llevó de vuelta por 15 soles.
Aquella noche nos costó especialmente dormir. Nuestra habitación estaba muy poco aislada del exterior, y por los huecos de las ventanas se filtraba el frío y todo tipo de ruidos, incluidos los de una discoteca cercana que no callaba hasta las tantas. Ante ese panorama, los propietarios tuvieron la feliz idea de hacer una pizza party, con lo que el hostal se llenó de gente... y de ruido! Ya lo dice la expresión, si no quieres ruido, dos tazas!

2 comentarios:

  1. Una buena visión de la ciudad! cuantas cosas por ver ;)

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  2. Si, Lima nos gustó mucho! Y todavía queda el día siguiente, que también es en Lima! :)

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