PERÚ 15: Ollantaytambo

26 de junio de 2013 El principal objetivo de ese día fueron las ruinas incas de Ollantaytambo. Luego deambulamos por las agradables calles de Ollantaytambo pueblo, para después coger el tren que nos llevaría a Aguascalientes. Neus había pasado mala noche, por lo visto le sentó mal la sopa que cenó y estuvo toda la mañana con diarrea. Hicimos un desayuno somero a base de pan, mantequilla y mermelada, acompañado de zumo de papaya y café. Una vez hecha la mochila, la dejamos en la recepción y nos fuimos a visitar las cercanas ruinas de Ollantaytambo.
26 de junio de 2013
El principal objetivo de ese día fueron las ruinas incas de Ollantaytambo. Luego deambulamos por las agradables calles de Ollantaytambo pueblo, para después coger el tren que nos llevaría a Aguascalientes.

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Neus había pasado mala noche, por lo visto le sentó mal la sopa que cenó y estuvo toda la mañana con diarrea. Hicimos un desayuno somero a base de pan, mantequilla y mermelada, acompañado de zumo de papaya y café. Una vez hecha la mochila, la dejamos en la recepción y nos fuimos a visitar las cercanas ruinas de Ollantaytambo.
Ollantaytambo es una fortaleza inca famosa por ser el lugar donde se libró una gran batalla contra los conquistadores españoles, que fueron derrotados. Además de funciones militares, era un gran centro religioso con un fabuloso templo del sol y un sector ceremonial dedicado a los dioses del agua. Como otros centros incas, había las típicas terrazas agrícolas acompañadas de algunos qolqas o almacenes de alimentos.
ruinas incas de Ollantaytambo
Tras enseñar nuestro boleto turístico en la recepción, entramos al complejo de las ruinas. Desde abajo, la fortaleza (la Casa Real del Sol) nos resultó impresionante! Solo se podía llegar hasta ella subiendo una larga y empinada escalera, fácil de defender desde la fortaleza. Sudamos lo nuestro para subir, las ruinas están situadas a unos 3.000 m de altitud y eso es nota. Al final de la escalera podíamos ver dos partes diferenciadas, una mas residencial con edificios toscos y la del templo del sol, hecha de una cantería impresionante.
medio tapada, la escalera que sube desde el pueblo
arriba de las escaleras
vista del pueblo desde las ruinas
El templo del sol estaba construido con unos bloques de piedra grandes y de muchos ángulos, y pese a ello todos estaban encajados de forma milimétrica. Esto hace de Ollantaytambo una de las mejores ruinas incas de todo Perú. Más adelante encontramos una zona con unos enormes bloques de piedra desperdigados por el suelo, esto hace pensar que la fortaleza todavía se encontraba en construcción cuando atacaron los invasores españoles. Un poco más allá vimos un enorme muro hecho de grandes piedras que no parecía nada especial, pero oímos que un guía explicaba que era una especie de calendario astronómico: si te fijabas, el muro tenía algunos pequeños relieves, incisiones y bultos sobre los que el sol incidía en ciertas épocas del año, de esta forma se podían predecir solsticios y saber la época de plantación de las cosechas.
templo del sol
templo del sol
piedras abandonadas en el templo del sol
calendario astronómico
Desde el sector residencial de la fortaleza partía un sendero empedrado que discurría por encima de las terrazas agrícolas. Desde allí había buena vista del pueblo, vimos que en la montaña de enfrente había más ruinas incas, parecían almacenes tipo qolqa. Al final del sendero vimos algunas edificaciones de este estilo, para almacenar las cosechas.
sector residencial
vista del templo del sol
vista del sector ceremonial del agua
qolqas
terrazas incas
Bajamos por un camino que discurría entre terrazas, y abajo encontramos un sector ceremonial ligado al culto del agua. A través de unos canales, los incas recogían el agua que se filtraba por la montaña y la dirigían hacia unas fuentes, donde se hacían los ritos. Con esta parte dimos por concluida nuestra visita a las ruinas de Ollantaytambo, que nos gustaron mucho. Le dedicamos en total dos horas, menos que a Písac, pero Ollantaytambo tienen la gran ventaja que sus ruinas se encuentran cerca unas de otras. Si tuviéramos que elegir entre las dos, sería una elección difícil, creemos que es interesante visitar ambas.
sitio ceremonial del culto al agua
vista desde el sector ceremonial
Salimos de las ruinas y fuimos a pie a la estación de tren para comprar los billetes hacia Aguascalientes. Nuestra idea era comprarlos para salir al cabo de un par de horas, y así poder dar una vuelta por el pueblo de Ollantaytambo, que habíamos leído que era chulo. Al llegar a la estación vimos que había dos compañías, Perú Rail e Inca Rail. Preguntamos en los dos sitios pero en las dos compañías el pasaje valía exactamente lo mismo aquel día. Elegimos Perú Rail por que su horario nos iba mejor, el tren saldría al cabo de tres horas y tendríamos tiempo para ver el pueblo. Nos costó la friolera de 103 USD ida y vuelta! Es el precio que hay que pagar en Perú por ser extranjero. Vale que es un tren amplio y bonito, con servicio de catering y todo, pero el precio es totalmente excesivo. Y lo peor es que no te dan la opción de viajar en los vagones de los peruanos que son mas sencillos y baratos: vimos que un peruano residente en la zona pagaba solo 4 soles por un trayecto por el que nosotros pagábamos casi 100 veces mas (aunque en un vagón mejor). Si hubiéramos podido, hubiéramos viajado en el vagón peruano, el lujo nunca nos ha interesado. Además se aprovechan que ese tren es casi la única forma de llegar a Aguascalientes (María de “Callejeando por el mundo” explica bien cuales son las otras opciones).
Empezábamos a ver que todo lo que rodea el Machu Picchu significa atracar al turista (extranjero). En Perú ya teníamos la sensación que a los extranjeros siempre se nos trataba como si fuéramos multimillonarios: precios de entradas abusivos, transportes con tarifas desorbitadas, vendedores de artesanía que pedían una fortuna por cualquier compra... No es la forma de gestionar el turismo que creemos correcta, a la larga les acabará pasando factura. El problema es que la mayor parte del turismo que tienen es americano, y nos dio la sensación que a ellos todo les parecía barato (en los mercados apenas regateaban y a veces pagaban el primer precio del vendedor).
Después de dejarnos atracar por los de Perú Rail, fuimos a dar una vuelta por Ollantaytambo pueblo. Como el camino desde la estación hacia el pueblo hace subida, cogimos un tuk-tuk por 2 soles que nos dejó en la plaza de Armas. Ésta no tenía la magnificencia de otras que hay en ciudades más importantes, pero tenía su encanto al estar rodeada por altas montañas. Cerca estaba el mercado del pueblo, que era pequeño y auténtico. Fuera había una parada de colectivos con mucho trasiego de gente... en un pequeño lugar teníamos una típica estampa peruana.
tuk-tuk de Ollantaytambo
plaza de Armas
calle de "Ollanta"
mercado de Ollantaytambo
Pero lo que más nos gustó de Ollantaytambo pueblo fueron las callejuelas que se extienden al norte de la plaza de Armas. Conservan el antiguo trazado inca, y algunas incluso parte de su cantería (vimos alguna puerta original y todo). El ambiente de aquellas calles era mágico, apenas había turistas y podíamos ver como se desarrollaban los quehaceres de los parroquianos. Este es sin duda el pueblo que más nos gustó de todo Perú. Muchos turistas vienen a las ruinas, luego se van hacia Aguascalientes y se olvidan de este magnifico pueblo. Vale mucho la pena!
callejuelas de Ollantaytambo
Nos acercamos nuevamente a la plaza de Armas para buscar un sitio para comer. Neus todavía se encontraba mal de la barriga, así que buscamos algo sencillo. En una calle colindante encontramos un sitio donde vendían empanadas, y compramos un par por 3 soles cada una. De postre comimos unas manzanas que habíamos comprado en el mercado por 1 sol.
Ya se acercaba la hora del tren a Aguascalientes, así que fuimos a recoger la mochila al hostal y fuimos caminando hacia la estación. Nuestro vagón era el último de los tres dedicados a los turistas y estaba casi vacío. Aquel tren era de tipo Vistadome (más caro), tenía ventanas panorámicas laterales y en el techo, aunque la vuelta la hicimos en un tren Explorer (más barato) y no notamos ninguna diferencia tanto en el tren como en el servicio. Los asientos eran muy cómodos y más tarde nos trajeron una pequeña merienda.
tren a Aguascalientes
nuestro vagón Vistadome
El viaje en tren de Ollantaytambo a Aguascalientes es en si mismo una atracción turística, atraviesa unos paisajes increíbles. El tren va recorriendo verdes valles casi vírgenes, sin apenas rastros de actividad humana. En pocos kilómetros, vimos como las montañas del valle cambiaban su vegetación esquilmada por unos paisajes cubiertos de frondosas selvas. Eran de una belleza indómita! Un consejo importante para disfrutar de esos paisajes: en el tren de ida a Aguascalientes hay que elegir los asientos de la parte izquierda, los de la derecha solo tienen vista hacia el talud que protege las vías del tren. A nosotros nos pusieron en asientos de la derecha, suerte que el vagón iba medio vacío y nos pudimos cambiar de lado.
paisajes desde el tren a Aguascalientes
Tras una hora y media de viaje, llegamos a la estación de Aguascalientes, también conocida como Machu Picchu pueblo. Al salir de la estación nos costó orientarnos, todos los alrededores estaban llenos de puestos de souvenirs. Aguascalientes tiene dos zonas separadas por un río: en la norte están todos los hoteles y restaurantes más dirigidos a los turistas. La sur es la parte residencial donde viven los peruanos, y también hay hoteles (en general más baratos) y restaurantes más auténticos. Nuestro hostal estaba en esta última parte: el Sol de Oro. Es un establecimiento enorme, con muchísimas habitaciones. La nuestra estaba muy bien, era de las mejores en las que habíamos dormido. El precio también era mas alto, 40 USD la noche, aunque en Aguascalientes los alojamientos son mas caros.
nuestra habitación en el Sol de Oro
Después de ducharnos y descansar un poco, salimos a la zona norte de Aguascalientes para cenar. Aquella zona es una sucesión de hoteles, restaurantes turísticos, agencias de viajes y otros servicios para el turista. Todos los restaurantes tenían “public relations” que miraban de conseguir clientes. Nosotros nos dejamos querer por algunos para ver que ofrecían y todos al final decían lo mismo, que a los americanos les cobraban más y a nosotros por ser españoles nos hacían un descuento. Como Neus todavía estaba un poco revuelta del estómago buscamos un sitio para cenar pizza. La mayoría de restaurantes tenían pizza y en muchos el precio el mismo. Acabamos en una de las tantas pizzerías de la avenida Pachacútec, el Restaurante Jairito. Comimos dos buenas pizzas de verduras y de chorizo y jamón, cada una por 15 soles.
cenando en Aguascalientes
Después de cenar nos acercamos a un supermercado para comprar alguna cosa para comer el día siguiente en el Machu Picchu (dentro no venden comida). Nos acostamos pronto con la emoción de pensar que el día siguiente visitaríamos una de las maravillas más famosas del mundo. El despertador nos iba a tocar a las 4:30 h para poder aprovechar el día.

2 comentarios:

  1. Unas fotos muy chulas!! y una entrada interesante, tanto por lo bueno como por los consejos para evitar ciertos temas menos buenos ;) es que los viajes también tienen eso! y es bueno que nos pasemos los consejos entre los viajeros ^_^

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    Respuestas
    1. Gracias Verónica!
      El intercambio de consejos y experiencias es una de las razones de ser de este blog. Siempre pensamos que pueden ser de utilidad para futuros viajeros
      Un saludo

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