22 de octubre de 2012
Este día dejaríamos atrás Transilvania y descubriríamos algo de Valaquia, el gran reino histórico rumano que se extiende desde los Cárpatos hasta el Danubio. Visitaríamos un par de monasterios del valle de Olt (Cozia y Horezu) y la iglesia de Curtea de Argeş. Después nos quedaría un largo trecho hasta Bucureşti donde dejaríamos el coche y finalmente haríamos noche en el centro.
Ver Rumanía 11: Valaquia en un mapa más grande
Nos pusimos en marcha enseguida después de desayunar en la Pensiunea Sibiel, aquel día teníamos que hacer muchos kilómetros. Tuvimos algún problema con la tarjeta de crédito y nos tocó pagar los 210 lei de las dos noches en metálico.
Atravesamos los Cárpatos por el Pasul Turnu Roşu, cuyos paisajes apenas pudimos disfrutar debido a la densa niebla que había. En la vertiente sur de la cadena montañosa hicimos la primera parada del día para ver el Mănăstirea Cozia, un pequeño monasterio fundado en el siglo XIV. Su iglesia era de dimensiones modestas, pero tenía un espectacular fresco del siglo XVIII en el pórtico. Alrededor de la iglesia había unos jardines cuidados y las dependencias de los monjes, todo muy pequeño y recogido.
Mănăstirea Cozia
Mănăstirea Cozia
Mănăstirea Cozia, frescos del pórtico
El interior estaba totalmente cubierto de frescos, algunos pintados en el siglo XIII. En un lado había la bonita tumba del voivoda Mircea cel Bătrân. Al salir de la iglesia visitamos un pequeño museo en uno de los edificios de los monjes, que contenía varios objetos de la iglesia. Enfrente del monasterio, al otro lado de la carretera había la curiosa Biserica Bolniţă, la iglesia del hospital, construida en el siglo XVI. Alrededor de esta iglesia había unos castaños, así que nos dedicamos a recoger algunas castañas que había en el suelo. La verdad es que todo el monasterio nos gustó mucho, y su visita tiene la gran ventaja de estar en el camino entre Sibiu y Bucarest.
Mănăstirea Cozia, interior
Biserica Bolniţă, Cozia
Siguiendo el valle de Olt hay otros muchos monasterios importantes, pero decidimos no parar y fuimos directamente a ver uno de los más famosos de la región, el Mănăstirea Horezu. Declarado Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, se considera este monasterio la cumbre del estilo brancovino, surgido en esta región en el siglo XVII. Este estilo fue promovido por el voivoda Constantin Brâncoveanu (de ahí su nombre), que hizo construir la iglesia como su mausoleo, aunque al final no fue enterrado aquí.
Mănăstirea Horezu
Este monasterio era bastante más grande que el de Cozia, había varias dependencias monásticas antes de llegar al recinto amurallado que encerraba la iglesia. Ésta nos pareció un edificio de líneas rectas bastante sobrio, coronado por dos pequeñas torres. Antes de entrar en el interior quedamos fascinados por su gran fresco del pórtico de entrada con la escena del Juicio Final. Nuevamente nos quedamos embelesados admirando sus frescos del interior. Aunque ya habíamos visto muchas iglesias ortodoxas a aquellas alturas del viaje, sus interiores siempre nos cautivaban.
Mănăstirea Horezu
Mănăstirea Horezu
Mănăstirea Horezu
Mănăstirea Horezu
Mănăstirea Horezu
Mănăstirea Horezu, interior
Al salir de la iglesia dimos una vuelta por las dependencias monásticas que la rodeaban. Tanto los jardines como los edificios estaban muy cuidados. Había un museo que parecía interesante pero no pudimos entrar. Sí que lo hicimos en el refectorio, en el que también se conservaban sus antiguos frescos. Horezu es una visita totalmente recomendable, vale la pena desviarse para verlo. Comimos en las puertas del monasterio pan con salami y las castañas que habíamos recogido en Cozia de postre. Unas gitanas que pasaban por allí nos ofrecieron castañas que habían recogido por allí, llevaban dos sacos llenos!
Mănăstirea Horezu
Mănăstirea Horezu
Mănăstirea Horezu
Con dos monasterios del valle de Olt habíamos tenido suficiente, así que descartamos ver más. De forma que nos desplazamos a Curtea de Argeş a ver su iglesia. Una vez allí nos costó encontrarla, casi dimos con ella de casualidad. La Biserica Domnească Sfântul Nicolae se construyó en el siglo XIV en estilo bizantino y formaba parte de un gran complejo de palacios, de los cuales hoy en día no queda prácticamente nada. Cuando llegamos, pocos minutos después de las 4, hacía poco que se había cerrado la iglesia. Pero tuvimos suerte y un señor se ofreció a ir a buscar la llave a un museo cercano. Su interior nos pareció muy interesante, y se hallaba completamente cubierta de frescos. Cerca del altar nos dimos cuenta que había tres capas de frescos: la más antigua era más elaborada, tenía retratos de santos; en cambio, la más reciente era más sencilla y sólo consistía en motivos geométricos y florales. Era muy curioso ver como habían evolucionado las pinturas. Un sitio recomendable para visitar... si no se está cansado de ver tantas iglesias!
Biserica Domnească Sfântul Nicolae, Curtea de Argeş
Biserica Domnească Sfântul Nicolae, interior
Pese a que todavía era relativamente pronto, dimos por acabada la jornada turística de aquel día. Teníamos unas horas de coche hasta Bucureşti, en cuyo aeropuerto teníamos que dejar el coche para luego desplazarnos en transporte público al centro. El trayecto por la autopista A1 fue bien, pero el problema fue al acercarnos a la capital, ya que no había ninguna indicación al aeropuerto. Para llegar a él tuvimos que coger la Centura Bucureşti (una especie de circunvalación) en dirección a Ploiești. Hasta mucho más adelante no vimos indicaciones del Aeroportul Internaţional Henri Coandă de Otopeni, al que llegamos sin mas problemas. Dejamos el coche en manos de los chicos de Autonom y fuimos a coger el tren hacia en centro, el Henri Coandă Express. Circulaba cada hora y cada billete hasta la estación de Gara de Nord nos costó 7 lei. Para ir a la estación había que coger un minibús gratuito que salía al cabo de media hora. El conductor se fue felizmente a comprar y casi llegamos tarde al tren. El trayecto duró apenas media hora sin hacer ninguna parada hasta Gara de Nord.
Después cogimos el metro y nos bajamos en la estación de Universitate, cerca de la cual estaba nuestro alojamiento, el Hotel Banat. Nuestra habitación era un tanto antigua pero estaba bien: tenía tres estancias, una con dos camas, una especie de sala de estar con TV y un sillón y el baño. Su gran ventaja estaba en su ubicación, a menos de diez minutos caminando al casco histórico. En total nos costó 326 lei por dos noches (incluía el desayuno), bastante más de lo que solíamos pagar fuera de la capital. Aquella noche cenamos en la habitación un par de kebabs que compramos enfrente del hotel. Ya descubriríamos Bucureşti el día siguiente!
nuestra habitación en el Hotel Banat, Bucureşti
0 comentarios:
Publicar un comentario