RUMANÍA 10: Sibiu

21 de octubre de 2012 Esta jornada fue una de las que mejor recuerdo guardamos, pues visitamos Sibiu, una de las ciudades más hermosas e interesantes de toda Rumanía. Después visitamos el Muzeul Civilizatiei Populare Traditionale ASTRA que está en los alrededores y todavía nos sobró tiempo para dar una vuelta por Sibiel y Săliște. Y como colofón, el tiempo nos acompañó con un sol radiante. Empezamos el día desayunando en la pensiunea: tortilla francesa, salami, queso, pimiento y tomates. La verdad es que no mataba. Nos pusimos en marcha tarde, pero la idea era pasar todo el día en Sibiu. Esta ciudad sajona no tiene grandes monumentos, pero sus calles empedradas, sus casas bajas de colores y la tranquilidad que se respira son un atractivo mas que suficiente para visitarla.
21 de octubre de 2012
Esta jornada fue una de las que mejor recuerdo guardamos, pues visitamos Sibiu, una de las ciudades más hermosas e interesantes de toda Rumanía. Después visitamos el Muzeul Civilizatiei Populare Traditionale ASTRA que está en los alrededores y todavía nos sobró tiempo para dar una vuelta por Sibiel y Săliște. Y como colofón, el tiempo nos acompañó con un sol radiante.

Ver Rumanía 10a: Sibiu en un mapa más grande
Empezamos el día desayunando en la pensiunea: tortilla francesa, salami, queso, pimiento y tomates. La verdad es que no mataba. Nos pusimos en marcha tarde, pero la idea era pasar todo el día en Sibiu. Esta ciudad sajona no tiene grandes monumentos, pero sus calles empedradas, sus casas bajas de colores y la tranquilidad que se respira son un atractivo mas que suficiente para visitarla.

Ver Rumanía 10b: Sibiu en un mapa más grande
El trayecto en coche desde Sibiel a Sibiu fue corto, y aparcamos en uno de los aparcamientos gratuitos situados al pie del casco histórico. Lo primero que vimos fue la Strada Cetății, una calle que discurre paralela al tramo de muralla del siglo XVI más largo que se conserva. Este tramo tiene en la parte superior un pasadizo de madera que conectaba dos bastiones, Turnul Dulgherilor y Turnul Archebuzierilor, construidos en el siglo XV. Era muy interesante, una buena forma de empezar la visita.
 Strada Cetății 
Luego fuimos a buscar el inicio del Bulevardul Nicolae Bălcescu, una fantástica calle peatonal, con las típicas casitas pintadas a lado y lado. Era muy ancha y las casas se veían muy rehabilitadas, pero sin perder su encanto original. Fue una de nuestras calles preferidas de Sibiu.
Bulevardul Nicolae Bălcescu
Bulevardul Nicolae Bălcescu
Al final del bulevar llegamos a la Piața Mare, la plaza mayor, un gran espacio adoquinado algo vacío, pero rodeado de bellos edificios. En el centro lo único que había era una pequeña jaula del siglo XVIII, donde se encerraba durante el día a los alborotadores que hacían ruido por la noche. Desde esta plaza se podían observar bien los “ojos de la ciudad”, unas pequeñas ventanas hechas en los tejados de las casas, características de Sibiu.
Piața Mare
Piața Mare
Piața Mare
En el lado sur de la plaza estaban los monumentos más importantes, como el Muzeul Brukenthal, un museo de arte emplazado en un palacio barroco del siglo XVIII. Al lado está la Biserica romano-catolică, una iglesia del siglo XVIII que estaba llena debido a la misa dominical. Sin embargo, el edificio más famoso de Sibiu es la sencilla torre del reloj o Turnul Sfatului (siglo XIII), que se alzó como torre defensiva y que más tarde sirvió como ayuntamiento. La Piața Mare nos encantó, en este tipo de plazas nos podemos pasar horas!
Biserica romano-catolică
Biserica romano-catolică, interior
Salimos de la plaza y fuimos a la Strada Mitropoliei, una calle con algunas casas barrocas interesantes. Aquí se encuentra la Catedrala Ortodoxa Sfânta Treime, construida a principios del siglo XX y uno de los centros ortodoxos más importantes del país. Nos desviamos para ver el Bastionul Soldisch o bastión de los Mercenarios, que en el siglo XVII formaba parte de la muralla exterior pero que ahora solo es un amasijo de ladrillos.
Strada Mitropoliei 
Strada Mitropoliei, con la catedral ortodoxa al fondo a la derecha 
Regresamos al centro por la Strada Konrad Haas, una callejuela llena de encanto, alejada del bullicio de las calles principales. Al final llegamos a la Catedrala evanghelică, una iglesia barroca que tiene un característico campanario de tejas de colores que se puede ver desde muchos puntos de la ciudad.
Strada Konrad Haas
Strada Konrad Haas
Catedrala evanghelică 
La catedral monopolizaba casi todo el espacio de la pequeña Piața Huet. En esta plaza, detrás de la catedral vimos una curiosa viga de madera con algunos clavos clavados. Era una especie de símbolo de la Casa Calfelor, una asociación de artesanos que viven y trabajan como antaño: solo usan herramientas tales como el martillo o el cincel (nada de máquinas), visten ropas de otra época y no cobran por sus trabajos sino que lo hacen a cambio de cama y comida. Una asociación la mar de curiosa!
Casa Calfelor
Esta plaza estaba tras la muralla interior del siglo XIII y se comunicaba con el resto de la ciudad por la Turnul Scărilor o torre de las escaleras, la primera puerta de las tres que tenían estas murallas. Bajando por las escaleras se extiende la Strada Turnului, una agradable calle adoquinada flanqueada por las típicas casas bajas sajonas, no tan restauradas como las del centro.
Strada Turnului
Strada Turnului
Un poco más allá llegamos a la Piața Mică o plaza pequeña, que se comunica con la Piața Mare mediante la Turnul Sfatului o torre del Reloj. La Piața Mică es todavía más bella que su “hermana mayor”: está rodeada por casas de los siglos XIV y XV formando un acogedor espacio. Uno de los rincones más hermosos de Sibiu!
Piața Mică 
Piața Mică 
Piața Mică 
En un lado de la plaza esta el famoso Podul Minciunilor o puente de las Mentiras, el primer puente de hierro fundido construido en Rumanía (siglo XIX). Dice la leyenda que el puente chirriaba cuando la persona que lo atravesaba decía alguna mentira. Cuando llegamos estaba monopolizado por unos recién casados que se hacían las fotos allí, un buen sitio con la Piața Mică como telón de fondo.
Podul Minciunilor
Acabamos nuestra visita a Sibiu dando una vuelta por la zona este del centro donde se encontraban dos iglesias sin mucho interés, la Biserica Ursulinelor y la Biserica Franciscană, ambas del siglo XV. Sibiu nos encantó, es una ciudad imprescindible en cualquier visita a Rumanía. Al final dedicamos unas 3 horas en pasear por toda la ciudad. De camino al coche nos detuvimos en una panadería a comprar algo de comida, un gogoşi enorme relleno de queso y dos covrigis con queso caşcaval, todo por 5,5 lei.
Biserica Ursulinelor
Condujimos unos 5 km al sur de Sibiu hasta la zona de Dumbrava para visitar el Muzeul Civilizatiei Populare Traditionale ASTRA. Este es un museo al aire libre que recoge cientos de viviendas y otros edificios tradicionales traídos de toda Rumanía, usados por los campesinos hace cientos de años. Los edificios se hallan desperdigados en un gran parque con dos lagos artificiales, que ya vale la pena visitar solo para pasear.
La entrada al museo ASTRA nos costó 10 lei cada uno más 5 lei para hacer fotos, aunque allí nadie lo controlaba. Lo primero que vimos fueron algunos molinos de viento a orillas del lago, cerca de los cuales había otros de agua. Todos se conservaban en un estado excepcional y estaban dispuestos con gran criterio. Lo peor era la ausencia de carteles explicativos en las casas, ni siquiera en rumano (cosa que sí tenía un museo similar que visitaríamos en Bucarest días después).
museo ASTRA
Las casas estaban muy separadas unas de otras, de forma que para ver unas cuantas tenías que caminar un buen rato. La gran mayoría estaban cerradas, solo encontramos un par abiertas. En una de ellas, un abuelete nos estuvo haciendo fotos en el interior mientras simulábamos hacer algún oficio tradicional. En otra, encontramos una señora que hablaba italiano que nos explicó que en verano hay personal suficiente para abrir la mayor parte de las casas. Fue una lástima ya que nos hubiera resultado más interesante.
museo ASTRA
museo ASTRA
museo ASTRA, interior de una casa
museo ASTRA
museo ASTRA
museo ASTRA
Antes de irnos fuimos a una especie de anfiteatro que había a orillas del lago a descansar. Estuvimos tomando el sol mientras veíamos la gente pasear. Estaba bastante lleno, sobre todo de familias con niños.
Al final dedicamos más de dos horas al museo, que nos gustó bastante. Eso sí, echamos de menos más información de las casas y que facilitaran un mapa de todo el museo al aire libre, ya que sobre el terreno eran muy raros y costaba seguir la visita.
Como todavía teníamos un par de horas de sol y ya habíamos visto Sibiu y alrededores, decidimos volver a Sibiel para dar un paseo por el pueblo. Sibiel es un típico pueblo sajón, con una población todavía dedicada a la agricultura, pero que está empezando a cambiar por el turismo. Uno de los atractivos del pueblo es su Muzeul de Icoane pe sticlă Pr. Zosim Oancea o Museo de Iconos de Cristal, que es lo primero que fuimos a ver ya que se acercaba la hora de su cierre. Los iconos de cristal son unas representaciones religiosas que la gente tenía en sus casas como elemento de decoración hace un centenar de años. Como no estaban dirigidos al culto religioso, se hacían con colores alegres, a veces vistiendo a los personajes bíblicos con prendas transilvanas. De forma que más que un elemento litúrgico, estos iconos son testimonios de la vida rural de Transilvania en el pasado.
Museo de Iconos de Cristal, Sibiel
Museo de Iconos de Cristal, Sibiel
La mujer que había en la entrada nos hizo una visita guiada por el museo en francés. La verdad es que gracias a sus explicaciones encontramos el museo muy interesante. Después nos enseñó la iglesia de Sibiel, que estaba justo al lado y que estaba cerrada.
Al salir del museo decidimos dar una vuelta por Sibiel, para impregnarnos del ambiente rural que se respiraban en sus calles. Nos internamos por una que estaba sin asfaltar, flanqueada por sus casas de colores, mientras las viejecitas con las que nos cruzábamos nos saludaban alegremente. Un poco más adelante vimos a un señor que llevaba de vuelta a su casa a la vaca que había dejado pastar en algún prado durante todo el día. Era algo que ya habíamos visto los días anteriores que nos hacía mucha gracia, ya que llevaban a las vacas con una cuerda como si fueran un perro.
Sibiel
Sibiel, señor llevándose la vaca para casa 
Como todavía teníamos algo de tiempo antes que se hiciera de noche cogimos el coche y fuimos a Săliște, un pueblo a unos pocos kilómetros de Sibiel. Paseamos un rato por sus calles, que estaban mucho más arregladas que las de Sibiel, no parecía un pueblo tan típico.
Săliște
Se acercaba la hora de cenar así que volvimos a Sibiu para buscar algún restaurante en el centro. Todo parecía muy muerto y al final nos decantamos por uno de los más conocidos entre los turistas, Sibiul Vechi. Cenamos sarmale con mămăligă y brochetas de pollo con patatas. Junto con las bebidas nos costó 63 lei. La comida estaba buena y era abundante, pero tardaron mucho tanto en tomarnos nota como en servirnos.
cenando sarmale en el Sibiul Vechi 

2 comentarios:

  1. Gracias por vuestra experiencia.
    Voy a ir a Rumania a visitar unos amigos con las ideas mucho mas claras.
    Gracias de nuevo
    Xavier
    Barcelona

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    Respuestas
    1. Gracias a ti por leernos, esperamos que te guste tanto el país como a nosotros :)

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