ISLANDIA 8: Jökulsárgljúfur

27 de julio de 2011 Esa jornada la íbamos a dedicar casi por entero a Jökulsárgljúfur, una impresionante garganta de 30 km de largo que pertenece al gran parque nacional de Vatnajökull, el mayor de Europa. Para hacernos una idea de sus paisajes visitaríamos tres zonas diferentes: la cascada de Dettifoss, las columnas de basalto de Hljóðaklettar y el cañón de Ásbyrgi. El día lo acabaríamos en la localidad costera de Húsavík, capital del avistamiento de ballenas. La visita a Jökulsárgljúfur planteaba un problema logístico: la carretera principal (la 864) discurre por su parte este, en cambio algunos de sus principales atractivos naturales están en la parte oeste. Por este lado solo hay carretera asfaltada hasta Dettifoss (la 862), y para seguir hacia al norte se transforma en una pista.

27 de julio de 2011

Esa jornada la íbamos a dedicar casi por entero a Jökulsárgljúfur, una impresionante garganta de 30 km de largo que pertenece al gran parque nacional de Vatnajökull, el mayor de Europa. Para hacernos una idea de sus paisajes visitaríamos tres zonas diferentes: la cascada de Dettifoss, las columnas de basalto de Hljóðaklettar y el cañón de Ásbyrgi. El día lo acabaríamos en la localidad costera de Húsavík, capital del avistamiento de ballenas.

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La visita a Jökulsárgljúfur planteaba un problema logístico: la carretera principal (la 864) discurre por su parte este, en cambio algunos de sus principales atractivos naturales están en la parte oeste. Por este lado solo hay carretera asfaltada hasta Dettifoss (la 862), y para seguir hacia al norte se transforma en una pista. Según la Lonely Planet es una carretera F solo apta para 4x4, en cambio según nuestro mapa Rough Guide no lo es. Hay que decir que las compañías de alquiler de coches no se hacen cargo de los daños sufridos si se circula por carreteras F. Decidimos ir por la 862 hasta Dettifoss y luego estudiar la situación.

Llegamos por la 862 hasta Dettifoss, donde contemplamos el espectáculo que ofrecía la cascada. Es la más caudalosa de Europa, y realmente es lo que más nos impresionó: la enorme cantidad de agua que caía por ella, más que la altura de su caída. Tal caudal de agua producía un ruido ensordecedor. Para ver Dettifoss hay también un mirador en el lado este (por la 864), pero creemos que la vista es peor, parecía que la veías casi en paralelo. En cambio, desde nuestro lado oeste se veía prácticamente de frente.

Dettifoss

Dettifoss

panorámica de Dettifoss

Dettifoss

Cerca de Dettifoss había otra cascada mucho menos concurrida, la de Selfoss. No era tan espectacular como la primera, pero fuimos paseando a darle un vistazo. Las únicas personas que había por allí era un grupo de fotógrafos pertrechados con sus teleobjetivos que habían colonizado los mejores miradores para contemplarla.

Selfoss

Como hemos explicado antes, para continuar hacia el norte, la 862 se transformaba de carretera (mal) asfaltada en pista. Sobre el terreno no había la típica señal de carretera prohibida para coches normales o la denominación de "F". Cuando estábamos dudando de coger o no la pista, apareció por ella un coche normal haciendo el camino inverso. Les pedimos que pararan y les preguntamos si se podía ir bien con coche normal por la pista. Nos explicaron que aunque tenía muchos baches y algunos tramos chungos, se podía hacer perfectamente. Eso nos acabó de decidir!

Tal y como nos dijeron, el tramo de pista de la 862 tenía algunas partes difíciles, pero se podía circular, al menos no había ningún vadeo. Cada cierto tiempo nos teníamos que apartar para dejar pasar a las 4x4 que iban más rápidos. El paisaje era muy suave, con ligeras colinas que surgían de un mar de sauces arbustivos.

paisaje de camino a Vesturdalur

Después de más de media hora por la pista llegamos al desvío que nos llevaría a Vesturdalur, uno de los sitios más frecuentados por los excursionistas que visitan Jökulsárgljúfur. Después de comer iniciamos la excursión nº 23 de la Guía Rother (la nº 27 en la 2ª edición del 2013). El primer tramo del trekking nos llevó por Hljóðaklettar, una zona impresionante llena de curiosas formaciones columnares de basalto. La peculiaridad de estas columnas es que en vez ser rectas aparecen en las más variadas orientaciones, e incluso describiendo curvas. Se originaron hace 8000 años y quedaron a la vista debido a la erosión producida por una inundación proveniente de un glaciar (más información sobre la curiosa geología de este sitio aquí).

Hljóðaklettar

Hljóðaklettar

A ambos lados del río Jökulsá á Fjöllum se alzaban espectaculares montículos de basalto. A veces las columnas de basalto eran rectas, pero generalmente describían caprichosas formas de lo más curiosas. Era impresionante caminar entre las colinas de basalto, y sobre todo poderte acercar a ver sus formas. Este es uno de los sitios más sorprendentes que visitamos en Islandia.

formaciones de basalto de Hljóðaklettar

Hljóðaklettar

Hljóðaklettar

Hljóðaklettar

Hljóðaklettar

El colmo de las formas imposibles lo encontramos en una formación llamada Kirkja ("iglesia"). Parecía como si una enorme fuerza hubiera actuado sobre una capa de columnas de basalto hasta curvarla. El sitio tenía un tamaño gigantesco, y bajo el "basalto deformado" se había creado una pequeña gruta.

Kirkja, Hljóðaklettar

Kirkja, Hljóðaklettar

Más adelante fuimos ascendiendo por una montaña hasta tener una vista fenomenal del laberinto basáltico que constituía Hljóðaklettar. Fue el único tramo de la excursión con cierto desnivel, el resto fue casi totalmente en llano.

panorámica de Hljóðaklettar

Si la vista anterior era bonita, la que tuvimos al girar la cabeza hacia el norte fue aun mejor. Ante nosotros teníamos la hilera de cráteres de Rauðhólar. Lo más increíble era su intenso color rojo, nada de rojizo o rojo clarito.... rojo, rojo! Eso hacía una combinación de colores impresionante, con el verde de algunas colinas y el negro del basalto. La mezcla de las columnas de Hljóðaklettar y los volcanes rojos de Rauðhólar nos pareció una de las mejores excursiones que hicimos, imprescindible!

Rauðhólar

Rauðhólar

Rauðhólar

Dejamos la zona de Vesturdalur y nos dirigimos hacia al norte, al cañón de Ásbyrgi. La 862, al igual que el tramo que habíamos hecho, continuaba siendo sin asfaltar, con bastantes baches. Era un poco mejor que el tramo de Vesturdalur a Dettifoss, pero no mucho más, y eso que según la Lonely Planet a partir de Vesturdalur sí que se podía ir en coche...

En la zona de Ásbyrgi encontramos un gran centro de visitantes donde salían un gran número de excursiones. Nosotros continuamos en coche hasta después de pasar una zona de acampada, donde había un parking casi en pleno centro del cañón de Ásbyrgi. Nos hubiera gustado hacer alguna excursión, pero era tarde y solo teníamos tiempo para dar un paseo corto. Del parking salía un sendero que llevaba hasta el acantilado del cañón, donde había un pequeño lago. Un poco más adelante había un camino que subía hasta un mirador desde donde teníamos una gran vista de todo el cañón, incluso vimos la isla rocosa de Eyjan.

Ásbyrgi

Ásbyrgi

panorámica de Ásbyrgi, con la isla de Eyjan al fondo

Dejamos la zona de Jökulsárgljúfur y por la 85 continuamos hacia al norte hasta Húsavík. Esta localidad es muy conocida por que es el puerto de donde salen los barcos dedicados al avistamiento de ballenas. Aunque ya era tarde, tampoco teníamos idea de montarnos en un barco a ver cetáceos. Estuvimos dando un paseo por el pueblo, empezando por su bonita iglesia de madera de principios del siglo XX, la Húsavíkurkirkja.

Húsavíkurkirkja

Luego fuimos a dar una vuelta por la zona del puerto, donde había los carteles de todos los barcos que ofertan el avistamiento de ballenas, pero estaba todo desierto, parecía que la jornada de aquel día había acabado. Una de las cosas curiosas de Húsavík es su Faloteca de Islandia (Hið íslenzka reðasafn), un museo único que exhibe los "miembros" de todo tipo de mamíferos (reproducciones en el caso del hombre). Cuando fuimos estaba cerrada, pero la decoración del exterior era curiosa...

Faloteca de Húsavík

Enfrente del museo había el grill de la gasolinera Orkan (antigua Shell), donde entramos a cenar. Los grills de gasolinera son uno de los sistemas más baratos y populares para cenar en Islandia cuando no se tiene cocina. Y todavía no habíamos tenido la oportunidad de probar su comida rápida, así que sentíamos un poco de curiosidad. Cenamos un "fish and chips" y una especie de pita con carne, que cumplieron con su objetivo, el de llenarnos el estómago.

Después de dejar Húsavík, conducimos sin parar hasta nuestro alojamiento para los siguientes dos días, Fosshóll. Era un establecimiento situado muy cerca de las cataratas de Goðafoss que tenía diferentes tipos de habitaciones y una zona de acampada con duchas. De nuestra habitación no nos podíamos quejar, ya que por primera vez podíamos disponer de baño con ducha en la misma habitación. Todo un lujo!

Nuestra habitación en Fosshóll

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