ISLANDIA 10: costa norte y Akureyri

29 de julio de 2011 En aquella jornada nos esperaba un ruta larga de casi 300 km. Dedicaríamos un par de horas a visitar Akureyri, una de las principales ciudades de Islandia. Otro punto destacado sería Hólar, con su interesante catedral. El primer punto de interés de la ruta estaba casi al lado de nuestro alojamiento de Fosshóll, la popular catarata de Goðafoss. La leyenda dice que a la "Catarata de los Dioses" se arrojaron las estatuas de los antiguos dioses después que en el Alþingi (el parlamento islandés) se decidiera adoptar la religión cristiana en el siglo X.

29 de julio de 2011

En aquella jornada nos esperaba un ruta larga de casi 300 km. Dedicaríamos un par de horas a visitar Akureyri, una de las principales ciudades de Islandia. Otro punto destacado sería Hólar, con su interesante catedral.

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El primer punto de interés de la ruta estaba casi al lado de nuestro alojamiento de Fosshóll, la popular catarata de Goðafoss. La leyenda dice que a la "Catarata de los Dioses" se arrojaron las estatuas de los antiguos dioses después que en el Alþingi (el parlamento islandés) se decidiera adoptar la religión cristiana en el siglo X. Nos acercamos al máximo para contemplar la espectacularidad del lugar. Aunque se tiene como una de las más impresionantes de Islandia, Gullfoss y Dettifoss nos lo parecieron más.

Goðafoss

Pocos kilómetros después llegamos a Akureyri, la capital del norte de Islandia y la segunda ciudad en población fuera del área metropolitana de Reykjavík (allí están Hafnarfjörður y Kópavogur que tienen más habitantes). Aunque solo tiene 17.000 habitantes, tiene todos los servicios de una gran ciudad sin sus grandes aglomeraciones de edificios.

Akureyri, al fondo del Eyjafjörður

Dejamos el coche junto al HOF, un recién estrenado centro cultural y de convenciones. Dentro había una oficina de turismo con muchísima información sobre la ciudad, donde nos hicimos con un mapa para orientarnos mejor.

HOF, Akureyri

Fuimos caminando hacia el centro de Akureyri, ya que quedaba muy cerca de HOF. Rápidamente llegamos a una de sus principales plazas, Ráðhústorg, bastante sosa, que parecía más bien una rotonda con césped en medio. De allí salía la principal y más bonita de sus calles, Hafnarstræti, franqueada por terrazas de cafés, restaurantes y tiendas para turistas.

Hafnarstræti

Hafnarstræti

Más adelante, sobre una colina vimos la Akureyrarkirkja, una fea iglesia de hormigón de mediados del siglo XX. Recuerda mucho a la Hallgrímskirkja de Reykjavík, ya que fue diseñada por el mismo arquitecto. Dentro también imperaba la sencillez, aunque había algunos elementos tradicionales como vidrieras con escenas bíblicas o algunas esculturas.

Akureyrarkirkja

Siguiendo colina arriba encontramos otro edificio religioso, la Kaþólskakirkjan o iglesia católica. Fue una antigua casa de principios del siglo XX que fue transformada en templo católico al ser comprada por la Iglesia.

Kaþólskakirkjan

Finalmente llegamos al Lystigarður Akureyrar, el jardín botánico de la ciudad, de entrada gratuita. Pese a estar muy cerca del Círculo Polar Ártico, se cultivaban plantas de casi todo el mundo, incluso de regiones tropicales. Era muy grande, así que solo pudimos dar un paseo por algunos de sus jardines y avenidas arboladas.

Lystigarður Akureyrar, el jardín botánico

Después de pasear un par de horas por la ciudad, nos entró hambre, así que nos acercamos a la famosa panadería Kristjáns Bakarí en Hafnarstræti. Decidimos hacer un almuerzo a base de kleinur y otras especialidades de repostería. Estaba todo muy bueno, aunque acabamos un poco empachados...

comida a base de repostería en Kristjáns Bakarí

Retomamos nuestra ruta hacia el oeste y atravesamos el impresionante valle de Öxnadalur. Altas montañas flanquean este estrecho valle, como la de Hraundrangi, con sus característicos pináculos de roca volcánica.

Öxnadalur

Öxnadalur

Más adelante dejamos la ring road para acércanos a Hólar, un pequeño pueblo que fue una de las dos diócesis del país en el siglo XI. Aparcamos enfrente del Hólaskoli, sede de una universidad dedicada al estudio de la acuicultura, los caballos y el turismo rural. Nos sorprendió que un pueblo tan minúsculo tuviera universidad. Dentro había un mostrador con información sobre los diferentes monumentos de Hólar.

El primero que fuimos a ver fue Nýibær, un grupo de pequeñas granjas de tejado de turba restauradas del siglo XIX. Eran similares a las del museo de Skógar, aunque el interior no tenía muebles ni habitaciones recreadas. Muy cerca había el interesante Auðunarstofa, réplica de la residencia del obispo del siglo XIV realizada con técnicas tradicionales.

Nýibær

Auðunarstofa

El monumento más importante de Hólar y de su región es su catedral del siglo XVIII, la Hóladómkirkja. Es la iglesia de piedra más antigua de Islandia. Lo más característico es la fachada de arenisca roja y su campanario, aunque éste es moderno (mediados del siglo XX).

Hóladómkirkja

Al entrar al interior un amable señor nos proporcionó un folleto para apreciar todas las obras de arte que había. Se sorprendió que fuéramos extranjeros, la gran mayoría de visitantes debían ser locales. Dentro, nos llamó la atención un retablo de una pared de 1000 años de antigüedad, y la pila bautismal hecha de un extraño material traído de Groenlandia.

Hóladómkirkja, interior

Abandonamos Hólar y nos desviamos un poco más al norte hacia Hofsós. Allí había un conjunto de edificios de madera del puerto restaurados. El más antiguo era Pakkhúsið, un almacén de madera de finales del siglo XVIII que es uno de los más antiguos de Islandia. No nos quedamos mucho tiempo, ya que llovía y el tiempo era desapacible.

Pakkhúsið, Hofsós

Volvimos a la ring road y retomamos nuestra ruta hacia el oeste. Al pasar por Blönduós nos paramos a ver la sorprendente nueva iglesia, que tenía más pinta de nave alienígena que de templo religioso. Si no llega a ser por el crucifijo no hubiéramos pensado que se trataba de una iglesia...

iglesia de Blönduós

Finalmente llegamos a nuestro alojamiento para los dos siguientes días, Gauksmýri. Nuestra habitación era sencilla, con baño compartido. El establecimiento tenía un ordenador con internet gratis para los clientes y un restaurante que parecía tener bastante éxito. Como no había cocina comunitaria y era tarde para buscar sitio para cenar, decidimos quedarnos en el restaurante. Se trata de un buffet libre de 4500 ISK por persona, un poco caro. No era muy variado, de primero solo había ingredientes para hacer ensaladas y de segundo salmón y carnes a la brasa. Esto último era el punto fuerte del restaurante, había cordero, cerdo, ternera, caballo y ballena. La cena nos sentó de maravilla, comimos ensalada, buena falta nos hacía comer algo de verde... y probamos la carne de ballena y de caballo, esta última deliciosa.

nuestra habitación en Gauksmýri


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