16 de agosto de 2019
Desde Frankfurt viajamos por la mañana a Heidelberg con un Flixbus. Disfrutamos un montón paseando por su tranquilo casco histórico, y a continuación subimos a su castillo, con unas vistas magníficas de la ciudad. Después cruzamos el río y subimos hacia el Camino de los Filósofos, con unas vistas aún mejores. A primera hora de la tarde volvimos nuevamente a Frankfurt en tren.
Una de las excursiones de un día mas típicas desde Frankfurt es la de Heidelberg. En contraste con la gran capital financiera alemana, Heidelberg es una tranquila ciudad a orillas de un río coronada por un imponente castillo, en medio de un paraje boscoso de enorme belleza. Su historia es igualmente fascinante, ya que fue durante muchos siglos capital del Palatinado, uno de los muchos reinos que había en la actual Alemania durante la Edad Media
16 de agosto de 2019
Desde Frankfurt viajamos por la mañana a Heidelberg con un Flixbus. Disfrutamos un montón paseando por su tranquilo casco histórico, y a continuación subimos a su castillo, con unas vistas magníficas de la ciudad. Después cruzamos el río y subimos hacia el Camino de los Filósofos, con unas vistas aún mejores. A primera hora de la tarde volvimos nuevamente a Frankfurt en tren.
Una de las excursiones de un día mas típicas desde Frankfurt es la de Heidelberg. En contraste con la gran capital financiera alemana, Heidelberg es una tranquila ciudad a orillas de un río coronada por un imponente castillo, en medio de un paraje boscoso de enorme belleza. Su historia es igualmente fascinante, ya que fue durante muchos siglos capital del Palatinado, uno de los muchos reinos que había en la actual Alemania durante la Edad Media. Pero a diferencia de otros, su monarca era uno de los 7 príncipes electores, que elegían al rey del Sacro Imperio Romano-Germánico (de los siete, tres eran clérigos). Los príncipes palatinos tenían su residencia en el enorme castillo que corona la ciudad de Heidelberg. La ciudad perdió importancia cuando éstos trasladaron la corte a Düsseldorf tras la casi total destrucción de la ciudad durante la Guerra de los Treinta Años. Durante la 2ª Guerra Mundial Heidelberg se libró de los bombardeos, ya que los estadounidenses se querían establecer allí tras finalizar la contienda aprovechando sus buenas comunicaciones. Gracias a esto, hoy en día se puede disfrutar de un casco histórico fantásticamente bien conservado.
¿Cómo ir de Frankfurt a Heidelberg? Viajar en
tren entre las dos ciudades es fácil y rápido, aunque algo caro. Hay trenes directos entre las dos ciudades: los RB y RE (que tardan sobre 1,5 h) y los IC e ICE (unos 50 minutos); obviamente los billetes del IC / ICE son mas caros. Un billete de ida y vuelta en un RB / RE vale 42,60 €. El precio de los IC / ICE es variable si se compra con antelación, pero para el mismo día el precio sería unos 59 €. Pero hay algún bono de descuento que te puede salvar de pagar esta pequeña fortuna. Para viajar dentro de los estados alemanes existen los
Länder ticket, con los que varias personas pueden usar toda la red de transporte público, excepto los trenes IC / ICE, con precios competitivos (en cada estado es distinto, pero normalmente salen muy a cuenta). Desgraciadamente, Frankfurt y Heidelberg pertenecen a dos länder diferentes, así que NO se puede usar este bono. La única opción es el
Quer-Durchs-Land-Ticket, que ofrece las mismas prestaciones, pero es válido para toda Alemania (para 2 personas vale 52 €, para 3, 60 €…).
Pero existe desde hace relativamente poco existe una opción bastante mas barata que el tren e igual de eficiente:
Flixbus. Esta compañía se ha extendido por toda Europa con una gran red de rutas de medio y largo recorrido a precios muy competitivos. En España no es muy conocida, pero en Centroeuropa tiene un montón de bases. Entre Frankfurt y Heidelberg hay una ruta directa con mas de una veintena de salidas diarias. Si se compran con antelación, los billetes pueden salir muy baratos (nosotros un par de semanas antes los compramos por 7 € la ida). Muchos turistas han descubierto esta opción, así que conviene comprar los billetes con algo de antelación, sobre todo en temporada alta (el mismo día es muy posible que no haya plazas, o que los billetes sean tan caros que compense mas ir en tren). El tiempo de trayecto es de 1,5 h aproximadamente, y las respectivas paradas están situadas al lado de la estación de tren correspondiente. A nosotros nos pareció una opción muy eficiente y recomendable.
Aquel día madrugamos y bajamos a desayunar al buffet del hotel pronto, ya que nuestro Flixbus a Heidelberg salía a las 8. En los billetes decía que teníamos que estar en la parada como mínimo 15 minutos antes de la hora de partida. La parada de Flixbus de Frankfurt está en lado sur de la Hauptbahnhof, y como nuestro hotel estaba cerca no tardamos nada en llegar caminando. Le enseñamos nuestros billetes a un empleado para que nos indicara de qué plataforma salía nuestro bus. Aunque según se acercaba la hora la plataforma se fue llenando mayoritariamente de turistas que iban a pasar el día a Heidelberg. El bus se presentó con media hora de retraso y tardó una hora y media en completar el trayecto, en el que no hizo ninguna parada. Normalmente el Flixbus para en la Hauptbahnhof de Heidelberg, pero debido a las obras que se estaban haciendo en la estación, nos dejó en una calle cercana. El casco histórico está algo lejos de la estación, a un par de kilómetros, así que cogimos un bus (el nº32). Se suponía que nos tenía que llevar a la zona de la Universidad, en pleno centro de Heidelberg, pero el conductor hizo bajar a todo el pasaje en la Bismarckplatz, en el extremo oeste del centro. No nos importó demasiado, ya que así podríamos pasear desde su comienzo por Hauptstraße, la calle principal que recorre todo el centro. Eran sobre las 10 de la mañana, y a esas horas la ciudad hacía poco que se había despertado y había pocos turistas. La calle es peatonal y está rodeada por casitas barrocas, así que es una delicia para pasear. La casa mas famosa es la Casa del Caballero (Haus Zum Ritter), una espectacular mansión renacentista que sobrevivió a las guerras que asolaron la ciudad en el siglo XVII.
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Haputstrasse |
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Paseando por Hauptstrasse |
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Casa del Caballero |
La ciudad tiene un gran ambiente universitario, y de hecho su universidad es la mas antigua del país, fundada en el siglo XIV. Fuimos a dar un vistazo a sus edificios, que no son tan antiguos (los primeros son del siglo XVIII). Cerca se encuentra una popular atracción turística, la Studentenkarzer o cárcel de estudiantes, un calabozo lleno de los graffitis que dejaban los estudiantes del siglo XIX que eran castigados allí (nosotros no entramos). Seguimos nuestro paseo por Hauptstraße, la cual se acaba en la Marktplatz, uno de los lugares mas bonitos de Heidelberg. En un lado está el bonito Ayuntamiento (Rathaus), aunque lo que mas destaca es la Iglesia del Espíritu Santo o Heiliggeistkirche, ya que se alza en pleno centro de la plaza. En si no es muy espectacular, ya que su actual aspecto se debe a una reconstrucción del siglo XVIII. Pero su significado histórico es enorme, ya que éste era el lugar de enterramiento de los príncipes electores palatinos. Solo una de sus tumbas ha llegado a nuestros días, la del príncipe Roberto III, de una gran belleza.
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Universidad de Heidelberg |
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Marktplatz |
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Marktplatz |
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La iglesia del Espíritu Santo y la tumba de los príncipes electores |
Justo al lado de Marktplatz se abre otra plaza, Kornmarkt, mucho mas tranquila pero igualmente bella. Desde esa plaza empezamos a ver el Castillo de Heidelberg, el lugar mas conocido y popular de la ciudad. Sus orígenes se remontan al siglo XIII y los sucesivos reyes lo fueron ampliando y embelleciendo. Pero como el resto de la ciudad, fue arrasado por los franceses durante la Guerra de los 30 años. El castillo quedó en un estado tan ruinoso, que los reyes de turno optaron por dejarlo como estaba y trasladar sus cortes a otras ciudades del Palatinado. De hecho, durante mucho tiempo los lugareños extrajeron sus bloques de piedra como elemento de construcción. A finales del siglo XIX decidió protegerse y reconstruir una de las alas del castillo, dando por imposible la reconstrucción del resto de las instalaciones. Aún así, sus bonitas vistas de la ciudad y las reconstrucciones permiten hacerse una perfecta idea de sus tiempos de gloria.
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Kornmarkt, con el Castillo al fonto |
Para acceder el castillo se puede usar el funicular que sale de Kornmarkt o subir caminando por un empinado sendero. Puede parecer raro, pero ambas opciones valen lo mismo. En las taquillas del funicular compramos el billete combinado del funicular + entrada del castillo por 8 €, lo mismo que cuesta la entrada al castillo para los que suben caminando al llegar a la taquilla de la entrada… Dicho de otro modo, el funicular es gratis para los que visitan el castillo. Había mucha gente que lo cogía para subir y había un poco de cola, pero no tuvimos que esperar mucho. Una vez arriba, antes de entrar al castillo hay un mirador con una vista fantástica de Heidelberg y sus alrededores. Para los que se quieran ahorrar la entrada al castillo pueden subir andando y contemplar las vistas desde este mirador. Pero la visita al castillo, como veremos seguidamente, es muy recomendable.
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Vistas de Heidelberg desde el primer mirador del Castillo |
Desde el exterior, el Castillo de Heidelberg nos produjo una sensación extraña. En muchas partes está totalmente en ruinas, mientras que en otras está reconstruido. Esto hacía que las partes reconstruidas parecieran algo artificiosas. Los edificios del patio interior estaban todos remozados, y destacaba la gran fachada gótica del Ala de Federico. Su sótano alberga una de las curiosidades mas populares del castillo: un gigantesco barril de madera del siglo XVIII con capacidad para mas de 200.000 litros de vino. El Ala de Federico tiene una fachada que da a la ciudad, y una terraza con unas bonitas vistas de ella, similares a las del mirador que comentamos antes.
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Ruinas del Castillo |
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Castillo de Heidelberg y su gran barril (dcha.) |
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Ala de Federico del Castillo |
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Vistas desde la terraza del Ala de Federico |
En uno de los edificios del patio se esconde uno de los lugares mas interesantes del castillo, el Museo de la Farmacia. En diferentes salas se han montado antiguas farmacias de los siglos XVIII y XIX, trasladadas aquí desde toda Alemania. Todo lo que se expone es original y es muy curioso de ver los antiguos aparatos y los envases en los que guardaban los medicamentos. Salimos del castillo y nos dirigimos hacia sus extensos jardines; en si no valen mucho la pena, pero tienen un mirador con otra bonita vista de la ciudad. La visita al Castillo de Heidelberg nos gustó mucho, nos pareció un sitio muy recomendable.
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Museo de la Farmacia |
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Panorámica desde los jardines del Castillo |
Bajamos a la ciudad por uno de los senderos que salía de los mismos jardines. Una vez abajo casi de casualidad dimos con un lugar encantador. Paralela a la Hauptstraße discurre una tranquila calle alejada del bullicio de los turistas, Untere Straße. El ambiente que se respiraba era tan auténtico que nos animó a pasear por ella de inicio a final. Para combatir un poco el calor y llenar algo el estómago compramos un par de helados (6 €) y nos dirigimos al Puente Viejo o Alte Brücke. Desde él hay unas bonitas vistas del Castillo y el casco histórico de Heidelberg.
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Untere Strasse |
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Untere Strasse |
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Vistas del Castillo desde el Puente Viejo |
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Vista del Puente Viejo |
Una vez en el otro lado del río Neckar, decidimos subir hacia el llamado Camino de los Filósofos. El sendero hasta allí es muy cansado, ya que supera casi 100 m de desnivel en poco trozo. La recompensa es una de las vistas mas bellas de Heidelberg de todas las que habíamos visto. Lo bueno de este sendero es que según vas caminando hacia el oeste nunca pierdes de vista la bonita panorámica de Heidelberg. Aquello nos sirvió como colofón a aquella fantástica visita. Por las facilidades logísticas, su fascinante historia y la belleza de su entorno, Heidelberg es un imprescindible en todo viaje por la región. Finalmente dedicamos unas 5 horas en hacer todo el recorrido.
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Vistas desde el Camino de los Filósofos |
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Disfrutando de las vistas |
Para regresar a Frankfurt no habíamos comprado billete de vuelta con Flixbus, porque queríamos tener la libertad de estarnos mas o menos tiempo según quisiéramos. Miramos en aquel momento los horarios de los siguientes buses, y desgraciadamente los próximos estaban llenos, así que decidimos volver en tren. Cogimos un bus (1,40 € por billete) hasta la Haubpbahnhof de Heidelberg. Allí no nos tuvimos que esperar mucho para coger un RE, y en una hora y media ya volvíamos a estar en Frankfurt. Volvimos al hotel para ducharnos y descansar un poco.
Para cenar decidimos acércanos al centro de Frankfurt, y elegimos el
Römer Pils Brunnen, un concurrido restaurante de cocina tradicional. De aperitivo pedimos Handkäse mit musik, un queso típico del sur de Hesse llamado así ya que se le da forma con la mano; se sirve rociado con aceite, vinagre y comino y acompañado de cebollas cortadas. La camarera ya nos advirtió de su sabor diferente, pero nosotros decidimos probarlo, ya que nos gustan todo tipo de quesos. Y la verdad es que este es el mas extraño que hemos probado, ya que no tiene consistencia de queso y tiene un sabor muy agrio, pero nos gustó. De segundo pedimos dos clásicos de la gastronomía alemana, schnitzel y codillo asado. Acompañamos la comida con una buena cerveza y apfelwein, una especie de sidra también típica de la región que habíamos probado el
día anterior. La cena nos encantó, y nos salió por 53,60 €, un buen precio para lo que recibimos a cambio.
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Nuestra cena |
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