28 de julio de 2017
Por la mañana partimos de Ptuj y llegamos al lago Bled, uno de los lugares mas bellos (y frecuentados) del país. Hicimos una excursión a pie por todo su contorno, nos bañamos en él y subimos al castillo de Bled y a la montaña de Ojstrica para disfrutar de las bonitas vistas del lago.
Aquel era uno de los días marcados en nuestro planning, ya que llegaríamos por fin al lago Bled, uno de los lugares mas populares y bellos de todo Eslovenia. Nuestro punto de partida era la bonita ciudad medieval de Ptuj, que habíamos visitado el día anterior. Tardamos unas dos horas en llegar a los alrededores del lago, pero lo peor vino conforme nos acercamos al pueblo de Bled. Pillamos un gran atasco de tráfico que tardamos casi una hora en superar. Parecía que todo el mundo quería ir al lago. Afortunadamente, nuestro alojamiento no estaba en Bled, sino en un pequeño pueblo cercano al lago llamado Selo pri Bledu.
28 de julio de 2017
Por la mañana partimos de Ptuj y llegamos al lago Bled, uno de los lugares mas bellos (y frecuentados) del país. Hicimos una excursión a pie por todo su contorno, nos bañamos en él y subimos al Castillo de Bled y a la montaña de Ojstrica para disfrutar de las bonitas vistas del lago.
Aquel era uno de los días marcados en nuestro planning, ya que llegaríamos por fin al
lago Bled, uno de los lugares mas populares y bellos de todo Eslovenia. Nuestro punto de partida era la bonita ciudad medieval de
Ptuj, que habíamos visitado el día anterior. Tardamos unas dos horas en llegar a los alrededores del lago, pero lo peor vino conforme nos acercamos al pueblo de Bled. Pillamos un gran atasco de tráfico que tardamos casi una hora en superar. Parecía que todo el mundo quería ir al lago. Afortunadamente, nuestro alojamiento no estaba en Bled, sino en un pequeño pueblo cercano al lago llamado
Selo pri Bledu. Cuando estuvimos buscando alojamiento en Booking un mes antes de viajar no quedaba casi nada para dormir en Bled, así que nos tuvimos que conformar en dormir fuera del lago, aunque Selo pri Bledu está a poco más de 1 km de él. Nuestro alojamiento era la
Pansion Pr Matjon, una gran guesthouse con habitaciones amplias que tenían todo lo necesario. El desayuno estaba incluido y era muy bueno, consistía en pan, embutido, cereales, yogurt, pastas dulces… aparte de huevo cocinado a tu elección (huevo duro, revuelto o en tortilla). La noche nos salió a 70 €, un gran precio teniendo en cuenta que es una época en que los hoteles de Bled raramente bajan de los 100 € la noche.
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Nuestra habitación |
Los propietarios de la guesthouse nos hicieron una breve explicación de todo lo que se puede hacer en el lago Bled y nos dieron un práctico mapa. Nos aconsejaron en dejar el coche allí aparcado y desplazarnos a pie, ya que el aparcamiento a orillas del lago es complicado por no decir imposible. Y eso hicimos. Partimos casi a las 13 h, y a esa hora hacía bastante calor. La caminata hacia el lago no duró mucho, unos 15 minutos, pero había que superar algo de desnivel. Al llegar a orillas del lago Bled nos quedamos maravillados: era precioso, y hacía honor a su gran fama. Estaba rodeado de colinas cubiertas de frondosos bosques y de fondo, las altas montañas de los Alpes Julianos. A orillas del lago, había gente tomando el sol y bañándose en sus frías aguas, en un ambiente festivo y tranquilo. Había también gente que alquilaba barcas y remaba un rato por el lago. Mas tarde veríamos que había muchas diferencias de la masificación del lago dependiendo de su zona, siendo las orillas sur (donde nos encontrábamos) y la oeste las mas tranquilas.
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Lago Bled |
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Contemplando el lago |
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Panorámica del lago |
Empezamos a caminar entorno del lago en dirección contraria a las agujas del reloj, hacia el pueblo de Bled. El paseo fue genial, aunque caminábamos por un sendero pegado a la transitada carretera del lago, pero las fabulosas vistas que íbamos teniendo nos hacían olvidarnos de todo. Conforme nos acercábamos al pueblo empezamos a ver un enorme risco rocoso sobre el que se encaramaba el Castillo de Bled, una de las visitas obligadas. Antes cruzamos el pueblo de Bled, que no podía ser mas feo y decepcionante. Todo eran enormes hoteles de hormigón que desentonaban enormemente con el bucólico lago. Después dejamos el lago para subir la colina donde está encaramado el Castillo de Bled (entrada 10 €). Sus orígenes se remontan al siglo XI, cuando fue construido y donado a los obispos de Brixen (actualmente en Austria). En los siglos posteriores se fueron añadiendo murallas, torres y fosos haciéndola casi inexpugnable. El castillo tiene varias dependencias visitables, como una pequeña capilla, un museo, una forja o una imprenta, pero ninguna de ellas nos pareció que valiera la pena. Lo que sí vale la pena, y mucho, son las fantásticas vistas que hay desde su terraza. Desde sus alturas se puede apreciar toda la extensión del lago Bled y sus increíbles aguas turquesas. La inmensidad del lago solo se ve interrumpida por una pequeña isla que hay en su parte occidental, de donde emerge el campanario puntiagudo de la iglesia de la Asunción. Realmente solo por las vistas ya vale la pena pagar la entrada al castillo. Por cierto, existe un mirador gratuito en la falda oeste del castillo, pero queda muy tapado por la vegetación.
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Caminando hacia el Castillo de Bled |
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Panorámica del lago, con el Castillo de la derecha |
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Castillo de Bled, sobresaliendo del lago |
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Castillo de Bled |
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Vistas desde el Castillo |
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Vista del lago Bled desde el Castillo |
Bajamos del castillo y seguimos nuestro paseo por la orilla norte del lago. Allí hay una especie de piscinas hechas de plataformas construidas dentro del agua, que parecía volver loca a la gente a tenor de la gran cantidad de movimiento que había por allí. Apretamos el paso hasta la zona oeste del lago, una de las mas bonitas y tranquilas. No podía ser más bucólica, ya que no hay apenas edificaciones y es desde donde se ve mas de cerca la isla de Bled y su iglesia, formando unas estampas inigualables. Precisamente de esta orilla parte el sendero a uno de los miradores mas sensacionales que hay del lago, por no decir el mejor. Es un sendero que supera unos 100 m de desnivel hasta la pequeña colina de Ojstrica. Su fantástico mirador nos dejó de piedra por su maravillosa vista, desde la que se observa todo el lago teniendo en primer término la isla de Bled. Y lo mejor de todo es que apenas hay gente, algo totalmente incomprensible por las vistas y la poca dificultad del sendero.
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Isla de Bled y la iglesia de la Asunción |
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Vistas desde la orilla del lago |
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Fantástica vista desde Ojstrica |
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La Isla y el Castillo de Bled desde Ojstrica |
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Panorámica desde Ojstrica |
Bajamos nuevamente al lago y seguimos paseando por el sendero que lo rodea. Aquella zona era una gozada, sin casi gente, con un paisaje bellísimo con la isla de Bled en primer término. Desde un par de sitios se fletan barcas para llegar hasta ella (por aquel entonces a 10 € por persona), pero nosotros preferimos seguir disfrutando de nuestro paseo. Como el calor apretaba, decidimos darnos un chapuzón en una de las muchas zonas habilitadas. El agua estaba muy fría, así que solo Neus se atrevió a bañarse completamente. Finalmente llegamos hasta el punto de inicio de nuestro paseo. Aunque habíamos leído mucho sobre el lago Bled y teníamos unas expectativas altas, la caminata a su alrededor nos encantó, nos pareció una forma fantástica de descubrir sus pequeños lugares. Había gente que hacía la excursión en bici, lo cual también nos pareció buena idea. De lo que no tenemos duda que Bled es un lugar imprescindible en todo viaje a Eslovenia.
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La iglesia desde la Asunción en la isla de Bled |
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Vistas del lago |
Como habíamos almorzado frugalmente decidimos que era buena idea hacer una cena temprana. En aquel lugar del lago, en su extremo sur, no había casi restaurantes (la mayoría están en el pueblo de Bled), pero encontramos uno con muy buena pinta, el
Sova. Pedimos un risotto de marisco y un spatze de ternera, y de postre un tiramisú de mango para compartir. Los platos eran bastante buenos, aunque en el spatze se habían pasado un poco con la pimienta. Junto con un vino y una cerveza, la cena nos salió por 41,20 €, un buen precio teniendo en cuenta que estábamos en un lugar muy turístico.
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Nuestra cena a orillas del lago |
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