INGLATERRA 1 - 2: Bath, Stonehenge y Salisbury

28 y 29 de marzo de 2018 El primer día dio para muy poco: aterrizamos en el aeropuerto de Bristol pasadas las 18:30 h, recogimos el coche de alquiler y llegamos por la noche a Bath, solo con tiempo de salir a cenar algo. El siguiente día fue el primero en serio por el SW de Inglaterra. Empezamos visitando Bath, sin duda la ciudad mas bonita de aquel viaje, con sus casas de piedra color miel. A continuación fuimos a Stonehenge, uno de los monumentos megalíticos mas importantes del mundo. Y la última visita fue Salisbury, una bonita ciudad con una impresionante catedral gótica. El primer día de viaje fue bastante corto. Partimos por la tarde hacia el aeropuerto de Girona, donde salía nuestro vuelo de Ryanair. Teníamos que volar a las 15:30 h, pero finalmente tuvimos que esperar unas dos horas por un retraso. Aterrizamos en Bristol pasadas las 18:30 h, y después de cambiar algunos euros a libras esterlinas fuimos a recoger nuestro coche de alquiler
28 y 29 de marzo de 2018
El primer día dio para muy poco: aterrizamos en el aeropuerto de Bristol pasadas las 18:30 h, recogimos el coche de alquiler y llegamos por la noche a Bath, solo con tiempo de salir a cenar algo. El siguiente día fue el primero en serio por el SW de Inglaterra. Empezamos visitando Bath, sin duda la ciudad mas bonita de aquel viaje, con sus casas de piedra color miel. A continuación fuimos a Stonehenge, uno de los monumentos megalíticos mas importantes del mundo. Y la última visita fue Salisbury, una bonita ciudad con una impresionante catedral gótica.
El primer día de viaje fue bastante corto. Partimos por la tarde hacia el aeropuerto de Girona, donde salía nuestro vuelo de Ryanair. Teníamos que volar a las 15:30 h, pero finalmente tuvimos que esperar unas dos horas por un retraso. Aterrizamos en Bristol pasadas las 18:30 h, y después de cambiar algunos euros a libras esterlinas fuimos a recoger nuestro coche de alquiler (los detalles están en este post). Enseguida nos pusimos en marcha y tras 1 hora por carreteras mal iluminadas llegamos a Bath, donde pasaríamos la primera noche del viaje. Nuestro alojamiento era la Albany House, una guesthouse situada al NW del casco histórico. Nuestra habitación era correcta, aunque algo pequeña, y la cama ocupaba casi toda su superficie. El desayuno estaba incluido y consistía en un full english breakfast muy bueno y completo. Lo mejor del alojamiento era su ubicación, tan cercana al centro, y el parking gratuito. La noche nos costó 85 libras (unos 98 €), un precio correcto por lo que obtuvimos a cambio. Nada mas dejar las cosas en la habitación le preguntamos al propietario por algún sitio para cenar que estuviera abierto, ya que eran mas de las 9 de la noche, lo cual en Inglaterra quiere decir que deberías haber cenado hace un par de horas. Nos indicó el cercano The Scallop Shell, un establecimiento especializado en fish and chips que milagrosamente estaba abierto. Pedimos bacalao y merluza fritos, que venían acompañados de una generosa cantidad de buenas chips. Los dos pescados nos parecieron muy buenos, con su rebozado crujiente, así que recomendaríamos el restaurante sin dudarlo. Junto con una cerveza, la cena nos salió por 34 libras (unos 40 €), un gran precio para ser Inglaterra.
Nuestro alojamiento en Bath (izq.) y nuestra primera cena (dcha.)
El día siguiente nos levantamos pronto para visitar Bath, donde esperábamos estar toda la mañana. Bath y su historia están íntimamente asociadas a sus famosas aguas termales. Los romanos decidieron sacarles partido y construyeron a su alrededor una enorme ciudad-balneario, Aquae Sulis, en el siglo I d.C. Con la caída del imperio romano, los baños quedaron prácticamente en desuso hasta bien entrado el siglo XVIII, cuando se pusieron de moda en los círculos de la aristocracia inglesa. Hubo que crear prácticamente una ciudad de la nada para dar cabida a tan distinguidos visitantes. La tarea fue llevada a cabo por los arquitectos John Wood padre e hijo (conocidos como “el viejo” y “el joven”), que construyeron grandes monumentos y edificios neoclásicos en estilo georgiano, empleando un tipo local de piedra de un característico color miel (hoy se la conoce como “piedra de Bath”). Todo este legado histórico-arquitectónico le ha valido a Bath su inscripción a la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
Empezamos visitando el norte del casco histórico, donde mas se puede apreciar la época victoriana de Bath. Allí se encuentra The Circus, una enorme plaza circular rodeada de casas victorianas, construidas por John Wood “el viejo” en el siglo XVIII. Curiosamente, el arquitecto se inspiró en el círculo de piedras de Stonehenge para diseñar el lugar. Un poco mas allá pudimos ver el Royal Crescent, la obra de su hijo, John Wood “el joven”. En esta ocasión las casas se disponen en semicírculo y, siguiendo con la estética neoclásica, la fachada tiene unas grandes columnas jónicas. La verdad es que nos gustó aquella primera toma de contacto con la arquitectura de Bath.
Casas victorianas de The Circus
Royal Crescent
Casas victorianas de Royal Crescent
Volvimos nuevamente al centro de Bath, una zona llena de casas bajas de piedra con su típico color miel. El ambiente era muy auténtico y agradable, y nos encantó pasear por allí. De hecho, pasear por el centro nos pareció lo mejor de Bath, por encima de su patrimonio histórico, el cual también es muy importante. A orillas del río Avon encontramos el encantador puente Pulteney, rodeado de pequeñas casas repletas de comercios. Otro punto interesante es la Abadía, un gran templo de estilo gótico en pleno centro de la ciudad (no entramos).
Centro de Bath
Algunos lugares del centro de Bath
Puente de Pulteney
Decidimos dedicarle algo mas de tiempo a las Termas Romanas. La entrada es de pago y no precisamente barata (16,50 libras por persona), pero vale mucho la pena. Al entrar te entregan una audioguía muy interesante que permite seguir perfectamente la visita. La parte mas visible de las termas son sus piscinas exteriores, que fueron reconstruidas en época victoriana, pero haciendo referencias al mundo romano mediante el uso de columnas dóricas o de esculturas de emperadores romanos. La menos visible es en la que te adentras en las entrañas de las termas, donde están los restos de la época romana. Hacía poco que habíamos visitado las termas de Pompeya (en nuestro viaje a Nápoles) y vimos los paralelismos, aunque en este caso el agua caliente era natural. Por todas partes era omnipresente el agua caliente del manantial, que llenaba de vapor las ruinas romanas. La visita a las Termas Romanas de Bath nos encantó, nos parece un lugar la mar de recomendable.
Termas romanas de Bath
Termas romanas
Con esto dimos por concluida nuestra visita a Bath, sin duda la ciudad que mas nos gustó de aquel viaje por su carácter, ya que su piedra le da un color a la ciudad que no tiene ninguna otra que visitáramos. Y además tiene el gran aliciente de tener un gran patrimonio romano y victoriano, así que es un lugar que se merece una visita.
Fuimos a nuestro alojamiento a recoger el coche y nos dirigimos hacia Stonehenge, uno de los monumentos prehistóricos mas famosos del mundo. Casi todo lo que rodea a este enorme círculo de piedras está envuelto en una nube de misterio. Se sabe que se empezó a construir hacia el tercer milenio antes de nuestra era, aunque abarcó diferentes fases que duraron mas de 1000 años. Su alineación astral con los equinoccios ha hecho que se especule que era una especie de observatorio astronómico o un lugar religioso. Otro de los enigmas es cómo lo construyeron, ya que cada piedra pesa varias toneladas, y se sabe que proceden de una cantera a casi 400 km de distancia. Lo que es indudable es su enorme valor histórico, lo que le ha valido su inclusión en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
Círculo de piedras de Stonehenge
Cuando llegamos a Stonehenge el tiempo había empeorado enormemente, y caía una abundante lluvia acompañada de un potente viento. La entrada vale la friolera de 17,50 libras por persona (unos 20 €), a lo que le sumamos 3 libras de una audioguía. El círculo de piedras está a 2 km del centro de visitantes y para llegar hay que coger un shuttle bus gratuito. Al salir fuera de él nos enfrentamos a la furia de los elementos, aquella lluvia acompañada de viento era peor de lo que nos imaginábamos. No podías acercarte demasiado a las piedras, pero ello no evitó que pudiéramos apreciar su enorme tamaño. ¿Cómo puede ser que las trajeran hasta aquí? Apenas aguantamos unos 20 minutos allí fuera, los cuales bastaron para quedarnos completamente empapados. Como teníamos la audioguía decidimos oírla mientras visitábamos el interesante museo del centro de visitantes. Lo mas chulo eran las maquetas que reproducían las diferentes fases de construcción de Stonehenge, con lo cual también nos hicimos una idea de cómo debió ser. Nuestra visita quedó muy deslucida por el mal tiempo, pero nos pareció muy interesante.
Stonehenge
Nuestra última visita del día iba a ser Salisbury, una pequeña ciudad situada cerca de Stonehenge. Fuimos directamente a nuestro alojamiento para poder aparcar el coche y caminar mas libremente. Era el Wyndham Park Lodge, una guesthouse regentada por una risueña señora que no paraba de reír. Nuestra habitación era amplia y espaciosa, mas que suficiente para nosotros. Un punto a favor era que disponía de parking gratuito y desayuno incluido (a elegir). La ubicación era buena, aunque no estaba en el centro de Salisbury (solo había que caminar unos 15 minutos). La habitación nos salió por 80 libras, un buen precio para lo que recibimos a cambio.
Nuestra habitación en Salisbury
Nada mas dejar las cosas en la habitación fuimos raudos al principal punto de interés de Salisbury, su Catedral, ya que cerraba pronto. Fue construida en el siglo XIII en estilo gótico y su campanario es el mas alto de todo el Reino Unido. Está emplazado en un gran terreno ajardinado que resalta aún mas su majestuosidad. Nos quedamos impresionados al contemplar la grandiosidad de su campanario y de su nave principal. Nos pareció una de las catedrales mas impresionantes que habíamos visto, ¡y eso que ya hemos visto unas cuantas!
Catedral de Salisbury
Desde otro ángulo... igualmente majestuosa
Al entrar dentro nos aconsejaron que visitáramos la Sala Capitular, ya que faltaba poco para que cerrara (por aquellas fechas, a las 16:30 h). Es una pequeña capilla adornada con bonitas vidrieras de colores e interesantes frisos con escenas bíblicas. Pero su importancia reside en que allí se firmó la Carta Magna en el siglo XIII, un documento que impuso por primera vez limitaciones legales al poder del rey, lo cual representa un primer comienzo de la democracia en el Reino Unido. Después paseamos por el bonito claustro, también uno de los mas grandes del país. El plato fuerte era el interior mismo de la catedral, donde sus altas naves nos dejaron con la boca abierta. La decoración del interior era algo austera, excepto en el caso de las tumbas que había en las naves laterales, las cuales a menudo tenían esculturas magníficamente talladas. También era impresionante el coro, enteramente hecho de madera en un estilo que imitaba el de la catedral. Una de las curiosidades que vimos fue lo que se considera el reloj en funcionamiento mas antiguo del mundo, ya que se dice que lleva mas de 600 años funcionando. La visita a la Catedral de Salisbury nos encantó, y nos fuimos con la idea que habíamos visto un lugar único.
Sala Capitular de la Catedral
Catedral de Salisbury
Interior de la catedral
Coro y púlpito de la Catedral
Al salir de la catedral fuimos a dar un paseo por el centro de Salisbury, que apenas habíamos visto antes ya que habíamos pasado casi corriendo por allí. Aparte de la catedral, Salisbury apenas tiene monumentos destacables, pero su centro es muy agradable para pasear. Algunas calles son peatonales y pueden verse aquí y allá algunas casas que parecían muy antiguas. Uno de sus lugares mas apacibles es Market Square, una plaza rodeada por bonitas casas ocupadas por animados pubs y restaurantes con buena pinta. La verdad es que toda la zona que queda entre esa plaza y la catedral es una gozada para pasear, con un ambiente muy auténtico y tranquilo que nos encantó.
Centro de Salisbury
Callejón del centro
Estuvimos algo mas de una hora deambulando sin rumbo por el centro de Salisbury, con lo que dimos por concluida la jornada turística. La visita a Salisbury nos gustó mucho; su catedral es sencillamente impresionante, y su casco antiguo también es interesante, aunque no sea tan bonito como Bath. Como no queríamos volver a nuestro alojamiento, decidimos hacer una cena temprana (para nosotros). Elegimos The Haunch of Venison, un típico pub inglés con un restaurante que ofrecía platos tradicionales británicos. Pedimos un típico Shepherd’s pie (plato tradicional consistente en capas de carne picada, puré de patata y queso) y una especie de guiso de venado, ambos muy buenos y contundentes. Para endulzar un poco pedimos una panna cotta para compartir de postre. Junto con una cerveza, la cena nos salió por 38,55 libras (unos 44 €). El único problema fue que tardaron mucho en traer el postre, pero por lo general nos pareció un restaurante recomendable.
Nuestra cena en Salisbury

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