2 de agosto de 2018
Ese día dedicamos gran parte de la jornada a hacer una excursión por el Parque Nacional de Borjomi, en el valle de Likani. Fueron unas 5 horas de caminata entre frondosos bosques, en las que tuvimos la oportunidad de disfrutar de grandes vistas de la región. A la tarde nos acercamos a estirar las piernas al animado pueblo de Borjomi, donde paseamos por las atracciones del Central Park.
Aquella mañana nos despertamos sin despertador, un poco tarde para recuperar el cansancio del viaje del día anterior. Nuestra habitación daba a un sencillo comedor donde el propietario de la guesthouse nos sirvió el desayuno… ¡y vaya desayuno! Había de todo: huevos duros, salchichas, pan, miel, mantequilla… Aunque lo que mas nos llamó la atención fueron una especie de raviolis rellenos de carne llamados khinkali, un plato muy popular en Georgia. Mientras cargábamos las pilas perfilamos los detalles del primer día completo del viaje. El principal objetivo del día sería explorar el Parque Nacional de Borjomi - Kharagauli, la zona protegida mas grande del país que abarca una vastísima región de bosques de montaña media. Para hacerlo haríamos una excursión circular por el valle de Likani, la cual supera unos 600 m de desnivel en un trayecto que dura 5-6 h.
Nuestro contundente desayuno |
Después de desayunar y de equiparnos, fuimos en coche hasta el cercano valle de Likani. Pensábamos encontrar algún parking donde dejar el coche y empezar el trekking, pero según fuimos avanzando no encontramos ninguno. Al final la carretera se hizo una pista pedregosa y encontramos un descampado con tres coches aparcados, así que decidimos dejar nuestro coche allí. Era bastante tarde para comenzar la excursión, sobre las 11, pero habíamos pasado por el centro de Borjomi para comprar agua (el día apuntaba que iba a ser caluroso). Al comenzar a caminar encontramos unos carteles que decían que había que inscribirse en el Visitor Center antes de caminar. La verdad es que nosotros pensábamos que ese centro estaría en aquel valle, ya que es un punto de donde salen la mayoría de excursiones. Pero no había ni rastro de él (después vimos que es un edificio enorme ubicado en la carretera entre Borjomi y Likani). De todas formas no nos preocupamos, ya que supusimos que el aviso debía dirigirse a los que hacen excursiones largas de varios días. Hay que decir que la mayor parte de los trekkings del parque de Borjomi son largos, y hay muy pocos que sean de media jornada o entera.
Al principio el sendero fue fácil y agradable, ya que iba paralelo al río Likani. Casi en todo momento fuimos por dentro de un gran bosque de piceas, con un sotobosque repleto de musgos con su verde refulgente. Tras una hora de caminata tranquila llegamos a una zona de picnic atravesada por el mismo río. Era pequeña y bucólica, y en ella había un par de familias disfrutando del soleado día. También había un mapa topográfico con las diferentes excursiones que se podían hacer por la zona, cada una con un color que correspondían a las marcas del sendero. La verdad es que estaban muy bien señalizados en el terreno, y hubiera sido posible hacer la excursión solo siguiendo las marcas de nuestro color (aunque por si acaso siempre nos bajamos el track en el gps del móvil). Delante de aquel mapa encontramos una pareja de alemanes que iban a ser las únicas personas que nos encontraríamos haciendo trekking por aquel fabuloso parque.
De excursión por el Parque Nacional de Borjomi |
Valle de Likani |
A partir del mapa se bifurcaba nuestro camino (marcas de color negro), y empezaba lo complicado. Éste iba subiendo montaña arriba con unas cuestas bastante empinadas. Menos mal que estábamos en la cara norte de la montaña, lejos del sol abrasador, sino la ascensión hubiera sido mas dura. Al final no fue tan terrible como parecía, y salvamos de una tacada la mitad de todo el desnivel de la excursión, unos 300 m. Arriba decidimos recuperar fuerzas comiendo algo, en parte restos del generoso desayuno de la guesthouse.
Subiendo colina arriba |
En algunos tramos el sendero era muy inclinado |
En esta parte del trekking íbamos a ir casi todo el rato por la cresta de la montaña. Y allí estaba uno de sus alicientes: entre unos grandes claros de bosque había unas vistas increíbles de toda la región. Cuando pensamos en ir a Georgia no nos imaginábamos que, fuera de las montañas del Cáucaso, el país fuera tan boscoso. Nuestra vista se perdía en decenas de montañas cubiertas de coníferas. La verdad es que el trekking nos estaba encantando, tenía unos paisajes muy variados, entre la cresta de la montaña y el fondo del valle.
Disfrutando las vistas del parque |
Los claros del bosque nos obsequiaban espectaculares panorámicas |
Caminando por la cresta de la montaña |
Hay que decir que, aunque fuéramos por la cresta, el sendero no era ni mucho menos llano, todavía iba subiendo mas hasta una cima boscosa de unos 1400 m de altitud. Un poco más al este el sendero abandonó la cresta y se volvió a internar por la cara norte de la montaña. Allí empezó el descenso hacia el valle de Likani. Fue un descenso muy pesado, ya que era mucho mas inclinado que el camino de ascenso inicial, y nuestras piernas empezaron a cargarse con el esfuerzo. Solo pensábamos en que ningún despistado hubiera empezado la caminata al revés y tuviera que hacer aquel sendero tan empinado de subida. Finalmente llegamos nuevamente al valle de Likani tras 5 h de trekking, hechos polvo pero contentos por aquella buena excursión. La verdad es que no nos explicábamos como aquel parque nacional tan fabuloso no estaba lleno de excursionistas. A nosotros nos pareció un lugar super-recomendable para los amantes de la naturaleza, con unos paisajes diferentes a los de las montañas de Svaneti o Kazbegi, mas alpinas y populares.
Tras la excursión volvimos a la guesthouse a ducharnos y a descansar un rato. A media tarde decidimos ir a dar un paseo por Borjomi, para estirar las piernas. Esta pequeña ciudad es muy conocida especialmente por los antiguos países de la URSS. Y es que aquí se embotella una de las aguas minerales mas apreciadas en aquella época, que tiene el mismo nombre que la ciudad. De hecho, las propiedades medicinales del agua convirtieron a Borjomi en una ciudad balneario, que atrajo a la alta sociedad rusa a finales del siglo XIX; incluso los Romanov (los zares de Rusia) contaban con una residencia de verano para beneficiarse de sus aguas. Hoy el turismo de balnearios sigue atrayendo a mucha gente a Borjomi… aunque en nuestra opinión casi todo el mundo se olvida del parque nacional.
El centro de Borjomi no nos pareció especialmente bonito, aunque su ambiente era agradable, con anchas avenidas arboladas. Atravesamos el río por un puente y llegamos a una zona con unos parques muy tranquilos, con mucha gente paseando. Un poco más al sur se dibuja el pequeño valle del río Borjomula, de donde nace la famosa agua de Borjomi. De hecho, hay una fuente pública de donde se puede beber y llenar botellas de forma completamente gratuita. Nosotros aprovechamos para probarla y entre el olor fuerte a azufre y lo caliente que estaba no nos gustó mucho.
Algunos lugares del centro de Borjomi |
Continuamos caminando hacia la cabecera del valle, donde encontramos uno de los lugares mas populares de Borjomi, el Central Park (entrada, 2 laris). Es una gran extensión boscosa entorno del río con jardines para pasear, parques de atracciones y un balneario al final. Una vez dentro, cerca de la entrada encontramos unos edificios construidos por los Romanov para poder degustar el agua. De hecho, allí hay otra fuente de agua de Borjomi adornada con un bello forjado de hierro, que era la que usaban exclusivamente los zares. Un poco más río arriba encontramos el parque de atracciones, algo anticuado aunque integrado en el entorno natural. Estaba muy animado, lleno de familias locales pasando la tarde (nos dio la sensación que los georgianos no pagaban la entrada). El paseo por aquel parque nos pareció muy agradable, ideal para descansar las piernas después de la caminata de la mañana. Había la posibilidad de tomar un funicular que te llevaba montaña arriba para contemplar las vistas, pero decidimos no subir ya que estaba oscureciendo.
Central Park de Borjomi |
Fuente de agua de Borjomi (izq.) y parque de tracciones (dcha.) |
Aunque Borjomi es un destino muy turístico, nos dio la sensación que no había demasiados restaurantes para elegir. Y los pocos de la zona del Central Park nos parecieron muy caros. Así que decidimos repetir en el del día anterior, el Bergi. Pedimos tres platos georgianos tradicionales: badrijani (tiras de berenjena fritas recubiertas de una salsa de nueces), trucha con salsa de granada y kachapuri. Éste último podríamos definirlo como el plato nacional de Georgia, ya que se come en todo el país y a todas horas. Es una especie de pan relleno de sulguni (un queso georgiano con mucho sabor), que se sirve horneado con el queso derretido (recuerda a algunas variantes del lahmacun turco). Aunque los hay de muchos tipos, nosotros pedimos uno de los más icónicos, el adjaruli, con una característica forma fusiforme y un huevo en el centro. Para beber, pedimos cerveza y limonati, esta vez con sabor a vainilla. Al igual que la noche anterior, la cena estaba deliciosa, y nos salió por 26,50 laris (unos 9 €).
Nuestra cena, kachapuri (arriba), badrijani (abajo izq.) y trucha (abajo dcha.) |
< Anterior día Georgia 1: llegada |
Siguiente día > Georgia 3: Vardzia |
0 comentarios:
Publicar un comentario