MALTA 2: La Valetta y las 3 ciudades

2 de abril de 2015 En nuestro segundo día en la isla dedicamos gran parte del tiempo a visitar La Valetta, que nos sorprendió muy gratamente por sus agradables calles y su espectacular catedral. Por la tarde hicimos una breve visita a las tres ciudades, es decir, Senglea, Vittoriosa y Cospicua, las tres situadas al otro lado del gran puerto de La Valetta. No logramos levantarnos muy pronto aquel día, los dos arrastrábamos las consecuencias de un catarro que hacía demasiado que duraba. El desayuno del Hotel Dean Hamlet era bastante parco y de poca calidad, pero por lo que pagábamos no podíamos pedir mucho mas, así que nos hicimos unas tostadas con queso y jamón para llenar un poco el estómago.
2 de abril de 2015
En nuestro segundo día en la isla dedicamos gran parte del tiempo a visitar La Valetta, que nos sorprendió muy gratamente por sus agradables calles y su espectacular catedral. Por la tarde hicimos una breve visita a las tres ciudades, es decir, Senglea, Vittoriosa y Cospicua, las tres situadas al otro lado del gran puerto de La Valetta.
No logramos levantarnos muy pronto aquel día, los dos arrastrábamos las consecuencias de un catarro que hacía demasiado que duraba. El desayuno del Hotel Dean Hamlet era bastante parco y de poca calidad, pero por lo que pagábamos no podíamos pedir mucho mas, así que nos hicimos unas tostadas con queso y jamón para llenar un poco el estómago. Después cogimos el coche y nos dirigimos hacia La Valetta, la capital del pequeño país. El día anterior habíamos visitado Mdina, la antigua capital; pero la Orden de los caballeros de Malta trasladaron la capital aquí al fortificar todo el puerto y hacerlo prácticamente inexpugnable a los ataques de los posibles invasores.
A la entrada de las murallas de La Valetta hay un parking de pago muy práctico y asequible (4 € por todo un día) donde dejamos el coche. Precisamente lo primero que vimos de la ciudad fueron las formidables murallas que protegían el interior. Una vez dentro, empezamos a pasear por Triq Ir-Repubblika, una de las calles principales. El paseo fue muy agradable, ya que es una calle peatonal rodeada de edificios con los típicos balcones cerrados de madera, llamados gallarija, tan usuales en la isla (para saber mas de ellos, leed este interesante post de El Mundo a la vuelta). El contraste de los gallarija con las fachadas de piedra ocre otorgaba a las calles un encanto especial, era algo que no habíamos visto en ninguno de nuestros viajes. También había preciosas casas en la calle paralela a la anterior, Triq Il-Merkanti, no tan concurrida por los turistas. Sin duda, pasear por las calles del centro de La Valetta es algo que justifica el viaje a este país.
Triq Ir-Repubblika
Triq Il-Merkanti
Triq San Pawl
Triq Il-Merkanti
El centro estaba salpicado de vetustos edificios históricos; algunos de ellos eran Albergues de los caballeros de Malta, donde éstos se relacionaban con sus compatriotas (había caballeros originarios de Castilla, Francia, de los reinos italianos...). Uno de los edificios mas importantes es la Concatedral de San Juan, cuya fachada se mimetiza con las casas colindantes al estar construida por el mismo tipo de piedra. Tuvimos la gran suerte de encontrarla abierta, ya que en Semana Santa la cierran para oficiar actos religiosos y precisamente en ese momento estaban saliendo los asistentes de uno de ellos, de forma que nos pudimos colar a verla por dentro. Su interior nos dejó sin aliento por su gran belleza y fastuosidad. Aquel templo no tenía nada que envidiar a las mas famosas iglesias de Roma o Florencia, tenía una ornamentación barroca sublime. A ambos lados de la nave había una serie de capillas dedicadas a las distintas nacionalidades de los caballeros de Malta, cada uno con sus patrones. Y parecía que pugnaban para ver cual era la mas ornamentada y ostentosa. Estuvimos recorriendo el interior de la catedral completamente asombrados durante unos minutos, hasta que un empleado echó a todos los visitantes y cerró la catedral. Habíamos tenido mucha suerte, unos minutos después y no hubiéramos podido admirar todas aquellas maravillas.
Interior de la Concatedral de San Juan
Capilla lateral
Capilla de los italianos
Capilla de Castilla, León y Portugal
Altar mayor
Continuamos avanzando hacia el extremo de la península donde se encuentra La Valetta y pasamos por delante del Palacio del Gran Maestre. Éste era la máxima autoridad de la Orden de Malta (en realidad lo continua siendo, porque todavía existe la Orden, podéis ver su actividad aquí), y actualmente el palacio alberga la Presidencia de Malta. Se pueden visitar sus fastuosos salones, pero nosotros decidimos centrarnos mas en pasear por las calles de la ciudad. Así que continuamos por Triq Ir-Repubblika, y precisamente el tramo que queda al norte del palacio es el mas bonito y auténtico, en un barrio de gente trabajadora que conserva sus casas como hace siglos. Llegamos hasta el Fuerte de San Elmo, uno de los escenarios del gran asedio que sufrió Malta en 1565 por parte del poderoso imperio otomano. Los otomanos, después de días de batallas y de cuantiosas bajas, lograron conquistar este fuerte. Pero los caballeros todavía conservaban un par de fortalezas que los otomanos no lograron conquistar y al final tuvieron que huir de la isla. Los malteses, muy inferiores en número, habían conseguido derrotar al ejército otomano, lo cual es actualmente motivo de orgullo nacional. Desgraciadamente, hoy en día San Elmo está cerrado al público, parecía que estaban en obras.
Palacio del Gran Maestre
Triq Ir-Repubblika, tramo final
Balcones gallarija
Triq Ir-Repubblika, al fondo se insinúa el Fuerte de San Elmo
Luego dimos una vuelta por la zona noreste, que tiene alguno de los mejores miradores de La Valetta. El que está mas al norte es el del Siege Bell War Memorial, con grandes vistas a la entrada del gran puerto de La Valetta y a las tres ciudades, que veríamos por la tarde. La panorámica es similar desde el Lower Barrakka Gardens, pero al estar mas elevado ganas perspectiva, con lo que la vista es mejor. Pero las mejores son sin duda las vistas desde los Upper Barrakka Gardens. Desde allí, las tres ciudades quedan casi justo enfrente y se ven muy bien, y también hay una perspectiva muy bonita del propio puerto de La Valetta. Sin duda, es otro de los imprescindibles de la ciudad e incluso del país.
Vista desde el Siege Bell Memorial, mirando hacia el puerto de La Valetta
Vista de La Valetta desde Lower Barrakka Gardens
Vista desde Upper Barrakka Gardens, con el Fuerte Ricasoli al fondo
Vista de Senglea desde Upper Barrakka
Vista de Upper Barrakka, con Senglea a la dcha. y Vittoriosa a la izq. 
Vista de La Valetta desde Upper Barrakka
Al final pasamos 3 horas en La Valetta y tenemos que decir que quedamos enamorados de esta ciudad. Sus tranquilas calles, sus miradores, la catedral, su historia... todo nos encantó. Al salir de la ciudad nos acercamos a comprar algo de comida en unos puestos ambulantes. Compramos un par de productos típicos malteses: pastizzi (una especie de empanadillas de hojaldre rellenas de diferentes cosas, en nuestro caso de queso, 30 céntimos por pieza) e imqarets (un pequeño pastel relleno de pasta de dátiles, testimonio de la influencia árabe de la cocina maltesa, 35 céntimos cada uno). Ambas cosas estaban muy buenas, especialmente el imqaret, que esperábamos que fuera mas dulce y empalagoso y no lo es en absoluto. Los compramos en Dates Kiosk, un puesto que se encuentra justo al lado derecho saliendo de las murallas.
Imqarets
Cogimos el coche y recorrimos los pocos kilómetros hasta el siguiente punto de la visita, Senglea (también conocida como L-Isla). Dejamos el coche en un parking gratuito que hay a los pies de sus murallas y fuimos a dar una vuelta. La principal calle de Senglea es Triq Il-Vitorja, y al igual que La Valetta también está flanqueada por las típicas casas con gallarija. Aquí el ambiente era muy tranquilo, es un pueblo de gente trabajadora y éramos los únicos turistas. En un pequeño bar aprovechamos para comprar un par de pastizzi mas (30 céntimos), esta vez de bigilla (una pasta típica de judías), que no nos gustaron mucho, eran muy fuertes de sabor. Al final había uno de los bastiones que protegían en la antigüedad el puerto de La Valetta, desde donde había unas fantásticas vistas de la ciudad. La vuelta la hicimos por la parte este de Senglea, que tenía vista hacia Vittoriosa (nuestro siguiente objetivo) y hacia Cospicua.
Senglea, Triq Il-Victorja
Pastizzi de bigilla
Vista de La Valetta desde Senglea
Vista de Vittoriosa desde Senglea
Nuevamente en el coche, hicimos el corto trecho hasta Vittoriosa (o Birgu, el nombre antiguo), donde tuvimos la suerte de poder aparcar en su plaza principal, Misraħ ir-Rebħa. El aparcamiento era en batería, y un señor nos hizo notar que teníamos que aparcar de cara, si no nos podían multar... después vimos una señal que lo explicaba, ¡es una cosa que nunca hemos visto, que tengas que aparcar de una determinada forma! Lo mas interesante aquí es el encantador barrio de Il Colacchio, un entramado de callejuelas llenas de edificios medievales. Sin duda es lo mejor de las tres ciudades, estuvimos un buen rato perdiéndonos en el interior de este remanso de tranquilidad. Después fuimos hacia el Fuerte de St. Angelo, uno de los mas impresionantes de la zona y que estaba en proceso de restauración. Desde allí había buenas vistas hacia La Valetta y Senglea.
Il Colacchio
Il Colacchio
La última de las 3 ciudades es Cospicua (también conocida como Bormla), a la que llegamos tras un corto tramo de coche (también podríamos haber llegado andando desde Vittoriosa). Es la mas grande de las tres, y se encuentra resguardada al fondo de una pequeña bahía que hay entre las otras dos. También es la menos interesante, el único punto de interés es la iglesia de la Inmaculada Concepción, cuya cúpula rojiza se ve desde muchos puntos de los alrededores. El interior es barroco y algo oscuro, tiene algunos frescos interesantes, pero en si la iglesia no es nada del otro mundo.
Vista de Cospicua desde Senglea
Iglesia de la Inmaculada Concepción
Con esto dimos por acabada la fructífera jornada turística del día. Para descansar un poco tomamos un café en una cafetería de Cospicua (4 €), y además aprovechamos su wifi (el de nuestro hotel iba fatal). Después volvimos a St. Julian, donde nuevamente no tuvimos problemas para aparcar. Para cenar fuimos andando hasta la vecina Sliema, donde había un restaurante de cocina maltesa recomendado por la Lonely que nos apetecía probar, Scruples. Después de dar muchas vueltas, dimos con él casi de casualidad, el mapa de la Lonely estaba mal y el restaurante estaba realmente en la Pjazza tal-Balutta. De primero compartimos una especie de entremeses malteses, compuesto por aceitunas, unos tomates secos hiper-fuertes, una especie de salchichas especiadas (nos recordó a los köfte turcos), queso frito y bigilla (una pasta de un tipo especial de judías). Después pedimos dos de los platos más típicos, Ravjul tal-fenek (raviolis rellenos de carne de conejo) y Braġjoli (rollitos de carne de ternera rellenos de carne picada y verduras, acompañado de una potente salsa). ¡Toda la comida estaba riquísima! Junto con un agua y una cerveza Cisk, la cena nos costó 35,65 €.
Entremeses malteses
Braġjoli
Ravjul tal-fenek

4 comentarios:

  1. ¡Hola! Gracias por citar nuestro post sobre los balcones malteses. A nosotros también nos encanta La Valeta y Mlata en general, guardamos muy buenos recuerdos del tiempo que estuvimos allí viviendo. Es bonito recordar tantos lugares a través de vuestras fotos :)

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    1. Hola!
      Gracias a vosotros, que con vuestro post pudimos aprender un montón de cosas sobre los balcones malteses. Cuando nos documentamos para escribir un post da gusto encontrarse uno como el vuestro ;)
      Saludos

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  2. Hola. A mi me recuerdan a los balcones canarios, aunque no son exactamente iguales.

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    1. Pues no conocíamos como eran los balcones canarios. Pero después de buscar por internet hemos visto que tienes razón, tienen cierto aire similar.

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