5 y 6 de enero de 2020
En este post os resumiremos los dos primeros días que pasamos en Hoi An. El primer día por la mañana cogimos un bus de Hué a Hoi An, llegando a primera hora de la tarde. El resto de ella nos la tomamos de relax en la vecina playa de An Bang. El segundo día lo dedicamos por entero a descubrir el pintoresco centro histórico de Hoi An.
Aquel día dejaríamos Hué, donde habíamos pasado dos días geniales descubriendo la historia de los emperadores vietnamitas, e iríamos a Hoi An, otro importante lugar histórico del centro del país. Para llegar habíamos reservado plaza en el bus de la mañana a través de nuestro alojamiento (6 USD por persona). A las 8 nos pasó a buscar un taxi que nos llevó al lugar desde donde salía el bus, una agencia turística del centro de Hué. Media hora más tarde llegó el bus, que era de tipo “sleeping bus”, con unos asientos abatibles que te permitían estar casi tumbado.
5 y 6 de enero de 2020
En este post os resumiremos los dos primeros días que pasamos en Hoi An. El primer día por la mañana cogimos un bus de Hué a Hoi An, llegando a primera hora de la tarde. El resto de ella nos la tomamos de relax en la vecina playa de An Bang. El segundo día lo dedicamos por entero a descubrir el pintoresco centro histórico de Hoi An.
Aquel día dejaríamos
Hué, donde habíamos pasado dos días geniales descubriendo la historia de los emperadores vietnamitas, e iríamos a
Hoi An, otro importante lugar histórico del centro del país. Para llegar habíamos reservado plaza en el bus de la mañana a través de nuestro alojamiento (6 USD por persona). A las 8 nos pasó a buscar un taxi que nos llevó al lugar desde donde salía el bus, una agencia turística del centro de Hué. Media hora más tarde llegó el bus, que era de tipo “sleeping bus”, con unos asientos abatibles que te permitían estar casi tumbado. Pensábamos que íbamos a salir ya, bien puntuales, cosa no habitual en Vietnam. Pero fuimos a un hotel en el que se suponía que teníamos que recoger a alguien y nos estuvimos una hora esperando sin saber el motivo, y no serían hasta las 10 que pudimos salir definitivamente de Hué. El viaje a Hoi An duró algo más de 3 h, incluida una parada en la ciudad de Da Nang. El bus nos dejó en un lugar en medio de la nada al norte del centro de Hoi An. Enseguida nos asaltó un taxista que se ofreció a llevarnos a nuestro alojamiento por una cifra astronómica. Nosotros no picamos y fuimos caminando hasta la intersección de una calle donde había mucho tráfico y paramos un taxi. El taxista aceptó poner el taxímetro, pero hizo sentarse a David en el asiento del copiloto para guiarle hasta nuestro alojamiento. No tardamos mucho en llegar, y la carrera solo nos costó 40.000 VND (menos de 2 €, unas 6 veces menos que lo que nos había pedido el primer taxista…). Nuestra base para Hoi An iba a ser
D Central Homestay, una pequeña guesthouse familiar situada en la isla de An Hoi, a corta distancia del centro turístico. Nuestra habitación era amplia y tenía todo lo necesario, aunque era algo espartana. El desayuno estaba incluido y consistía en un rico banh mi acompañado de una tortilla, un buena cantidad de calorías para aguantar bien todo el día. El precio fue de 20 € la noche, lo cual nos pareció correcto por lo que recibimos a cambio.
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Nuestra habitación |
Eran sobre las 14 h y el resto de la tarde la habíamos pensado pasar de relax en la vecina playa de An Bang. Como solo está a unos 5 km al norte de Hoi An hay gente que va en bici, pero nosotros nos decantamos por el taxi (104.000 VND con taxímetro). La playa de An Bang es una de las más bonitas, accesibles y agradables de todo el país. La franja de arena es larga y amplia, con numerosos chiringuitos con hamacas y palmeras que le acaban de dar un toque tropical. Lo mejor es que tras ellas no hay edificios altos ni feos que le quiten encanto, como pasa en la playa de Nha Trang. El ambiente y el tiempo eran fantásticos, y después de pasear un rato buscamos una tumbona para tomar algo. Pedimos unos rollitos fritos al “estilo Hoi An” junto con una cerveza y un zumo (155.000 VND, unos 6 €, se notaban los precios de primera línea de mar…) y disfrutamos de la buena vida. Después también hubo tiempo para un bañito (corto, ya que había mucho oleaje) y para dar un largo paseo en el que nos pateamos gran parte de la playa. A lo largo de aquel viaje no fuimos a muchas playas, pero de las pocas que vimos aquella es sin duda la mas chula.
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Playa de An Bang |
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Disfrutando de nuestra tarde de playa |
Empezaba a anochecer cuando buscamos otro taxi para volver a Hoi An. Esta vez fue un taxista ilegal que se ofreció a llevarnos por 100.000 VND. Una vez en la guesthouse nos duchamos y descansamos un rato. Luego fuimos a dar una vuelta por el cercano mercado nocturno, que era un hervidero de gente, con multitud de puestos entre los que habían algunos que cocinaban marisco a la brasa. Para cenar nos decantamos por el
Vy’s Market, una especie de patio cerrado en el que hay una docena de pequeños restaurantes que comparten las instalaciones. La organización era un poco caótica, ya que nadie nos explicó que había la opción de coger un menú de 25 USD, en el que podías ir a los puestos que quisieras y escoger algunos de sus platos. Pero nos dio la sensación que los platos del menú eran sencillos, los mas elaborados estaban en la carta, en el que elegimos costillas de cerdo y un plato de marisco a la brasa. Los platos no estaban mal, pero tampoco eran una maravilla. Junto a una cerveza y un té, la cena nos salió por 383.000 VND (unos 15 €), un precio bastante caro para lo normalita que era la comida.
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Nuestra cena (izq.) en el Vy's Martket (dcha.) |
El segundo día lo íbamos a dedicar a descubrir el centro histórico de Hoi An, una de las ciudades históricas más importantes de Vietnam. Su historia es muy antigua, tiene su origen en el reino de Champa, que dominó el sur de Vietnam con su máximo en el siglo XI. Los que hayan ido a los templos de Angkor recordaran a los cham, plasmados en los relieves de algunos santuarios, los archienemigos de los jemeres que llegaron incluso a saquear un par de veces Angkor. Pues bien, Hoi An era el principal puerto comercial de los cham, uno de los más importantes del sudeste asiático al controlar la ruta de las especias con China. En el siglo XIV los cham perdieron Hoi An, pero éste continuó ampliando su importancia comercial, atrayendo a comerciantes de todo el mundo. Para no quedar varados en épocas de monzones, los comerciantes chinos y japoneses pasaban temporadas en Hoi An en fastuosas mansiones. Éstas han podido llegar a nuestros días, razón por la que la ciudad está inscrita en el Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
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Centro de Hoi An |
Como teníamos todo el día por delante, no madrugamos mucho y nos pusimos en marcha sobre las 10. Lo primero que hicimos fue ir a ver uno de sus lugares más importantes, el Puente Japonés (Chua Cau). Es un puente de piedra cubierto, construido en el siglo XVI para comunicar la comunidad japonesa y la china, separadas por un río. El puente era sencillamente fascinante, parecía que el paso del tiempo se había detenido para él. Para pasar por él o visitarlo hace falta comprar la entrada conjunta del casco antiguo, pero como nosotros no la teníamos todavía nos hicimos los tontos y coló. Por dentro era casi todo de madera y contenía un pequeño templo, razón por la que se le considera un puente-pagoda.
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Puente Japonés |
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Puente Japonés: entrada (arriba dcha.), interior (abajo dcha.) y templo (izq.) |
Para no volver a tentar la suerte, al lado del puente compramos las entradas (120.000 VND por persona, casi 5 €), con la que se pueden visitar 5 lugares históricos del centro (en general mansiones o templos) de la veintena que hay abiertos al público. Este sistema es algo confuso, ya que no sabes dónde están esos lugares visitables, y como solo puedes visitar 5 tienes que llevar alguna guía que te permita hacer una selección. Con la entrada comprada, empezamos a visitar el centro histórico de Hoi An, formado por una sucesión de casas de estilo chino, pintadas con tonalidades amarillentas. La verdad es que habían logrado conservar muy bien el centro, ya que todos los edificios seguían la misma estética, incluyendo los pocos modernos que había. Además, a primera hora de la mañana el centro es peatonal, por lo que es una delicia para pasear.
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Hoi An |
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Típicas casas chinas |
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Centro de Hoi An |
El primer lugar que visitamos fue la Casa Quan Thang, una de las más antiguas de la ciudad, propiedad de un rico comerciante chino. Sus interiores revestidos de madera eran magníficos, y tenía también un pequeño patio interior. Pero nos pareció una casa muy pequeña, así que nos decepcionó un poco. Para resarcirnos decidimos ir sobre seguro y fuimos a uno de los lugares más populares de Hoi An, la Sala de la Congregación China de Fujian. Estos lugares eran muy importantes como lugar de encuentro de la antigua comunidad china de la ciudad, y los originarios de las provincias chinas más importantes hicieron los suyos propios. En este caso, más tarde se transformó en un templo, pero decorado con todo tipo de motivos de la mitología de esta provincia china. Su interior nos pareció esplendoroso, lleno de maderas lacadas con relieves dorados. Eso sí, todo estaba en un estado impecable, parecía mentira que el lugar tuviera un par de siglos a sus espaldas, pero ese tipo de templos suelen estar muy bien mantenidos y es normal que tengan un aspecto de recién nuevos.
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Casa Quan Thang |
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Entrada de la Sala de la Congregación |
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Detalles del interior de la Sala |
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Santuario de la Sala |
También hay que explicar que después de pasear un rato por Hoi An te das cuenta que no todo es tan bonito como parece. Lógicamente el turismo ha afectado mucho sobre el tejido social de la zona; los efectos positivos son fáciles de ver (los edificios se han conservado y la economía local ha salido ganando) pero no tanto los negativos. El centro de Hoi An ha expulsado a sus habitantes originales y se ha convertido en una sucesión de tiendas para turistas que venden prácticamente lo mismo. Así que a menudo te da más la sensación que estas en una zona comercial que en un lugar histórico. Aquello fue lo único que nos defraudó de Hoi An.
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El centro de Hoi An ha sucumbido al turismo |
Continuado con nuestra visita fuimos a dar un vistazo a la Sala de la Congregación China de Chaozhou (Trieu Chau). La verdad es que en un principio no teníamos intención de visitarlo para no gastar uno de nuestros tickets de entrada, pero al pasar por delante vimos que no había nadie guardando la entrada y decidimos colarnos. Y la verdad es que nos sorprendió un montón, sobre todo por sus maravillosos relieves en madera que adornan todo el templo. Después nos dirigimos a una de las visitas imprescindibles de Hoi An, la Casa Tan Ky. Tras una entrada mas o menos austera, se esconde una magnífica mansión de comerciantes del siglo XVIII fantásticamente bien conservada. Su interior está completamente recubierto de madera y lleno de bellos muebles, cerámica y pinturas de estética tradicional china. Sin duda, es la mansión que más nos gustó de todo el centro. Al salir aprovechamos para tomar algo y descansar del calor en un bar (98.000 VND); aunque el centro de Hoi An es muy turístico, escasean mucho los locales de restauración, así que aprovechamos la ocasión cuando vimos uno.
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Entrada de la Sala de la Congregación |
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Algunos detalles de la Sala |
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Interior de Tan Ky |
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Algunos detalles de la casa |
Conforme nos íbamos alejando del centro notamos que cada vez había menos tiendas para turistas y mas negocios locales. Pero los edificios también estaban en peores condiciones. Casi al límite del centro fuimos a visitar la capilla de la familia Tran, una especie de santuario construido para honrar a los antepasados de esta familia. Lo mejor de todo es que estaba amueblada como si se tratara de una casa, y su interior era completamente de madera. Una simpática chica nos hizo una visita guiada por ella, explicándonos en detalle toda su arquitectura, para acabar en su tienda aledaña para que le compráramos algo. Gastamos nuestro último ticket de entrada en el Teatro de Artes Tradicionales. Nos pareció buena idea hacer algo diferente y también de descansar de la pateada del día en una butaca. El espectáculo que ofrecen cada hora tiene una calidad muy desigual. Empezaron con un breve concierto con instrumentos musicales tradicionales que estuvo bastante bien, seguido de un espectáculo teatral bastante pasable. Lo peor vino después, donde una pareja hicieron danza clásica y un vals, que dejó a todo el mundo de piedra por lo fuera de lugar que estaba y lo mal que lo hacían. Al menos la velada acabó con una danza tradicional que no estuvo mal.
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Siguiendo con nuestro paseo |
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Casas de Hoi An |
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Los farolillos le daban un toque festivo... aunque se ven mejor de noche |
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Capilla de la familia Tran, a la izq. se puede ver el santuario |
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Capilla de la familia Tran |
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Actuaciones del Teatro |
Al final dedicamos 5 horas y media a pasear y visitar las casas del centro de Hoi An. En general la visita nos gustó mucho, pero nos decepcionó un poco lo turístico que es como hemos comentado. Cuando preparamos el viaje lo teníamos como uno de los imprescindibles y teníamos unas expectativas muy altas y suponemos que por eso nos dejó con aquella sensación agridulce. Pero eso no cambia que Hoi An sea uno de los lugares históricos más importantes y bellos de Vietnam.
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Tranquila calle del centro |
Volvimos a la guesthouse a darnos una buena ducha y a descansar un rato. Cuando anocheció fuimos a dar otro paseo por el centro, ya que cambia mucho cuando el sol se va. A esas horas, se llena de alegres farolillos de colores que le dan un toque mágico. La ausencia de tráfico a la noche hace que sea una gozada pasear por allí, es como caminar por una ciudad diferente de la que has visitado durante el día. Como hemos dicho antes, no hay demasiada oferta de restaurantes en el centro, y los pocos que había estaban hasta los topes. Así que nos quedamos en el primero donde encontramos sitio, el
Hong Phuc 2. Pedimos un menú de diferentes platos vietnamitas y un arroz frito con pollo. El menú estaba bastante bien, muy variado, y el arroz era muy gustoso, así que aquella noche acertamos con nuestras elecciones. Junto con una cerveza y un zumo de limón, la cena nos salió por 346.000 VND (unos 14 €), algo caro debido al alto precio del menú.
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Hoi An de noche |
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Nuestra cena (los dos platos de la dcha. son del menú) |
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Paseando por el centro de noche |
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