27 y 28 de diciembre de 2019
En este post os resumiremos los dos días que pasamos de trekking en Sapa. En el primero habíamos llegado de madrugada a la estación de Lao Cai en un tren nocturno desde Hanoi, y tras una hora de viaje en minivan llegamos a Sapa. Una vez allí llegamos tan cansados que dormimos un par de horas en nuestro hotel. El resto del día hicimos la corta excursión que lleva a la aldea de Cat Cat. El día siguiente dedicamos toda la jornada a hacer la excursión entre campos de arroz que lleva hasta Lao Chai y Ta Van, acompañados por una guía hmong. Aquella noche no habíamos podido descansar mucho en el tren nocturno desde Hanoi. No era la primera vez que dormíamos en un tren, en China habíamos dormido un par de noches en uno similar y habíamos dormido bastante bien.
27 y 28 de diciembre de 2019
En este post os resumiremos los dos días que pasamos de trekking en Sapa. En el primero habíamos llegado de madrugada a la estación de Lao Cai en un tren nocturno desde Hanoi, y tras una hora de viaje en minivan llegamos a Sapa. Una vez allí llegamos tan cansados que dormimos un par de horas en nuestro hotel. El resto del día hicimos la corta excursión que lleva a la aldea de Cat Cat. El día siguiente dedicamos toda la jornada a hacer la excursión entre campos de arroz que lleva hasta Lao Chai y Ta Van, acompañados por una guía hmong.
Aquella noche no habíamos podido descansar mucho en el
tren nocturno desde
Hanoi. No era la primera vez que dormíamos en un tren, en China habíamos dormido un par de noches en uno similar y habíamos dormido bastante bien. Pero en los trenes vietnamitas los colchones de las camas son durísimos, y cuesta encontrar una posición cómoda. Cuando habíamos salido de la estación de Hanoi una empleada del tren nos había ofrecidos tickets (50.000 VND por persona, 2 €) para el bus de
Lao Cai (donde llegaba el tren) a
Sapa (nuestro destino). Al bajar del tren la empleada nos dijo que siguiéramos a un hombre, que recogió a varios pasajeros y nos metió en una minivan. Tras casi una hora de viaje, nos dejó casi delante de nuestro alojamiento en Sapa, el
Heart of Sapa. Es un hotel familiar llevado por Ha, una chica muy simpática y dicharachera, que nos ayudó a planificar nuestras actividades de los siguientes días. Como era muy pronto (sobre las 8 de la mañana) nos dijo que todavía no nos podía dar la habitación, y como estábamos tan cansados decidimos esperar en la recepción. Para hacer un poco de tiempo desayunamos allí (3 USD por persona): se podía escoger de una carta con una gran variedad de comidas calientes, y la verdad es que las tortillas que pedimos estaban muy buenas. Finalmente nos dieron la habitación, que era muy amplia y se veía bastante nueva. La habitación nos salió por 26 € la noche, incluido el desayuno, un gran precio para un alojamiento al que volveríamos sin dudarlo.
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Nuestra habitación en Sapa |
Como estábamos tan cansados y el tiempo era bastante malo (con lluvia y niebla) decidimos dormir un par de horas. Cuando nos despertamos el tiempo seguía igual de malo, con muy mala visibilidad pero al menos parecía que no llovía. La diferencia de temperatura con otros lugares de Vietnam era brutal, y tuvimos que vestirnos de riguroso invierno. Para este primer día mas light habíamos planificado en hacer la corta excursión que lleva a la aldea de Cat Cat, habitada por hmongs, una de las minorías étnicas que viven en el noroeste de Vietnam. El camino no tenía pérdida, ya que sólo debíamos caminar por el arcén de la carretera montaña abajo. Al llegar a Cat Cat la niebla no era tan densa y la visibilidad era algo mejor. Para visitar Cat Cat, al igual que otras aldeas de la región, hay que pagar entrada (70.000 VND, casi 3 €). Básicamente, Cat Cat es una sucesión de tiendas orientadas al turista, así que seguramente debe ser una de las aldeas menos auténticas de la región. Algunas casas habían sido restauradas en su estilo hmong original y se podían visitar, quizás era de lo más interesante de allí. Había muy pocos puestos de comida, así que aprovechamos para pedir en uno de ellos arroz glutinoso con carne seca (estaba tan dura que la cortaban a hachazos…). Pero lo realmente bello de Cat Cat son sus paisajes, llenos de terrazas de arrozales, y la niebla nos dio un suspiro para ver una pequeña parte.
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La niebla envolvía Sapa |
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Algunas casas de Cat Cat |
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Interior de una casa tradicional hmong |
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Vistas de arrozales de Cat Cat |
El sendero de la visita fue bajando hasta la ribera de un río, donde habían montado lo que parecía la recreación de una aldea hmong tradicional. Había molinos, graneros, casas típicas… pero que a nosotros nos parecieron muy artificiales. Al final de este “escenario” hay una cascada, Tien Sa, que es realmente bonita, y una especie de teatro donde cada hora había un espectáculo de folclore popular. Seguramente debía ser turístico pero a nosotros nos gustó bastante, y nos quedamos un rato allí disfrutando de los bailes populares. Cuando tuvimos suficiente abandonamos Cat Cat por un sendero que indicaba “exit” y que te dejaba un par de kilómetros al oeste de donde estaba la entrada de la aldea. Al salir había varias motos esperando clientes y logramos que una nos llevara a los dos por 60.000 VND (algo más de 2 €). Sapa no estaba muy lejos, pero el camino era todo de subida, y por tan poco dinero no nos lo pensamos.
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Recreación de la aldea hmong y catarata Tien Sa (abajo izq.) |
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Espectáculo de bailes tradicionales |
Una vez en el hotel descansamos un rato y salimos a cenar. Al ser una ciudad tan turística la oferta de restaurantes en Sapa es casi ilimitada. Pero aquel primer día no nos queríamos complicar la vida (ni pasar frío) así que fuimos a cenar justo delante del hotel, al
Little Sapa Restaurant. Pedimos un plato de pato a la brasa y otro de pollo al estilo hmong, que fueron algo decepcionantes (el pato muy especiado, sin sabor a pato, y el pollo muy soso, sin sabor a nada). Junto con un par de cervezas, la cena nos salió por 343.000 VND (unos 13 €), lo cual nos pareció un atraco por lo que habíamos comido.
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Nuestra primera cena en Sapa |
El segundo día lo íbamos a dedicar por entero a hacer uno de los trekkings más clásicos de Sapa, el que lleva a las aldeas de Lao Chai y Ta Van. Sapa se encuentra encaramada en un collado que domina el valle de Muong Hoa, lleno de arrozales y de aldeas de diferentes minorías étnicas. El valle está recorrido por una red de caminos en los que es fácil perderse, así que se recomienda llevar un guía, preferiblemente de una minoría étnica para contribuir a la economía local. En nuestro caso contratamos el guía a través de nuestro alojamiento, y nos costó 29 USD por persona, lo cual incluía la comida y el transporte en taxi de vuelta desde Ta Van. Sobre las 9 de la mañana nos vino a buscar nuestra guía, Nini, una chica hmong de 26 años con un inglés excelente. Mientras iniciamos el trekking nos explicó un poco de su vida y de las tradiciones de los hmong. El día había amanecido nuevamente con niebla, pero según bajábamos valle abajo se fue aclarando un poco. Al principio se unió a nosotros una amiga de Nini, que parecía que hacía el mismo camino. Antes de llegar a Cat Cat, nos salimos de la carretera y empezamos a caminar por un estrecho sendero. Éste era muy empinado y embarrado, y nos costó lo nuestro ir bajando manteniendo la verticalidad. Nini y su amiga no parecían tener nuestras dificultades, y eso que calzaban unas sencillas botas de agua. Menos mal que nos improvisaron unos bastones con unos bambús, sino nos hubiéramos caído mas de una vez. Conforme bajábamos más, las vistas eran mejores y pudimos disfrutar de los preciosos paisajes llenos de arrozales. Como estábamos en diciembre, el arroz lo habían plantado hacía poco y no estaba todo lo verde y bonito que podría. Pero lo que nos dejaba ver la niebla nos gustó.
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Primeros pasos bajo la niebla |
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Y primeras vistas entre la niebla |
Al llegar al fondo del valle de Muong Hoa abandonamos los senderos fangosos y empezamos a caminar por uno más ancho y en mejores condiciones. Atravesamos el río por un puente y entramos al primer pueblo,
Y Linh Ho, aunque eran más un grupo de casas desperdigadas. Esta zona era la que estaba más despejada de niebla, y pudimos disfrutar un montón de las muchas vistas que se tenían desde el sendero. Aquí nos cruzamos con el primer grupo de turistas que veíamos, durante el descenso por el valle no nos cruzamos con ningún otro ser humano. Tras 4 horas de caminata que se nos pasaron volando, Nini nos llevó a comer a un restaurante, el
A Sinh, un sencillo establecimiento emplazado en una zona donde debía ser el único. Nini nos trajo una selección de platos para compartir (arroz, pollo, lomo de cerdo, rollitos de primavera…) que eran sencillos pero buenos. Allí la amiga de Nini nos indicó que se tenía que ir, pero antes nos intentó vender alguna de las artesanías que llevaba (aquel era el principal motivo de que nos acompañara desde el principio), eso sí, a precio de oro (al final le compramos un mini monedero por 50.000 VND).
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Caminando entre bosques de bambú y arrozales |
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Disfrutando de las vistas |
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Valle de Muong Hoa |
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Vistas del río que esculpe el valle |
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Arrozales junto con casas de Y Linh Ho |
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Un buen almuerzo para recargar las pilas |
Mientras comíamos nos dimos cuenta del frío que hacía, ya que hasta ese momento el ejercicio nos había mantenido calientes. Así que reemprendimos pronto la marcha con Nini. Poco rato después vimos que un desprendimiento de tierra había bloqueado el camino. Nosotros podíamos sortearlo, pero no la gente que iba con moto. En vez de esperar a que las autoridades lo despejaran, los lugareños se habían puesto manos a la obra y con palas y picos lo estaban haciendo con sus propias manos. Un tramo después el valle se hizo menos escarpado y se abrió en una gran llanura enteramente tapizada con arrozales. Aquí es donde se encuentran Lao Chai y Ta Van, los pueblos más grandes del valle. Lao Chai era un conjunto de casas desperdigadas que daban al camino que estábamos recorriendo, no tenía ningún centro urbano. Casi sin darnos cuenta entramos en Ta Van, que era mucho mas grande, con hileras de casas pegadas unas a otras, con muchos comercios e incluso una escuela. Curiosamente cada pueblo está habitado por una minoría distinta, hmong en Lao Chai y dzao en Ta Van, las cuales tienen idiomas tan diferentes que se tienen que comunicar en vietnamita. En ninguno de los pueblos vimos mucha gente con trajes típicos de sus respectivas minorías étnicas, así que nos decepcionaron un poco, no tenían nada de especial.
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Llanura del valle |
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Diferentes paisajes del valle |
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Bellos arrozales |
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Arrozales cerca de Lao Chai |
En Ta Van acabó aquel trekking, que finalizamos en unas 6 horas. La excursión fue un poco pesada al principio, porque había mucho barro y niebla. Pero después fue mucho más agradable y variada, atravesando bonitos arrozales, diminutos pueblos y bosques de bambú. Y todo ello mientras aprendíamos un montón de cosas que nos contaba Nini sobre el modo de vida hmong. La verdad es que su sincera sonrisa hizo que disfrutáramos mas si cabe del trekking. Visto en perspectiva, perderse entre los arrozales de Sapa fue una de las mejores experiencias de aquel viaje.
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Posando con Nini, nuestra guía hmong |
En Ta Van cruzamos un puente donde empieza la carretera asfaltada. Allí había una parada de taxis y fue donde nos recogió el nuestro. Nos despedimos de Nini y volvimos a Sapa. Al llegar al hotel nos dimos cuenta que estábamos hasta arriba de barro, tanto las botas como los pantalones, así que tuvimos que estar un tiempo solucionando el desaguisado. A la hora de cenar fuimos a pasear un poco por Sapa, que estaba muy animado al ser sábado. Para cenar escogimos el
Little Vietnam, un restaurante para turistas a precio de turista. Pedimos cerdo negro (una raza criada en la región) a la brasa y bacon frito al estilo vietnamita, ambos platos bastante buenos. Junto a una cerveza y un vino de manzana (más que un vino era un licor), la cena nos salió por 368.000 VND (unos 14 €).
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Nuestra segunda cena en Sapa |
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