NÁPOLES 4: Costa Amalfitana

10 de enero de 2018 Nos levantamos pronto y fuimos al aeropuerto a buscar nuestro coche de alquiler para recorrer la Costa Amalfitana. Nuestra primera parada fue Salerno, una ciudad con un agradable casco histórico situada en el extremo este de la Costa Amalfitana. Una vez en ella, recorrimos su serpenteante carretera parando en los pueblos de Cetara, Ravello, Atrani, Amalfi y Positano. Por la tarde volvimos al aeropuerto a devolver el coche y a la noche tomamos nuestro vuelo de vuelta a casa. Aquel iba a ser el último día de nuestro viaje por Nápoles y la Campania e iba a ser completamente diferente al resto. Habíamos alquilado un coche para pasar todo el día recorriendo la Costa Amalfitana, una región costera con espectaculares paisajes y pueblos fascinantes, incluida en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco
10 de enero de 2018
Nos levantamos pronto y fuimos al aeropuerto a buscar nuestro coche de alquiler para recorrer la Costa Amalfitana. Nuestra primera parada fue Salerno, una ciudad con un agradable casco histórico situada en el extremo este de la Costa Amalfitana. Una vez en ella, recorrimos su serpenteante carretera parando en los pueblos de Cetara, Ravello, Atrani, Amalfi y Positano. Por la tarde volvimos al aeropuerto a devolver el coche y a la noche tomamos nuestro vuelo de vuelta a casa.
Aquel iba a ser el último día de nuestro viaje por Nápoles y la Campania e iba a ser completamente diferente al resto. Habíamos alquilado un coche para pasar todo el día recorriendo la Costa Amalfitana, una región costera con espectaculares paisajes y pueblos fascinantes, incluida en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Para aprovechar bien el día a las 8 h fuimos al aeropuerto a recoger el coche de alquiler, que habíamos reservado como siempre con Rentalcars. Era un Fiat Panda y nos costó 32 € para todo el día (incluyendo el seguro todo riesgo).
Nuestro coche de alquiler
Enseguida salimos del aeropuerto y nos dirigimos hacia la Costa Amalfitana. Decidimos recorrerla de este a oeste, así que nuestra primera parada fue Salerno, en el extremo oriental de la estrecha península donde está situada la Costa Amalfitana. Salerno es la segunda ciudad mas poblada de la Campania tras Nápoles, y tiene una larga historia; hacia la Edad Media llegó a ser capital del ducado de Apulia y Calabria, que se extendía por todo el tercio meridional de la península Itálica. Aparcar cerca de su centro nos costó lo suyo, estaba todo lleno de coches y no localizamos ningún parking, así que lo dejamos un poco mal aparcado e hicimos una visita rápida. Lo primero que fuimos a ver fue su interesante Duomo, construido por los normandos en el siglo XI. A primera vista engaña mucho, ya que está rodeado de un perímetro amurallado muy austero. Al flanquear la puerta nos encontramos en un patio interior, que internamente está formado por un bonito pórtico románico con algunas policromías, nada que ver con la fachada exterior. El interior no hacía honor a los orígenes de la catedral, pero como suele pasar lo mejor está en las capillas laterales, con interesantes obras de arte, incluyendo un espectacular mosaico en el ábside. A continuación fuimos a dar un paseo por el centro histórico de Salerno, un entramado de calles peatonales estrechas que eran toda una delicia para pasear. No había grandes edificios históricos, pero su ambiente nos pareció muy bonito. Estuvimos menos de una hora recorriendo el centro de Salerno y nos gustó bastante, ya que además es diferente a otras ciudades de la Costa Amalfitana, más turísticas.
La Catedral de Salerno
Casco histórico de Salerno
A continuación cogimos la carretera SS163 que recorre toda la vertiente sur de la Costa Amalfitana. Habíamos leído que esta era una de las zonas mas turísticas del sur de Italia, y en cuanto hace un poco de buen tiempo se masifica tanto que son legendarios sus atascos y la imposibilidad de aparcar (por eso mucha gente la recorre en bus). Pero al ser enero no encontramos apenas tráfico ni gente. Primero paramos en Cetara, un tranquilo pueblo de pescadores. Dejamos el coche en un gran parking que había en el puerto (2,50 € cada hora, en temporada alta el precio se duplica). El ambiente era tranquilísimo, con muy poca gente en la calle. Nos pareció un pueblo muy bonito y auténtico. Su calle principal es Corso Garibaldi, donde se veían algunos parroquianos que se dedicaban a hacer sus compras diarias. También es cierto que los negocios turísticos estaban cerrados, seguramente cuando se inicia la temporada turística el pueblo pierde mucho de su encanto. De los pueblos que vimos aquel día, seguramente fue uno de los más auténticos.
Subiendo por Corso Garibaldi, Cetara
Cetara
Pequeña plaza en Cetara
Luego condujimos hasta nuestra segunda parada Ravello, un pueblo mucho más turístico. A diferencia de la mayoría de pueblos de la Costa, éste está situado fuera del mar, en una especie de altiplano. Y precisamente ese es su principal interés: las bonitas vistas que hay desde su posición elevada. Dejamos el coche en un parking que hay bajo el Duomo, en el que se paga por estancia (aproximadamente 3,50 € por hora). Precisamente empezamos la visita dando un vistazo a su Duomo, con unas interesantes puertas de bronce del siglo XII. Una de las visitas clásicas de Ravello es Villa Rufolo, una mansión con grandes jardines con vistas al mar. Como pensamos que por la época del año sus jardines no tendrían su mejor aspecto, fuimos a un mirador que hay cerca de la villa, atravesando un túnel. Aunque solo se veía un tramo corto de la costa, las vistas nos parecieron bonitas. Después fuimos a dar un paseo por el pueblo, donde la gran mayoría de comercios estaban cerrados. Fuera del centro, las casas estaban mas desperdigadas, con lo que las calles tenían menos encanto. Aun así, su original emplazamiento convierte a Ravello en un pueblo singular dentro de la Costa Amalfitana.
Ravello y su Duomo
Callejuelas de Ravello
Vistas de la Costa Amalfitana desde Ravello
Justo al lado de Ravello, tocando al mar, está el tranquilo pueblo de pescadores de Atrani. Dejamos el coche en el parking que hay justo al lado de su estrecha playa (como era mediodía no se pagaba). Atrani tiene una de las plazas mas bonitas de la zona, la Piazza Umberto I, con un ambiente de pueblo muy auténtico. Dimos un corto paseo por el pueblo, pero no había nada que se le pudiera comparar a aquella plaza. Aquel pueblo estaba totalmente solitario, y apenas nos cruzamos con alguien durante nuestro paseo. No nos estuvimos mucho tiempo allí, pero el pueblo merece una parada si se tiene tiempo.
Piazza Umberto I, Atrani
Callejuela de Atrani
Muy cerca de Atrani se encuentra uno de los pueblos mas fascinantes de la zona, Amalfi. Lo que hoy en día es un tranquilo y pequeño pueblo que vive del turismo, durante la Edad Media fue una de las repúblicas marítimas mas poderosas de Italia, compitiendo con las ciudades-estado de Génova o Venecia. Amalfi fue una de las primeras en desarrollarse y gracias al comercio con Bizancio acumuló grandes riquezas. Su máximo apogeo duró hasta el siglo XI, cuando comenzó su decadencia, empezando por la pérdida de su independencia al ser conquistada por los normandos y acabando en el siglo XIV, cuando un terremoto y un tsunami destruyó su puerto y parte de la ciudad. Hoy en día, los amalfitanos están muy orgullosos de su pasado, y es fácil ver su antigua bandera (con la cruz de Malta sobre fondo azul) colgada por las calles.
La Catedral de Amalfi, testimonio de la gran historia del pueblo
Dejamos el coche en el parking del puerto (1 €/h, en temporada alta 3 €/h) y nos lanzamos a descubrir Amalfi. Su ubicación en si ya es impresionante, al fondo de una profunda garganta entre escarpados acantilados. El aspecto de su centro no difiere demasiado del de otros pueblos de la Costa Amalfitana, un bonito entramado de callejas con pequeñas casas encaladas de pescadores. Pero aquí y allá se pueden ver restos de su esplendoroso pasado, y el mas importante de ellos es la Catedral de San Andrés. Su fachada es impresionante, construida en un estilo árabe-normando y coronada por un campanario circular policromado. Aquel día parecía cerrada así que solo pudimos dar un vistazo en su interior barroco a través de unos barrotes. Luego fuimos a dar una vuelta por el pueblo; como hemos dicho, no es muy diferente que el resto de pueblos de pescadores de la zona, solo que era mas grande, y eso daba mas posibilidades de deambular por sus callejuelas. En una panadería decidimos comprar unos arancini (4,50 €) para llenar algo el estómago. Finalmente estuvimos una hora paseando por Amalfi, y nos pareció uno de los pueblos mas fascinantes de la zona, aunque viendo los grandes parkings para autocares que había, también debe ser uno de los mas masificados en temporada alta.
Playa de Amalfi
Zona del puerto de Amalfi
Catedral de San Andrés
Centro de Amalfi
Callejuelas de Amalfi
Pusimos rumbo a otro de los pueblos mas populares de la región, Positano. Sus coloridas casas están encaramadas en los acantilados, así que prácticamente no hay ningún lugar plano en el pueblo. Esto hace que el tema del aparcamiento sea especialmente crítico, y este fue el único pueblo de la costa donde tuvimos dificultades para aparcar. Finalmente lo dejamos en un parking privado, donde nos clavarían 5 € por 1 h. Para descubrir bien Positano hay que dedicarle un cierto tiempo, ya que todo son pendientes y no hay un centro compacto que se pueda ver rápido. Sus casitas se veían mucho mas arregladas, y sus calles mas principales eran una sucesión interminable de tiendas para turistas (la gran mayoría cerradas en aquella época). Nos dio la sensación que Positano era una versión “pija” de cualquier otro pueblo de aquella maravillosa costa. La mejor vista de él es sin duda desde abajo del todo, desde la playa Grande, con una panorámica increíble de sus casas de colores que tapizan los acantilados colindantes. Aunque nos pareció un pueblo algo artificioso por lo mega-turístico que es, es innegable el gran encanto que tiene, siendo uno de los mas fotogénicos de la región.
Positano, entre escarpados acantilados
Callejuelas de Positano
Positano desde la playa Grande
No nos quedamos demasiado tiempo en Positano ya que enseguida se fue el sol. Valoramos de continuar la ruta hasta Sorrento, pero pensamos que ya sería de noche al llegar y sería muy justo para ir después al aeropuerto, así que desechamos la idea. De todas formas, habíamos pasado un día genial visitando la Costa Amalfitana, en una época en que sus pueblos rebosan tranquilidad y apenas hay turistas. Nunca habíamos alquilado un coche para un solo día, pero el plan nos había salido muy bien.
Para hacer un poco de tiempo intentamos cenar en algún pueblo de la costa norte como Vico Equense. Pero nos resultó imposible aparcar y además no había muchos restaurantes para hacer una cena temprana, la mayoría abrían tarde o estaban cerrados durante aquella época. Así que tiramos directamente hacia el aeropuerto de Nápoles con la idea de cenar allí. Devolvimos el coche sin problemas y pasamos los controles del aeropuerto. No había mucho donde escoger, solo un par de restaurante abiertos, uno de fast food y uno de categoría. Como teníamos tiempo decidimos hacer una buena cena en el segundo, el Feudi di S. Gregorio, entre cuya clientela de ejecutivos nos sentimos algo incómodos. Pedimos un pulpo con escarola, un panini de saltimbocca y un tiramisú que estaban deliciosos (23 € en total). A las 22 h puntualmente salió nuestro vuelo de Vueling hacia Barcelona, poniendo fin a aquella fantástica escapada.
Nuestra cena

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2 comentarios:

  1. Hola, me encanta vuestro blog, os dejo por aquí el mio por si queréis seguirme, ya tenéis nueva seguidora por aquí

    https://escapandoporelmundo7.blogspot.com/

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    1. Hola!

      Muchas gracias! No conocíamos tu blog, así que tu también tienes un par de seguidores mas ;)

      Saludos

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