7 de octubre de 2018
El primer día en el Parque Nacional de Yosemite lo dedicamos a disfrutar del valle de Yosemite, uno de los lugares mas populares del parque. Empezamos admirando las vistas en Tunnel View y haciendo los cortos trekkings a las cataratas de Bridalveil Fall y Lower Yosemite Fall. El resto del día lo empleamos en hacer una de sus mejores excursiones, la del Mist Trail, que lleva a las Vernal y Nevada Falls volviendo por el John Muir Trail, que completamos en unas 5 h y media. El Parque Nacional de Yosemite cubre una gran extensión de la Sierra Nevada californiana, una cadena montañosa que separa la costa del árido interior. Su gran elevación y pluviosidad hacen que prospere una exuberante vegetación boscosa, lo que convierte los paisajes de esta zona en únicos dentro de California. Como el resto de parques nacionales de EEUU, la entrada a Yosemite es de pago y no precisamente barata: 35 $ por vehículo
7 de octubre de 2018
El primer día en el Parque Nacional de Yosemite lo dedicamos a disfrutar del valle de Yosemite, uno de los lugares mas populares del parque. Empezamos admirando las vistas en Tunnel View y haciendo los cortos trekkings a las cataratas de Bridalveil Fall y Lower Yosemite Fall. El resto del día lo empleamos en hacer una de sus mejores excursiones, la del Mist Trail, que lleva a las Vernal y Nevada Falls volviendo por el John Muir Trail, que completamos en unas 5 h y media.
El
Parque Nacional de Yosemite cubre una gran extensión de la
Sierra Nevada californiana, una cadena montañosa que separa la costa del árido interior. Su gran elevación y pluviosidad hacen que prospere una exuberante vegetación boscosa, lo que convierte los paisajes de esta zona en únicos dentro de California. Como el resto de parques nacionales de EEUU, la
entrada a Yosemite es de pago y no precisamente barata: 35 $ por vehículo. Afortunadamente, se puede entrar con el
Annual Pass, un práctico abono mediante el cual se pueden visitar todos parques nacionales de EEUU durante un año por solo 80 $ (los cuales se amortizan visitando tres parques). Dentro del parque se pueden encontrar bastantes
alojamientos, desde lugares de acampada a hoteles con encanto, la gran mayoría gestionados por el parque y que se pueden reservar desde su página oficial
Travel Yosemite. Nosotros nos alojamos un par de noches dentro del parque, y lo encontramos muy práctico a la hora de no perder tiempo con desplazamientos, lo único malo es que los precios son bastante altos. En el parque hay una red de buenas carreteras que llegan hasta la mayoría de punto de interés. Para quien esté cansado de conducir también existen varias rutas de
buses gratuitos (mas información
aquí). Aunque mucha gente va solo a Yosemite a contemplar sus espectaculares miradores, vale mucho la pena descubrir su desbordante naturaleza a través de la infinidad de
excursiones que se pueden hacer por su extensa red de senderos. Los hay por todo el parque y están adaptados a todo el mundo, desde cortos paseos de una hora a largas caminatas con grandes desniveles. Para los amantes del trekking es imprescindible la web de
Yosemite Hikes, con una lista de excursiones clasificadas según el grado de dificultad y la espectacularidad de sus paisajes. Para acabar de planificar una visita al parque, la propia web del
Parque Nacional de Yosemite es muy recomendable ya que contiene mucha información útil y está actualizada al minuto con afectaciones y avisos (algunos pueden comportar el cierre de determinadas carreteras o senderos).
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El Capitán, uno de los iconos de Yosemite |
La noche anterior habíamos dormido en el pueblo de Mariposa, a una hora y media en coche de la entrada oeste del parque, donde compramos el Annual Pass (80 $). Aquel día era domingo y se notaba en la gran cantidad de coches que entraban en Yosemite. Como habíamos planificado estarnos tres días enteros en el parque, aquel nos centraríamos únicamente en el valle de Yosemite, lo cual fue todo un acierto, ya que hay infinidad de sitios donde ir. El primer lugar al que fuimos fue el Tunnel View, uno de los miradores mas famosos del valle. Y su vista nos dejó fulminados por su belleza. Ante nosotros se desplegaba el gran valle de origen glaciar de Yosemite, flanqueado en un lado por la gran mole rocosa del Capitán (con una pared vertical de 900 m) y por el otro por la bonita Bridalveil Fall (una catarata que veríamos mas cerca luego). Y al fondo, el Half Dome, una montaña granítica famosa por tener una forma muy diferente dependiendo desde donde la mires. Fue una genial primera toma de contacto con aquel valle que nos iría regalando paisajes preciosos, uno detrás de otro.
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Disfrutando de las vistas |
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Tunnel View: El Capitán (izq.) y la Bridalveil Fall (dcha.) |
A continuación cogimos el coche y fuimos a la
Bridalveil Fall, a la que se llega mediante una mini-excursión de media hora. Como en otros parkings del parque, estaba a tope de coches, pero había mucho movimiento de gente, por lo que no tuvimos que dar muchas vueltas para encontrar sitio. El sendero es fácil y con poco desnivel, y al poco tiempo llegamos a la base de la cascada. En alguna parte habíamos leído que aquella era una temporada seca en la zona, así que la cascada llevaba relativamente poca agua y era menos espectacular. Había gente que llegaba hasta casi la base de la cascada, pero había que caminar entre unas rocas muy resbaladizas, así que no nos acercamos demasiado.
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Bridalveil Fall |
Nuevamente en el coche fuimos hacia otra de las cataratas famosas del parque, la
Lower Yosemite Fall. Para llegar tuvimos que hacer un poco de vuelta, ya que las carreteras en el Yosemite Valley suelen ser de un único sentido (hacia dentro del valle por el sur y hacia fuera por el norte). Para llegar a la catarata también hay que hacer una excursión corta de una media hora, con muy poco desnivel y por un sendero para todo tipo de públicos. La catarata nos pareció mucho mas espectacular que la anterior, flanqueada por un par de bonitos acantilados rocosos. Para los que dispongan de tiempo, existe la posibilidad de llegar hasta la
Upper Yosemite Fall mediante un exigente trekking de día entero, que obsequia con espectaculares vistas.
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Lower Yosemite Fall |
Nos faltaba por ver otro de los miradores famosos del valle, el Valley View, pero decidimos dejarlo para el día siguiente, que nos pillaría mas de camino. El resto del día lo íbamos a dedicar a hacer una de las excursiones mas populares y recomendables del valle de Yosemite, el Mist Trail. Es un sendero que remonta la cabecera del río Merced hasta las cataratas de Vernal y Nevada. El trekking es exigente, ya que se supera mas de 600 m de desnivel positivo (y mas de 1300 m de desnivel acumulado) en los 11 km en total de la ruta, y son necesarias 5-6 h para completarla. Pero el esfuerzo lo compensa con creces los espectaculares paisajes con que regala esta ruta. Además, hay la opción de coger el John Muir Trail desde la Nevada Fall, lo que hace que una parte del trekking sea circular y mas interesante. Hay un parking justo al inicio del Mist Trail, pero es pequeño por lo que es posible que incluso esté cerrado. Existe la alternativa de aparcar en el gran parking de la Half Dome Village, y acercarse al inicio del sendero en el shuttle bus o andando (20 min).
En nuestro caso, nos tocó aparcar en el parking del Half Dome Village, precisamente el lugar donde íbamos a dormir aquella noche. Para ir calentando motores fuimos caminando al inicio del Mist Trail (empezamos a andar sobre las 13 h). La primera parte del sendero nos pareció muy agradable, casi sin desnivel, muy cerca del río que había moldeado aquel valle. Pero pronto la cosa se empezó a complicar, el sendero empezó a subir y nosotros a sudar de lo lindo. El sendero discurría por la vertiente norte del valle hasta llegar a un puente de madera, donde pasamos al lado sur, donde había unas prácticas fuentes de agua potable y unos lavabos públicos. Nos estábamos acercando a la primera catarata, la Vernal Fall, a la que llegamos tras algo mas de una hora de caminata. Ésta se precipita al vacío desde una espectacular cornisa vertical. De las cataratas que vimos aquel día, nos pareció la mas bonita sin duda.
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Comienzo del Mist Trail |
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El camino empieza subir... |
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Vernal Fall |
Para superar la cornisa de la catarata nos quedaba uno de los trozos mas inclinados de todos, en el que parte del sendero está excavado en una pared vertical. Nos costó lo nuestro llegar hasta lo alto de la Vernal Fall, donde encontramos una llanura rocosa donde aprovechamos para descansar y comer algo para recuperar fuerzas. Reemprendimos la marcha al poco y el sendero se internó nuevamente por el lado norte del valle, discurriendo por un frondoso bosque de coníferas en una zona sin apenas desnivel ¡Todo un descanso para ya nuestras maltrechas piernas! Tras una hora y media desde la Vernal Fall (3 h desde el inicio) llegamos a la base de la Nevada Fall, cuyas aguas resbalaban por una pared inclinada (nos pareció menos espectacular que la Vernal Fall).
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Vistas desde lo alto de la Vernal Fall |
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Paisajes del entorno del río Merced |
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Nevada Fall |
El sendero acaba en lo alto de la Nevada Fall, y la ascensión hasta ella fue sin dudas la parte mas dura de la excursión. Para superar los 200 m de desnivel que hay hasta arriba, el sendero se interna en una abrupta brecha rocosa de la montaña, convirtiéndose a veces en una escalera de peldaños de roca. Eso acabó de hacer papilla a nuestras pobres piernas, que ya acumulaban bastante cansancio. Finalmente llegamos a lo alto de la Nevada Fall, donde pudimos disfrutar de unas vistas fantásticas del valle del río Merced.
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Vistas desde lo alto de la Nevada Fall |
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Paisaje cerca de lo alto de la cascada |
No pudimos descansar apenas, ya que eran sobre las 17 h y solo nos debía quedar una hora y media de luz solar que había que aprovechar para volver. Para hacerlo había dos opciones: la rápida era regresar por donde habíamos venido, pero no nos atraía la idea de bajar por los escalones de piedra que tanto nos había costado subir. Por suerte, había una opción algo mas larga, el John Muir Trail, que hace algo de rodeo por el lado sur del valle por otra ruta, con lo que completa un recorrido parcialmente circular. No nos lo pensamos y fuimos por este último sendero. Y fue todo un acierto, porque al poco de bajar por él, nos regaló una de las vistas mas espectaculares del día: la gran mole granítica del Half Dome y la Nevada Fall a sus pies. El John Muir Trail iba bajando de forma bastante progresiva hasta su último tramo, donde es mas inclinado, justo cuando va a juntarse con la ruta principal (aguas abajo de la Vernal Fall). Sin embargo, no nos pareció nada pesado físicamente. Casi todo el camino de vuelta lo hicimos del tirón, sin casi parar y a buen ritmo, así que tardamos relativamente poco tiempo.
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Vistas bajando del John Muir Trail, con el Half Dome (izq.) y la Nevada Fall (dcha.) |
Completamos finalmente el Mist Trail en unas 5 h y media, y llegamos al parking cuando ya estaba anocheciendo. El trekking nos encantó, nos pareció absolutamente recomendable para hacer en medio día y disfrutar un poco de la verdadera naturaleza de Yosemite, mas allá de las instantáneas superficiales que se pueden tener desde sus miradores.
Aquella noche íbamos a dormir en el
Half Dome Village (antiguamente conocida como Curry Village), en pleno centro del Yosemite Valley. Al planificar el viaje nos costó encontrar alojamiento para aquella noche, ya que los festivos el parque se llena, así que hay que reservar con antelación. En nuestro caso habíamos alquilado para aquella noche una cabaña sin baño por 185 $ (unos 162 €). Puede parecer caro, pero dormir dentro del parque tiene su precio. Localizar la nuestra fue difícil, ya que el complejo cuenta con decenas de cabañas de diferentes tipos y no había nada de iluminación, con lo que nos tuvimos que apañar con las linternas de nuestros móviles. Nuestra cabaña nos pareció bastante básica, con una pequeña estufa eléctrica (cosa que no tienen todas las cabañas). Además estaba bastante cerca de la caseta donde estaban los baños compartidos, un pelín cutres y sucios. Lo que mas valoramos de este alojamiento fue la ubicación, es toda una ventaja poder dormir en pleno Yosemite y no tener que hacer no-se-cuantos kilómetros para dormir fuera de él.
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Nuestra cabaña en la Half Dome Village |
Como era tarde (sobre las 20 h), en la Half Dome Village no había muchas opciones para cenar. Hay un restaurante pero a aquellas horas ya tenía cerrada la cocina y solo servía algunas tapas como bar. La única alternativa era el
Pizza Deck, un mini local donde se podían encargar pizzas para comerlas en una terraza anexa. Pedimos pizza de carne, ensalada de pasta y fruta cortada de postre, acompañado de una cerveza (todo por 33 $). Nos sorprendió el sistema que tenían para avisarte que tenían listo tu pedido: te daban una pequeña máquina que vibraba y hacía luces cuando era tu turno. Nos pareció mucho mas práctico que el ir vociferando los nombres de los interesados (mas adelante en el viaje vimos que era un sistema muy extendido). La pizza era bastante buena, y con los acompañamientos nos quedamos bastante llenos. Nos la comimos en la terraza, pero a aquella hora hacía bastante frío así que fuimos rápido. Acabamos el día yendo un rato a la sala común, en la que estuvimos conectados al wifi (era el único lugar con conexión), aunque no nos pudimos estar mucho tiempo ya que a las 22 h la cerraron.
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La pizza de aquella noche |
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