SRI LANKA 9: viaje en tren a Nanu Oya y Nuwara Eliya

28 de diciembre de 2016 Esta jornada íbamos a abandonar nuestra base de Ella para emprender uno de los viajes en tren mas gratificantes de Sri Lanka, el tramo entre Ella y Nanu Oya, toda una atracción turística en si misma. Al mediodía llegamos a Nuwara Eliya, una bonita ciudad con muchos ejemplos de su pasado colonial británico. Además tuvimos tiempo para visitar una de las muchas fábricas de té de la región, la de Mackwood's, donde pudimos ver el proceso de fabricación de esta famosa infusión y también la labor de las “tea-pluckers”, las mujeres tamiles que recolectan las preciadas hojas de té. Ese día tuvimos que desayunar antes de la hora, ya que a las 8:20 h salía nuestro tren. Comimos rápido, hicimos las mochilas y fuimos en tuk-tuk (100 rupias) a la estación de tren de Ella. En nuestro primer día en Ella habíamos comprado los billetes ya que había mucha demanda, y solo habíamos encontrado disponibilidad para esa hora y en segunda clase.
28 de diciembre de 2016
Esta jornada íbamos a abandonar nuestra base de Ella para emprender uno de los viajes en tren mas gratificantes de Sri Lanka, el tramo entre Ella y Nanu Oya, toda una atracción turística en si misma. Al mediodía llegamos a Nuwara Eliya, una bonita ciudad con muchos ejemplos de su pasado colonial británico. Además tuvimos tiempo para visitar una de las muchas fábricas de té de la región, la de Mackwood's, donde pudimos ver el proceso de fabricación de esta famosa infusión y también la labor de las “tea-pluckers”, las mujeres tamiles que recolectan las preciadas hojas de té.
Ese día tuvimos que desayunar antes de la hora, ya que a las 8:20 h salía nuestro tren. Comimos rápido, hicimos las mochilas y fuimos en tuk-tuk (100 rupias) a la estación de tren de Ella. En nuestro primer día en Ella habíamos comprado los billetes ya que había mucha demanda, y solo habíamos encontrado disponibilidad para esa hora y en segunda clase. Al menos sabíamos que teníamos nuestro asiento asignado, que tal y como van de masificados los transportes en Sri Lanka ya es mucho. Había mucha cola de gente esperando a que abrieran las taquillas, momento en que venden billetes de segunda y tercera clase sin reserva, o sea, sin tener garantizado un asiento. Allí nos encontramos al viajero sueco que habíamos conocido en otro viaje de tren, el de Colombo a Galle. Había llegado hacía un día a Ella, pero cuando vio el tiempo lluvioso de la región decidió volver al sur, a las playas, así que le aconsejamos la zona de Tangalle.
El tren llegó con algo de retraso a la estación de Ella, que era un hervidero de gente, muchos de ellos turistas, ya que esta es una ruta muy habitual. Localizamos sin problemas nuestro vagón y nuestros asientos, que estaban al lado de una ventana un poco pequeña pero suficiente para ir contemplando las vistas. El tren enseguida empezó a recorrer las vías de la región de las Tierras Altas. El viaje duró unas dos horas y media y no nos defraudó en absoluto. El tren fue atravesando unos paisajes espectaculares, llenos de naturaleza y colmados por un color verde intenso. ¡Nos encantaron! No es nada exagerado considerar que este trayecto en tren es una de las atracciones turísticas mas imprescindibles de cualquier viaje a Sri Lanka.
Viajando en tren por las Tierras Altas
Nuestro vagón de segunda clase
Algunos paisajes que se ven durante el viaje
A veces viajábamos por llanuras agrícolas, donde podíamos ver a los campesinos como se ocupaban de sus cosechas. Otras veces íbamos por laderas de montañas que eran un mar de plantaciones de té, con su típica forma de almohadilla que siempre recordaremos. En algún momento las vías nos conducían a zonas boscosas envueltas en la bruma, donde no quedaba rastro de civilización, y cuyo frescor nos obligaba a abrigarnos. Las paradas en las estaciones intermedias eran todo un festival antropológico, con gente de todas las clases sociales y etnias que acudían a iniciar su viaje o a despedir a un conocido. Fue difícil no despegar la vista sobre lo que nos mostraba la ventana de nuestro vagón, aquel trayecto nos ofreció una gran muestra de todo lo que alberga este país.
Fantástico campo de té desde el tren
Otros paisajes que íbamos viendo durante el viaje
A menudo teníamos unas vistas extraordinarias de la región
Sobre las 11 de la mañana bajamos en nuestra estación, Nanu Oya. Muchos viajeros se apearon aquí ya que es la estación mas cercana a Nuwara Eliya, una ciudad muy turística considerada la capital de las Tierras Altas. Al salir de la estación nos estaba esperando un tuktukero enviado desde nuestro alojamiento de Nuwara Eliya, ya que este traslado era gratuito. El trayecto fue de unos 8 km, tras lo cual llegamos al Nuwara Eliya Homestay. Era una guesthouse grande, regentada por una señora muy simpática que nos ayudó a contratar el tour a Horton’s Plains del día siguiente. La habitación era muy espaciosa y super-limpia, con un baño muy nuevo. El desayuno estaba incluido, y como el día siguiente nos marchamos pronto tuvieron la amabilidad de prepararnos algo de comida para llevar. La ubicación era buena, a poca distancia del centro, pero en una especie de urbanización lejana con calles sin asfaltar; además, la localización que marcan en Booking no era la correcta y en la casa no había ningún cartel, así que si hubiéramos llegado andando hubiera sido imposible localizarla. El precio era algo caro para ser Sri Lanka, 36 USD, pero la calidad de la habitación y la limpieza también eran superiores a la media del país.
Nuestra habitación
Desde que habíamos llegado a Nuwara Eliya no había parado de llover, así que aprovechamos para descansar en la habitación. Después de un rato, viendo que no paraba de llover, nos armamos con paraguas y salimos a dar una vuelta. Como hacía mal tiempo decidimos ir a la fábrica de té Mackwood’s Labookellie, una de las muchas que abundan en los alrededores. El día anterior ya habíamos ido a una, pero nos habíamos quedado con ganas de ver mas. Al llegar a la carretera principal vimos unos cuantos tuktukeros y negociamos con uno. Al final acordamos 1200 rupias (unos 7 €) por el trayecto de ida y vuelta y la espera. Era un precio un poco alto, pero la fábrica estaba bastante lejos, a unos 12 km, y había que subir un puerto de montaña para llegar. El plan salió la mar de bien, porque cuando llegamos a Mackwood’s ya no llovía. Aquella fábrica estaba bien condicionada para el turista, con una sala de exposiciones sobre el té y un pequeño salón de té para saborear sus infusiones. Enseguida nos juntamos con un grupo para empezar el tour gratuito por las instalaciones de la fábrica. Al haber ido el día anterior a otra, apreciamos mas las explicaciones. Esta vez nos enseñaron mucho mas las máquinas y las instalaciones donde se hacía la infusión. Fue corto pero muy interesante y recomendable. Al salir del tour fuimos a dar una vuelta por los campos de té aledaños a la fábrica. Después de la lluvia estaban espectaculares, de un verde deslumbrante. Pero lo mejor de todo es que pudimos ver un grupo de recolectoras de té, las “tea pluckers”, mujeres tamiles que recolectan las hojas más jóvenes de la planta del té para hacer las infusiones de mejor calidad. Aunque se notaba que estaban acostumbradas a los turistas, en cuanto veían una cámara enseguida pedían que les hicieras una foto y les dieras dinero.
Máquinas de la fábrica: secado de las hojas (arriba izq.), tamizado de las hojas prensadas (abajo izq.) y empaquetado (dcha.)
Plantación de té de Mackwood's
Plantación de té de Mackwood's
Tea pluckers recogiendo hojas de té
Tea pluckers trabajando en la plantación
A la vuelta, le dijimos al tuktukero que nos dejara en el centro de Nuwara Eliya. Esta ciudad se la conoce como la “Pequeña Inglaterra”, ya que era el lugar favorito de los colonos británicos para retirarse y huir del calor, dejando como legado una infinidad de edificios de estilo victoriano. Antes de empezar con la visita fuimos a comprar algo para comer en una panadería llamada Remarko donde compramos un par de pastas saladas por 115 rupias (menos de 1 €). La panadería estaba enfrente de uno de los edificios coloniales mas singulares de la ciudad, el de la Post Office. Cerca había otros pocos edificios de estilo colonial que conformaban el pequeño centro histórico de Nuwara Eliya. Muchos edificios históricos de esa época eran hoteles que continuaban realizando su actividad. El problema es que estaban desperdigados por toda la ciudad. Aun así, nos decidimos a hacer un paseo para descubrir unos cuantos. Primero fuimos al Hill Club, un club de caballeros privado en el que nos dejaron entrar para ver los exteriores. Nos pareció que ese tipo de clubs era muy…. británico. Después fuimos al Grand Hotel en plena hora del té: por 1000 rupias (unos 6 €) podías tomar el té acompañado de unas mini-pastas con una pinta la mar de apetecible. Estuvimos seriamente tentados a hacerlo, entre la clientela aristocrática del hotel también se veían turistas. Visitamos algún hotel histórico mas, como el Glendover, que tenía una pinta de pequeña casa de campo, de esas con entramado de madera en la fachada. La visita por Nuwara Eliya nos gustó, aunque tampoco es nada del otro mundo, que nadie se espere una auténtica ciudad colonial como Galle, que visitamos días atrás.
Algunos edificios coloniales de Nuwara Eliya: arriba izq., edificio en el centro; arriba izq., Glendover Hotel; abajo izq., Grand Hotel, y abajo dcha., Hill Club
Post Office, Nuwara ELiya
Aunque todavía era pronto (sobre las 18 h) decidimos cenar por allí. No había mucha oferta pese a lo turística que es la ciudad. Al final nos quedamos en el Queenswood’s, un gran restaurante que aquella hora estaba justo abriendo. Pedimos kebab de pollo (el mejor plato de los dos, con una salsa muy sabrosa) y biryani de verduras (un poco flojo, poco especiado). En general nos gustó, y acabamos muy llenos. La cena nos salió por 1740 rupias (unos 10 €), un buen precio teniendo en cuenta que era un restaurante de un cierto nivel.
Nuestra cena

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2 comentarios:

  1. ¡Un clásico de los viajes el viaje en tren de Sri Lanka! Pensábamos que el trayecto era de más horas. Como decís, 2h30min no se hace pesado si los paisajes son así de espectaculares. Saludos!

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    1. Si, este viaje es una de las grandes atracciones turísticas del país. El tren continua hasta Kandy, pero nosotros decidimos hacer el viaje en dos partes para no estar tanto tiempo en el tren...
      Saludos

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