ITALIA 7: San Marino y Módena

18 de agosto de 2016 Aquel día por la mañana visitaría un nuevo país, la pequeña república de San Marino, a la que llegué a través de Rímini. Después de pasear por sus pintorescas calles y de subir a sus castillos, abandoné este pequeño país y me dirigí a Módena, una pequeña ciudad muy agradable para callejear sin destino y con un Duomo espectacular. A última hora de la tarde me dirigí a Bolonia, donde dormiría las dos próximas noches. El principal objetivo de aquel día era hacer una pequeña visita a San Marino, una pequeña república incrustada en el medio de Italia. Llegar a San Marino desde Rímini es muy fácil.
18 de agosto de 2016
Aquel día por la mañana visitaría un nuevo país, la pequeña república de San Marino, a la que llegué a través de Rímini. Después de pasear por sus pintorescas calles y de subir a sus castillos, abandoné este pequeño país y me dirigí a Módena, una pequeña ciudad muy agradable para callejear sin destino y con un Duomo espectacular. A última hora de la tarde me dirigí a Bolonia, donde dormiría las dos próximas noches.
El principal objetivo de aquel día era hacer una pequeña visita a San Marino, una pequeña república incrustada en el medio de Italia. Llegar a San Marino desde Rímini es muy fácil. Existen unos buses de las empresas Bonelli y Benedettini que conectan ambos lugares en aproximadamente una hora. El billete cuesta 5 € (ida) y los buses salen de una parada cercana a la estación de tren de Rímini (enfrente del Hotel Moderno) y llegan al piazzale Calcigni de San Marino (a menos de 5 minutos caminando del centro histórico). En temporada alta hay buses cada hora, pero a partir de septiembre se reducen las frecuencias (se pueden mirar los horarios al final de esta web).
Bus a San Marino
San Marino es el tercer país mas pequeño del mundo, pero se enorgullece de ser la república mas antigua. Sus orígenes se remontan al siglo IV, tiempo en que se fundó una comunidad cristiana en la cima del Monte Titano, cuyas tierras les fueron cedidas por sus propietarios. Su designación como república data del siglo X, y ha conservado su independencia hasta nuestros días. Al principio sus dominios solo se limitaban al Monte Titano, pero esto cambió en el siglo XV, cuando forjaron una alianza con los Estados Pontificios contra los Malatesta de Rímini; la consecuencia de la derrota de éstos fue la incorporación de tres municipios al territorio de la república, sumando una extensión muy similar a la actual. Hoy en día San Marino está formado por 9 municipios donde viven unos 30.000 habitantes. Tiene un curioso sistema político que se remonta a la Edad Media, en el que los electores eligen un Gran Consejo General que a su vez elige dos Capitanes Regentes que actúan como jefes de estado. Su principal fuente de ingresos es el turismo, razón por la cual el país no posee impuesto sobre el valor añadido (IVA), cosa que hace que los italianos visiten el país en tromba para hacer compras, sobre todo de joyería. Y como última curiosidad, aunque no lo parezca, San Marino no pertenece a la Unión Europea, aunque se usa el euro y no se pida ningún visado a los visitantes.
Cogí el bus en Rímini a las 9:25 h y en menos de una hora llegamos a la Ciudad de San Marino. El bus nos dejó en un aparcamiento a menos de 5 minutos de la Porta San Francesco, uno de los accesos del recinto amurallado. Dentro la apariencia de las calles y las casas era bastante diferente a todo lo que había visto en la Emilia-Romaña y el Véneto, aquí todos los edificios eran bajos y de piedra y estaban pulcramente restaurados. Además, la ciudad se alza en una cornisa montañosa, por lo que casi desde cualquier lugar hay unas vistas espectaculares de la región. Sería un ambiente muy bucólico si no fuera por la sucesión de tiendas de joyería y relojería que hay ni de las hordas de visitantes que acuden deseosos de comprar. Para huir del bullicio me adentré por la Contrada Omerelli, una calle literalmente sin ninguna alma llena de pequeños edificios históricos, toda una gozada para pasear.
Porta San Francesco, San Marino
Diferentes lugares de la Ciudad de San Marino (arriba dcha., vistas desde la ciudad)
Contrada Omerelli
Enseguida llegué al epicentro de la ciudad, la piazza della Libertà, uno de los lugares mas bonitos de San Marino. Está rodeado de interesantes edificios históricos, como el Palazzo Pubblico, la sede de las principales instituciones del país. En teoría los soldados que vigilan el palacio realizan un cambio de guardia cada hora, pero después de esperar una hora en punto no pasó nada (en algunas webs dicen que solo es a las 14:30). Muy cerca del palacio está otro de los edificios mas importantes de la ciudad, la Basílica de San Marino. Es un templo relativamente nuevo, del siglo XIX, ya que se edificó sobre una iglesia mucho mas antigua. El interior es bastante austero y poco espectacular; lo mas importante son las reliquias de San Marino presentes bajo el altar, se dice que fue el santo quien fundó el país.
Basílica de San Marino (dcha., reliquias del santo)
Piazza della Libertà y Palazzo Pubblico (abajo izq., David posando con los guardias sanmarineses)
Subiendo montaña arriba por la Ciudad de San Marino se llega a una serie de tres fortalezas que protegían el recinto amurallado y que están situadas entre las 3 cimas del Monte Titano. La mas impresionante es la Rocca Maggiore o Guaita, un imponente castillo del siglo XIII. Me pareció relativamente pequeño, pero no por eso era menos espectacular, con sus murallas, torreones y almenas. En este pequeño espacio es donde comenzó el núcleo primigenio de la antigua San Marino (antes de convertirse en castillo). El castillo me pareció de lo mejor de país, también gracias a las espectaculares vistas que hay desde lo alto de su torre. La segunda torre estaba no muy lejos, es Cesta o Torre de La Fratta, y está situada en la misma cima del Monte Titano. Solo la pude ver por fuera ya que dentro había un museo de armas que no me interesaba lo mas mínimo. La tercera torre ya no la vi, es la Torre Montale, la mas pequeña y mas alejada de todas. Había un sendero excursionista que conectaba Cesta con Montale, pero decidí no recorrerlo, ya que hacía bastante calor y ya había tenido suficiente con las otras dos torres.
Rocca Maggiore
Rocca Maggiore
Vistas desde la Rocca Maggiore
Cesta
En unas 3 horas me había recorrido los principales lugares de San Marino. Me parecieron en general interesantes, tanto por su historia como por lo diferente que me parecieron de los otros lugares de Italia que había visto. Aún así, no estaría entre mis rincones favoritos de este viaje. Mucha gente lo visita por decir que ha pisado otro país, pero yo recomendaría a un viajero que fuera a Ferrara o Rávena antes que a San Marino.
A las 13 h cogí el bus de vuelta a Rímini, el cual hizo curiosamente una ruta diferente que a la ida para volver a la ciudad. Antes de las 14 h ya había pasado por mi hotel de Rímini a recoger mi mochila y me encontraba en la estación para coger el tren. Aquella noche iba a dormir a Bolonia, pero como era pronto pensé que me daría tiempo a hacer una corta visita a Módena, una encantadora ciudad cercana. El problema vino al intentar comprar el billete en las máquinas expendedoras, ya que no me daba la opción de comprar el Frecciabianca de las 14:17 y el siguiente tren que paraba en Módena era muy lento y me tenía que esperar mucho tiempo. Opté por comprar un billete para el tren de Bolonia de las 14:44 (8,95 €), pensando que quizás una vez allí podría cambiar a otro tren mas local ya que Módena está cerca. Pero cuando ya tenía el billete oí por megafonía que un tren destino a Piacenza llegaba con 15 minutos de retraso (era el de las 13:57). En los horarios de la estación vi que aquel sí que paraba en Módena, así que me monté. El problema era que Módena está mas lejos de Rímini que Bolonia. Por un momento pensé en continuar mi viaje hacia Módena aún habiendo pagado solo el trayecto a Bolonia, haciéndome el sueco. Pero después recordé que en Italia los revisores comprueban los billetes muy a menudo. Así que decidí ser legal, en cuanto pasó un revisor le dije que quería continuar hasta Módena y que quería pagar la diferencia. Pero el revisor me dijo que se lo dijera una vez hubiéramos pasado Bolonia, lo cual me produjo un poco de inquietud, ya que al dejar atrás la ciudad dejaría de ser un buen ciudadano que paga su billete para ser un jeta que se había colado en el tren sin él. Una vez que pasamos Bolonia, paré al primer revisor que pasó por allí y le conté mi historia. No hubo problema, me expidió allí mismo un billete Bolonia - Módena por 8,85 €. Me pareció raro que el billete fuera tan caro, ya que valía casi lo mismo que el de Rímini - Bolonia, aun siendo un trayecto de solo media hora (el otro billete comportaba casi una hora y media de viaje). Sea como fuere, tardé unas dos horas desde que partí de Rímini hasta llegar a Módena.
Durante la Edad Media, Módena era una de las muchas ciudades que estaban regidas por los Este de Ferrara. Pero a finales del siglo XVI, éstos perdieron el control de Ferrara a favor de los Estados Pontificios y trasladaron su capital a Módena, con lo que la ciudad ganó una gran importancia. A partir de entonces fue la capital del Ducado de Módena y Reggio, uno de los muchos estados independientes del norte de Italia. Tras la conquista y derrota de Napoleón, el ducado pasó a manos de los Habsburgo-Lorena. Aunque poco después se unió al incipiente Reino de Italia, el origen del actual país. Actualmente, Módena es mundialmente conocida por su industria del automóvil; en la ciudad o cerca se encuentran las sedes de Ferrari, Maserati y Lamborghini, siendo una atracción turística de primer orden para los amantes del motor (aunque no es ese mi caso).
Nuevamente no encontré consigna en la estación de tren de Módena, así que tuve que hacer la visita con la mochila a cuestas. Suerte que no iba muy cargado y que el casco histórico estaba cerca de la estación. De las diferentes ciudades por las que pasé en este viaje, Módena me pareció una de las mejores para pasear sin rumbo. Sus calles eran muy apacibles, abundaban mas las bicis que los coches. Las vías principales tenían los clásicos soportales tan típicos de la región, con los típicos edificios pintados en tonos cálidos. Las calles menos importantes se ofrecían a la exploración, adoquinadas y rodeadas de pequeñas casas llenas de encanto. Por doquier se veía el quehacer diario de la gente corriente, sin prisas, como si también disfrutaran de su ciudad.
Calle de Módena
Diferentes lugares de Módena
Módena no posee demasiados monumentos concretos, pero los pocos que hay son muy interesantes. Una de sus plazas mas céntricas, la piazza Roma, está presidida por el enorme Palazzo Ducale, la antigua residencia de los Este en la ciudad. Pero sin duda lo que no hay que perderse es la Piazza Grande, presidida por el Palazzo Communale (el ayuntamiento) y sobre todo por el Duomo, sin duda una de las catedrales mas bonitas que vi durante el viaje. Se trata de un imponente templo románico alzado en el siglo XII. Su fachada es increíble, cubierta de mármol blanco (que extrajeron de un antiguo cementerio romano) y coronada por la fabulosa Torre Ghirlandina. El interior es muy diferente, oscuro y revestido de ladrillo. Bajo esa apariencia tosca se esconden algunas obras de arte magníficas, como el Pontile Campionese, un impresionante cancel de mármol que separa la nave central y la cripta con fabulosos relieves románicos. No me extraña que el Duomo haya sido incluido en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco (junto con el resto de la plaza). Solo por poder contemplarlo ya valía la pena la visita a Módena.
Palazzo Communale en la Piazza Grande
Duomo de Módena
Interior del Duomo
Piazza Grande, con el Duomo (izq.) y el Palazzo Communale (dcha.)
La ciudad también posee algunos importantes museos en el llamado Palazzo dei Musei, con exposiciones de arte y de libros antiguos. Pero yo no estaba especialmente interesado en ellos, así que di por concluida mi visita a Módena. En total dediqué una hora y media a explorar una ciudad que me gustó mucho. Quizás no estaría entre las imprescindibles, pero a poco que se tenga algo de tiempo es muy recomendable.
Regresé a la estación para coger un tren a Bolonia, donde iba a hacer noche. Todos los trenes que van hacia el este (varios cada hora) paran en Bolonia. El próximo era un Intercity, un tren mas rápido que los regionales pero menos que los de alta velocidad. Y claro, también es mas caro, costaba 8,85 € (lo que me cobró el revisor antes), cuando un regionale veloce vale 3,50 € tardando 5-10 minutos mas. Como no tenía prisa, me esperé unos diez minutos hasta el siguiente regional.
Llegué a Bolonia a eso de las 18 h tras media hora larga de trayecto. Mi alojamiento para las próximas dos noches no estaba muy lejos, era el Hotel Donatello, un establecimiento sencillo con una ubicación ideal, a medio camino entre la estación de tren y el casco histórico. Tuvieron la amabilidad de darme una habitación doble a precio de individual. Ésta era amplia y limpia, con muebles funcionales y con un buen baño. El desayuno estaba incluido pero era algo espartano, sobre todo había yogures, cereales y pan de molde, y unas pocas pastas dulces y algo de embutido (¡al menos tenían mortadela de Bolonia!). El precio era algo elevado para una individual, 47 € por noche, pero hay que tener en cuenta la céntrica ubicación y el hecho que era temporada alta. Así que recomendaría sin dudar este alojamiento.
Mi habitación
Después de descansar un rato en la habitación y de asearme salí a cenar por Bolonia. Decidí cenar cerca del hotel, y finalmente fui a parar a un lugar llamado Trattoria Bolognese. Fue todo un acierto, porque mas que un restaurante parecía mas el típico bar de pueblo que sirve comidas, donde los parroquianos se reúnen entorno de una cerveza y miran la televisión. Me pedí unos garganelli con prosciutto y calabacín que estaban increíbles, regados con una fina salsa de queso. Junto con una birra Moretti, la cena me salió por 13 €. Una de las mejores cenas de mi viaje y un restaurante que recomiendo al 100%.
Mi cena en la Trattoria Bolognese

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4 comentarios:

  1. ¡Como aprovechaste el día! Mira que he estado 5 veces en Italià y todavía no conozco està zona. Aunque dices que prefieres otras ciudades a San Marino tengo ganas de ver las vistas desde Rocca Maggiore. Y la comida italiana... Mmmm Mamma mía ;-)

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    1. Hola Anna,
      Pues a David toda esta zona le gustó mucho. Ademas, es muy fácil ir ya que los vuelos a Bolonia suelen ser muy baratos, y la red de tren es muy práctica. Y como bien dices, la gastronomía es siempre una buena excusa para visitar cualquier rincón de Italia ;)
      Saludos

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  2. Me gustó mucho el castillo. Muy buenos los viajes que hacen. Espero que sigan así! Saludos

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