30 de septiembre de 2015
En nuestro último día completo en China íbamos a salir de la gran urbe de Hong Kong para explorar sus alrededores. Primero fuimos a la isla de Lantau, donde se encuentra el espectacular Buda de Tian Tan y el Monasterio de Po Lin. Después regresamos al continente y visitamos unos pocos lugares en los Nuevos Territorios: el Monasterio de los 10.000 Budas, el Convento de Chi Lin y el Jardín de Nan Lian. Por la noche nos acercamos a cenar a la popular zona de Temple Street. Este sería nuestro último día entero en China, ¿Quién lo iba a decir después de recorrer durante cerca un mes el país?
30 de septiembre de 2015
En nuestro último día completo en China íbamos a salir de la gran urbe de Hong Kong para explorar sus alrededores. Primero fuimos a la isla de Lantau, donde se encuentra el espectacular Buda de Tian Tan y el Monasterio de Po Lin. Después regresamos al continente y visitamos unos pocos lugares en los Nuevos Territorios: el Monasterio de los 10.000 Budas, el Convento de Chi Lin y el Jardín de Nan Lian. Por la noche nos acercamos a cenar a la popular zona de Temple Street.
Este sería nuestro último día entero en China, ¿Quién lo iba a decir después de recorrer durante cerca un mes el país? Casi sin darnos cuenta estábamos llegando al final de nuestro viaje. Así que nos dispusimos a aprovechar al máximo el tiempo que nos quedaba en el país. Para ese día habíamos planeado salir de la gran ciudad y explorar algo de los
Nuevos Territorios. Éstos son los territorios periféricos a la ciudad de Hong Kong que los británicos arrendaron a los chinos tras el desmesurado crecimiento de la colonia. Entre estos está la
Isla de Lantau, donde se construyó un famoso buda. Como íbamos a hacer muchos viajes aquel día nos salía a cuenta el
Tourist Day Pass, que permite usar toda la red de transportes de Hong Kong (excepto ir al aeropuerto) por 55 HKD (unos 6 €).
El primer objetivo del día era la Isla de Lantau y su Buda de Tian Tan, ya que era el lugar donde pensábamos pasar mas tiempo. Llegar a Lantau es fácil, se puede hacer por tren o por ferry. Nos decantamos por el tren, ya que desde él se puede enlazar con un práctico telecabina que te deja a los pies del buda. El ferry te deja en la parte este de la isla, y solo se puede subir al buda con unos buses que pasan muy poco a menudo, de forma que no nos pareció muy práctico. Cogimos el tren hasta la estación de Tung Chung, en Lantau, justo al lado del aeropuerto (mucha gente visita el buda antes de coger un vuelo). Encontramos fácilmente la estación del telecabina de Ngong Ping que lleva a la colina donde está el Buda de Tian Tan (165 HKD ida y vuelta). Nos pareció curioso que, pagando un poco mas, podías ir en un telecabina con el suelo de cristal, ¡qué miedo! El viaje es bastante largo, unos 20 minutos, y abajo podíamos ver un sendero por el que se podía ir a pie (¡se debía tardar una eternidad!). El telecabina te deja en Ngong Ping, una especie de aldea turística sin interés. Primero dimos un vistazo al Monasterio de Po Lin, que parecía ser ignorado por la gran mayoría de visitantes. Y la verdad es que no sabemos porque, ya que nos pareció un sitio encantador, aunque era relativamente reciente (se construyó a principios del siglo XX).
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En el telecabina, con el gran buda al fondo |
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En Ngong Ping, con el Buda de Tian Tan al fondo |
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Monasterio de Po Lin |
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Curiosos dibujos de budas |
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Entrada de uno de los santuarios |
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Después subimos el agotador tramo de escaleras que acababa en el
Buda de Tian Tan. Nos recordó al
Daibutsu de Kamakura (Japón), aunque a diferencia de este es muy moderno, justo se acabó hace menos de 30 años. Eso no impedía que la gente que subía mostrara una gran devoción a la enorme figura, muchas veces deteniéndose a rezar en cada descansillo de escaleras. El buda nos pareció majestuoso, con su gran tamaño parecía que dominaba tanto la tierra como el cielo.
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Escaleras que suben hasta el Buda |
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Esculturas budistas alrededor del buda, con el Monasterio al fondo |
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Buda de Tian Tan |
Al bajar del buda fuimos a dar un vistazo al llamado Wisdom Path, al que se llega tras un corto paseo (15 minutos). Son un grupo de columnas de madera con sutras grabados. Nos pareció algo curioso, aunque si no nos hubiéramos acercado tampoco hubiera pasado nada, había muy pocos turistas que llegaran allí. Con esto dimos por acabada la visita al Buda de Lantau y demás. Nos estuvimos un par de horas y, aunque nos gustó, tampoco lo consideraríamos una visita imprescindible en Hong Kong.
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Agradable camino hacia el Wisdom Path |
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Wisdom Path |
Antes de abandonar la zona nos compramos algo de comida y un refresco en un 7-Eleven (20 HKD), parece que esas tiendas siempre están en el lugar donde las necesitas. Bajamos con el telecabina a la estación de tren y viajamos hasta Sha Tin Wai. Allí íbamos a visitar el Monasterio de los 10.000 Budas, un templo relativamente moderno (mediados del siglo XX) construido por un tenaz monje y sus discípulos gracias a un generoso mecenas. El acceso nos pareció un poco escondido, no había ningún cartel que lo indicara. La escalera que lleva al monasterio es muy especial, ya que está rodeada de decenas de esculturas de budas dorados, todos con caras y expresiones diferentes. Arriba está el templo principal, donde hay una sala con los miles de estatuillas doradas de budas que dan nombre al templo (no se pueden hacer fotos dentro). El templo en si nos dejó indiferentes, aunque las esculturas doradas de la subida nos parecieron interesantes.
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Monasterio de los 10.000 Budas |
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La pagoda sale en los antiguos billetes de 100 HKD |
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Escalera de acceso al monasterio, con las curiosas esculturas de budas |
Una vez en el tren fuimos hasta la estación de Diamond Hill, enganchando la hora punta de la salida de las escuelas. Allí fuimos a ver el Convento de Chi Lin, un complejo monástico también reciente como la mayoría de templos de Hong Kong. Lo mas espectacular es el propio convento, que fue reconstruido siguiendo el estilo de la dinastía Tang (siglo VIII). Y la verdad es que habían hecho un gran trabajo, ya que el parecido con un antiguo templo estaba muy bien conseguido. Aunque el recinto no es muy grande, nos lo tomamos con tranquilidad para disfrutar de la sensación de sosiego que había, lejos del ruido de la gran ciudad.
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Sala de oraciones de Chi Lin |
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Convento de Chi Lin |
Justo enfrente de Chi Lin está el Jardín de Nan Lian, al que nos acercamos a dar un vistazo. Nos recordó mucho a los jardines japoneses por el gran mimo con que el que cuidaban todas las zonas verdes, perfectas hasta el mínimo detalle. No paseamos demasiado ya que estábamos reventados después de estar todo el día caminando bajo el sofocante calor. Atardecía en Hong Kong y, aprovechando nuestro Day Pass, volvimos al hostal a ducharnos y a descansar un poco.
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Jardín de Nan Lian |
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Jardín de Nan Lian |
Para nuestra última cena en China habíamos decidido acércanos al
mercado nocturno de Temple Street. Sentimos verdadera debilidad por estos mercados, que en Asia suelen ser sinónimo de comida típica buena y barata. Nos bajamos en la estación de tren de Jordan y fuimos callejeando hasta el mercado. Realmente el mercado nos defraudó bastante, era una sucesión de puestos llenos de baratijas sin ningún interés para quién no disfruta con el shopping. No había muchos puestos de comida, tan solo en las intersecciones de algunas calles, con muy poca oferta. Al final acabamos en un restaurante cutre llamado
Tak Chi Kee, “los reyes del
Dim Sum”, la especialidad cantonesa consistente en pequeños platos ligeros. Tenían una carta con una gran variedad de ellos (desde 5 a 23 HKD), cosa que nos pareció increíble ya que desde fuera veíamos que la cocina debía tener 4 m2. Como los platos eran pequeños, pedimos unos cuantos:
shaomai (una especie de dumplings rellenos de carne de cerdo), albóndigas cocidas de ternera, rollitos de primavera,
chee cheong fun (rollito de fideo de arroz, fue el plato mas extraño que pedimos) y unas salchichas dulces envueltas en pan mantou. Para beber, un zumo de coco y ¡una cerveza San Miguel! (es una marca filipina que tiene una fábrica allí, fundada por la compañía cervecera española). La cena fue deliciosa, un buen broche final para la faceta gastronómica de nuestro viaje, y solo nos costó 88 HKD (unos 10 €).
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Mercado nocturno de Temple Street |
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Nuestros dim sum, de izq. a dcha: chee cheong fun, shaomai, albóndigas cocidas, salchichas con mantou y rollitos |
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