29 de septiembre de 2015
Aquella jornada la dedicamos a hacer una excursión a Macao desde Hong Kong. Exploramos su casco histórico, lleno de monumentos de estilo colonial portugués y de agradables plazas adoquinadas. Por la tarde fuimos a unos cuantos casinos, ya que el juego es una de las actividades que mas visitantes atrae a la ciudad. Para aquel día habíamos planeado ir a Macao, una de las mejores excursiones que se pueden hacer desde Hong Kong. Y es que gracias a los ferrys rápidos es posible viajar entre las dos ciudades en una hora, haciendo la excursión muy accesible.
29 de septiembre de 2015
Aquella jornada la dedicamos a hacer una excursión a Macao desde Hong Kong. Exploramos su casco histórico, lleno de monumentos de estilo colonial portugués y de agradables plazas adoquinadas. Por la tarde fuimos a unos cuantos casinos, ya que el juego es una de las actividades que mas visitantes atrae a la ciudad.
Para aquel día habíamos planeado ir a Macao, una de las mejores excursiones que se pueden hacer desde Hong Kong. Y es que gracias a los ferrys rápidos es posible viajar entre las dos ciudades en una hora, haciendo la excursión muy accesible. Dos son las cosas que hacen de Macao un lugar especial: primero su historia, ya que fue un enclave colonizado por los portugueses y que perteneció a este país hasta el final del siglo XX. El legado portugués es bien apreciable en toda la ciudad, llena de calles adornadas con mosaicos y edificios coloniales. Cuando Macao pasó a manos de China, ésta le otorgó un status especial (como pasa con Hong Kong), conservando su propia moneda y su política fronteriza. Esta autonomía le permitió a Macao aprobar leyes que permitían el juego, cosa prohibida en toda China. Y ese es su segundo rasgo especial, la presencia de infinidad de casinos (algunos son de los mas grandes de Asia), que atraen a gente de todas partes de China y países vecinos a probar suerte y jugarse su dinero.
La
terminal de ferrys de Kowloon a Macao estaba cerca de nuestro alojamiento. Pero nos costó de encontrar, ya que está integrada en un gran centro comercial, el China Hong Kong City. En una de las plantas había los mostradores de las distintas compañías de ferry y la propia terminal. Antes de llegar a los mostradores nos cruzamos con unos hombres que vendían billetes para el ferry de Macao que no nos dieron mucha confianza. Revendían tickets para la business class del próximo ferry, el doble de caros que los normales. Por eso fuimos al mostrador oficial de
TurboJet, la compañía que opera desde Kowloon. Allí nos costaron 164 HKD cada uno (unos 19 €), aunque nos tuvimos que esperar para el barco de las 11 h (los reventas ofrecían el de las 10:30). Antes de embarcar al ferry, tuvimos que pasar brevemente por la oficina de inmigración hongkonesa, donde el trámite fue rápido y fácil. Los asientos del ferry eran cómodos, aunque los que nos tocaron no tenían ventana y el viaje se hizo aburrido, pero solo duró poco mas de una hora.
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Dentro del ferry a Macao |
Al llegar a Macao tuvimos que pasar un nuevo trámite fronterizo, que solo consistía en rellenar un papel. En el mismo edificio de la terminal de ferrys había una práctica oficina de turismo, donde nos hicimos con unos cuantos folletos muy útiles. Ya fuera de la terminal nos dirigimos a la parada de bus, donde pasan un montón de líneas; a nosotros nos iban bien varias para ir al centro, y al final acabamos cogiendo un bus de la línea 3. Como hemos indicado antes, Macao tiene su propia moneda, la pataca, con un valor similar al dólar de Hong Kong, razón por la cual también se acepta esta divisa (aunque el cambio te lo dan en patacas). El trayecto de bus valía 3,2 patacas, y nosotros pagamos 3 HKD cada uno. El sistema de bus de Macao nos pareció muy fácil de usar, barato y práctico para moverse por la ciudad.
Nos apeamos del bus muy cerca de
Largo do Senado, el corazón del centro histórico de Macao (Patrimonio de la Humanidad de la Unesco). Allí comprobamos lo diferente que es Macao a todo lo que habíamos visto en China: la plaza estaba rodeada por bonitos edificios coloniales, pintados de colores pastel. El suelo estaba decorado con el típico empedrado portugués, lo que inmediatamente nos transportó a
Lisboa, donde estuvimos en 2010. Con todos aquellos elementos tan europeos se nos hacía difícil pensar que estábamos en China. La plaza y todas las calles que daban a ella estaban exquisitamente restauradas, como nuevas, lo que hizo que nuestro paseo por ellas fuera una experiencia genial.
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Largo do Senado |
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Carteles escritos en portugués (además de chino e inglés) |
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Rua de São Domingos |
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El Largo do Senado y su empedrado portugués |
Por todo el centro histórico hay algunos edificios interesantes que se pueden visitar de forma gratuita. Uno de los mas importantes es la iglesia de São Domingos, al lado de Largo do Senado, tan restaurada por dentro y por fuera que parece recién construida (data del siglo XVII). Completamente diferente es la Casa de Lok Kau, la mansión de un rico mercader cantonés del siglo XIX, cuyos fastuosos interiores nos hicieron recordar que efectivamente estábamos en China. En principio también se podía visitar la Catedral de Se, pero la encontramos cerrada.
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Interior de la iglesia de São Domingos |
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Casa de Lok Kau |
Enfilamos la
Rua do São Paulo hacia uno de los monumentos mas importantes de la ciudad. Pero siempre recordaremos esta calle por el
rougan o bakkwa. Es un tipo de fiambre hecho de carne seca endulzada con miel en forma de láminas finas, muy popular en China como regalo. Pues bien, el final de esta calle era una sucesión de tiendas de bakkwa y, lo mejor de todo, en todas ellas regalaban sin contemplaciones porciones para probar. Al contrario de lo que pueda parecer, esta “carne seca dulce” estaba buena, una vez superada la sorpresa gustativa inicial. Como era mediodía y ya nos había empezado a entrar hambre, comimos a base de la generosidad de las decenas de tiendas de aquella calle. ¡Nos pusimos como el quico!
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Rua do São Paulo |
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Puesto de bakkwa de diferentes tipos |
Con el estómago lleno llegamos al final de la calle, donde encontramos el edificio histórico mas importante de Macao, la iglesia de São Paulo. La sensación al verla es engañosa, ya que habría que decir mas bien que se trata de unas ruinas: solo queda en pie la fachada, ¡pero menuda fachada! Está bellamente decorada con columnas y estatuas de santos, y parece completamente intacta. Detrás de la fachada no queda nada, un incendio lo destruyó todo excepto ésta. Pero aún así, vale mucho la pena acercase a la colina donde está emplazada a darle un vistazo. Continuamos subiendo colina arriba, donde está el fuerte de São Paulo do Monte, la fortaleza que protegía la ciudad en tiempos de los portugueses. Tiene un museo al que no entramos, pero las vistas de Macao nos parecieron interesantes.
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Vistas desde el Fuerte, con el casino Grand Lisboa a la izq. |
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Detalle de la iglesia de São Paulo |
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Iglesia de São Paulo |
Luego bajamos del fuerte y exploramos un poco de la parte oeste del centro. En nuestra opinión, solo hay dos lugares que valgan la pena. Uno es la Rua da Felicidade, una tranquila calle con casas tradicionales muy bien conservadas. Esta calle es famosa por que salió en “Indiana Jones y el templo maldito” donde, paradójicamente, trataba de emular una calle de Shanghai. El otro lugar interesante es el Largo Santo Agostinho, una plaza tranquila con el típico mosaico adornando el suelo y con una iglesia del mismo nombre.
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Largo Santo Agostinho |
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Rua da Felicidade |
Con esto dimos por acabada la visita al centro histórico de Macao, que nos gustó mucho por su encanto colonial portugués, muy diferente a todo lo que habíamos visto en la China continental. Luego nos dirigimos a la zona mas nueva y opulenta de la ciudad, sembrada de grandes rascacielos, hoteles de lujo y mastodónticos casinos. No nos pudimos resistir la tentación a entrar a uno de los hoteles mas caros, el Grand Emperor, decorado con motivos de la realeza británica. Tenía incluso guardias reales de aspecto inglés en la entrada. Los chinos lo debían ver muy glamuroso, pero a nosotros nos pareció mas bien hortera.
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Grand Emperor, incluso con carroza real |
Aunque el colmo de la ostentación y de la opulencia en Macao es el mega-casino
Grand Lisboa, con su enorme edificio de cristal y acero. Estuvimos dudando si entrar o no: teníamos muchas ganas de verlo, ya que no habíamos entrado nunca en ninguno, pero habíamos leído que se miraban la forma de vestir de la gente, y nosotros íbamos de turistas de verano total. De todas formas decidimos probar, y con firme decisión nos dirigimos a la entrada, y por suerte nadie nos dijo nada. El complejo de juego está dividido en varias plantas, algunas son públicas y otras solo van dirigidas a los VIPs. En la sala mas grande había máquinas tragaperras, pero donde mas gente había era en un juego de mesa llamado
Sic bo. Parecía sencillo, solo había que acertar la puntuación de una tirada de tres dados, ya fuera el número exacto u otras apuestas (par/impar, mas alto o mas bajo de un valor...). Casi toda la gente que había eran chinos, no se veían apenas occidentales, y no parecían tener reparos en perder bastante dinero en un instante (la apuesta mínima era de unos 35 €). Y en las mismas mesas de juego compraban fichas para jugar con grandes fajos de billetes. Hacer la equivalencia a euros nos producía un cierto vértigo, es un modo de vida que está muy alejado de nosotros.
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Casino Grand Lisboa |
Después fuimos a otro casino cercano, el Wynn. En la planta baja hay un gran centro comercial lleno de marcas de lujo. La decoración iba en consonancia con lo que se vendía: arañas de cristal, mármoles, escalinatas doradas, alfombras... Después fuimos a dar un vistazo al casino, que no era muy diferente del Grand Lisboa, allí también triunfaba el juego Sic bo. A diferencia del anterior, las fichas con las que se jugaba en el Wynn tenían anotado su valor, así que veíamos la barbaridad de dinero que se jugaba la gente en cada ronda. ¡Y lo mas fuerte es que nadie se enfadaba por perder! Nos quedamos asombrados de la cantidad de dinero que ganaba la banca en cada mano, un negocio seguro. En una de las mesas vivimos una curiosa situación: en todas hay una pantalla donde indica el número que ha salido en las últimas tiradas para “ayudar” a los jugadores. Pues bien, en esta mesa empezaron a salir tiradas de menos de 10 una y otra vez. La gente enseguida se dio cuenta y todo el mundo hacía la misma apuesta, ganando un dinero seguro. Incluso vinieron unos responsables del casino para ver que pasaba en aquella mesa. Curiosamente, justo después salió un número mayor de 10 e hizo perder a todo el mundo.
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Casino Wynn |
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Centro comercial del Wynn |
Con esto dimos por acabada la visita a la zona de los casinos. Nos pareció una cosa curiosa de ver, aunque no participáramos de ella. Si en Macao solo hubiera casinos seguro que no pondríamos los pies en ella. Su fascinante casco histórico colonial es la principal razón para visitar la ciudad.
Luego nos acercamos a la Rua de Pequim, según la guía Trotamundos había muchos sitios para cenar. Pero debía ser en sus buenos días, ya que solo encontramos sitios abandonados hacía tiempo. Acabamos en un restaurante cercano llamado Charming Gourmet Café, en el que pedimos fideos con ternera y arroz con cerdo a la barbacoa. El mejor fue el plato de fideos, muy gustoso y con unos trozos generosos de carne de ternera muy tierna. El arroz no tenía gracia, era carne de cerdo y arroz blanco separado. En general nos gustó mucho, y junto una cerveza y un refresco nos costó 160 patacas (unos 18 €), un buen precio estando tan cerca de la zona de los casinos.
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Nuestra cena en Macao |
Justo delante del restaurante había una parada de bus en la que volvimos a coger el nº 3 para volver a la terminal de ferrys. Cuando llegamos a ella vimos que el próximo ferry a Kowloon salía al cabo de 15 minutos, y pensamos que ya no nos venderían billetes para él (al embarque hay que sumarle el tiempo de los tramites de la frontera). Afortunadamente nos equivocamos y pudimos coger el siguiente ferry, a las 20:05 h, que nos costó 189 HKD (mas caro que a la ida al ser una travesía nocturna). Llegamos sin novedad a Hong Kong poniendo fin a un gran día en Macao.
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