CHINA 20: Xingping

26 de septiembre de 2015 Aquel día lo dedicamos a descubrir Xingping y la parte más próxima del río Li. Visitamos su pintoresco mercado, el mirador de los 20 yuans y el Mural de los 9 Caballos, que ya habíamos visto desde el barco en nuestro crucero del río Li dos días atrás. Desgraciadamente, luego nos topamos con una mafia que se dedicaba a estafar turistas y que dio al traste con todos nuestros planes. Derrotados, nos fuimos hacia el pueblo de Fuli y regresamos nuevamente a Yangshuo. Para aquella jornada nos habíamos mentalizado de madrugar para aprovechar bien el día, ya que últimamente el sueño y el cansancio nos podían.
26 de septiembre de 2015
Aquel día lo dedicamos a descubrir Xingping y la parte más próxima del río Li. Visitamos su pintoresco mercado, el mirador de los 20 yuans y el Mural de los 9 Caballos, que ya habíamos visto desde el barco en nuestro crucero del río Li dos días atrás. Desgraciadamente, luego nos topamos con una mafia que se dedicaba a estafar turistas y que dio al traste con todos nuestros planes. Derrotados, nos fuimos hacia el pueblo de Fuli y regresamos nuevamente a Yangshuo.
Para aquella jornada nos habíamos mentalizado de madrugar para aprovechar bien el día, ya que últimamente el sueño y el cansancio nos podían. Finalmente nos despertamos algo después de las 7, pero vimos que fuera estaba cayendo el diluvio universal así que decidimos tumbarnos una horita mas. Mas tarde, la lluvia había escampado, de forma que desayunamos y nos pusimos en marcha. En Yangshuo hay dos estaciones de bus, y el de Xingping sale de la estación del sur, la mas lejana. Así que cogimos una moto-taxi que, por 15 yuans, nos llevó en un plis. El bus era un destartalado vehículo de esos que hacen paradas en cualquier sitio, y tardamos alrededor de una hora en llegar a nuestro destino (8 yuans por persona).
Buses en la estación del sur de Yangshuo
Xingping era un hervidero de gente y un caos de tráfico debido a que se celebraba un popular mercado tradicional (se monta los días 3, 6, 9, 13, 16, 19, 23, 26 y 29 de cada mes). Como el bus no conseguía avanzar, nos apeamos y seguimos a la marabunta que se dirigía al mercado. Enseguida empezamos a encontrar pequeños puestos colocados caóticamente en las calles. Y algunos no eran ni eso, simplemente un campesino que iba con un saco de su cosecha para venderla. Había todo tipo de frutas, verduras, conservas, especias, baratijas, animales vivos (a los chinos les gusta comer la carne bien fresca)... Hemos de reconocer que estos sitios nos encantan, ya que se puede ver el día a día de la gente corriente. Un poco mas adelante dimos con una parte de mercado que era techada; allí había muchos puestos de carne en unas condiciones sanitarias mas que dudosas. En uno de los puestos vimos como descuartizaban un perro cocinado; su carne es muy apreciada en China, pero a nosotros nos dio repelús.
Mercado techado con puestos de carne, con unas condiciones sanitarias...
Puesto con pescado y setas secas
Puesto de frutas
Pequeños puestos de campesinos que venden sus cosechas
Después fuimos hacia el río caminando, y por casualidad, dimos con el remodelado centro de Xingping. Gira entorno de la Old Street, una calle peatonal que sale al lado de la estación de bus. Algunas casas de piedra y madera parecían antiguas, y las que eran nuevas se habían rehabilitado con acierto siguiendo el estilo de las primeras. En las casas había todo tipo de tiendas, restaurantes y algunos alojamientos para occidentales. No sabemos si era por la hora o porque todo el mundo estaba en el mercado, pero encontramos la calle muy adormilada, sin apenas vida.
Centro de Xingping, en una zona mas turística
Centro de Xingping, zona mas auténtica
Luego llegamos a orillas del río Li y nos acercamos a un pequeño mirador cercano, con una vista que hace de Xingping un lugar famoso en toda China. Y es que ésta ha quedado inmortalizada en el reverso de los billetes de 20 yuans. La vista resumía lo mejor de esta región: el río Li, los peñascos redondeados tan típicos, los bosques de bambú, los pescadores en sus barcas... Lástima que el día no era del todo claro, aunque por suerte no había vuelto a llover.
En el mirador de los 20 yuans
Comparando la vista con el billete de 20 yuans
Alrededor de la zona del río había muchas señoras gritando “Bamboo, bamboo!”, para ofrecer paseos en barca por el río (no eran de bambú, sino de plástico). Al principio no pensábamos hacerlo, pero conocimos una pareja de suizos que nos pidieron compartir una barca (las hay de 2 ó 4 personas) para ir a Yangdi. Este es uno de los trayectos en barca mas típicos de Xingping, ya que luego en Yangdi se puede volver en bus a Yangshuo o a Guilin (era el caso de los suizos). En la zona del puerto había una caseta pseudo-oficial donde nos dijeron que el paseo valía 216 yuans por persona, algo totalmente desorbitado (cada pareja salía por unos 60 €). Intentamos negociar con las “señoras bamboo”, pero solo bajaban una cantidad ridícula (hasta 190 yuans). Nos alejamos los cuatro para regatear con otras señoras bamboo, pero una de las primeras se dedicó a perseguirnos para que fracasaran nuestras negociaciones. Nos dimos cuenta que habíamos caído en una trampa para turistas: las señoras bamboo lo tenían todo organizado para hacer pasar por el aro a todo el mundo. A nosotros siempre nos da mucha rabia cuando nos encontramos mafias de este estilo, y como tampoco teníamos previsto lo de las barcas desistimos del intento. Los suizos estaban mas desesperados, habían tardado 3 horas en bus desde Guilin y querían volver haciendo el paseo en barca por el río Li. Nosotros decidimos coger un tuk-tuk por 20 yuans hacia el Mural de los 9 Caballos, pensando que quizás allí nos podríamos librar de la mafia y conseguir la barca a un precio razonable. Casualmente, al poco de arrancar el tuk-tuk vimos a los suizos en plena negociación, y le pedimos al conductor que parara para proponerles que vinieran con nosotros. Pero una señora bamboo, viendo que su negocio podía escaparse, le gritó al conductor para que continuara. ¡Nos quedamos flipados! Era un tinglado mafioso en toda regla.
Barcas que hacen paseos por el río
En el puerto que hay al lado del Mural de los 9 Caballos nos pedían 150 yuans cada uno para ir a Yangdi. Pero estábamos tan enfadados que en aquel momento no nos apetecía. Pensamos en caminar por un sendero que va paralelo al río Li y coger mas tarde una barca para regresar a Xingping. Para iniciar el sendero teníamos que atravesar al otro lado del río, y vimos que un pequeño ferry se encargaba de transportar personas y pequeños vehículos de una orilla a otra. Ninguno de los pasajeros chinos pagó nada, pero a los turistas un hombre malcarado nos exigió 10 yuans por barba. Un grupo de jóvenes franceses había subido con nosotros, y al ver el percal, se negaron a pagar, quizás también estaban escamados de la mafia de las señoras bamboo. Pero hasta que no pagaron, el barco no se movió del puerto, y nosotros acabamos haciendo lo mismo. Empezábamos a odiar aquel lugar.
Pequeño ferry para atravesar el río
Al menos, al llegar al otro lado, tuvimos una vista privilegiada del Mural de los 9 Caballos. Ya lo habíamos visto el día que hicimos el crucero en barco por el río Li, pero no nos dejaba de parecer impresionante. Caminar por el sendero se hizo un poco difícil, ya que las lluvias lo habían dejado todo encharcado y embarrado. Y las vistas, aunque eran bonitas, tampoco eran nada del otro mundo. No eran mejores que las que tuvimos el día del crucero.
Frente al Mural de los 9 Caballos
Paisajes entorno del río Li
A orillas del río Li
Caminamos un par de kilómetros hacia al norte, cuando vimos un pequeño puerto a orillas del río en la que pensamos que podríamos coger una barca de regreso a Xingping. Al acercarnos vimos que en realidad era una pequeña caseta donde hacían reportajes fotográficos (a los chinos les encantan). Unos turistas chinos, que habían llegado con su barca, estaban allí haciéndose unas fotos. Por suerte, había una turista que sabía inglés y le explicamos nuestro plan para ver si podía hablar con los de la caseta para que nos gestionaran una barca para volver a Xingping. Ella se puso lívida al hablar con ellos, ya que le pidieron 400 yuans, y su grupo de 4 había pagado 200 por ir de Yangdi a Xingping. ¡Nos estaban pidiendo el doble del precio por hacer la mitad del trayecto! Y lo que mas nos indignaba era que en ese momento supimos lo que realmente valía el trayecto completo, 200 yuans (independientemente de la cantidad de personas). Los de la caseta se negaron a rebajar nada, parecía que no tenían ningún interés en ayudarnos ni en ganar algo de dinero. Así que volvimos por donde habíamos venido y les dejamos allí.
Deshicimos el camino de vuelta con un humor de perros. Cerca del ferry hacia el Mural de los 9 Caballos dimos con un pequeño puerto con varias barcas, donde nos ofrecían una por 300 yuans. Nos indignamos mas aún, ya que ahora sabíamos el precio real de todo el trayecto (200), y nos pedían mas dinero por un viaje mucho mas corto. Dejamos estar el tema de las barcas, dándolo por imposible, y volvimos a coger el ferry para cruzar a la otra orilla. Allí volvimos a tener un conflicto con unas señoras bamboo, al negociar transporte terrestre hacia Xingping. Como no nos gustaba su precio, fuimos a negociar directamente con un tuktukero, pero ellas nos siguieron y le dijeron que no nos rebajara nada. Al final claudicamos e hicimos el trayecto por 40 yuans, el doble de la ida. Solo queríamos largarnos de aquel infierno.
La mafia organizada que hay en Xingping hace que sea un destino a evitar. No solo porque si quieres ir en barca por el río Li te intenten cobrar mas del doble si no que también se encargan de que no puedas regatear para conseguir un precio justo. Además, la excursión por la orilla del río no vale mucho la pena, aunque solo hicimos un pequeño tramo (el sendero finalmente llega a Yangdi). A nuestro entender, solo hay una cosa que puede valer la pena en Xingping: nos explicaron que existe un sendero que asciende por uno de los peñascos cercanos al pueblo, con un mirador con unas vistas fantásticas. Aquel día lo habíamos descartado por el mal tiempo y la mala visibilidad que había, pero nos quedamos con las ganas de subir.
Como era relativamente pronto, cogimos el bus hacia Fuli (6 yuans por persona), que nos venía de camino a Yangshuo. El bus nos dejó en una carretera polvorienta en medio de la zona nueva del pueblo. Se suponía que había un centro histórico adoquinado, pero no sabíamos donde quedaba. En un momento de lucidez, pensamos que éste quizás estaría en la zona del puerto, ya que sabíamos que Fuli era parada de ferrys. Así que cogimos un tuk-tuk para allá (15 yuans) y cruzamos los dedos. La buena noticia fue que dimos en el clavo, el centro histórico de Fuli estaba cerca del puerto. La mala es que no valía mucho la pena, todo eran casas destartaladas sin nada de encanto. Aprendimos que, cuando la Lonely explica un lugar en un párrafo (como en el caso de Fuli), no es muy interesante.
Zona nueva de Fuli, sin interés...
Centro de Fuli, también sin interés 
Desde el puerto de Fuli había un ferry que cruzaba al otro lado del río, y decidimos usarlo (10 yuans) para después ir volviendo hacia Yangshuo, ya que empezaba a hacerse de noche. El ferry atracó en Dutou, un pequeño pueblo sin rastro de occidentales ni de sus actividades. El plan era coger algún transporte que nos volviera a Yangshuo, pero al llegar a la carretera principal, vimos que por allí no pasaba ni un alma. Aquella era una pequeña aldea que no tenía ninguna infraestructura y sus lugareños solo iban allí a dormir. Al vernos perdidos en aquel lugar, en nosotros afloró todo el estrés y la frustración que habíamos acumulado durante todo día. Al ver la tensa escena que montamos entre los dos, un grupo de chinos se acercó a ayudarnos, y por suerte, uno hablaba inglés. Hizo unas llamadas y consiguió que un chico con una moto nos llevara a los dos a Yangshuo por 50 yuans (un precio mas que justo). La felicidad que experimentamos no se puede explicar, ya nos veíamos caminando los 10 km que había hasta Yangshuo. El viaje en moto fue muy incómodo, pero estábamos muy contentos de que al menos, el día acabara bien.
El motorista nos dejó en la West Street, que a esa hora estaba llena de gente y de puestos de brochetas y comida callejera. Caímos en la cuenta que, con tanto estrés, apenas habíamos comido en todo el día. Había unos puestos que servían una especie de langostas con buena pinta, pero después de tanto trajín nos apetecía sentarnos en un restaurante. Al final acabamos en Gan’s Noodle House, un sencillo restaurante de comida local. Nos apetecía probar uno de los platos locales, pijiu yu o pescado a la cerveza (su nombre lo dice todo), y también pedimos una especie de patatas estofadas con costillas de cerdo. Mientras esperábamos la comida, el camarero nos enseñó una bolsa que, para nuestra sorpresa, ¡tenía un pescado vivo dentro! En China es habitual que los comensales den el visto bueno al pescado antes de cocinarlo. Toda la comida estaba muy buena, nos pareció un buen sitio para comer cocina china. La cena nos salió un poco cara, 159 yuans (22 €), sobre todo por el pescado (700 g 100 yuans), un plato siempre caro en China.
Puestos de langostas en la West Street
Nuestra cena en Gan's Noodle
A la vuelta al hotel, volvimos a encontrarnos con Dan y Lena, la pareja de israelíes con los que habíamos ido a los arrozales de Longi. Ellos habían ido a Xingping el día anterior con la idea de estarse varios días allí. Pero hicieron solo un paseo con barca y volvieron a Yangshuo el mismo día porque les pareció que no había nada mas que hacer. Nos despedimos definitivamente de ellos ya que el día siguiente nosotros ya partíamos rumbo a Hong Kong.

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