Del 5 al 10 de diciembre de 2015
A medida que se iba acercando el final del 2015 dudábamos si hacer alguna escapada para redondear este año viajero. El puente de diciembre nos ofrecía una gran oportunidad, pero no nos decidimos hasta el último momento, cuando faltaba menos de un mes para esas fechas. Habíamos pensado de ir a alguna ciudad europea con mercados navideños, y de las muchas opciones disponibles nos quedamos con la capital austríaca, Viena. Es una ciudad llena de historia, famosa por sus fastuosos palacios, y con una gran tradición de mercados navideños. Y era un lugar al que le teníamos ganas, después de no haberla podido visitar en nuestro viaje por el Tirol de Austria ni por la ruta de Eslovaquia y Hungría (y eso que usamos su aeropuerto para llegar a la zona!).
Del 5 al 10 de diciembre de 2015
A medida que se iba acercando el final del 2015 dudábamos si hacer alguna escapada para redondear este año viajero. El puente de diciembre nos ofrecía una gran oportunidad, pero no nos decidimos hasta el último momento, cuando faltaba menos de un mes para esas fechas. Habíamos pensado de ir a alguna ciudad europea con mercados navideños, y de las muchas opciones disponibles nos quedamos con la capital austríaca, Viena. Es una ciudad llena de historia, famosa por sus fastuosos palacios, y con una gran tradición de mercados navideños. Y era un lugar al que le teníamos ganas, después de no haberla podido visitar en nuestro viaje por el Tirol de Austria ni por la ruta de Eslovaquia y Hungría (y eso que usamos su aeropuerto para llegar a la zona!).
Aunque nos decidimos tarde, el vuelo con la aerolínea austriaca Nikki nos salió muy bien de precio, 138,27 € por persona (comprado a menos de un mes de antelación). Pese a ser fechas muy caras para viajar, conseguimos ese buen precio sobre todo volviendo dos días después del fin del puente. Lo que nadie nos quitó fueron los elevados precios del alojamiento en Viena para esas fechas ni la poca disponibilidad para los días que íbamos a estar. Pero todo lo referente al hotel ya os lo explicaremos en el primer diario de viaje.
La primera sensación que tuvimos en Viena es que estábamos ante una ciudad monumental. Sus calles están llenas de mansiones barrocas y de iglesias bellamente decoradas. Quizás le falta algo de carácter, ya que nos pareció que al final toda tenía el mismo aspecto. No como otras ciudades, cuyos barrios son muy diferentes entre si (por ejemplo, Berlín). Pero esa carencia la compensaban los mercados navideños, que le daban color y alegría. Casi en cada plaza había uno, aunque a menudo parecían mas bien sitios donde entrar en calor con el vino caliente (glühwein).
Alguien puede pensar que 6 son demasiados días para visitar una ciudad como Viena, cuyo centro no es demasiado grande. Pero los días de ida y vuelta no dieron turísticamente para casi nada, y en uno de los días hicimos una excursión fuera de Viena. De forma que nos quedaron tres días completos para recorrer la ciudad. A esto le tenemos que sumar los días tan cortos (y fríos) que hay en diciembre, y el aliciente extra de los puestos navideños. Así que en tres días enteros no nos faltaron cosas que ver y hacer.
En general podemos decir que nos ha gustado Viena y su ambiente navideño. Es cierto que para nosotros está por debajo de una ciudad similar como Praga, pero bien merece una escapada. Siempre recordaremos los fastuosos palacios de Schönbrunn o de Hofburg, la grandiosidad de la catedral de Stephansdom, los maravillosos frescos de la cúpula de Karlskirche, el olor a libro viejo en la Biblioteca Nacional, el ambiente festivo del Prater, las agradables avenidas del Graben o de Kärntnerstrasse o la extraña arquitectura de la Hundertwasser House. De los muchos mercados navideños es difícil quedarse con uno solo, todos son bonitos, pero podríamos mencionar el de Maria-Theresien-Platz. Y como no olvidar su gastronomía, fue genial saborear una buena melange en el histórico Café Central, acabar una agotadora jornada turística merendando una sachertorte, ir a Grinzing a cenar en un heuriger o zamparnos un schnitzel de mas de un palmo en el Figlmüller.
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Merendando sachertorte y apfelstrudel |
Este es el resumen de lo que hemos hecho día a día
- Día 1 - llegada. Llegamos a Viena a media tarde, y solo nos dio tiempo de ir a un par de mercados navideños, los de Rathausplatz y de Maria-Theresien-Platz, que son los que mejores recuerdos tenemos, quizás porque fueron los primeros...
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Iluminación navideña en Rathausplatz |
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Puesto con dulces navideños en Maria-Theresien-Platz |
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- Día 2 - Hofburg y la zona oeste del centro. El palacio de Hofburg fue la visita mas importante de aquel día. Visitamos la Platería de la Corte, el Museo de Sissi y los Aposentos Imperiales, además de la Biblioteca Nacional, que fue lo que mas nos gustó del conjunto. El palacio nos pareció muy similar a otros que habíamos visto en otras ciudades europeas.
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Palacio de Hofburg |
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Biblioteca Nacional |
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Después fuimos hacia la parte oeste del Ring, la avenida que limita el centro, donde vimos de día Maria-Theresien-Platz y Rathausplatz y sus mercados. Después volvimos al centro y paseamos por Herrengasse y disfrutamos del ambiente navideño en las plazas de Freyung y Am Hof. Acabamos el día en el animado barrio de Spittelberg, cenando en una típica cervecería.
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Mercado navideño de Freyung |
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Mercado navideño de Am Hof |
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- Día 3 - Stephansdom y la zona este del centro. Empezamos el día paseando por Kärntnerstrasse, una de las mas agradables del centro. Callejeamos por las pequeñas calles que dan esta avenida, mas tranquilas e interesantes, como Annagasse. De esta zona también tenemos que destacar los espectaculares sarcófagos de la Cripta Imperial (Kaisergruft), donde están enterrados la mayoría de los Habsburgo.
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Kärntnerstrasse |
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Cripta Imperial |
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Pero sin duda la catedral o Stephansdom fue el plato fuerte del día. Además de observar impresionados su espectacular interior, también subimos a su torre para contemplar las vistas de la ciudad. También nos gustó el mercado navideño cercano de Stephansplatz.
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Interior de Stephansdom |
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Mercado navideño de Stephansplatz |
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Acabamos la tarde paseando por la agradable avenida de Graben y por zona norte del centro, donde nos sorprendió el curioso reloj del Hohermarkt. Para cenar nos acercamos al parque de atracciones Prater, animado por un mercado navideño. Fue una lástima encontrarlo casi todo cerrado, aunque logramos hacernos una idea de cómo debe ser a pleno rendimiento.
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Graben |
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Parque de atracciones Prater |
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- Día 4 - Schönbrunn, Karlskirche y Grinzing. Empezamos el día visitando el palacio de Schönbrunn, que se nos hizo menos pesado de lo que pensábamos, aún pagando la entrada que incluía la visita a mas salas. Por ser invierno, no pudimos entrar en la Glorieta o en el Laberinto, pero dimos una vuelta por sus jardines.
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Palacio de Schönbrunn |
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Fuente de Neptuno, Schönbrunn |
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Volvimos al centro de Viena para visitar la Karlskirche, donde un ascensor te lleva tan cerca de su cúpula que se pueden apreciar todos los detalles de sus espectaculares frescos. Después nos acercamos al Naschmarkt, el famoso mercado vienés, que aquel día estaba un poco alicaído al ser festivo. Luego cogimos el metro hasta la Hundertwasser House, para dar un vistazo a su curiosa arquitectura.
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Karlskirche |
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Frescos de la cúpula de Karlskirche |
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Naschmarkt |
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Hundertwasser House |
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Para acabar el día, nos desplazamos a los alrededores de Viena, a Grinzing, famosa por sus heuriger. Estas son una especie de tabernas que producen su propio vino, que venden acompañado de comida tradicional y a veces de música en directo. Al ser festivo, no tuvimos mucho donde elegir, pero nos gustó la cena del heuriger donde fuimos a parar.
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Nuestra cena en un heuriger |
- Día 5 - excursión a Melk y St. Pölten. La prioridad de aquel día era visitar la abadía de Melk. Pero al ser invierno solo se puede visitar con guía dos veces al día, y eso nos condicionó el desarrollo de la jornada. Pero la visita guiada nos gustó mucho, aunque fue corta (una hora) pudimos ver todas las maravillas de la abadía.
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El pueblo de Melk |
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Abadía de Melk |
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Biblioteca de la Abadía |
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Iglesia de la Abadía |
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Por la tarde hicimos una parada en St. Pölten, que nos venía de camino en tren. No teníamos muchas expectativas y por eso seguramente nos gustó. Tiene un centro histórico pequeño y tranquilo, ideal para pasear un par de horas. Al regresar a Viena, aprovechamos para pasear un poco por las calles con mas iluminación navideña del centro. Y para cenar fuimos al Figlmüller, un restaurante conocido por sus schnitzel tamaño XXL.
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St. Pölten |
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Los "super-schnitzel" de Figlmüller |
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- Día 6 - despedida. El último día no tuvimos tiempo de nada. Por la mañana salía nuestro vuelo de regreso, así que nada mas desayunar ya nos fuimos al aeropuerto.
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