8 de marzo de 2015
Ese día lo dedicamos a explorar los barrios periféricos de Múnich. Primero fuimos al palacio de Nymphenburg, en el que descubrimos el lujo de sus aposentos y la tranquilidad de sus jardines. Después hicimos una breve visita al BMW Welt, donde la marca bávara expone sus coches para envidia del personal. Luego paseamos por el gran parque de Olympiapark y volvimos al centro de Múnich para dar una vuelta por su Distrito del Arte, aunque no tuvimos tiempo de entrar en ninguno de sus museos.
Para visitar estas zonas de Múnich usamos como medio de transporte el bus turístico de Gray Line, ya que la Oficina de Turismo de Múnich había tenido la cortesía de proporcionarnos un par de billetes gratuitos (aprovechamos para agradecérselo)
8 de marzo de 2015
Ese día lo dedicamos a explorar los barrios periféricos de Múnich. Primero fuimos al palacio de Nymphenburg, en el que descubrimos el lujo de sus aposentos y la tranquilidad de sus jardines. Después hicimos una breve visita al BMW Welt, donde la marca bávara expone sus coches para envidia del personal. Luego paseamos por el gran parque de Olympiapark y volvimos al centro de Múnich para dar una vuelta por su Distrito del Arte, aunque no tuvimos tiempo de entrar en ninguno de sus museos.
Para visitar estas zonas de Múnich usamos como medio de transporte el
bus turístico de
Gray Line, ya que la
Oficina de Turismo de Múnich había tenido la cortesía de proporcionarnos un par de billetes gratuitos (aprovechamos para agradecérselo). Los billetes eran válidos para el
Gran Hop-on-off city tour, que precisamente va hacia los dos principales lugares que queríamos visitar, Nymphenburg y Olympiapark. Como es usual en estos buses, te puedes subir y bajar tantas veces como quieras. Al ser zonas alejadas del centro, ir en transporte público es un poco complicado, así que este bus es una buena opción. El precio del tour es de 20 € por persona.
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Bus turístico de Gray Line |
Aquel día nos costó un poco mas de lo normal levantarnos después de la gran caminata que nos pegamos el día anterior. El bus turístico de Gray Line salía muy cerca de nuestro hotel, justo enfrente de la Hauptbahnhof. Y parecía que tenía mucho éxito entre los turistas: pese a no ser una época con muchos visitantes, el bus iba lleno hasta los topes. Durante el trayecto iban explicando algunas cosas interesantes por megafonía en inglés y alemán, y mediante los auriculares se podía oír en español; pero en ese primer trayecto se nos olvidó cogerlos. En media hora llegamos al gran palacio de Nymphenburg, la residencia de verano de los reyes de Baviera. Fue construido en el siglo XVII en estilo barroco, y sus sucesivos inquilinos lo fueron embelleciendo y ampliando hasta constituir el gran complejo palaciego que es hoy en día.
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Palacio de Nymphenburg |
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Palacio de Nymphenburg desde un lago |
El bus turístico nos dejó muy cerca de la entrada, a orillas de un pequeño lago, desde donde pudimos empezar a ver la grandiosidad del palacio. Como era fin de semana, había mucha gente por todas partes, ya que los jardines del palacio funcionan como parque público. Pero antes de pasear por ellos fuimos a visitar las dependencias del palacio (entrada: 6€). Una de las primeras salas que se ven es una de las mas espectaculares, la sala de fiestas, con sus altos techos y frescos adornando las paredes. Después fuimos pasando por una sucesión de habitaciones cada vez mas lujosas y ricamente decoradas. Una de las salas mas curiosas es la
Galería de las Bellezas de Luís I, con los cuadros de las mujeres que, a juicio del monarca, eran las mas bellas. En el elenco había mujeres de todas las condiciones sociales y nacionalidades, incluyendo la propia amante del rey.
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Sala de fiestas del palacio |
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Dormitorio |
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Alguno de los cuadros de la Sala de las Bellezas |
La visita al palacio de Nympenburg nos gustó, aunque sus dependencias palaciegas nos parecieron muy similares a las de la Residenz. Quizás visitando uno de los dos palacios ya tienes una idea de las residencias de los reyes bávaros. En comparación con la Residenz, Nympenburg tiene la desventaja de estar alejado del centro. Pero la ventaja de tener agradables jardines (que veremos a continuación) y menos salas (en la Residenz se pasa por tantas que al final te saturas un poco).
Luego fuimos a dar una vuelta por los extensos jardines de Nymphenburg, llenos de gente disfrutando del sol y haciendo deporte. Marzo seguramente no es el mejor mes para visitar un jardín de este tipo. Los árboles no habían sacado sus hojas y a las plantas todavía le faltaban semanas para florecer. Pese a ello, nos pareció un sitio agradable, en primavera o verano debe ser todo una delicia. Dispersos por el jardín había algunos pequeños edificios barrocos que pertenecían al palacio, como el Amalienburg, cerrados en aquella época. Nos pareció muy curiosa la Magdalenenklause, una ermita que pretendía imitar un antiguo templo en ruinas, y la verdad es que lo conseguía bastante.
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Jardines de Nymphenburg |
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Ermita de Magdalenenklause |
Al lado de Nymphenburg está el Jardín Botánico de Múnich, al que nos acercamos a dar un vistazo. Como en el caso de los jardines de Nymphenburg, no es muy buena época para las plantas, todo justo empezaban a florecer las primeras bulbosas. Al llegar al extremo del Jardín Botánico nos topamos con la caja, nos pareció raro que entrando por la entrada de Nymphenburg no hubiera que pagar entrada y que por acceder por la entrada principal sí. De todas formas pagamos la entrada (5,50 €), ya que queríamos ver las plantas tropicales de los invernaderos. Allí, el microclima cálido permite el crecimiento de plantas propias de lugares a miles de kilómetros de distancia: cactus y plantas crasas de diferentes desiertos del mundo, bonitas orquídeas, plantas carnívoras (eran las que tenían mas éxito entre los visitantes), helechos arborescentes, palmeras, bromelias, etc. Como botánicos nos gustó mucho este recorrido por la flora exótica mundial.
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Orquídeas |
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Invernadero con cactus |
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Helechos arborescentes |
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Bromelias y otras plantas tropicales |
Regresamos a la parada del bus turístico y lo cogimos para bajar en la siguiente, la del
BMW Welt. El enorme edificio futurista ya impresiona de por si, pero dentro parece que estés en la nave
Enterprise. Allí están expuestos los últimos modelos de la marca alemana. Incluso hay una zona donde en teoría se pueden ver como entregan los flamantes BMW a sus nuevos propietarios, bien a la vista de todo el mundo. Nosotros no le dedicamos mucho tiempo a estar por allí, no somos muy aficionados al mundo del motor (nuestro coche es un viejo Ibiza de segunda mano que nos hace la mar de felices). Pero los fans de los cochazos disfrutarán como enanos. Justo al lado del BMW Welt está el enorme edificio de la
sede de BMW, que está inspirado en la turbina de un coche. Y enfrente hay un pequeño edificio en forma de tazón que aloja el
BMW Museum, al que no fuimos.
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Todoterreno dentro del BMW Welt |
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Flamante deportivo |
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Edificio del BMW Welt, con la sede de BMW y el BMW Museum a la derecha |
Para ir al siguiente lugar no teníamos que volver a coger el bus turístico, simplemente caminar por un puente peatonal que atraviesa la carretera. En un momento estábamos en el Olympiapark, el Parque Olímpico donde se celebraron las olimpiadas de 1972. A primera vista nos pareció un gran parque con algunas instalaciones deportivas, ya que los espacios verdes superan claramente al cemento. Lo mas impresionante es el Estadio Olímpico, con su curiosa cubierta que todavía hoy parece futurista y su sorprendente diseño, con una mitad de la grada a nivel del suelo y otra elevada. Con el mismo diseño había otros dos edificios mas pequeños, el Olympiahalle (un estadio multifuncional) y el Olympia Schwimmhalle (para los deportes acuáticos). Y presidiendo todo el conjunto, la Olympiaturm, una enorme torre de televisión muy similar a la que hay en muchas ciudades del mundo.
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Panorámica del Olympiapark |
A la Olympiaturm se puede subir para tener vistas del complejo y de la misma ciudad de Múnich. Pero como hay que pagar (5,50 € por persona) mucha gente recurre a una opción gratuita, un mirador situado en una pequeña colina a unos 500 m al sur de la torre. Obviamente, la colina es mucho mas baja que la torre, pero las vistas nos parecieron bastante buenas. Al sur se ven algunos de los edificios del casco histórico, aunque bastante a lo lejos, ya que quedan a mucha distancia. La mejor vista es hacia al norte, donde se ven muy bien todos los edificios del Olympiapark.
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Vista desde el mirador hacia el centro |
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De derecha a izquierda, Olympiaturm, Schwimmhalle y Olympiahalle |
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La Olympiaturm, los edificios de BMW y los jardines de Olympiahalle |
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El Estadio Olímpico de Múnich |
Al bajar de la colina, nos topamos con el
biergarten del
Olympiapark y, una vez mas, tuvimos la suerte de encontrarlo abierto. Como no habíamos comido nada pedimos unas currywrust con patatas fritas y una hell (jarra de medio litro de cerveza) por 11,50 €. Las currywrust nos hicieron recordar nuestro viaje a
Berlín de hace un año, aunque las que comimos allí nos parecieron mas buenas (quizás por que fueron las primeras...).
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Nuestro almuerzo: currywrust con cerveza |
Ya habíamos acabado el grueso de las visitas de ese día y estábamos muy contentos de cómo había ido. Como todavía quedaba una horita de sol, cogimos el bus turístico y, en vez de regresar a la estación central, nos bajamos en el Distrito del Arte (Kuntsareal), donde se encuentran los museos de arte mas importantes de la ciudad. A la hora que era (las 5 de la tarde) ya no teníamos tiempo de entrar en ninguno, aunque tampoco somos grandes amantes del arte. Pero para la gente que sí que le guste, hay tantos museos que se pueden tirar un día entero. En la Königsplatz está el Museo de Escultura (Gliptothek) y el de Antigüedades (Antikensammlungen), cuyos edificios forman un conjunto con la puerta del Propyläen (cada uno está hecho en uno de los estilos artísticos clásicos, dórico, jónico y corintio). Un poco mas al norte está la Antigua Pinacoteca (Alte Pinakothek), la Pinacoteca Nueva (Neue Pinakothek), el Museo de Arte Moderno (Pinakothek der Moderne)... solo por comentar algunos de los ellos, hay muchos mas!
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Glyptothek |
Volvimos a la parada del bus turístico para hacer el corto trayecto que nos separaba de la estación central. Aquí vino la única experiencia negativa con este medio de transporte: según el folleto que nos habían facilitado, todavía pasaban buses a aquella hora. Pero tras esperar un buen rato, vimos que en la parada había un plafón donde decía lo contrario, ya que era horario de inverno. No fue mucho problema, fuimos caminando hacia al centro, así veríamos sus edificios iluminados de noche.
Después de pasear un rato, empezamos a buscar sitio para cenar. Como era domingo, muchos restaurantes del centro estaban cerrados. Al final acabamos en el
Cafe am Marienplatz donde servían comidas sin muchas pretensiones. Pensábamos que al ser tan céntrico sería muy caro, pero los precios de la carta nos parecieron aceptables. Pedimos dos platos típicos bávaros,
käsespätzle (una especie de pasta parecida a pequeños ñoquis, acompañada de una salsa de queso y cebolla frita) y
weisswrust (la típica salchicha blanca acompañada de mostaza dulce). El käsespätzle nos sorprendió por lo bueno que estaba, se notaba que le habían puesto buen queso. Las salchichas blancas eran un poco insípidas, pero con la mostaza dulce ganaban mucho (por cierto, ahora sabemos que se comen sin piel...). Junto con dos jarras de cerveza, la cena nos costó 27,80 €, bastante barato para ser Múnich.
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Käsespätzle |
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Weisswrust |
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El Nuevo Ayuntamiento de noche |
Ahhh conozco esa comida como si fuera ya parte de mí jajaja he visitado Múnich unas cuantas veces pero hay algunas cosillas que no he visitado de las que habéis mostrado :)
ResponderEliminarEs lógico no conocer todos los lugares de una ciudad. Nosotros queríamos conocerla bien y la pateamos a fondo :)
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