MÚNICH 1: llegada

6 de marzo de 2015 Aunque el primer día empezó relativamente pronto, se nos fue gran parte del tiempo en los vuelos y en la escala de Madrid. Llegamos a Múnich por la tarde, solo con tiempo para instalarnos en nuestro hotel e ir a cenar a una típica cervecería bávara. Nuestro vuelo de Iberia del puente aéreo Barcelona - Madrid salía a las 11:30 h. Al llegar al aeropuerto de Madrid - Barajas, teníamos unas dos horas para el vuelo de Múnich. Pero teníamos que cambiar de terminal, desde la moderna T4 hasta la antigua T2. Aunque ello no nos supuso mucho tiempo, hay un bus lanzadera que conecta la terminal 4 con el resto (unos 15 minutos entre unas cosas y otras).

6 de marzo de 2015

Aunque el primer día empezó relativamente pronto, se nos fue gran parte del tiempo en los vuelos y en la escala de Madrid. Llegamos a Múnich por la tarde, solo con tiempo para instalarnos en nuestro hotel e ir a cenar a una típica cervecería bávara.

Nuestro vuelo de Iberia del puente aéreo Barcelona - Madrid salía a las 11:30 h. Al llegar al aeropuerto de Madrid - Barajas, teníamos unas dos horas para el vuelo de Múnich. Pero teníamos que cambiar de terminal, desde la moderna T4 hasta la antigua T2. Aunque ello no nos supuso mucho tiempo, hay un bus lanzadera que conecta la terminal 4 con el resto (unos 15 minutos entre unas cosas y otras). Llegamos con mucho tiempo a la T2, lo suficiente para dar una vuelta por allí y comernos los bocadillos que llevábamos desde casa. Allí cogimos el vuelo de Air Europa dirección a Múnich que ganamos en un premio.

Para ir desde el aeropuerto de Múnich al centro la mejor opción es el tren. En la misma terminal del aeropuerto hay una estación del S-Bahn (sería como el “Cercanías” de aquí) del que salen dos líneas: la S1 (que va al oeste de la ciudad) y la S8 (que va al este). Los trenes salen cada 20 minutos de cada línea, tardan unos 40 minutos en llegar al centro y el billete sale por 10,80 € por persona. Nosotros íbamos a la Hauptbahnhof (la estación central de Múnich), donde convergen la S1 y la S8, así que no tuvimos que esperar mucho tiempo nuestro tren, cualquiera de las dos líneas nos iba bien.

Sobre las 19 h llegamos a la Hauptbahnhof de Múnich, la gran estación de trenes donde confluyen tranvías, cercanías y trenes de largo recorrido. Nuestro hotel estaba cerca, era el Schiller5 Hotel & Boardinghouse, cortesía de la Oficina de Turismo de Múnich. Es todo un hotelazo, mucho mejor a lo que solemos permitirnos en nuestros viajes. La habitación era enorme y muy confortable, tenía una pequeña cocina y un pequeño comedor con una mesa y sillas. Mas adelante haremos un post para mostrarlo en profundidad.

Nuestra habitación en el Schiller5

Christian Valentini (de la Oficina de Turismo de Múnich) nos había hecho llegar a la habitación una carpeta llena de documentación sobre la ciudad: mapas, guía de eventos, folletos sobre tours… ¡no nos iba a faltar nada de información con todo aquello! Lo mejor de todo fue un billete para usar todos los transportes metropolitanos de Múnich durante 3 días y unos tickets para usar el bus turístico de Gray Line. ¡Qué bien que nos estaban cuidando en este viaje!

Además había una bolsa de tela, ¡nos encanta!

Este es todo el material, cortesía de la Oficina de Turismo de Múnich, que nos esperaba en la habitación

Después de acomodarnos en la habitación teníamos cita con Sebastian Sebald, el gerente del Hotel Schiller5, que nos quería dar la bienvenida al hotel y a la ciudad. Acompañados de unas buenas cervezas, nos estuvo explicando algunas cosas muy útiles de la ciudad, ese tipo de cosas que no explican las guías. Nos mostró en un mapa los mejores restaurantes de cocina bávara, algo que nos interesaba mucho. Fue muy amable, nos hizo pasar un buen rato y nos proporcionó información muy útil.

Las cervezas que nos tomamos con el gerente del hotel

Para cenar pensamos ir a una cervecería bávara, el mejor sitio para degustar la cocina local y disfrutar de su auténtico ambiente. No nos lo pensamos mucho, ya que cerca de la Hauptbahnhof está el Augustiner Bräustuben, el restaurante de la cervecería Augustinerbräu, la mas grande y antigua de Múnich (¡empezaron a elaborar cerveza en el siglo XIV!). Nada mas entrar nos dimos cuenta que, aunque allí se sirviera comida, una cervecería bávara no tenía nada que ver con un restaurante. En el interior reinaba un alegre bullicio, lleno de animadas conversaciones, risas y brindis con jarras de cerveza. Las mesas eran largas y comunitarias, así que buscamos un hueco en alguna de ellas. Nos sorprendió ver que muchos muniqueses iban vestidos con el traje tradicional bávaro: los hombres con sus pantalones cortos de cuero de ciervo, los lederhosen, y las mujeres con los dirndl. Eso le daba un ambiente mas especial aún a aquel lugar. Realmente vale mucho la pena ir a una cervecería típica a empaparse de su ambiente; allí los alemanes dejan de ser rectos y cuadriculados y se transforman en alegres y festivos.

Ambiente de la cervecería

Locales con los típicos trajes bávaros

Para cenar pedimos Bierkutscherpfandl (una especie de bandeja de especialidades bávaras, con medio codillo, cerdo asado, pato asado y salchichas) y Gebackenes Schweineschnitzel (chuleta de cerdo empanada). La bandeja de carnes era muy buena y variada, y el schnitzel estaba simplemente delicioso. Como no podía ser de otra forma, para beber nos pedimos un par de “helles” (nombre genérico de las jarras de cerveza de medio litro, en singular “hell”) de Augustinerbräu, una de las mejores cervezas que hemos bebido nunca. En aquella cervecería fue donde vimos las jarras de cerveza mas baratas, a solo 2,65 € cada una (normalmente valían de 4 a 5 €). En total la cena nos costó 30,05 €, nos pareció bastante barato tratándose de Múnich. Nos fuimos muy satisfechos tanto del ambiente como de la comida y de la bebida.

Bierkutscherpfandl

Disfrutando de la buena cerveza Augustinerbräu (al fondo a la izquierda, había unos locales muy auténticos!)

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