INDONESIA 21: Jakarta

16 de agosto de 2014 Nuestro último día en Indonesia lo dedicamos a visitar su capital, Jakarta. Paseamos un poco por su centro, visitando la plaza Merdeka, la Mezquita Istiqlal, la Catedral y el Museo Nacional. Después fuimos hacia Kota, donde los holandeses fundaron su antiguo asentamiento de Batavia. Finalmente nos acercamos al barrio chino de Glodok para contemplar el templo de Jin de Yuan. A la noche cogimos el vuelo de vuelta a casa que daría por acabado nuestro fantástico viaje. Como era el último día decidimos no ponernos el despertador y levantarnos cuando el cuerpo dijera basta de dormir. El desayuno en el Favohotel Glodok fue un poco decepcionante comparado con la categoría del hotel. Consistía en un buffet con un poco comida occidental (café, te y tostadas) y una gran sección de platos indonesios, como arroz, tallarines, pollo…
16 de agosto de 2014
Nuestro último día en Indonesia lo dedicamos a visitar su capital, Jakarta. Paseamos un poco por su centro, visitando la plaza Merdeka, la Mezquita Istiqlal, la Catedral y el Museo Nacional. Después fuimos hacia Kota, donde los holandeses fundaron su antiguo asentamiento de Batavia. Finalmente nos acercamos al barrio chino de Glodok para contemplar el templo de Jin de Yuan. A la noche cogimos el vuelo de vuelta a casa que daría por acabado nuestro fantástico viaje.
Como era el último día decidimos no ponernos el despertador y levantarnos cuando el cuerpo dijera basta de dormir. El desayuno en el Favohotel Glodok fue un poco decepcionante comparado con la categoría del hotel. Consistía en un buffet con un poco comida occidental (café, te y tostadas) y una gran sección de platos indonesios, como arroz, tallarines, pollo… quizás no era el tipo de comida que esperábamos encontrarnos en un desayuno, pero estaba buena. Lo peor es que te hacían pagar un extra por cosas tan sencillas como unos pancakes. Una vez desayunados, dejamos las mochilas en el hotel y nos lanzamos a descubrir la ciudad.
La gran mayoría de críticas que habíamos leído sobre Jakarta eran tremendamente negativas, hasta el punto de que había gente que aconsejaba evitarla por lo caótica y sucia que era. Pero queríamos descubrirla por nosotros mismos. El primer barrio que queríamos ver era el centro, una parte relativamente nueva y monumental. Para llegar hasta allí optamos por el transporte público, el Transjakarta, un sistema de buses que funciona como un metro. Estos circulan por carriles segregados y paran en pequeñas estaciones que tienen la curiosidad de estar elevadas un metro del suelo. Nos pareció un sistema de transporte rápido y barato (una tarjeta de 5 viajes nos costó 20.000 rupias, algo mas de 1 €).
Bus y estación elevada del Transjakarta
El Transjakarta nos dejó al lado de la plaza Merdeka, un gran espacio abierto en el corazón del centro de Jakarta. Dentro había jardines cuidados y grandes avenidas que convergían hacia el Monumento Nacional, una alta y esbelta torre que se puede ver desde casi toda la ciudad. Arriba hay un mirador, pero como para subir había una cola interminable decidimos no hacerlo. Dimos un paseo por la agradable plaza, en la que había una gran actividad de gente preparando los desfiles del día de la independencia de Indonesia, que se celebraría al día siguiente.
Plaza Merdeka
Monumento Nacional (Monas)
Después fuimos hacia la zona de Lapangan Banteng, donde están los dos monumentos religiosos mas importantes de la ciudad. Antes pasamos por delante del sencillo edificio del Gedung Pancasila, lugar donde el padre de la independencia indonesia, Sukarno, estableció los principios de la constitución del nuevo país. Esta constitución ha permitido la vida en común de diferentes pueblos indonesios, a menudo con diferentes religiones y lenguas. Un poco mas adelante dimos con la Catedral de Jakarta (o de Nuestra Señora de la Asunción), situada curiosamente enfrente de la principal mezquita de la ciudad (en muchos países islámicos sería impensable). El edificio es relativamente moderno (principios del siglo XX) y tiene todos los elementos de una catedral neogótica europea, como altas naves, púlpitos tallados o un bonito altar mayor. Nos resultaba chocante estar en un país tan lejano y encontrarnos dentro de un templo que podría estar en cualquier país europeo.
Gedung Pancasila
Catedral de Jakarta
Interior de la Catedral, donde se estaba celebrando una boda
Enfrente de la catedral está la Mezquita Istiqlal, una de las mas grandes del sudeste asiático. Al entrar un señor muy amable nos acompañó a una sala para registrarnos como visitantes (donativo obligatorio: 30.000 rupias), donde también nos proporcionaron unas túnicas para vestir en concordancia al lugar. Luego nos acompañó en la visita de la mezquita, contándonos un poco sobre su reciente historia y sobre su arquitectura. Al no ser musulmanes no podíamos entrar en la zona de rezo que vimos desde un piso superior. Finalmente nos dejó solos y nos dijo que podíamos quedarnos el tiempo que quisiéramos. La mezquita nos pareció grandiosa, sobre todo la sala donde hacían las oraciones. Nos recordó por su inmensidad a la gran Mezquita Azul de Estambul, con la diferencia que, en este caso, los mármoles y los relieves estaban substituidos por acero y piedra. Aunque la mezquita era muy moderna, su visita nos pareció interesante. Podéis ver mas información de ella en el blog Gildonesia, una referencia para todo lo que tiene que ver con la capital indonesia.
Mezquita Istiqlal
Panel con las horas de los diferentes rezos musulmanes
Interior de la sala de oraciones
Patio de la mezquita
Vista desde el patio, con un curioso minarete y el Monumento Nacional al fondo
Lo único que nos quedaba por ver en el centro de Jakarta era el Museo Nacional, justo al inicio de nuestra ruta a pie, y para volver allí cogimos un tuk-tuk (30.000 rupias). El museo (entrada: 10.000 rupias) es enorme y alberga interesantes colecciones arqueológicas y etnográficas. La primera parte tenía una buena colección de esculturas hindús y budistas que nos hicieron recordar los templos que habíamos visitado durante nuestro viaje en Java y Bali. También se exhibían objetos históricos a lo largo de toda la historia del país, en especial cerámica. Pero la parte que mas nos gustó era la etnográfica, donde se enseñaba la diversidad cultural del país. Eso nos permitió viajar a través de los objetos que había por muchas islas indonesias a las que no habíamos ido como Sumatra, Kalimatan o Papua. Nos estuvimos un buen rato en el museo, nos gustó tanto que lo recomendamos a cualquiera que esté unas horas en la ciudad.
Museo Nacional de Jakarta
Maqueta de una casa típica de Sumatra
Cabeza humana de Papua
Marionetas antiguas de Bali
Esculturas hindús de Java
Al salir del museo miramos algún sitio para comer algo, pero por aquella zona no había restaurantes ni puestos callejeros. Así que volvimos a coger el Transjakarta y nos fuimos al siguiente barrio que queríamos visitar, Kota. Antiguamente llamado Batavia, fue el emplazamiento fundado por los holandeses para dominar las Indias Orientales. A imagen y semejanza de Amsterdam, los holandeses construyeron bonitas casas burguesas y canales. A primera vista, Kota nos pareció muy agradable para pasear, con algunos edificios históricos y calles peatonales. Antes de ver bien el barrio, nos sentamos a comer algo en Kedai Seni Djakarte, un restaurante popular entre la gente local. Pedimos un solo plato de bakmie goreng, una variante de los fideos fritos con carne. Nos gustó mucho y nos pareció barato, fueron 45.000 rupias (3 €) junto con dos refrescos.
Kota
Bakmie Goreng
Seguimos paseando por Kota, y llegamos a su plaza central, Taman Fatahillah, rodeada de bonitos edificios coloniales. Estaba atestada de gente, unos pasando la tarde y otros preparando aquel lugar para las celebraciones del día de la independencia del día siguiente. El edificio mas famoso de la plaza es el café Batavia, un local histórico que evoca los antiguos años de esplendor de la ciudad. El interior estaba decorado con madera de teca, aunque no nos pareció gran cosa. Dimos un vistazo a la carta y nos horrorizamos ante sus precios, con platos principales de hasta 200.000 rupias (es raro que una cena completa para dos llegue a ese precio en Indonesia). Por eso casi toda la clientela eran occidentales.
Taman Fatahillah
Cafe Batavia
Interior del Batavia
Hasta entonces habíamos visto el Kota bonito, se notaba que el gobierno local había hecho un gran esfuerzo de reconstrucción. Después deambulamos entre las callejas para descubrir el otro Kota, el de las casas que se caían a trozos, el de los edificios históricos que ya no aguantaban mas y el de los canales hediondos. En aquel barrio queda mucho por hacer, pero al menos se veía que en algunos sitios se trabajaba por mejorarlo. A continuación nos acercamos a la Iglesia de Sion, el templo cristiano mas antiguo de la ciudad (siglo XVII). El edificio es muy sencillo, pero estaba muy bien cuidado. El interior tenía un bonito altar de madera situado en una especie de baldaquino.
Edificios destartalados en Kota
Edificios de madera de Kota
Iglesia de Sion
Interior de la iglesia
Al salir de la iglesia nos hacía gracia visitar el barrio chino (Glodok), relativamente cerca de nuestro hotel. Es muy conocido por su mercado callejero, pero como era tarde no sabíamos si aún estarían los puestos abiertos. Aún así, quisimos ir a visitar el templo mas importante del barrio. Nos acercamos a unos tuktukeros para ver cuanto nos cobraban por llevarnos, pero ninguno de ellos sabía donde estaba. Al final uno de ellos, tras preguntar a varios colegas, se hizo una idea de su ubicación (pactamos la carrera en 40.000 rupias). El barrio chino de Glodok es un laberinto de callejas, nos pensábamos que no encontraríamos el templo, pero al final dimos con él. Era el Jin de Yuan, mas conocido como Dharma Bhakti, el templo mas importante de la comunidad china de Jakarta. Como nos había pasado visitando las iglesias cristianas, visitar un templo chino en Indonesia nos provocaba una sensación irreal, como si estuviera en un lugar equivocado. El templo nos pareció chulo, nunca hemos estado en China pero nos pareció bastante auténtico. Lástima que, como ya se había hecho de noche, estaban desmontando los puestos callejeros y no pudimos disfrutar del bullicio del mercado.
Entrada de un santuario del Jin de Yuan
Jin de Yuan
Desde el barrio chino nos acercamos caminando a nuestro hotel, el Favotel Glodok, a recoger nuestras mochilas. Como nos pasó el día anterior, al llegar nos costó mucho dar con los ascensores que llevaban a la planta donde está el hotel. Allí nos aconsejaron que para ir al aeropuerto no cogiéramos los taxis blancos, que no eran de fiar, los mejores eran los azules de las compañías Bluebird o Express. Como habíamos leído muchas historias de robos y timos de los taxistas decidimos hacerles caso. Pero de noche era difícil ver el color de los taxis, e imposible ver de qué compañía eran, así que nos costó lo suyo conseguir el que queríamos. Al final paramos uno de Express, que nos llevó al aeropuerto por 107.000 rupias (incluyendo los peajes), un buen precio teniendo en cuenta que los del hotel nos dijeron que solía costar unas 150.000 rupias.
Skyline de Jakarta
En el aeropuerto de Jakarta tuvimos que hacer una cola interminable para facturar las mochilas en los mostradores de Qatar Airways. Menos mal que íbamos con tiempo, por que nos tiramos casi dos horas esperando. Pensábamos que tendríamos tiempo para cenar algo con tranquilidad, pero al final entre las colas y los controles, enseguida nos llamaron a embarcar. En una especie de colmado (si, nunca sabes que puedes necesitar en un aeropuerto...) compramos un bote de fideos instantáneos a precio de oro (30.000 rupias) y en una pastelería un donut (10.000 rupias). Al menos no subíamos al avión con el estómago vacío, suponíamos que al ser tan tarde ya no nos servirían cena. El vuelo de Qatar Airways salió a las 00:10 h sin problemas y nada mas despegar nos dieron de cenar, pero estábamos tan cansados que apenas comimos. Nos pasamos casi todo el vuelo durmiendo.
Llegamos a la mañana siguiente a Doha, donde teníamos unas pocas horas de espera que gastamos en parte consultando internet en alguno de los macs gratuitos que hay por el aeropuerto (a ver si los europeos toman nota). A la hora de embarcar en el siguiente vuelo, el bus que nos tenía que llevar a través de las pistas parecía no saber donde estaba el avión. Después de dar un montón de vueltas, volvió a la terminal sin conseguirlo. Aunque era pronto por la mañana, el calor del desierto se empezaba a notar y pronto el bus se transformó en una trampa asfixiante. Y para mas inri, cuando finalmente nos llevaron a nuestro avión, éste no estaba preparado y todavía tuvimos que esperar mas dentro de aquel bus que empezaba a parecerse a una sauna. El vuelo salió con retraso pero llegamos bien a Barcelona, que era lo que importaba. Y de esta forma, se acabó nuestro viaje a Indonesia!

0 comentarios:

Publicar un comentario