10 de agosto de 2014
Nuestro último día en las Gili nos lo íbamos a tomar completamente de relax. Empleamos casi todo el tiempo en hacer snorkeling y en pasear por Gili Air. De esa forma también exploramos un poco la isla en la que habíamos estado esos días, que hasta entonces apenas habíamos recorrido.
Aquella mañana Neus se levantó enferma de la barriga. Seguramente le habían sentado mal los cócteles de la noche anterior. Así que se quedó en la cama mientras David se fue hacia la parte norte de la isla a hacer snorkeling. El plan inicial para aquel día era tomar un barco e ir a Gili Meno, pero como ya habíamos estado el día anterior en el tour de snorkeling, decidimos quedarnos en nuestra isla. Para ir al norte de Gili Air David tuvo que atravesar todo el interior de la isla. Hay que decir que esta parte de Gili Air es totalmente diferente a la de la costa: es una enorme extensión árida, en la que no crece la suficiente hierba para alimentar al poco ganado que pace por allí. Las sencillas casas de los autóctonos están diseminadas por esta zona, que está atravesada por una red de caminos en la que es muy fácil perderse. Entre las casas y los pastos magros hay acumulaciones de basuras y escombros que convierten esta parte de la isla en la antitesis de la zona de la costa, con sus rústicos establecimientos para turistas.
Interior de Gili Air
En el norte de Gili Air es donde comienza el gran arrecife que se extiende por la parte oriental de la isla. David hizo un par de snorkelings muy buenos, viendo una gran cantidad de peces de colores y de coral vivo. Al ser por la mañana, la marea estaba alta y resultaba mas cómodo y fácil acceder a la zona del arrecife. Y quizás por ser pronto había muchos mas peces que la primera vez que buceamos, la tarde de hacía dos días. Cuando Neus se encontró mejor, nos reunimos en aquella zona e hicimos algún snorkeling mas, disfrutando un montón de la rica fauna marina del arrecife. Es una lástima no tener imágenes de todo aquello, pero os podéis hacer una idea en el siguiente video.
Playa de Gili Air, una vez que ha bajado la marea
Después descansamos un poco en la playa para secarnos. Hay que decir que las playas de Gili Air nos decepcionaron un poco, no eran tan bonitas como nos esperábamos. Seguramente estábamos un poco condicionados por la imagen que teníamos de las fantásticas playas tailandesas en las que habíamos estado un par de años atrás. Después salimos de la playa para buscar algo para comer. Compartimos una hamburguesa para calmar un poco el hambre en la zona de los restaurantes. Pasamos el resto de la tarde paseando por la isla sin prisas. El día siguiente cogeríamos el fast boat de vuelta a Bali, así que nos pasamos por la oficina del barco para confirmar nuestro billete. Era un trámite un poco tonto, por que nosotros ya habíamos pagado el billete y lo teníamos físicamente, pero se ve que es obligatorio hacerlo.
Zona de restaurantes de Gili Air
Zona turística de Gili Air
Cuando ya atardecía empezó a llover con ganas. Decidimos ponernos a cubierto en algún restaurante y hacer una cena temprana. Elegimos el Bulan Madu Bar, el restaurante del hotel del mismo nombre (en Gili es algo habitual: la mayoría de los alojamientos tienen su propio restaurante). Pedimos un plato de pescado variado (con sepia, gambas y varios pescados) y brochetas de pollo. Los platos eran muy sencillos, pero también buenos. Junto con un agua y una cerveza, la cena nos costó 170.000 rupias (unos 11 €).
Nuestra cena
Vaya! A nosotros no nos llovió nada durante nuestra estancia en las Gili (en Ubud sí que llovió alguna noche) y eso que tuvimos el mismo itinerario casi en las mismas fechas!
ResponderEliminarEspero ansiosa vuestro siguiente capítulo en Sulawesi.
Un saludo!
Pues vaya suerte que tuvisteis! En Bali nos cayeron unas pocas tormentas y en Gili nos llovió dos de las tardes, aunque tampoco fue un gran temporal.
EliminarSaludos