4 de agosto de 2014
Este día haríamos una gran ruta por el este de Bali. Comenzamos viendo los antiguos palacios de Semarapura (Klunkung), tras lo cual recorrimos la carretera de Sidemen para ver alguno de sus bonitos arrozales. Luego visitamos el Pura Besakih, el templo mas importante de Bali y donde desgraciadamente pululan timadores de todo tipo. Después descendimos hacia la costa para ver el palacio de agua de Tirta Gangga y el templo de Goa Lawah. Acabamos el día en el mercado nocturno de Giangyar, uno de los aciertos del día, donde cenamos rica comida callejera.
Ver Indonesia 9: Bali II, este en un mapa más grande
Antes de iniciar la ruta del día nos acercamos a Ubud a solucionar un tema logístico: en unos días partiríamos hacia las islas Gili y queríamos comprar cuanto antes los billetes para el “fast boat”, el mejor medio de llegar. Habíamos leído que en temporada alta había que hacerlo con un par de días de antelación. En la calle principal de Ubud (Jl. Raya Ubud) había muchas agencias que lo publicitaban y todas tenían el mismo precio, así que fuimos a una cualquiera. Nos costó 600.000 rupias (40 €) cada uno ida y vuelta, e incluían los traslados a/desde el puerto de Padangbai, de donde salía el barco. En nuestro caso, nos iban a recoger a nuestro alojamiento en Ubud y a la vuelta nos dejarían en el aeropuerto de Denpasar, donde cogeríamos un vuelo hacia Sulawesi.
Con la logística solucionada, partimos hacia la primera parada del día, Semarapura, también conocida como Klunkung (entrada, 15.000 rupias). En el siglo XVII esta ciudad se convirtió en capital de un poderoso reino, cuyo rey construyó aquí su residencia oficial, el palacio de Klunkung. De aquel gran complejo palaciego solo quedan un par de edificios, pero en tan buenas condiciones que dan gran idea del esplendor de este reino. Lo primero que vimos al entrar fue el Bale Kambang o Pabellón Flotante, un bonito edificio adornado con relieves y estatuas rodeado por un no menos bonito lago formando un foso. Nos pareció espectacular, era algo diferente a los templos que habíamos visto hasta ese momento. Pero no nos esperábamos lo que nos íbamos a encontrar cuando entramos dentro: todo el techo estaba cubierto de pinturas sobre la mitología balinesa y budista. Nos parecieron fascinantes! Las escenas era un tanto caóticas, llena de personajes y de batallas. Nos quedamos un buen rato embelesados tratando de encontrar el significado a las pinturas. Aunque tampoco era necesario, eran de por si increíbles.
Pabellón Flotante
Candi bentar en el Pabellón Flotante
Entrada del Pabellón Flotante
Pinturas del techo
Pinturas del Pabellón Flotante
Al lado del Pabellón Flotante está el Kertha Gosa o Palacio de Justicia, de tamaño mas modesto. Pero al igual que el anterior, su techo también estaba decorado con fascinantes pinturas. En este caso, las figuras eran mucho más detalladas y parecían mas antiguas. Estuvimos flipando un buen rato con los personajes que salían y las extrañas historias que parecían transmitir. El palacio de Klunkung y sus pinturas fue una de las sorpresas agradables del día. Semarapura es un buen lugar para ver algo de patrimonio histórico que no sean los consabidos templos balineses.
Palacio de Justicia
Pinturas del Palacio de Justicia
Pinturas del Pabellón de Justicia
Dejamos Semarapura y cogimos la carretera de Sidemen, una ruta panorámica que se adentra hacia el interior de la isla. Al principio de la ruta pudimos parar un par de veces para ver sus bonitos arrozales y las terrazas cultivadas, todo un portento de verdor. Los arrozales nos parecieron mucho más auténticos que las terrazas de Tegallalang del día anterior, demasiado turísticas y masificadas. La carretera enseguida se adentró hacia las montañas y nos alejó de las bonitas vistas del valle. La verdad es que nos esperábamos muchas mas vistas, aunque lo poco que vimos nos pareció muy bonito.
Paisajes desde la carretera de Sidemen
Llegamos a la carretera que rodea el gran Gunung Agung, el volcán más alto de Bali. Nos desviamos un poco de la ruta para ir al Pura Besakih, el templo más importante de la isla. La entrada al templo fue un poco complicada, ya que este lugar está tomado por una gran legión de timadores. Estos intentan persuadir al guiri de turno que solo se puede acceder al templo con guía (falso!) o que con él se podrá entrar a sitios restringidos (totalmente falso!). El Pura Besakih se puede visitar libremente sin guía, excepto algunos lugares determinados, donde no pueden entrar ni los guías. Nosotros tuvimos la mala suerte de toparnos con dos tipos de timadores. Al principio fuimos a aparcar al parking mas cercano a la entrada del templo, que era muy pequeño y de tierra. Allí nos asaltaron unos personajes que nos exigían que les contratáramos como guías; como les dijimos que no queríamos al final nos dijeron que aquel parking era “suyo” y que teníamos que ir a aparcar a otro sitio. El parking oficial estaba a un par de kilómetros colina abajo, cerca de la taquilla. Allí nos asaltaron otro tipo de timadores con el mismo propósito, que al estar en la taquilla oficial del templo hacían parecer que eran legales. Pero nosotros ya habíamos visto entrar hacia el recinto gente sin guía así que rechazamos sus propuestas, aunque se pusieron un poco pesados y desagradables. Menos mal que al final nos dejaron por imposibles esperando cazar otra víctima mas propicia. Es increíble que la autoridad competente o la del propio templo no tomen cartas en el asunto contra estos farsantes.
Antes de entrar, aprovechamos para comprar unas sate babe (brochetas de carne de cerdo) para llenar el estómago (24.000 rupias con dos aguas). Nos las pusieron en un cucurucho de papel para que nos las pudiéramos llevar e ir comiendo mientras íbamos al templo. Pero al comer la primera brocheta nos dimos cuenta que todas ellas estaban impregnadas de una salsa hiper-picante. Mira que teníamos hambre, pero nos costó lo suyo comernos las brochetas. Menudos lagrimones que nos caían por la cara... Ni todo el agua que llevábamos encima pudo quitarnos el sabor picante de la boca! Para refrescarnos un poco compramos algo de fruta por 10.000 rupias, un atraco! Los sitios turísticos no son el mejor sitio para comprar fruta.
Puesto con sate babe
Una vez dentro del Pura Besakih los guías timadores dejaron de molestarnos. El templo nos pareció enorme, ya que en realidad es un complejo que agrupa una veintena de ellos, siendo el mas importante y grande el Pura Penataran Agung. Al llegar a él vimos que por sus escaleras de acceso bajaba un gran grupo de balineses vestidos con ropa tradicional, parecía que habían acabado de hacer alguna ceremonia. Al final de la escalera había un gran candi bentar, la puerta que daba acceso al templo. Como pensamos que no se podría visitar el templo durante la ceremonia, fuimos subiendo por el complejo mediante una calle paralela. Esta daba acceso a una multitud de pequeños templos en los que estaba prohibido entrar, solo pudimos verlos un poco a través de sus puertas. El muro que rodeaba el Pura Penataran Agung era tan alto que no se podía ver nada de su interior hasta casi el final de la calle, donde había un poco de vista. Así vimos sus meru o torres típicas, que formaban armoniosos conjuntos.
Entrada del Penataran Agung
Merus del Penataran Agung
Subiendo colina arriba, y separado del resto de templos, llegamos hasta el Pura Batu Madeg. Su escalera de acceso no podía ser mas espectacular, estaba custodiada por dos maravillosos dragones esculpidos en ella. El candi bentar también era muy chulo, pero lo mejor era la siguiente puerta que encontramos, la que guardaba la zona sagrada (y restringida) del templo. Estaba totalmente decorada por infinidad de relieves y figuras mitológicas balinesas simplemente fascinantes. La verdad es que este templo no le tiene nada que envidiar a su hermano mayor Pura Penataran Agung.
Candi bentar del Pura Batu Madeg
Monumental entrada del Pura Batu Madeg
Puerta de acceso a la zona sagrada del Pura Batu Madeg
Bajamos nuevamente al Pura Penataran Agung y lo rodeamos por el otro lado, donde encontramos un acceso a lo que podría considerarse su patio principal. Allí es donde pudimos ver el templo en todo su esplendor: sus meru, sus altares, sus relieves,... Los turistas solo podíamos transitar por un pequeño espacio de aquel patio, pero fue mas que suficiente para maravillarnos con él. La verdad es que el Pura Besakih nos encantó, pese a los pesados de los guías que nos intentaron timar.
Pura Penataran Agung
A continuación cogimos la carretera de Rendang a Amlapura para acercarnos a la costa. Debía ser una bonita ruta panorámica para descender desde las laderas del Gunung Agung. Pero a nosotros no nos lo pareció, en ningún momento contemplamos ninguna vista digna de interés. El viaje se nos hizo un poco pesado hasta la siguiente parada, el Tirta Gangga, el palacio del agua (entrada, 10.000 rupias). Es un gran espacio lleno de fuentes, piscinas y saltos de agua que se construyó en los años cuarenta para el disfrute del rajá de Amlapura. El rajá tenía buen gusto, todo estaba lleno de bonitos jardines y adornado con motivos balineses. Aún así, aquel sitio nos pareció más una atracción lúdica que otra cosa. Una especie de parque temático mezcla de aquapark y de templo balinés. La verdad es que no nos gustó demasiado, aunque hay que reconocer que es un lugar bonito.
Tirta Gangga
Luego cogimos la carretera de la costa, una ruta muy transitada que lleva a ciudades importantes como Padangbai o Candidasa. Hicimos una parada para descansar en un pequeño mirador, que no tenía unas vistas que valieran la pena. Lo curioso del sitio fue la población de monos que pululaba por allí. Habían aprendido a desenroscar y beber las botellas de refrescos que dejaban por allí a medias los visitantes. Era muy gracioso ver como lo hacían!
Mono bebiendo de una botella tras desenroscar el tapón
Ya atardecía cuando llegamos a una de las últimas paradas, Goa Lawah, el templo de la cueva de los murciélagos. Este es uno de los 9 templos rectores de Bali y uno de los más antiguos de la isla. Aunque casi todo el mundo lo conoce por su cueva, que alberga una gran población de murciélagos. El templo nos pareció fascinante, lleno de estatuas, relieves, candi bentar... Su parte principal es la que da a la cueva, en la que pudimos entrever los murciélagos, aunque como estaba oscureciendo costaba verlos. El templo es pequeñito, pero vale la pena hacerle una visita.
Goa Lawah
Era casi de noche cuando dejamos el templo. Pensamos en regresar nuevamente a cenar a Ubud, pero en la LP vimos que en Giangyar, una ciudad que nos iba de camino, se hacía un mercado nocturno. Teníamos muy buenos recuerdos de estos mercados en nuestro viaje a Tailandia, así que no nos lo pensamos. No fue difícil de localizar: a parte de un espacio que tenía habilitado, el mercado se extendía por un gran tramo de la avenida principal de Giangyar (Jl. Ngurah Rai). El mercado tenía de todo, ropa, calzado, juguetes... y lo que mas nos interesaba, comida. Había diferentes puestos que ofrecían todo tipo de manjares, aunque el plato estrella era sin duda el babi guling o cerdo asado. Al principio nos pensábamos que era cochinillo, pero al ver el tamaño de los animales que cocinaban nos convencimos que era cerdo. Nos pedimos un plato que, por 20.000 rupias (algo mas de 1 €), traía arroz, una brocheta de riñón, dos salchichas, dos cortezas y solo un poco de carne de asado de cerdo. El plato estaba bueno, pero la carne del asado era muy grasosa, a parte que podían haber sido un poco mas generosos con la ración de asado. Para beber pedimos una cerveza Bintang que, aunque nos costó lo mismo que el plato, fue mas barata que en los restaurantes.
Puesto donde vendían ofrendas para los templos
Bali gunling o cerdo asado
Nuestro plato de babi guling
Deambulamos un buen rato por el mercado nocturno, fue una auténtica gozada ver los diferentes puestos de comida, desde pequeños restaurantes con mesas y sillas, a personas que mantenían una brasa en la que freían brochetas. Había mucho ambiente de balineses comprando y cenando, aunque también bastantes turistas. Estos estaban casi todos cenando en los restaurantes de la calle principal, que eran un poco mas cuidados y no tan cutres (como el nuestro). En uno de los puestos compramos unas cosas fritas y rebozadas sin saber exactamente qué eran, pero tenían buena pinta. Las había de diferentes tipos y pedimos un par de cada, que nos costaron 5.000 rupias. Resultaron ser gorengan, fritos a base de verduras, patata y plátano, y la verdad es que estaban muy ricos. En definitiva, ir a Giangyar fue todo un acierto, lo recomendamos a todo el mundo!
Restaurante mostrando su comida
Puesto donde vendían pato asado
Restaurantes de la calle principal
Vendedora y chico asando brochetas en la brasa
Comiendo fritos o gorengan
Puesto de gorengan
Que pinturas mas guapas!!! y los arrozales un paisaje muy bonito ;)
ResponderEliminarLástima que haya el agobio de los timadores...pero en fin, hay que quedarse con lo bueno del lugar en el recuerdo ;) (eso si, contándolo tod para que los que vayamos después sepamos a que atenernos jeje)
me acaba de dar mucha hambre xDDD
un saludo!
Lo de los timadores fue un poco estresante, pero como buen dices, hay que quedarse en lo positivo. Y cuando pensamos en aquel sitio lo primero que nos viene a la cabeza es su fabuloso templo. Y lo segundo la brocheta tan picante que comimos! :P
EliminarSaludos
Es una pena lo de Pura Besakih... Nosotros pasamos tan mal rato con los timadores que para mí es un sitio a evitar, hasta nos empujaron por querer entrar al templo principal sin guía! Pero como hay gente que sigue pagando, el problema seguirá...
ResponderEliminarSi, es indignante todo el tema de los timadores. Y mas por que muchos actúan justo en la taquilla donde se cobra la entrada, y eso te hace pensar erróneamente que lo que dicen es verdad. Pero aun así, nosotros sí que recomendaríamos visitar el Pura Besakih, es uno de los templos mas impresionantes de Bali. Eso sí, sabiendo el "pescado que se vende"...
EliminarUn saludo
De Indonesia no conozco nada y con vuestros artículos estoy empezando a conocerla. Me mola el monito bebiendo de la botela XD
ResponderEliminarNosotros un año antes de ir apenas conocíamos nada del país. Pero empezamos a conocer viajeros que habían ido y todo lo que contaban de el eran maravillas. Y la verdad es que estamos de acuerdo con ellos, un destino super-recomendable!
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