INDONESIA 6: Bromo

1 de agosto de 2014 Aquel día dedicamos la primera parte de la mañana a explorar el volcán de Bromo. Primero nos acercamos al mirador de Penanjakan y después ascendimos hasta el mismo cráter del volcán. Después hicimos un largo trayecto hasta el siguiente volcán del tour, el Ijen, que veríamos al día siguiente. La jornada anterior [link] habíamos llegado al Bromo a las 6 de la mañana de aquel mismo día tras un largo y accidentado viaje de 18 h desde Yogyakarta. A las 7:30 h nos pasaron a recoger por el hotel Sion View para ir al mirador y luego al volcán. Al principio no querían llevarnos al mirador, pero después de mucho discutir conseguimos que nos llevaran (después supimos que el resto de gente del tour no había subido). Antes tuvimos que pagar la entrada del Bromo, 217.000 rupias (unos 14 €) por persona.
1 de agosto de 2014
Aquel día dedicamos la primera parte de la mañana a explorar el volcán de Bromo. Primero nos acercamos al mirador de Penanjakan y después ascendimos hasta el mismo cráter del volcán. Después hicimos un largo trayecto hasta el siguiente volcán del tour, el Ijen, que veríamos al día siguiente.

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La jornada anterior habíamos llegado al Bromo a las 6 de la mañana de aquel mismo día tras un largo y accidentado viaje de 18 h desde Yogyakarta. A las 7:30 h nos pasaron a recoger por el hotel Sion View para ir al mirador y luego al volcán. Al principio no querían llevarnos al mirador, pero después de mucho discutir conseguimos que nos llevaran (después supimos que el resto de gente del tour no había subido). Antes tuvimos que pagar la entrada del Bromo, 217.000 rupias (unos 14 €) por persona. Fue un poco extraño, por que la persona a la que le pagamos después nos devolvió 60.000 rupias, ya que subiríamos al mirador en un minibús y no en jeep como estaba previsto. Tardamos poco en llegar a la base del mirador de Penanjakan donde nos dejaron, pero todavía nos quedaba media hora andando cuesta arriba para llegar a él. Nos sorprendió que un sitio turístico estuviera tan desierto, no había absolutamente nadie, solo algún vendedor adormilado. Pero en realidad todos los turistas habían subido al mirador unas horas antes a ver el amanecer, cosa que hubiéramos hecho también si no hubiéramos llegado al Bromo tan tarde. Tal y como nos habían avisado en el hotel, el volcán estaba casi totalmente cubierto de nubes y no se podía ver casi nada. Según se iba subiendo por la montaña había tres miradores, pero al darnos cuenta lo poco que se veía decidimos no continuar hasta el último. Antes de bajar hacia el minibús, el cielo se aclaró un poco y pudimos ver algo: ante nosotros se extendía un cráter inmenso, que abarcaba toda nuestra vista. En el borde del gran cráter se extendían los cultivos y los pueblos donde estaban los hoteles turísticos. En el centro se veía claramente el humeante monte Bromo, con el monte Balok al lado. Desgraciadamente las nubes cubrían completamente el Semeru, un enorme volcán que debería quedar detrás de estos dos y que se eleva mas de 3.600 m. La panorámica fue fantástica, lástima que no tuviéramos una vista más clara del conjunto.
Inicio de la subida al mirador
Vista de los montes Bromo (izq.) y Balok (dcha.)
Panorámica del gran cráter, con el Bromo a la derecha
Regresamos al minibús y al pueblo del Bromo, donde subimos a un vehículo diferente, un jeep, que nos llevó hasta el interior del gran cráter donde se encuentra el monte Bromo. Aparcó en la gran llanura del cráter donde se alineaban todos los jeeps para turistas, todos exactamente del mismo modelo, iba a ser complicado después encontrar el nuestro. El camino hacia el Bromo era claro, solo había que seguir la enorme marabunta de gente que avanzaba hacia la humeante cumbre del volcán. Desde allí abajo, el Bromo parecía una montaña truncada a la que le habían serrado casi toda su cima; el contraste con el vecino monte Balok, de forma cónica, no podía ser mas evidente.
El jeep donde nos llevaron al Bromo
Monte Balok
Volcán de Bromo
A aquella hora casi todos los turistas parecían indonesios, ya que como hemos comentado antes, los guiris suelen ir allí mas pronto. Iniciamos la caminata junto con la familia de franceses y con Raffaele, el chico italiano que viajaba solo. A parte de caminar, se puede llegar a la base del volcán a caballo, método que les gustaba mucho a los indonesios. La marcha se hizo pesada por que el terreno era arenoso y a veces costaba avanzar; lo mas pesado eran los caballos que pasaban cerca, que levantaban molestas nubes de arena volcánica. Para ascender al borde del cráter del Bromo se tenía que subir por una empinada escalera de obra atestada de gente. Arriba había un mirador desde el que contemplamos el cráter. Nos sorprendió la gran cantidad de humo que emanaba. El olor era el típico a huevos podridos del azufre, pero no era muy penetrante. A parte de la columna de humo, el cráter no tenía mucho mas, ésta lo tapaba siempre y no pudimos verlo en su extensión. Sí que había buena vista hacia fuera del volcán, de la llanura del gran cráter y de su borde exterior.
Camino del Bromo
Último tramo de subida al cono volcánico
Tramo de escaleras para subir al cráter
Cráter del Bromo
Cráter del Bromo
Panorámica del gran cráter desde el Bromo
La visita al Bromo nos decepcionó un poco. El mirador había estado bien pero la ascensión al volcán (en principio, el punto fuerte del día) nos dejó un poco indiferentes. Hay quien podría pensar que no vale la pena un viaje tan largo para ver simplemente un agujero del que sale humo. Pero hay que tener en cuenta que subir a un volcán activo no es algo que se pueda hacer en muchos sitios del mundo. Quizás es mas importante su valor simbólico que no el propio volcán en si, y nos quedamos con esto. Aún así, nos esperábamos algo mas espectacular.
Nos llevaron nuevamente al hotel donde nos dejaron sin darnos ninguna explicación. Después tenían que proporcionarnos algún transporte para ir al siguiente volcán, el Ijen, pero no nos dijeron a que hora nos pasaría a buscar. Esto era una tónica general en este tour, nunca nos informaban de nada, y muchas veces no les podíamos preguntar nada a los conductores por que no sabían inglés. Acordamos entre la gente del tour de ir a las habitaciones a darnos una ducha y regresar a recepción en media hora. Finalmente nos trajeron un minibús en el que nos llevaron a Probolinggo, donde teníamos que cambiar a uno mas grande. Allí nos encontramos con las tres francesas con las que habíamos hecho el viaje desde Yogyakarta, que estaban reclamando a su agencia, Ari Tours, que le devolvieran parte del dinero al no haber podido ver el amanecer en el Bromo. La gente que había contratado con esta agencia había negociado que les indemnizaran con una cantidad de dinero si el tour no cumplía con lo prometido, poniéndolo por escrito en sus tickets (no era nuestro caso). Al final, después de mucho discutir, consiguieron que les devolvieran 150.000 rupias a cada uno. Si alguien hace un tour de este estilo, no sería mala idea pactar una cosa similar con su agencia.
Un nuevo minibús nos recogió en Probolinggo e iniciamos otro largo viaje de unas cuantas horas hacia el Ijen. El conductor que nos tocó esta vez era mas simpático y sabía un poco de inglés. Las francesas, que esta vez fueron sentadas delante, hicieron buenas migas con él. Nosotros intentamos dormir un poco, llevábamos mucho cansancio acumulado. Los primeros días en Yogyakarta no habíamos dormido muy bien por el jet-lag, y el anterior apenas habíamos podido pegar ojo con el percal que tuvimos. Hacia la mitad del viaje hicimos una parada para comer en un restaurante, el Churien, de comida china (la comunidad china es muy importante en Indonesia). Nos pedimos dos nasi goreng (arroz frito), uno de ellos acompañado con sate (típica brocheta de carne con salsa de cacahuete). La comida estaba bien, y nos costó 70.500 rupias (casi 5 €).
Nuestros nasi goreng
Continuamos el resto de la tarde avanzando hacia el Ijen. Solo hicimos una parada mas, en un supermercado Indomaret para comprar algo de comida envasada (nunca se sabe cuando la vas a necesitar...). Nos dio la noche cuando nos internamos por la selva que rodea el volcán. La carretera en esta zona era muy sinuosa y en algunos tramos estaba fatal, se nos hizo el viaje muy largo. A las 20 h llegamos a nuestro alojamiento, el Arabica Homestay, situado en medio de la nada. Allí nos dividieron en las diferentes habitaciones, que todavía eran mas cutres e infectas que las del Bromo. En la nuestra habían fregado un poco el suelo para que pareciera limpio, pero el resto del cuarto no se había limpiado a fondo desde no se sabe cuando. Menos mal que aquel sitio era solo para dormir unas pocas horas...
Nuestra infecta habitación
El alojamiento tenía una sala común donde se podía cenar en un buffet libre, pero nosotros no teníamos hambre. Picamos algo de comida envasada y pedimos una Bintang. Antes de acostarnos tuvimos que preguntar al personal del alojamiento cual era el plan del día siguiente; en aquel tour, si no preguntabas nadie te explicaba nada. A las 3:30 h nos darían el desayuno y media hora después partiríamos hacia el Ijen para ver el amanecer. Nos ofrecieron ir a la 1 de la mañana a ver el “blue fire", una especie de llamas que salen de las zonas sulfurosas del volcán, pero estábamos tan cansados que rechazamos la oferta. El día siguiente conocimos gente que había ido y nos comentaron que les había gustado mucho y que era recomendable. Otra vez será!

2 comentarios:

  1. bufff pues no se yo si esta parte del viaje va conmigo...tantas horas...No soys los únicos que se han decepcionado, una amiga está ahora allí y esta parte del viaje es la que menos le ha gustado por ahora.
    Yo valoro muco tiempo vs recompensa y si encima hay números de que salga mal...
    Además, en mi caso tema "gases de volcanes" no me mola un pelo (estoy operada de un pulmón ;) )
    No se, si algún día voy a Indonesia me lo pensaría mucho.

    Un saludo!

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    Respuestas
    1. Hola Vero,

      Pues a nosotros nos habían recomendado este tour de los volcanes, pese a la paliza de los viajes en bus. Aunque el Bromo no nos convenció, el Ijen (que fuimos al día siguiente) nos gustó mas. Solo lo recomendaríamos a gente acostumbrada a este tipo de trayectos largos y que tenga muchos días de viaje.

      Saludos

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