TURQUÍA 11: Costa Egea II, Éfeso

15 de noviembre de 2013 Aquel fue otro de los días señalados en nuestro planning, descubriríamos la fantástica ciudad greco-romana de Éfeso. Para acabar de redondear el día también visitamos Selçuk e Izmir, la tercera ciudad más grande de Turquía. Después de la larga jornada de coche del día anterior decidimos no madrugar mucho. Bajamos a desayunar al comedor y nos cargamos bien las pilas con el buen buffet que había. Allí nos enteramos de un contratiempo que nos condicionaría todo el día. Un empleado del hotel nos informó que aquel día era festivo y que Éfeso no abriría hasta las 11:30.
15 de noviembre de 2013
Aquel fue otro de los días señalados en nuestro planning, descubriríamos la fantástica ciudad greco-romana de Éfeso. Para acabar de redondear el día también visitamos Selçuk e Izmir, la tercera ciudad más grande de Turquía.

Ver Turquía 11: Costa Egea II - Éfeso en un mapa más grande
Después de la larga jornada de coche del día anterior decidimos no madrugar mucho. Bajamos a desayunar al comedor y nos cargamos bien las pilas con el buen buffet que había. Allí nos enteramos de un contratiempo que nos condicionaría todo el día. Un empleado del hotel nos informó que aquel día era festivo y que Éfeso no abriría hasta las 11:30. Era el Kurban Bayramı, la versión turca del Eid al-Adha o celebración del sacrificio, una de las festividades más importantes del mundo musulmán. Nuestra intención era ir a Éfeso a primera hora para evitar las multitudes, pero decidimos ver un par de cosas en Selçuk para hacer tiempo antes de las 11:30.
En Selçuk fuimos en coche hasta la colina donde estaba la Fortaleza de Ayasoluk (que contiene la Basílica de San Juan), pero estaba cerrada. Cerca estaba la İsabey Camii, una interesante mezquita del siglo XIV que sí que estaba abierta. Había muchos turistas, parecía que habían tenido la misma idea que nosotros para hacer tiempo. En el patio de la mezquita había apiladas un buen número de curiosas lápidas escritas en árabe y coronadas por turbantes. El interior de İsabey no valía mucho la pena. Cerca se encontraba el İsabey Hamamı, el antiguo hamam que reconocimos por sus cúpulas cubiertas de agujeros. Cogimos el coche para ver las ruinas del Artemision, el templo de Artemisa. No queda mucho de lo que fue una de las siete maravillas del mundo antiguo, tan solo algunos cimientos y un par de columnas y se nos hizo difícil imaginárnoslo.
İsabey Camii
İsabey Camii, patio interior
İsabey Camii, lápidas árabes
İsabey Hamamı
Artemision,con la Fortaleza de Ayasoluk al fondo
A las 11:30 fuimos a la entrada de Éfeso, a escasos kilómetros de Selçuk. El yacimiento tiene dos entradas, la norte (por la que entramos nosotros) y la sur, que es la que usan generalmente los grandes tours. El parking estaba lleno de autobuses y coches, así que dudamos que las ruinas estuvieran cerradas hasta esa hora tal y como nos aseguraron en el hotel. Nos dio un poco de rabia haber cambiado los planes sin que fuera necesario. Afortunadamente, no tuvimos que hacer mucha cola para pagar las 25 TL de la entrada.
Éfeso fue una ciudad griega fundada hace 3.000 años, pero su época de esplendor la vivió durante el periodo romano, al ser designada capital de la provincia romana de Asia. Nada más entrar ya pudimos apreciar la magnificencia de la antigua capital. Empezamos la visita por la Via Arcadia, una calle con columnas que conducía al antiguo puerto. El mar ahora queda a 5 km de él, y su sucesivo alejamiento de Éfeso fue uno de los motivos de su declive. La calle acababa en el fantástico Teatro, excavado en la montaña cercana y construido durante la época griega, con capacidad para más de 20.000 personas. El escenario estaba en mal estado y se estaba reconstruyendo, pero la gran extensión de las gradas era impresionante.
Via Arcadia, en su camino hacia el puerto
Via Arcadia, con el Teatro al fondo
Teatro de Éfeso
Del Teatro partía la Calle del Mármol, una vía enlosada en este material en la que todavía se aprecia el desgaste producido por las ruedas de los carros. En ella había un mirador en el que admiramos el Ágora, que quedaba en un nivel inferior y que estaba en un estado bastante ruinoso.
Calle del Mármol
vista del Ágora
Un poco más adelante encontramos la joya de Éfeso, el motivo que hace venir a aquí a miles de personas y que hizo que nuestra ruta pasara por la Costa Egea: la Biblioteca de Celso. Fue construida el siglo I d.C. en honor a Tiberio Julio Celso, un rico ciudadano senador y cónsul de la provincia de Asia. El edificio estaba pensado como biblioteca y tumba monumental de Celso a la vez. La fachada fue reconstruida por un equipo de arqueólogos austríacos y es tan impresionante como parece. Los dos pisos con columnatas, las estatuas de dioses romanos, los relieves, los frisos... todo está muy bien conservado. Nos quedamos un buen rato contemplando sus hermosos detalles, pese a la gran cantidad de turistas que campaban por allí. Esta biblioteca es un buen motivo para viajar a Turquía!



Biblioteca de Celso
A continuación vimos la entrada hacia las residencias en terraza, un conjunto de casas de nobles que albergan mosaicos y pinturas (hay que pagar un extra de 15 TL). Nosotros decidimos no entrar pero viendo este tour virtual quizás hubiera valido la pena. Continuamos nuestra visita por Éfeso por la Vía de los Curetes, una de las principales calles de la ciudad a cuyos lados se alzaban los edificios más importantes. La calle va subiendo ladera arriba, y de ella iban bajando grupos enormes de cruceristas para visitar el yacimiento, seguramente los dejaban en la entrada sur y los recogían en la norte. A lo largo de la calle vimos bellas edificaciones como el Templo de Adriano o el Nympheo de Trajano, restos de casas con mosaicos en el suelo, e incluso letrinas.
Via de los Curetes, llena de cruceristas
Templo de Adriano
Via de los Curetes
letrinas
Via de los Curetes
Nympheo de Trajano
mosaico en una casa al lado de la Via de los Curetes
La Vía de los Curetes acaba en la Puerta de Hércules, en lo alto de la colina. Allí hay un conjunto de edificios ruinosos, el más destacado de los cuales era el Odeon. Lo mejor de subir hasta allí era la vista que había de la Vía de los Curetes y del resto del yacimiento. Un poco más adelante encontramos la puerta sur, por donde seguía entrando gente. En el camino de vuelta pudimos disfrutar de las maravillas del lugar antes de abandonar Éfeso. Nos gustó muchísimo, es uno de los imprescindibles de cualquier viaje a Turquía. Sin visitar las residencias en terraza, estuvimos más de tres horas explorando el complejo.
Puerta de Hércules
vista de la Via de los Curetes
Odeon
Eran las dos y media cuando cogimos el coche para ir a Izmir, una ciudad muy grande y de difícil acceso al centro. Nosotros seguimos las indicaciones de Konak, su casco histórico. Aparcamos en zona azul (5 TL) cerca de la Lozan Pastanesi, una de las más famosas pastelerías de Izmir en la que aprovechamos para comprar un delicioso helado de dos bolas (3 TL). Empezamos a andar en dirección norte por Alsancak, un barrio que sobrevivió a un gran incendio de principios del siglo XX y que conserva muchas casas del siglo XIX. Deambulamos por una de sus calles principales, Kıbrıs Şehitleri Caddesi, una vía peatonal llena de vida y comercios. Fue una gozada!
Kıbrıs Şehitleri Caddesi, Izmir
Había algunos puestos callejeros de comida, y uno de ellos vendía unos extraños mejillones que ya habíamos visto en Istanbul. Al fijarnos en ellos, un hombre nos ofreció uno; se llaman midye dolma y son una mezcla de arroz y mejillón frito sazonado con algo picante y zumo de limón, todo encerrado en su concha. Tenía un sabor un poco extraño. Un poco más adelante vimos un supermercado y se nos ocurrió mirar a ver si tenían lokums (delicias turcas). Queríamos comprar unas cuantas para llevárnoslas a Barcelona, pero en Estambul te pegan el sablazo por comprar unos pocos. En el super compramos unas cajitas de lokums de la marca Logolu Çikolata que eran la mar de buenas, por un menos de 2 liras cada caja! Es una buena idea, comprar lokums en los supermercados!
Los edificios que había en Kıbrıs Şehitleri Caddesi eran modernos, pero muchos callejones que daban a ella estaban llenas de las típicas casas con balcones de madera del siglo XIX. Algunos callejones estaban repletos de mesas y sillas de bares y pubs, aquella zona debía ser un hervidero de juventud por la noche. Sin duda, Alsancak es un barrio que nos sorprendió muy gratamente.


callejones que dan a la Kıbrıs Şehitleri Caddesi
A continuación llegamos a la costa y a un enorme parque paralelo a ella llamado Kordon. Su historia es curiosa, ya que tiene su origen en las ansias constructoras de un antiguo alcalde, que derribó las casas que había al lado del mar para hacer pasar el viaducto de una autovía. La oposición ciudadana fue tal que consiguieron paralizar el proyecto, y los terrenos reservados para la autovía se usaron para el parque. Testimonio de aquel capítulo son unos pocos pilares del viaducto que dejaron en pie como recordatorio. El parque de Kordon es una gran extensión de césped que permite a la gente hacer deporte y disfrutar de las vistas del mar. Paseamos por él en dirección sur, no es frecuente en Turquía encontrar un espacio verde tan grande.

Kordon
Nuestro siguiente objetivo era el Bazar de Izmir, situado en la parte sur de Konak. Como estaba lejos de Kordon, decidimos volver al coche y acercarnos a la zona en él. Aparcamos (5 TL) cerca de la Konak Vapur İskelesi, la estación de ferrys de Konak y nos acercamos a pie al Bazar. Pero nos llevamos una desagradable sorpresa: casi todos los puestos del bazar estaban cerrados! Caímos en la cuenta que debía ser por la festividad del Kurban Bayramı. Dimos una vuelta pasando por la infinidad de las persianas bajadas de los comercios, la verdad es que fue un poco deprimente. Para consolarnos nos compramos un dürüm para merendar, ya que apenas habíamos probado bocado al mediodía. Seguramente “merendar” y “dürüm” no deberían aparecer jamás en la misma frase...
Bazar de Izmir
Saat Kulesi, cerca del Bazar
Nuestro plan inicial era dar vueltas por el bazar hasta que se hiciera más tarde y cenar en algún sitio por allí. Pero como todavía faltaban un par de horas para la cena y allí ya no quedaba nada por hacer, decidimos volver a Selçuk. Aparcamos el centro y paseamos un rato por aquella zona de Selçuk que no habíamos visto todavía. Los bares estaban llenos de gente viendo futbol por la tele, la selección turca se jugaba la clasificación para el Mundial de 2014 frente a Holanda, y Van Persie y compañía se lo estaban haciendo muy pasar mal a los turcos. Para cenar elegimos el Köşem Restaurant, en el que pedimos calamares fritos y parrillada de carne con bulgur (una especie de trigo cocido similar al cus-cus, que sirve de base o acompañamiento para muchos platos). Estaba todo muy bueno y nos costó 43 TL (16 €).
parrillada con bulgur
Neus y sus calamares fritos

0 comentarios:

Publicar un comentario