PERÚ 10: Puno y Sillustani

21 de junio de 2013 Ese día nos lo tomamos con tranquilidad por el mal de altura que tenía sobre todo David. Por la mañana visitamos un poco Puno, donde tuvimos la suerte de asistir a un concurso de danzas tradicionales. Por la tarde contratamos un tour para ir a las torres funerarias incas de Sillustani. David no estaba del todo fino después del día anterior que había pasado. De forma que nos despertamos sin despertador, desayunamos tranquilamente y nos tomamos la mañana sin prisas. Es curioso uno de los efectos que experimentamos del mal de altura: muchas noches, al girarnos entre sueños, nos despertábamos con el corazón a cien; el simple gesto de girarnos nos hacía notar la falta de oxígeno!
21 de junio de 2013
Ese día nos lo tomamos con tranquilidad por el mal de altura que tenía sobre todo David. Por la mañana visitamos un poco Puno, donde tuvimos la suerte de asistir a un concurso de danzas tradicionales. Por la tarde contratamos un tour para ir a las torres funerarias incas de Sillustani.

Ver Perú 10: Puno en un mapa más grande
David no estaba del todo fino después del día anterior que había pasado. De forma que nos despertamos sin despertador, desayunamos tranquilamente y nos tomamos la mañana sin prisas. Es curioso uno de los efectos que experimentamos del mal de altura: muchas noches, al girarnos entre sueños, nos despertábamos con el corazón a cien; el simple gesto de girarnos nos hacía notar la falta de oxígeno!
Esa jornada habíamos planificado coger un taxi y explorar alguno de los pueblos auténticos de la orilla sur del Titicaca (Ichu, Chuicuito, Juli...). Pero como David no estaba bien decidimos quedarnos por la mañana en Puno e improvisar un poco en función de su estado. Primero fuimos al Mercado de Puno, que nos decepcionó un poco: tenía pocas paradas y con poca actividad pese a que era relativamente pronto.
Mercado de Puno
calle Lima
Después nos abrimos paso entre el caótico tráfico de Puno, toda una seña de identidad de la ciudad, hasta su plaza de Armas. Era bonita, pero perdía cualquier comparación con las de Lima, Arequipa o Cuzco. En ella resaltaba su Catedral del siglo XVIII, con una fascinante fachada y un interior la mar de sobrio.
plaza de Armas
Catedral
Catedral, interior
Ese día la Plaza de Armas estaba llena de gente, y había puestos de comida y de artesanías puneñas. Nos dieron un panfleto donde explicaba que en pocos momentos se celebraría el III Concurso de Danzas Autóctonas. Este acto estaba enmarcado en la celebración del Año Nuevo Andino (Machaq Mara en aymara, Mosoq Wata en quechua), marcado por el solsticio de invierno. Ya veíamos a todo de gente ataviada con trajes tradicionales, así que pensamos quedarnos un rato a ver el concurso, ya que Puno es muy conocido por su folklore. Todos los participantes eran muy jóvenes, eran estudiantes de Ciencias Sociales de la Universidad de Altiplano (tenían una asignatura de danzas populares). Aunque los más jóvenes fueron unos niños de pocos años que salieron a bailar los primeros. Después danzó un grupo fuera de concurso y que venía de otra parte del país. Finalmente entraron a escena los diferentes grupos de la región que se presentaban al concurso, un total de 10. Nosotros nos quedamos a ver los dos primeros, más el anterior que era de exhibición. Fue curioso ver sus trajes, disfrutar con sus bailes y oír su música, por algo estábamos en la capital folklórica de Perú.
niños danzando
baile de exhibición
Concurso de Danzas Autóctonas
Abandonamos el concurso pero no la plaza, ya que nos acercamos a ver la Casa del Corregidor; sus orígenes se remontan al siglo XVII, siendo una de las casas más antiguas de Puno. Muy cerca entramos al Museo Carlos Dreyer, que alberga piezas arqueológicas recogidas en la zona y cuadros de artistas locales. También hay objetos de la época de Dreyer (principios del siglo XX), un alemán afincado en Perú gran aficionado al coleccionismo. La sección de antigüedades era interesante, algunas provenían de las Chullpas de Sillustani que veríamos por la tarde, aunque había pocos carteles informativos.
Casa de Corregidor
En salir del museo nos fuimos a buscar un sitio para comer, aunque era pronto. Acabamos en el Mercado, donde habíamos iniciado la visita horas antes, ya que vimos que tenía una planta dedicada a restaurantes con menús populares. Como no teníamos mucha hambre compartimos un menú, Neus comió el primero (crema de chuño, hecha de harina de patata andina deshidratada) y David el segundo (lomo saltado). Los platos eran abundantes y buenos, y el menú solo nos costó 5 soles (menos de 2 €).
comiendo en el mercado de Puno
Luego decidimos ir a descansar un poco al hotel, David no estaba muy fino. Por el camino fuimos fijándonos a ver si veíamos alguna agencia de viajes donde contratar el tour a las Chullpas de Sillustani, pero no vimos ninguna. Así que la contratamos a través del hostal, nos cobraron 35 soles por persona (casi 10 €). Quizás por agencia hubiera sido más barato, pero fuimos a lo fácil. Nos dijeron que los del tour nos pasarían a buscar a las 14 h, así que todavía teníamos una horilla para descansar.
A la hora convenida nos pasó a buscar la furgoneta para pasajeros y partimos a buscar por sus alojamientos a los demás integrantes del tour. Uno de ellos era Ronald, el de la pareja de holandeses con los que compartimos el tour del Colca. Nos contó que su chica, Zaskia, estaba enferma y se había quedado en el hotel; tenía algo estomacal y habían tenido que llamar a un doctor que le administró unos antibióticos.
En los alrededores de Puno hicimos la primera parada, fue en el Mirador del Puma. Bueno, en el mismo mirador no; éste estaba encaramado en un cerro e hicimos la parada en el borde de la carretera que pasaba justo debajo, con lo que la vista debía ser similar. La panorámica estaba bastante bien: hacia la derecha se insinuaba el centro de Puno, mientras la ciudad parecía extenderse en todas direcciones. Y al fondo, el lago Titicaca, que visitaríamos al día siguiente.
panorámica de Puno desde el Mirador del Puma
Volvimos a la carretera y tras algo más de media hora de trayecto llegamos al aparcamiento de las Chullpas de Sillustani. Las chullpas son unas torres funerarias con forma de cono invertido donde se enterraban a los nobles. Las torres más sencillas fueron construidas por la cultura colla, un reino aimara que fue conquistado más tarde por el imperio inca, que alzó las chullpas más altas (las que se suelen visitar con los tours). De entre las diferentes necrópolis con chullpas a lo largo del altiplano, Sillustani es una de las más importantes.
Chullpas de Sillustani
Las chullpas están en lo alto de una pequeña colina, así que tuvimos que subir con cuidado para no quedarnos sin aire. Por el camino pasamos por alguna pequeña chullpa de la cultura colla, muy baja y tosca comparada con las incas. Antes de llegar arriba el guía nos enseñó los restos de un templo circular inca relacionado con el culto del sol.
chullpa colla, con una gran chullpa inca al fondo
templo inca
En la cima de la colina encontramos las chullpas incas, las más famosas. Su forma perfectamente cilíndrica era sorprendente, ya que estaban hechas de bloques de piedra grandes. La chullpa más famosa es la del Lagarto, llamada así por el relieve que tiene una de sus piedras. La mitad de la torre se había desmoronado por el impacto de un rayo, dejando visible parte de su interior. A lo largo de la colina había otras chullpas, aunque no tan altas como la del Lagarto. La parte sur del yacimiento daba al enorme lago Umayo, que mucha gente confundía con el Titicaca.
Chullpa del Lagarto
Chullpa del Lagarto, detalle del relieve del lagarto
Chullpa del Lagarto
Chullpas de Sillustani
Chullpas de Sillustani
lago Umayo
lago Umayo
Abandonamos las chullpas y miramos un poco los puestos de artesanía que había en la base de la colina. En uno de ellos Neus compró un típico jersey de lana de alpaca por 30 soles, más barato que los que vimos en el Colca. Mientras íbamos hacia nuestra movilidad nos encontramos con los franceses del tour del Colca, que iniciaban la visita con un guía privado.
A continuación nos dieron la posibilidad de visitar la casa de una familia de agricultores cerca de Sillustani, y a toda la gente del tour les pareció una buena idea. A la entrada de la casa estaban los niños de la familia con los animales que tenían, un par de llamas y algunas alpacas. La familia vivía en una casa con diferentes edificaciones bajas de piedra y con techado de fibras vegetales, rodeados de un muro alto. El hombre y la mujer de la casa expusieron varios de los productos que cultivaban mientras el guía los explicaba; algunos como las papas o un queso hecho con leche de cuy nos los dejaron probar, al igual que una arcilla comestible que hay en la zona; el queso estaba muy rico pero la patata con la arcilla era un poco raro. También nos enseñaron sus rudimentarios útiles para trabajar el campo, nada de mecanización! Tenían un sitio donde criaban cuys, que comían en alguna ocasión especial. La mujer enseñó varios objetos textiles que en teoría hacía a mano con lana de alpaca; pero los diseños que vimos nos parecieron exactos a los que habíamos visto en otros sitios del altiplano, así que tenemos serias dudas que fueran artesanales. Además los precios eran desmesurados, al igual que otros sitios familiares donde se vendía artesanía para turistas. El guía nos recomendó a todos dejarles una pequeña propina al salir, uno o dos soles.
alpaca
llama
alpacas
casa típica
la señora de la casa
criadero de cuys
exponiendo los productos que producen
La visita a la casa estuvo bien, aunque la familia debía sentirse un poco como un “zoo humano”. Nos fuimos y llegamos a Puno cerca de las 18 h. El tour nos gustó, la visita a las chullpas fue interesante, ya que es un tipo de construcción que no volveríamos a ver en el viaje.
casa típica de Sillustani
En el hostal de Puno nos encontramos con nuestras amigas Alba y Ruth, que casualmente se alojaban allí mismo. Ese día habían visitado el lago Titicaca y nos dieron algunos consejos para poder visitarlo por libre, como era nuestra intención. David volvió del tour un poco sorochado, de forma que Neus fue a una pollería cercana a buscar pollo y salchipapas para cenar (14 soles) y así podernos acostar pronto.

2 comentarios:

  1. No conocimos Sillustani, una pena la verdad.
    De Puno en la ida fuimos a Copacabana ( Bolivia) y a la vuelta rumbo a Cusco.
    Como recuerdo las salchipapas....

    Un abrazo
    http://siemprejuntosporelmundo.blogspot.com.es

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    Respuestas
    1. Si, nosotros estuvimos sopesando la posibilidad de pasar unos días en Bolivia desde Puno. Pero al decidir ir a la selva no nos quedaban días suficientes...

      Saludos

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