JAPÓN 15: Koyasan y Osaka II

1 de agosto de 2012
Este día haríamos una de las mejores excursiones de un día desde Kyoto: Koyasan, con sus templos escondidos en un valle inaccesible. Por la tarde-noche pasearíamos nuevamente por Osaka, esta vez por la zona de Nanba.
Habíamos leído cosas contradictorias sobre visitar Koyasan en una excursión de un día. Según Hyperdia, el trayecto en tren desde Kyoto dura dos horas y media, cosa asumible en un solo día. Pero en una conferencia a la que asistimos de unas viajeras sobre Japón lo consideraban imposible, decían que era muy complicado coger los diferentes trenes y que tardaron más de 5 horas! Nuestra experiencia dice que es perfectamente viable siempre que te levantes pronto (cogimos el primer tren a las 7:30 de la mañana). Es verdad que hay que coger muchos trenes diferentes, pero si sabes cuales son no hay problema. Desde Kyoto la mejor combinación es coger la JR Kyoto Line hasta Osaka (Umeda), allí coger la JR Loop Line hasta Shin-Inamiya, donde hay que cambiar a la línea privada Nankai Koya Line (no entra en el JR Pass). En esa misma estación compramos el Koyasan World Heritage Ticket por 2780 yens, que además del billete de ida y vuelta a Koyasan, incluye el uso ilimitado en los buses locales de Koyasan y descuentos en la mayoría de los templos. La Nankai Koya Line acaba en Gokurakubashi, donde hay que coger un funicular que deja en la montaña que domina el valle de Koyasan. Para bajar al pueblo hay que coger un bus, ya que está prohibido andar por la carretera de acceso. En total tardamos 3 horas y media en llegar a Koyasan, por que el tren en Shin-Inamiya se nos escapó por los pelos y tuvimos que esperar media hora.

Ver Japón 15a: Koyasan & Osaka II en un mapa más grande
El primer monasterio de Koyasan fue fundado a principios del siglo IX por Kukai, también conocido como Kobo Daishi. Cuando el monje era joven fue a China a estudiar budismo. La leyenda dice que Kukai quería fundar un templo en Japón, pero no sabía donde, así que desde la China lanzó una "vajra" en dirección a su país. Años más tarde, mientras viajaba por todo Japón buscando la ubicación ideal para su templo, encontró su vajra atrapada en un pino en lo que sería más tarde Koyasan, donde fundó la secta de budismo shingon.

Ver Japón 15b: Koyasan & Osaka II en un mapa más grande
Faltaba poco para las 11 cuando llegamos al centro de Koyasan, primero fuimos a la oficina de turismo, donde nos proporcionaron un folleto con muy buena información. Luego fuimos a visitar el primer templo, el Kongobuji, uno de los más importantes y bonitos de Koyasan. Fue fundado en el siglo XVI por el daimyo Hidetoshi Toyotomi en honor a su madre, aunque fue reconstruido en el XIX tras ser arrasado por un incendio. Entramos al recinto por una bella puerta de madera, una de las pocas estructuras originales que quedan.
entrada del Kongobuji 
Tras flanquear la puerta empezó a llover, aunque nos detuvimos a admirar los bellos edificios de madera que encontramos. Parecían muy antiguos, y uno de ellos tenía un relieve magnífico de un dragón que parecía salir del mismo templo.
Kongobuji 
Entramos dentro del templo, cuyos interiores eran más bellos si cabe que la fachada que habíamos visto. Había una sería de habitaciones decoradas con hermosas pinturas del siglo XVI, que mostraban garzas y pinos nevados. Luego nos hicieron pasar a una enorme sala donde nos invitaron a té con galletas, allí había un monje que hablaba animadamente con otros visitantes.
pinturas en el Kongobuji 
Todo lo visto anteriormente iba a quedar ampliamente superado por el Banryutei, un increíble jardín zen. Es relativamente reciente, se construyó hace menos de 30 años, y representa mediante unas rocas a una pareja de dragones que emergen de las nubes, representadas por la arena. La combinación de las rocas, la arena, los templos y los árboles era perfecta! Sin duda, el mejor jardín zen que vimos en Japón. Otro imprescindible!
Kongobuji, camino al Banryutei 
Kongobuji, Banryutei
Kongobuji, Banryutei
Con un buen sabor de boca nos dirigimos hacia el Danjo Garan, un recinto sagrado compuesto por varios edificios, donde Kuikai fundó su primer templo. Lo primero que vimos fue la colorida pagoda Toto, construida en el siglo XII pero destruida completamente tras un incendio y hace pocos años se reconstruyó. A su lado está el Daie-do, un edificio de madera que parecía muy antiguo, aunque es una reconstrucción del siglo XIX. Enfrente está el Fudo-do, el templo de más antiguo de Koyasan (siglo XII).
Danjo Garan, con la pagoda Toto a la derecha
Danjo Garan, Daie-do
Danjo Garan, Fudo-do
El edificio que más nos sorprendió fue la stupa de Konpon Daito, con sus alegres colores (similar a la pagoda Toto, pero a una escala mayor). Dentro no se podían hacer fotos, una lástima por que el interior era muy interesante: había un gran buda "nyorai" rodeado de cuatro budas más pequeños. El resto del interior está muy decorado, sobre todo los pilares con bonitas pinturas.
Konpon Daito
Enfrente de la stupa entramos al Kondo, la antigua sala de lectura de Kukai. Se construyó en el siglo IX, pero el edificio actual es una reconstrucción del XX. Su interior era mucho menos espectacular que el del Konpon Daito.
Kondo
Kondo, interior
Finalmente nos pasamos por el Miedo, una pequeña edificación de madera considerada de las más sagradas, ya que se dice que allí vivió Kukai. Enfrente había dos pinos sagrados (Sanko-no-matsu), que se dice que son descendientes del árbol en el que aterrizó la vajra que lanzó Kukai desde China.
Abandonamos la zona de Danjo Garan y cogimos un bus (había que aprovechar el bono!) hasta la puerta de Daimon. Ésta es la puerta de entrada de Koyasan, construida en el siglo XII y reconstruida en el XVII. Aunque parecía espectacular de lejos, no valía mucho la pena.
Daimon
El siguiente punto de nuestra visita era el cementerio de Okuno-in, para llegar había que atravesar todo el pueblo de Koyasan. Así que cogimos otro bus, cosa muy práctica para moverse por Koyasan, ya que las distancias son engañosamente largas. Okuno-in es el cementerio más grande de Japón con unas 200.000 tumbas. También es uno de los lugares más sagrados del país, por eso son muchos los japoneses que desean enterrarse aquí. De hecho, muchas multinacionales como Panasonic o Nissan, tienen grandes espacios que ofrecen a sus empleados como incentivo.
Después de cruzar el puente Ichinohashi empezamos nuestro paseo por el Okuno-in. El camino era estrecho, y estaba flanqueado por altos cedros. A lado y lado había una gran variedad de tumbas, algunas de ellas tan antiguas que estaban cubiertas de musgo.
Okuno-in 
Okuno-in 
El paseo fue muy agradable, no había mucha gente y la temperatura allí era fresca. Era un sitio mágico, todo un filón para los aficionados a la fotografía. Las tumbas eran muy diferentes entre si: había lápidas grandes y pequeñas, algunas con figuras jizo, mausoleos familiares... El sendero de poco más de un kilómetro se nos hizo corto. Es un lugar diferente a todo lo que habíamos visto en Japón!
Okuno-in 
Okuno-in 
Okuno-in 
Okuno-in 
Okuno-in 
Al final del camino del cementerio nos encontramos unas figuras muy curiosas, los Mizumuke Jizo. La gente hacía ofrendas a las estatuas y después les echaba agua, para rezar por los familiares difuntos.
Mizumuke Jizo, Okuno-in
Además de un gran cementerio, Okuno-in es también un importante templo. Está compuesto de dos edificios, y en todo el recinto del templo no se pueden hacer fotos. El primero es el Torodo o Sala de los Faroles, donde cuelgan miles de lámparas encendidas donadas por los fieles. Se dice que un par de ellas llevan ardiendo desde el siglo XI! Detrás está el Gobyo, el mausoleo de Kukai. Aunque no se podía acceder al interior, muchos fieles iban allí a rezar.
Torodo
Abandonamos el Okuno-in por un sendero diferente al de la ida, que atravesaba la parte más moderna del cementerio. En total dedicamos una hora y media a la visita, nos gustó mucho. Al llegar a la carretera cogimos un bus de vuelta hacia el centro para ir a ver el Reihokan Museum, un museo donde se exponen las obras de arte más valiosas de los templos de Koyasan. Nos gustó mucho la colección de antiguas estatuas y los tapices con escenas de la vida de Buda. Aunque era relativamente pequeño, fue muy interesante.
estatua en el Reihokan Museum
Con este museo dimos por acabada la visita a Koyasan, que nos encantó. La habíamos hecho bastante completa en algo más de 4 horas, aunque ayudó tener el bono del bus para podernos desplazar rápidamente por allí. Antes de esperar un bus que nos llevara hasta la estación, compramos algo de comida para los largos trayectos de tren que nos esperaban. A diferencia del trayecto de ida, en la Nankai Koya Line tuvimos que hacer transbordo en Hashimoto, aunque eso no supuso perder casi tiempo.
Como queríamos dar una vuelta por el centro de Osaka, en vez de bajarnos en Shin-Inamiya (donde cogimos la linea Nankai) seguimos hasta la estación de Nanba. Allí tuvimos que ir a una "fare adjustament machine" para pagar los 150 yens de diferencia. La estación de Nanba-Nankai era un caos de gente y de pasillos que iban en todas direcciones, era muy difícil orientarse. Acabamos en los sótanos del centro comercial Takashimaya, con muchos stands de comida preparada con muy buena pinta. Finalmente llegamos al mundo exterior, en algún punto al norte de la estación de Nanba-Nankai. Paseamos un rato por una galería comercial cerrada, llena de tiendas, pachinkos, salas de videojuegos... A aquella hora de la tarde-noche se veía todo muy animado!
Nanba, Osaka
Finalmente llegamos a la calle Dotonbori, una de las más famosas y concurridas de Osaka. Ya era de noche, y a lado y lado de la calle las luces de neones de las tiendas y restaurantes rivalizaban por captar más miradas de los visitantes. Una de las que atrajo nuestra atención fue la figura gigante de un cangrejo del restaurante Kani Doraku. También era curioso el pez globo del Zubora-ya, restaurante especializado en fugu, un pescado que si no se cocina bien puede provocar la muerte.
Dotonbori
Fue un acierto venir hasta esa calle por la noche, el espectáculo de las luces de los neones y el ajetreo de la gente era digno de ver! Por Dotonbori había muchos restaurantes o puestos ambulantes que vendían takoyakis, bolas de harina de trigo rellenas de trozos de pulpo. Como era la hora de cenar cogimos unos cuantos, que estaban buenos.
puesto de takoyaki, Dotonbori
nuestros takoyakis!
Después de cansarnos de pasear por la zona, decidimos iniciar el regreso hacia Kyoto. El máximo problema fue encontrar la estación de JR Nanba, a cierta distancia de la Nankai Nanba. Finalmente pudimos coger allí el tren hacia Kyoto para finalizar aquel gran día. La verdad es que estamos muy contentos de cómo lo planificamos, de ir pronto a Koyasan y por la tarde-noche a Osaka, fue un plan perfecto!

2 comentarios:

  1. Hola chicos, felicidades por vuestro blog que acabamos de descubrir y que nos va a ayudar a planificar nuestro viaje: En verano vamos a ir a Japón y a Corea, y una de las dudas que tenía era ir a Koyasan, pero ya me la habéis resuelto, ¡vamos sí o sí!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola viajeros!

      Gracias por leernos. En nuestro viaje fue una gran decisión ir o no a Koyasan y nos estuvimos documentando mucho... :P Nosotros no hemos estado en Corea, pero es un destino que nos llama mucho la atención. Si tenéis alguna otra duda, ya sabéis donde estamos ;)

      Saludos

      Eliminar