ISLANDIA 14: regreso

2 de agosto de 2011 Este iba a ser el último día de nuestro viaje a Islandia durante dos semanas. Solo tendríamos un par de horas para hacer una última visita a dos sitios cercanos, el pueblo de Reykholt y las cataratas de Hraunfossar, antes de hacer los casi 200 km que nos separaban del aeropuerto de Keflavík. Salimos pronto en dirección a Reykholt, que se asienta en un valle con una enorme actividad geotérmica. Prueba de ello era que muchos riachuelos llevaban agua caliente que levantaba nubes de vapor. Reykholt es muy conocido por los islandeses ya que es el lugar de nacimiento del conocido historiador Snorri Sturluson.

2 de agosto de 2011

Este iba a ser el último día de nuestro viaje a Islandia durante dos semanas. Solo tendríamos un par de horas para hacer una última visita a dos sitios cercanos, el pueblo de Reykholt y las cataratas de Hraunfossar, antes de hacer los casi 200 km que nos separaban del aeropuerto de Keflavík.

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Salimos pronto en dirección a Reykholt, que se asienta en un valle con una enorme actividad geotérmica. Prueba de ello era que muchos riachuelos llevaban agua caliente que levantaba nubes de vapor. Reykholt es muy conocido por los islandeses ya que es el lugar de nacimiento del conocido historiador Snorri Sturluson.

riachuelo de aguas calentísimas cerca de Reykholt

El pueblo era pequeño y tranquilo, y tenía algunos lugares históricos relacionados con Snorri (en Islandia siempre se tutea a la gente, nunca se hace referencia a nadie por el apellido, ni al presidente!). Entre ellos está el Snorralaug, un estanque termal donde se dice que se bañaba el historiador. También había una iglesia moderna de hormigón y otra más pequeña y antigua, que tenía un órgano construido en el siglo XV.

Snorralaug, Reykholt

iglesia de Reykholt

órgano del siglo XV de la iglesia de Reykholt

A continuación nos acercamos a ver las cataratas de Hraunfossar, a las que nos costó un poco llegar, no estaban nada indicadas. En teoría había que hacer una excursión de 1 h para verla, que corresponde a la nº 45 de la Guía Rother(en la 2ª edición de 2013 no existe). Pero al llegar allí encontramos un parking nuevo del que salía una red de caminos pavimentados recién hechos. Solo tuvimos que caminar unos pocos minutos hasta la cascada. La Hraunfossar no era muy espectacular, pero lo compensaba por su originalidad y por la belleza de su entorno. El agua salía de una colada de lava (permeable) depositada encima de una capa de un material impermeable que impedía que se infiltrara, formando así la cascada.

Hraunfossar

panorámica de la Hraunfossar

Muy cerca está la Barnarfoss, más que una cascada, es un cañón donde el río forma unos saltos de agua. Un puente permitía cruzar el cañón para poderlo apreciar mejor. Antes existía un puente natural de roca, pero fue destruido durante un terremoto.

Barnarfoss

Aunque nuestro vuelo salía a media tarde, decidimos marchar hacia allí para ir con tiempo. Lo más remarcable del viaje fue que atravesamos el Hvalfjarðargöng, un túnel submarino de peaje. Es un atajo que permite ahorrar tiempo (unos 50 min) para no tener que bordear todo el fiordo Hvalfjörður. El peaje nos costó 1000 ISK.

Llegamos con mucho tiempo a la zona de Keflavík, así que decidimos acércanos a comer a Garðskagi, uno de los cabos más occidentales de la península de Reykjanes. Estaba dominado por dos faros, uno moderno y otro antiguo más bajo, ambos cerrados. No nos quedamos mucho tiempo, el lugar estaba un poco desolado y hacía mucho viento.

Ahora sí nos dirigimos al aeropuerto de Keflavík, lo primero que teníamos que hacer era devolver el coche a la oficina de Hertz. Nos dio un poco de vergüenza cuando lo examinaron, ya que estaba muy sucio de ir por las carreteras de gravilla de los fiordos del oeste. Afortunadamente no encontraron ningún desperfecto. Cuando nos íbamos a ir nos dijeron que nos acercarían al aeropuerto, aunque la terminal solo estaba a 200 m... Una vez allí nos dirigimos a la oficina de divisas, para cambiar las coronas islandesas que nos habían sobrado. Nos sorprendió que nos dijeran que allí solo se "compraban" coronas islandesas. Para cambiarlas a euros teníamos que hacerlo en otra oficina situada una vez pasados el control de pasaportes y el check-in. No tuvimos problemas con el vuelo de Iceland Express, y así concluyó nuestro viaje a Islandia.

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